Al fin una buena.

Tengo treinta años y no muchas veces pude experimentar el sexo de una manera tan increíble como esta vez. Hace no mucho que me había separado de mi novia y estaba medio bajón, fueron años juntos pero la relación no daba mas. El sexo era muy común, nunca quiso probar cosas mas allá del misionero ni estar en cuatro era medio mojigata y yo tampoco soy un experto. Después de un par de meses de “duelo de rompimiento” comencé a salir para tratar de distenderme. Un viejo amigo me invito a un cumpleaños y ahí conocí a la señorita que motiva este relato. Bajita, culona, tetas pequeñas, cintura estrecha, morocha, una Pocahontas en miniatura, 20 añitos, muy copada. Hermana del cumpleañero. No éramos muchos, diez personas tomando cerveza, solo tres chicas incluyéndola. Pegamos onda al toque, por suerte ella era la que hablaba, me contaba de todo, si hubiera dependido de mi en tres frases que decía la espantaba de aburrimiento. Ella no quería emborracharse por que al otro día tenia cosas de la facu y yo por suerte estaba resistiendo al alcohol, así que éramos los casi sobrios de la fiesta. En un momento me pregunta si tenía novia y le digo que estaba separado recién –pobrecito, dice burlona. -Necesito consuelo- Le digo y me inclino sobre ella para abrasarla, esperaba que rechace mi abrazo pero aprovechando su estatura me abraza poniendo sus manos en mi culo, dándome una buena apretada de nalgas. Todos los que miraban se cagaron de risa, baje mis manos también y le di un par de nalgadas de agradecimiento, ahí se retiro hacia atrás riéndose. Los demás nos decían que vayamos a coger a otra parte. -Ya vamos- les dijo. Ellos volvieron a lo suyo y nosotros nos quedamos callados un rato, no sabia que decir, soy medio salame con las minas, de pronto ella me dice -Subamos a la terraza, quiero fumar un pucho (todos fumaban ahí adentro, entendí la indirecta tan salame no soy). –Vamos, le digo. Apenas subimos al primer piso ella me toma de la mano y me lleva a lo que después supe era su habitación. Apenas cerró la puerta  comenzamos a besarnos, ella me agarra de la cara con ambas manos y mirándome a los ojos dice –Esto queda entre nosotros. –Si, obvio.
 Desabrochó mi pantalón sacando mi pija que ya estaba al palo, la mira sopesándola con su mano y me dice –Es medio gruesita, no te voy a mentir... normal... perfecta para mi culo. Fuua, nunca había hecho un culo hasta ese momento y comencé a pensar que era tal la calentura que tenia que iba a acabar si volvía a repetir...-“perfecta para mi culo”. Estaba shockeado, a punto del nocaut, resistí como pude mientras ella bajaba hacia mi pene que estaba muy duro. Con una de sus hermosas manitos agarro mis huevos mientras metía mi pija en su boca. Fue lo mas sexi. Ella mirándome a los ojos mientras chupaba con fuerza y lentamente, succionaba haciendo ruido con la saliva que escurría un poco por sus comisuras. No se como aguante, pero aguante, la tome de los brazos y parándola la tire inmediatamente sobre su cama, me saque el pantalón rápidamente dejándome ridículamente las zapatillas y una medias azul marino que me llegaban hasta media canilla, no me importo una mierda, desabroche su pantalón y se lo arranque, quería comerme esa conchita que adivinaba hermosa. No me equivoque. Tenia una conchita prolijamente depilada, pequeña y unos labios menores apenas asomándose, jugosos, estaba mojada. Me devoré esa concha como pude, ansioso, después intente manejarme, mejor dicho controlarme, mas tranquilo me centre en su clítoris, pase unos minutos lamiéndolo, ella gemía cada vez mas rápido y entrecortado -Seguí que voy a acabar- dijo con una voz enronquecida, metí dos dedos en su vagina y busque el famoso punto G. no se si lo encontré pero ella acabo a los gritos mientras me decía -Hijo deputa! Qué bien que chupas la concha! Todo es cuestión de  control y voluntad, señores, no tenia idea de que contaba con ese talento. Luego se puso en cuatro y me dijo –A ver como me chupas el orto? Su culo es de una redondez perfecta, no se como debe ser un culo perfecto, pero este era el mejor que había tenido en frente mío, un hoyito que invitaba a ser penetrado. Hundí mi cara entre esas nalgas morenas metiendo mi lengua hasta lo más profundo que podía, sentí cada pliegue y me parecía delicioso. Sentí, se los prometo, como se dilataba por el trabajo que hacia mi lengua.
-Tenés forros?...
-No! Pero voy a comprar....
-Sos boludo están todos abajo... pasame mi cartera que tengo un par. Saco un forro y me lo dio, me lo puse al toque. Y me hundí en su vagina en un misionero precioso, supongo que es la costumbre comenzar así, después de un rato se puso en cuatro, era increíble ver las nalgas de la pendeja rebotar con cada pijazo, yo no sé como aguantaba, pero no quería que aquello termine pronto. Cada vez que cambiábamos de pose me la chupaba un poco, estaba muy excitada casi tanto que yo. Se subió sobre su escritorio de espaldas ofreciéndome sus dos hoyitos. –Haceme el culo, dale- Me acerque extasiado por la imagen de ella así, entregada, volví a chuparle esa conchita y ensalivar lo mejor posible esa colita. Se la mande a guardar lo mas lento posible, tiernamente, entraba,no, se deslizaba mi pija hacia dentro, esa cola había comido mucha carne al parecer, cuando estaba todo adentro me pidió que la hiciera mierda, si, dijo explícitamente –Haceme mierda-... y yo le di con todo lo que tenia.  Ese culo bien dilatado no apretaba tanto como su concha por lo que pude aguantar mucho, disfrutando cada embestida, el movimiento de sus piernas sostenidas con mis antebrazos, sus tetas pequeñas que se movían al compás de las penetraciones, su cara de puta angelical, el pelo lacio esparcido por el escritorio, ella masturbándose mientras la cogía, no aguantaba más y se lo dije. Ella dijo -Sólo un poco mas que ya llego- Un poco más me parecía imposible, sentí sus gemidos acelerarse ponerse roncos mientras me decía -Hijo de puta, me estas rompiendo el orto!... no pude aguantar y por fortuna ella tampoco mientras me iba adentro suyo sentí las contracciones de sus esfínteres y un liquido espeso y caliente golpeo mi bajo vientre, se vino hermosamente, eyaculación femenina creo que le dicen y siempre pensé que era un mito. Di dos  paso hacia atrás y caí sobre la cama, sin pantalones con medias y zapatillas sin desatar sin saber en que momento me había quitado la remera ni mis anteojos, ella se recostó a mi lado. Estaba fundido y ella satisfecha, al menos eso dijo. Después de un rato me vestí y ella me despidió con un beso en la puerta de su habitación. Baje, los chicos seguían en lo suyo, me despedí de todos y me fui a mi casa como soñando.

6 comentarios - Al fin una buena.

gfigueroa26 +1
buen relato man, las petisas culonas son lo mas!!!!!!!!!
fabrif23 +2
Te quería felicitar no por la experiencia, si no por la forma de relatar. Parece que fueras Nobel de literatura viejo. Excelente cada aspecto.
juanjujuy66
Gracias, amigo.
masitasexxx +1
Muy buen relato! Y una hermosa experiencia!
AlejandroKro +1
Muy bueno. Bien redactado y debe ser una morena hermosa.