Mis primas de la capital 21

Cuando bajé a la calle me fijé en el número de la casa, me sentía contento, había conocido una chica preciosa que después de bailar una noche con ella habíamos follado en un coche como adolescentes, me sentí satisfecho por haberle devuelto sus prendas íntimas y de paso había descubierto que era gemela y había vuelto a follar, no solo con ella sino con su hermana también.
Ahora volvía a casa tranquilamente, aún era pronto para la cena, mis tíos estaban en sus respectivas tiendas de zapatería y mis primas no habrían llegado aún, en mi bolsillo el móvil, lo abrí para ver si tenía algún mensaje, no tenía nada pero vi el icono de los juguetes de mis tíos, me llamaba la atención que los llevaran en la calle por todo el día, tuve curiosidad y pulsé uno de los botones y luego el otro.
En la zapatería de mi tío Antonio.
Mi tío estaba atendiendo a dos de sus clientas más importantes, eran dos señoras mayores ya viudas, les gustaba que fuera Antonio quien les aconsejara.
Una era doña Úrsula y la otra doña Virtudes, iban muy bien vestidas y enjoyadas, mi tío agachado frente a doña Úrsula le probaba unos zapatos carísimos, como acostumbraba.
De momento notó como el anillo que apretaba su polla y los huevos empezaba a vibrar, fue un segundo pero a esa vibración siguió otra y otra, su polla empezó a crecer hasta aparecer un gran bulto bajo su pantalón, se tuvo que levantar excusándose y tapándose lo mejor que pudo se fue al despacho.
A las señoras no les pasó inadvertida la erección que llevaba Antonio.
-       Te has fijado Úrsula? Que erección tenía don Antonio?
-       Claro, tú crees que me habrá visto las piernas y por eso se le ha puesto así?
-       Pues no creo, aunque esa falda parece más corta que otras.
-       Quieres que te diga un secreto? Me hace ilusión que a mi edad aún le ponga la polla así a un hombre.
-       Mujer no hables así, te va a oír alguien.
-       Es que es verdad, hace muchísimos años que no pruebo una buena polla.
-       Úrsula, por favor.
Mi tío entro en su despacho, miró hacia abajo y dentro de su bragueta se esforzaba por salir su gran verga, cogió el teléfono interno.
-       Señorita Pepita?, podría venir al despacho un momento?
-       En seguida don Antonio.
-       No se entretenga, por favor.
La cajera cerró la registradora y salió de su tarima de madera.
Fue directamente al despacho preocupada por la urgencia de don Antonio, cuando entró él le dijo que por favor cerrara la puerta y se quedó de pié esperando instrucciones.
-       Srta. Pepita cuantos años trabaja conmigo?
-       Pues, el mes que viene hará 22 años.
-       Y cuantos favores le he pedido durante ese tiempo?
-       Pues don Antonio, aparte de que me probara algún modelo para que lo viera la clienta, creo que ninguno.
-       Pues hoy le tengo que pedir uno, es importante para mí, es un poco especial.
-       Usted dirá don Antonio, pida lo que quiera, ya sabe que trabajo muy a gusto aquí.
Mi tío se levantó de detrás de su mesa y se puso frente a la cajera cuarentona.
-       Este es mi problema, si tuviera otra solución no se lo pediría.
-       Oh, don Antonio, que barbaridad, que le pasa ahí?
-       Pues no lo sé, estaba atendiendo a doña Úrsula y me puse así.
-       Y como quiere que le ayude yo?
-       Pues había pensado que usted me podría calmar.
-       Y como? nunca he hecho nada igual ni he visto el miembro de hombre!
-       Quiere decir que no ha visto nunca una polla?
-       Nunca, una vez tuve un novio, tenía yo veinte años y en el cine me quiso besar, yo no quise y él me puso mi mano sobre su bragueta, noté algo duro y le di un bofetón, se levantó y me dejó plantada, desde entonces no he tenido ningún novio.
-       Vaya, lo siento Señorita Pepita, pero si hace lo que yo le explique no será muy difícil.
-       Usted creé? Yo confío con usted, que puedo hacer?
-       Si quiere primero con la mano toque por fuera del pantalón.
-       Oh! que duro, que sensación.
-       Pues ahora que sabe cómo es, quiere sacarla?
La chica estuvo intentando bajar la cremallera pero la polla se lo impedía, tuvo que ser mi tío quien se despasó el pantalón y el slip y se quedó con la polla a 45º.
-       Madre mía, que barbaridad, no me imaginaba nada tan enorme.
-       No crea, hora debe cogerlo con la mano y apretando un poco moverla de arriba abajo.
-       Así? Si no puedo abarcarla con una mano.
-       Pues intente con las dos a la vez.
-       Voy bien?
-       Si va muy bien, hágalo un poco más rápido.
-       Así de rápido?
-       Así va bien, si quiere puede mojarla con saliva porque esta reseca.
-       Pero entonces tendré que soltarla.
-       Pues hágalo con la lengua, así no deja de moverla.
-       Está un poco salada, no está mal.
-       Sigue reseca, podría poner más saliva?
-       Con la lengua solo le mojo un poco.
-       Pruebe a mojarla con los labios, ábrala boca y la acerca, lo mejor es metérsela en la boca es donde hay más saliva.
-       Don Antonio no me cabe en la boca.
-       Si mujer, solo tiene que intentarlo, abra un poco más, así, ve como sí?
-       Aaah, no podía respirar, además tengo un calor…
-       Tiene razón, en el despacho hace mucho calor, si quiere quítese la blusa.
-       Es que es del uniforme.
-       No se preocupe, no pasa nada, por un día…
-       Pero es que bajo no llevo más que la ropa íntima.
-       Tranquila yo no voy a decir nada, procuraré no mirar.
-       Gracias don Antonio es muy considerado.
-       Gracias, pero siga chupando.
-       Ahora ya me cabe mejor en la boca, lo hago bien?
-       Si muy bien, se enfadaría si le digo una cosa?
-       No don Antonio, sé que es muy serio.
-       Estoy convencido que su novio fue un idiota al dejarla.
-       Porqué lo dice?
-       Porque es usted una mujer muy bonita y tiene un tipo precioso.
-       Huy, no me diga eso, me alaga demasiado, me gusta que me lo diga, aunque sé que no es verdad.
-       Como que no, con lo poco que veo tiene usted un escote maravilloso.
-       Que va, es horrible, ya estoy mayor, de joven sí que tenía un buen tipo.
-       Pues ahora presiento que sus tetas no tienen nada que envidiar a unas de veinte años.
-       Que bromista es usted, ya no son ni sombra, se caen y son blandas.
-       Pero seguro que son igual de sensibles que antaño.
-       En eso tiene razón, a veces sin darme cuenta se me marcan los pezones y me tengo que poner un pañuelo bajo del sujetador.
-       Como ahora?
-       Oh! si, ya se lo digo.
-       Me gustaría mucho verlos, deben ser como bombones.
-       Me da vergüenza, pero como ha adivinado que son oscuros?
-       Porque los estoy soñando y los veo duros como galletas de chocolate.
-       No me diga esas cosas porque cada vez se me marcan más.
-       Déjeme verlos mientras me la sigue chupando.
Mi tío no esperó la confirmación, mientras la cajera le mamaba la polla amarrándola con las dos manos él le bajaba los tirantes del sujetador.
Las copas quedaron sueltas y metió la mano sacando toda la teta en ella, con la otra bajó la copa y la dejó debajo del pecho de la mujer.
-       Me había quedado corto en mi sueño, tiene usted unos pezones preciosos.
La mujer se puso en una postura que quedo la otra teta al alcance de mi tío que no tardo en sacársela también.
-       Que le parece si descansa un momento? Debe tener la mandíbula cansada.
-       Pues se lo agradezco, no me queda saliva ya.
-       Pues mientras podría chuparle yo esos pezones morenos.
-       Bueno, pero no me haga daño por favor, es usted el primero en hacerlo.
Antonio se lazó a por las tetas de Pepita, no las tenía tan blandas como ella decía y pronto se llenó la boca con sus pezones, la chica seguía meneándole la polla a Antonio, estaba roja de tanto chuparla.
-       Tiene unas tetas exquisitas Pepita, puedo tutearla?
-       Si usted quiere.
-       Tus pezones están cada vez más duros, los noto en el paladar, me pregunto cómo será la lencería que llevas, hace conjunto con el sujetador?
-       Es mi vicio secreto, siempre voy conjuntada.
-       Que modelo llevas, bikini, culote, braguitas o tanga?
-       Huy cuanto sabe usted don Antonio, llevo unas bikini.
-       Es que me encanta la lencería, estoy pensando en montar una tienda de ese género, pero no me llames de usted tampoco, llámame Antonio solo.
-       Gracias por la confianza, a mi me gustaría vender lencería.
-       Me interesa ver si tienes buen gusto para elegir, necesitaría una encargada de compras.
Pepita soltó la polla de Antonio y se subió la falda, las bragas se elevaban casi hasta las caderas haciendo una uve, en el pubis se notaba el bulto conteniendo de una generosa mata de pelo.
-       Mmm preciosas, si que tienes buen gusto, venderíamos las mejores marcas y acudiríamos a los desfiles, puedo verlas de cerca?
-       Claro Antonio, con toda confianza, son de una marca de moda.
-       Y que tejido es este?
-       Son de blonda, tócalo y verás que suavidad.
Antonio se había quitado los pantalones y llevaba la polla delante de él, sentó a Pepita sobre la mesa del despacho y se puso frente a ella, le abrió las piernas y se acercó para ver el tejido, con la lamparilla de la mesa se alumbró y vio que estaban húmedas, por los elásticos asomaban los rizos morenos.
-       Son muy suaves, y no te rozan? Este tejido no te hacen marcas?
-       No para nada, no me rozan nada, fíjate bien.
Mi tío con la luz alumbró entre los muslos de Pepita, las bragas brillaban y separo un camal tirando del elástico, la maraña de pelo ocultaba todo, con los dedos partió en dos la melena y aparecieron los labios del coño de Pepita, cuando pasó el dedo por la entrada de la vagina la chica se estremeció, mi tío cogiéndola de las tetas y quitando todos los papeles de la mesa la dejó tumbarse horizontal.
-       Si que parecen de buena calidad y tiene un estilo muy bonito y en qué se diferencian de unas bragas normales?
-       Pues estas me llegan la sisa hasta las caderas y me hacen las piernas más largas, lástima que nadie las vea.
-       Pues me encantaría ser el primero, puedo bajarlas un poco?
-       Si quieres un poco solo, para ver el efecto,
La chica levantó el culo cuando mi tío tiró de las bragas, pero no fue un poco, hasta que no estuvieron en los tobillos no dejó de tirar.
-       Tienes razón, tiene una sisa muy alta y por delante hace forma de uve.
-       Es lo que más me gusta, pero no puedo comprarlas más bajas.
-       Porqué? Le sentarían mejor.
-       Me da vergüenza decirlo, pero… te lo digo, porque tengo mucho vello en el sexo.
-       Has dicho mucho? No creas, a mi me encanta, es como descubrir un tesoro cada vez que se abre.
-       Qué cosas dices.
-       Mira como sí, si te separo el vello aparecen tus labios rosados, mmm, que aroma, eres una hembra muy deseable.
-       No me digas esas cosas que no son verdad, yo ya no gusto a nadie.
-       Como que no? Mira mi polla como sigue, se muere por entrar en ese coño peludo.
-       Ahora ya es tarde para perder la virginidad.
-       Eres virgen de verdad?
-       Claro, si no he tenido ningún novio desde entonces.
-       No te creo Pepita.
-       Te lo prometo, puedes verlo con la luz.
Antonio enfocó al coño de Pepita, estaba mojado y rezumaba jugos, separó los pelos y los labios menores más oscuros que el resto, tiró de ellos a los lados y como una flor se abrió la vagina de Pepita, a la entrada se estrechaba claramente dejando un agujero mínimo.
Mi tío metió un dedo pero Pepita se estremeció, pero abrió las piernas.
-       Quieres sujetarte un momento las piernas encogidas y separadas, me gustaría comprobar una cosa.
-       Que lo dudas? O es que se me ha roto, me haría daño.
-       No te preocupes solo quiero notar la elasticidad de la membrana.
-       Pero no me harás daño verdad?
-       No creo, si acaso una leve molestia.
Antonio le pasó la polla por todo el coño, según iba pasando se abría paso entre los pelos hasta que llegó el clítoris, la chica casi suelta las piernas pero mi tío se agacho y le lamió el botón, posiblemente se habría masturbado muchas veces antes, pero seguro que no se habría puesto tan erecto nunca.
Pepita jadeaba y gemía mientras mi tío lamía el coño y remojaba todavía más los labios de la vagina, le chica solo susurraba su nombre sin mucha convicción, Antonio no, Antonio no.
Mi tío se colocó entre sus muslos y repasó por enésima vez el coño con el glande, ella levantaba el culo siguiendo su paseo, hasta que se paró frente al agujero, la chica respiró hondo y aguanto la respiración, solo soltó el aire cuando el glande había roto el himen.
No fue casi doloroso, hasta Pepita quedó un poco incrédula, creía que a su edad estaría endurecido, pero ya no le preocupaba, ahora solo sentía la polla de su jefe entrar en ella, ya no murmuraba Antonio, ahora decía…
-       Métela más, métela toda por favor, tantos años esperando esto.
-       Te he hecho daño Pepita?
-       No Antonio, fóllame hasta dentro.
-       Te he metido más de media, me da miedo hacerte daño Pepita.
-       No te preocupes, métela toda hasta el fondo y pronto, me voy a correr Antonio.
-       Espera un poco goza del momento, mi polla está a tope, la notas?
-       Me matas Antonio, me matas de gusto pero no pares, sigue aunque llore de dolor.
-       Así te gusta?
-       Siiii así, no pares métela más, más, me corro Antonio.
Y se corrió, aunque soltó las piernas y las dejó colgando de la mesa siguió convulsionando hasta que mi tío le dijo.
-       Pepita ahora me voy a correr, donde me corro?
-       Córrete en mi coño, lléname de leche Antonio.
-       No tienes miedo a que te preñe?
-       No, ya hace tres años que se me retiró la regla, córrete dentro.
Con luz verde mi tío se cogió de las tetas de Pepita y se quedó pegado a ella, por su polla se notaba el trasiego de leche que hacía a la hasta hacía un momento virgen, cuando la sacó un reguero de su semen cayó al suelo del despacho.
Cuando Pepita se pudo levantar se abrazo a mi tío y con los ojos bañados en lágrimas le dijo al oído.
-       Gracias Antonio, hace muchos años que soñaba que me follaras, hoy por fin ha sucedido.
Cuando salieron del despacho las dos señoras se habían ido preocupadas por la salud de don Antonio, la dependienta se había quedado con el recado de llamarlas para tranquilizarlas más tarde.
Mientras, en la zapatería de mi tía Ana
Mi tía estaba atendiendo a un cliente especial, se llamaba don Elías era uno de los mejores clientes, estaba mostrándole los zapatos que le había pedido, le estaba comentando que no le gustaba los que llevaba, pero que su mujer se empeñaba en este modelo anticuado, mi tía la había sacado unos de los que se llevaban este año.
Cuando recibió el primer latigazo entre las piernas, su cara acusó el temblor, el cliente la miró extrañado, pero el segundo temblor fue mucho más fuerte y Ana se dobló apretándose entre las piernas, el cliente se alarmó.
-       Que le pasa doña Ana? Le ocurre algo?
-       No, creo que no, pero me pasa algo raro.
-       Quiere que llame a un medico?
-       No hace falta, me sentaré un momento en mi despacho.
-       Permítame que la acompañe.
-       Gracias don Elías.
-       Cuando llegaron al despacho mi tía encogida cerró la puerta y se abrazo a don Elías.
-       Perdone don Elías, pero la única forma de que me alivia el dolor es si me abrazan.
-       Como quiera, pero no quiero que piense que me aprovecho de la situación.
-       No claro que no, es que debe ser un ataque de ansiedad y se me va cuando me siento abrazada.
-       Si es así…
-       Usted abráceme fuerte, no tenga miedo.
-       No se preocupe, doña Ana si se siente mejor, pero deje que me quite la chaqueta primero.
-       Uf perdone, es que no tengo el acondicionador en marcha y hace mucho calor, yo me quitaré la blusa si le parece bien.
-       Claro, lo que necesite, lo importante es la salud,
-       Pues abráceme fuerte.
-       Perdone doña Ana, pero si nota algo duro ahí abajo no piense que es mi intención.
-       Tranquilo no se preocupe, abráceme.
-       Estoy sufriendo por usted, yo estoy muy a gusto abrazándola pero mi miembro cada vez está más erecto y le va a molestar.
-       No que va, quien sufre por usted soy yo, encima que me ayuda le estoy produciendo malestar, espere y se la saco, estará más cómodo.
-       Como quiera doña Ana, pero le advierto, no soy muy normal.
-       Oooh, ha dicho que no es normal, es maravillosamente normal, que polla tiene don Elías, es preciosa.
-       Gracias doña Ana, pero se lo advertí.
-       Pero me sabe mal que esté con esa erección, le va a reventar.
-       No se preocupe ahora por mí abrácese, solo quiero que se cure.
-       Pero le estaré molestando con mis tetas.
-       Esté tranquila, aunque si me permite decirle, tiene unas tetas impresionantes, casi tan duras como mi polla.
-       Que exagerado, a que no es verdad?
-       Bueno he dicho casi pero me gustaría tocárselas.
-       Después de lo que está haciendo por mí no puedo negarle nada, toque lo que quiera don Elías.
-       Es injusto, soy un egoísta, perdone pero usted puede tocarme la polla también.
Mi tía Ana la cogió la polla al cliente, tuvo que emplear las dos manos, era más corta que la de su marido pero más gruesa.
Mientras don Elías le había soltado el sujetador y le había sacado las tetas fuera, se las amasaba con avaricia.
Mi tía fue agachándose hasta arrodillarse frente a la polla de don Elías, la miró y se le metió en la boca, casi no le cupo, pero hizo todos los esfuerzos para que el capullo por lo menos entrara.
El cliente agachado sobre ella por no soltarle las tetas veía como la polla iba desapareciendo poco a poco en la boca de Ana.
Llegó un momento que no pudo seguir y se levantó de pronto.
-       Ya no puedo más don Elías, la tiene muy gorda.
Ana se dio la vuelta y se subió la falda, se bajó las bragas y se agacho sobre la mesa, de un manotazo tiró todos los papeles y le dijo.
-       Don Elías fólleme, por favor métamela.
-       El cliente se bajó los pantalones pero cuando fue a encararla en el coño de Ana vio la lucecita intermitente.
-       Perdone doña Ana pero ahí lleva una luz encendida.
-       Ah sí, es un tratamiento para la ansiedad, pues moje con saliva mi culo y me la mete en el ano.
-       De verdad?, me deja su culo?
-       Es suyo don Elías.
-       El cliente no se lo creía aún cuando después de echarle un salivazo le metió el glande, mi tía intentaba no quejarse aunque le salían lagrimones por los ojos.
-       Perdone doña Ana, si le hago daño dígalo y la saco.
-       Por nada del mundo Don Elías, clávela hasta el fondo.
-       No sabe lo feliz que me hace doña Ana, era mi sueño dorado.
-       Que usted no le da por el culo su señora?
-       A mi mujer?, nunca, una vez se lo insinué, no me habló en un mes, es una reprimida, una beatorra y casi no me deja por el coño tampoco.
-       Usted métala hasta donde pueda, no se preocupe aunque me parta el culo, aunque me queje no me haga caso, siga.
-       Le puedo pedir un favor doña Ana?
-       Claro, lo que quiera.
-       Se ofendería si digo algún insulto?
-       Nada hombre nada, me pone más cachonda.
-       Gracias… Puta, eres una puta y te voy a romper el culo, ya era hora de tanto decirme que no, ahora te voy a encular cuando quiera y luego vas a confesarte al cura y se lo dices, mi marido me ha dado por el culo con su polla enorme.
-       Vaya don Elías sí que tiene buen repertorio.
-       Lo siento, se lo decía a mi mujer, cuando vaya esta noche me la voy a follar por el culo, y le daré hasta que pierda el sentido, tantos años negándomelo.
-       Me parece muy bien, pero ahora siga usted, con insultos o sin ellos no pare de follarme el culo a mí.
Don Elías siguió diciéndole tacos a su mujer mientras le metía la verga a Ana, esta se tuvo que coger al canto de la mesa pues de los empujones movía hasta el ordenador.
Ana se corrió solo un momento antes que don Elías le llenara el culo de leche, debía de tener una gran reserva porque cuando por fin se la sacó le salió un chorro que hizo un charco en el suelo.
Ana apenas podía levantarse de la mesa, las tetas aplastada contra el tablero y el culo abierto como la boca de un cañón, pero satisfecha.
Don Elías se llevó sus zapatos nuevos puestos, en una papelera había tirando los que traída de casa.
Ignorante de lo que había provocado en las tiendas de mis tíos me guardé el móvil, al llegar a casa encontré a María, acababa de llegar, me preguntó enseguida si había encontrado a la chica de la disco, le conté que en vez de una encontré a dos iguales, se rió de la ocurrencia pero cuando terminé con la historia estaba asombrada, no le di todos los detalles pero le conté el juego con las gemelas.
Le gustó el final que tuvo y el posible futuro, la pregunté por sus padres, me dijo que todavía no habían vuelto a casa, le trasmití mi extrañeza porque llevaran durante todo el día de los vibradores pero me contó que los había oído comentar que habían hecho un acuerdo de llevarlo siempre durante tres meses, me asombré y le dije que había estado jugueteando con mi móvil cuando venía, quedamos en seguir sus movimientos.
Cuando vino mi tía, María y yo estuvimos pendientes de ella, lo primero que hizo fue irse a su habitación y luego ducharse, cuando salió envuelta en una toalla me acorde de Inma, me habría encantado quitarle la toalla, aunque sabía lo que iba a ver, siempre es una delicia admirar el cuerpo de Ana, se puso una ropa liviana de estar por casa mientras se metía en la cocina.
Maite llegó un poco después, fue la primera en preguntarnos como se comportaban sus padres, le pusimos al día de las noticias que teníamos y se unió a nosotros para controlar a sus papas.
Cuando llegó a casa mi tío Antonio se le notaba pensativo, no le notamos nada de extraordinario pero no era el mismo de siempre, cuando cenamos la sobremesa fue breve, apenas recogimos la mesa mi tía dijo que estaba cansada y mi tío bostezando puso la misma excusa, estuve a punto de sacar el teléfono y pulsar los botones a la vez y animarlos, pero nos pareció excesivo.
Nos quedamos viendo la televisión en el sofá, mis primas me dejaron sentarme entre ellas, estuvimos hablando de varias cosas, les conté el rato que había pasado con Flor en agradecimiento del favor que le había hecho, aunque María ya estaba informada con todo detalle de la corrida que le había dedicado entre sus tetas, se lo había contado ella misma, para ella había sido especial pues eran su obsesión y quedaron bien regadas, del orgasmo que había gozado solo tuvo un calificativo, había sido fantástico.
También hablamos de los juguetes de sus padres, aunque yo les había dicho como eran tenían curiosidad de ver los incluso de probarlos visto los efectos que producían.
Ya hacía un rato que mis tíos se habían acostado, por una parte nos comía la curiosidad sobre los juguetes y sus efectos pero en cambio no se oían los gemidos y gritos de otras veces, cuando mis tíos follaban desbocados.
Maite como siempre fue la más atrevida, con su pijama corto y sus chanclas salto del sofá y nos dijo que la siguiéramos, María la siguió y luego me uní a ellas, apagamos todas las luces de las casas, incluso María abrió la puerta de su habitación y nos deseó buenas noches y luego volvió a cerrarla como si se hubiera ido a dormir.
La puerta de mis tíos estaba entornada pero dentro no había nada de luz, nos quedamos decepcionados pues el espionaje se nos había terminado, pero María se quedó quieta y nos hizo callar, puso el oído en la puerta, sus padres aún no dormían y estaban hablando a oscuras, creímos que también podían estar follando a oscuras pero lo desestimamos pues el tono tranquilo de la conversación y el silencio reinante no se parecía en nada a las batallas sexuales de mis tíos.
Nos sentamos en el suelo pegados a la puerta dentro oímos a Antonio, le estaba diciendo en voz baja a Ana.
-       Hoy me ha pasado una cosa extraña, me da vergüenza decírtelo, pero creo que como nunca hemos tenido secretos entre nosotros espero que no te enfades.
-       Con los años que estamos juntos y las experiencias que hemos vivido no puedo enfadarme contigo por nada, sabes que te quiero como eres y los dos nos complementamos mucho, cuéntame.
-       Pues sería sobre las siete de la tarde, aunque no había mucho trabajo, estaba ocupado atendiendo a doña Úrsula, estaba agachado frente a ella, la señora como sabes es bastante mayor y sus faldas no eran precisamente cortas por eso me extrañó más la erección que tuve de momento, llegué a pensar que me había imaginado que era una chica joven con minifalda sin bragas como pasa a veces, pero era lo más anti erótico que se podía ver.
-       Me lo imagino, sigue.
-       Pues me tuve que levantar pues la polla me crecía a pasos agigantado, cuando me puse derecho un gran bulto se me notaba en el pantalón, imagínate mi polla dura.
-       Me lo imagino, la he gozado dentro muchas veces, sigue.
-       Pues me fui al despacho, necesitaba urgente bajarme la erección y pensé que si me hacía una paja se me pasaría, pero me la meneé un par de veces y cada vez era peor, pensé que necesitaba una ayuda y lo primero que se me ocurrió fue llamar a la cajera.
-       A Pepita?, pero si no es jovencita precisamente.
-       Por eso, podría haber llamado a Susi la dependienta pero pensé que con sus 20 años no resolvería nada.
-       Buena idea.
-       Pensé que Pepita con su experiencia tendría más soluciones, por lo que sabiendo lo delicado del caso le estuve preguntando para saber hasta qué punto estaba dispuesta a colaborar, la chica se ofreció a ayudarme incondicionalmente pero cuando vio el bulto de la polla se impresionó.
-       Normal, es que sin avisar y ver una tranca así, pero ella ya habría probado alguna a su edad.
-       Pues ese fue otro detalle, resulta que no había tenido en su mano ninguna, y para más colmo era virgen todavía.
-       Virgen? Aún? Yo creía que ya no quedaban, y que pasó.
-       Pues en un principio se prestó a hacerme una paja de lo más casta, pero le fui convenciendo para que fuera más efectiva en motivarme y me la chupó, y tengo que reconocer que para ser la primera que se metía en la boca lo hizo muy bien.
-       Las mujeres tenemos el arte innato.
-       Yo reconozco que me calenté y para acelerar la solución le estuve tocando las tetas a manos llenas.
-       Y ella no protestó del manoseo?
-       Bueno yo soy lo suficiente caballero para no herir su sensibilidad.
-       Ya te conozco, sí.
-       Para abreviar estuvimos hablando de lencería, luego de la suya, de sus bragas, se las quité y antes de que nos diéramos cuenta ella había perdido su virginidad y yo me había corrido dentro de Pepita.
-       Bien por Pepita, y no se quedará preñada?
-       No, me ha dicho que hace unos de le retiró la regla y que podía llenarla de leche sin miedo.
-       Y se te bajo la polla?
-       Si, la dejé dentro de Pepita hasta que se me bajó, salió un chorro de semen como hace mucho, espero que no te sepa mal, cariño.
-       No hombre no, y no sentiste nada en la polla cuando se te empinó?
-       Me pareció que el anillo vibraba pero no me pareció posible.
-       Pues yo también tengo algo que contarte, yo sí que sentí como el vibrador que llevo en el coño vibraba, en cualquier ocasión me pone cachonda pero en el momento que estaba me extraño.
-       También estabas en la tienda?
-       Claro, estaba frente a un cliente muy importante, su esposa tiene micho dinero, es muy amable y me estaba contando confidencialmente como lo trata su mujer, el caso es que de momento sentí en la vagina una excitación enorme, creí que me iba a correr delante del cliente.
-       Que fuerte, y que hiciste?
-       Pues me tuve que ir al despacho y el cliente que se llama don Elías me acompaño galantemente, cuando llegué tuve otra vibración, creí que me iba a caer, le pedí que me abrazara para no caerme, el pobre hombre estaba acalorado de vergüenza, sobre todo cuando por el abrazo su polla despertó.
-       Normal, tenerte en sus brazos sería demasiado para él.
-       Se excusó mil veces pero no por eso le bajaba la polla, tuve que sacársela y me quedé asustada, imagínate lo gruesa que la tienes tú, pues la de él era más aunque no tan larga.
-       Pues también calzaba buena talla.
-       Ya sabes lo que me gusta chupar una polla y me aplique hasta meterla en mi boca, le ofrecí mis tetas para compensarle, pero al verle tan apurado le presente mi culo.
-       Tu culo? Y porqué no tu coño?
-       Porque llevaba el vibrador puesto y funcionando y no me cabría también su gruesa verga.
-       Lo entiendo, sigue.
-       Pues no lo tuve que animar, no había metido su polla nunca en un culo, su mujer siempre se lo había negado, parece ser que es muy religiosa.
-       Pobre hombre, sería un regalo para él.
-       Claro, sobre todo cuando empezó a insultar a su mujer y jurarle que le iba a partir el culo esta noche.
-       Jajaja, me lo estoy imaginando.
-       Jajaja, y yo también, así que cuando se corrió en mi culo fue el más feliz de los mortales, de hecho se compró los zapatos que más le gustaban y los que siempre le obligaba a llevar su mujer los tiró a la basura.
-       Jajaja, entonces aún hemos hecho unas obras de caridad?
-       Se podría pensar que sí.
-       Y todo gracias a tus juguetes.
-       Te han gustado, verdad?
-       Naturalmente, pero habrá que cargarlos alguna vez no?
-       Claro, se me había olvidado, ponlos a cargar en el baño, ya nos los pondremos mañana.
Nos metimos andando a gatas en la habitación de María, al momento oímos a mi tío como encendía la luz del baño, después oímos como los lavaba y los ponía a cargar.
Maite como siempre tuvo la idea, le dijo a su hermana que encendiera el ordenador, buscamos la página donde vendían los juguetes y vimos las instrucciones, estaban todas las explicaciones en español, incluso decía el tiempo de carga, era por USB y tenía una carga muy rápida.
Maite le encargó a su hermana que rescatara los juguetes del baño y los trajera, esperamos hasta que no se escuchaba en la habitación de sus padres más que los ronquidos de Antonio y los soplidos de Ana.
María salió descalza y al momento volvió con los artilugios, por primera vez los veían de cerca, no les causaron ninguna impresión hasta que les demostré con el teléfono cómo funcionaban.
Maite soltó el vibrador cuando saltó en su mano y no sabía qué hacer con él, María sacó del bolso una crema hidratante y le dijo a su hermana que se tumbara en su cama.
Cuando lo hizo le quitó el pantalón del pijama, le abrió las piernas a su hermana y si explicarle nada más untó con crema el vibrador y se lo metió en su vagina, yo tragué saliva al ver el coño tan tierno de Maite, la lucecita del aparato le hacía parecer una vela en una tarta de cumpleaños.
María y yo nos sentamos en la cama al lado de Maite, mi prima me pidió el teléfono y empezó a pulsar el botón verde, Maite empezó a reírse por el suave efecto del aparato pero cuando le fue dando intensidad, las risas se convirtieron en suspiros, en gemidos y en gritos contenidos, María dio por terminada la prueba y lo dejó al mínimo.
Maite se empeño en ver cómo funcionaba el de hombre, las dos insistieron para que me lo probara, al fin tuve que ceder y me tocó tumbarme al lado de Maite.
Entre las dos hermanas se ocuparon del todo, me bajaron los pantalones y el bóxer y mientras una me cogía la polla blanda y los huevos, la otra me cerraba el anillo alrededor, María dijo.
-       Vaya polla tiene mi padre, se lo abrocha dos puntos más ancho que tú.
-       Y eso que tú tienes una buena polla primo.
Entre las dos dejaron que mi verga fuera tomando forma mientras pulsaban el móvil, pero cuando alcanzó el punto optimo Maite quiso ver el efecto del aparto al juntarlo, se subió sobre mí, su hermana le quitó un momento antes el vibrador de su coño antes de que incrustara mi polla y se lo puso ella.
Con el mando en su mano era la que manejaba a los dos, a Maite le gustó notar cómo se movía mi polla dentro de ella, pero yo le di la vuelta al anillo, el vibrador coincidía con su clítoris y entonces comprendió todo su poder, empezó a moverse sobre mi mientras María elegía la intensidad, incluso la del que ella llevaba en su vagina.
Maite fue la primera en correrse, yo nada más levantarse de mí empecé a lanzar chorros se leche que María intentaba recoger con su boca.
Maite cogió el teléfono y le dio máxima intensidad al vibrador de María, se corrió mientras intentaba limpiar todo el semen que me había salido a mí.
Mientras su hermana se reponía del orgasmo Maite devolvió los aparatos al baño, los lavó y los puso a cargar otra vez.
Por la mañana cuando nos levantamos los aparatos ya no estaban cargándose, pero yo sabía dónde estaban y mis tíos también.
Continuará
Agradeceré sus comentarios.
Gracias

2 comentarios - Mis primas de la capital 21

nicosexsex
Seguí así....Me encanta!! Van puntos