Primer anal a mi esposa

Aún eramos novios, y mis viejos dejaron la casa sola. Luego de la cena, nos fuimos a mi habitación, ella una vez más se desnudó y pude disfrutar de ver sus enormes tetas y su concha coronada apenas por un minúsculo vello púbico. Me agarró la pija y comenzó a chuparla, mis dedos se metieron en su concha, y ya con la dulce miel, empecé a rondar suavemente su ano. Me incorporé para empezar a cojerla, pero en un instante, ella sintió la punta de mi verga en su cola. Se salió diciendo NO. 
-Tanto te gusta
-Me encanta tu cola, lo sabés
-Pero por atrás duele mucho
-Voy despacio, te lo prometo
-No
-Dale, vení...
Le dije eso y me fui derecho con mi boca a lamerle el ojete durante varios minutos, mientras la estimulaba con mis dedos. Ella me pajeaba suavemente. Y yo volví a la tarea con los dedos, en un ano mojado. Ya estaba relajada. Fui muy despacio, esa cola tan grande estaba abierta, recibiendo mi pija. Cuando llegué al fondo, soltó un gemido bien de puta. Le agarré las tetas, ella estaba contra la pared. Mi verga ya entraba y salía. Ahora mis dedos se escurrían entre los jugos de su concha y le llevaba esos mismos dedos para que probara sus flujos. Estaba acabando la putita. Y yo también. Descargué mi leche y salí, para ver como ella seguía pajeandose y el semen brotaba cual manantial de su cola...
-Te gustó? Te gusta por el orto?
-Mmmmm. No... 

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