Jugando con Fuego 3

María se despertó el sábado especialmente cariñosa y contenta. Estaba realmente agradecida tanto de mi idea de ese fin de semana como de las horas de sueño que había recuperado. Decidí no atosigarla con el tema de mi fantasía hasta volver a casa. Estaba dispuesto a poner el lunes todas las cartas sobre la mesa.
Bajamos a desayunar como dos enamorados, entre caricias, sonrisas.... degustamos el bufet y nos mirábamos con amor de verdad, parecía que era nuestro primer fin de semana de viaje, nadie que nos viera pensaría que vivíamos juntos.
Subimos al dormitorio para ponernos los bañadores y ella se rió pues según ella le "había traído bikinis para parar un tren". Era cierto que ella más o menos me había indicado qué cosas quería que le metiese en la maleta pero los bikinis, al ocupar poco, casi había vaciado un cajón en la maleta. Me puse el bañador y María estaba desnuda pensando cual ponerse. Estaba espectacular desnuda, de pie, en medio de la habitación. Me acerqué y la besé... poco a poco el beso se iba haciendo más caliente... hasta que ella dijo:
-¿Cual me pongo?
-El que quieras.
-¿Sí?
-Sí... con este cuerpazo te quedan todos bien...
La volví a besar y comencé a acariciar su culo desnudo. Ella me rozó la entrepierna sobre el bañador.
-¿Y esto? -preguntó riendo.
Finalmente nos apartamos y ella cogió un bikini negro, con unas copas bastante grandes. Conocía aquel bikini y le tapaba mucho pecho. Demasiado para mi gusto.
-¿Por qué no te pones el rojo?
-¿El de triángulos? Estás fatal. El negro me queda mejor. -Yo sabía que "me quedan mejor" para ella significaba "me tapa más".
-Te queda mejor el rojo -insistí.
-No sé...
-¿Por?
-Hombre... con ese se me salen por todos lados.
-¿Y?
-Pues... para un spa... no lo veo...
-Venga, no seas sosa- le dije yendo al cuarto de baño a lavarme los dientes y a por los albornoces.
Cuando volví de lavarme los dientes María se había puesto el bikini rojo, y bajamos a las piscinas.
Estuvimos super acaramelados en el agua. Yendo de un chorro a chorro. Y la verdad es que ella tenía razón con que aquel bikini, con sus tetas, no era demasiado apropiado. Me lo preguntaba varias veces y yo le decía que no era para tanto, pero ella tenía razón. Casi todas estaban con bañadores de cuerpo entero o bikinis más discretos; hubo un momento en el que María se puso de espaldas contra un chorro, con el agua por la cintura, y el chorro impactaba fuerte en su espalda, haciéndole templar el torso que era una locura... las tetas le botaban y parecía que se le salían del bikini en cualquier momento. Ella se dio cuenta y se las sujetó, y las tapaba con las manos... intentando disimular, pero consiguió el efecto contrario.Yo estaba empalmado como un burro viendo aquello. Y el empalme no se me iba cuando se salía de ese chorro y se acercaba a mí con sus pezones transparentando el bikini... También me ponía cachondo que no había ni un solo hombre en las piscinas que no siguiera con su mirada a María... todos se bababan mirando para ella. El culo y sus tetas eran el blanco de todas las miradas. Creo que ella se acabó dando cuenta pues abandonó el circuito de los chorros y acabamos en una zona en la que el agua le cubría por el cuello.
Por la tarde fuimos a un pueblo cercano pero no tenía mucho que ver y decidimos cenar en el hotel. Ella se había puesto un vestido granate, ceñido y bastante corto, que le hacía un pecho y un culo de infarto. Yo estaba deseando cenar rápido para subir a follar a la habitación: entre mi fantasía, que no se me iba de la cabeza y se cruzaba por mi mente de vez en cuando, y el numerito del spa, estaba que tenía una gota de líquido transparente permanentemente en la punta de mi polla.
Fue casual, totalmente sin pensar, en el restaurante una pareja acababa de cenar y se iba hacia el ascensor, el chico se parecía muchísimo a Edu.
-Hostiá, mira Edu -le dije riendo.
Ella giró su cabeza y se rió, reconociendo que sí que se parecía.
-Pero este Edu está con una morena... -dijo.
Llevaba 24 horas pensando que la siguiente vez que sacara el tema Edu sería bastante incómodo y allí nos encontrábamos hablando de Nati sin mayor problema. María reconocía que era guapísima.
Acabamos de cenar y ya en el ascensor comenzamos a besarnos y a tocarnos como si estuviéramos completamente en celo. Yo le acariciaba el cuello y la sujetaba por la cintura mientras la besaba... no podía más.
A penas cerré la puerta de la habitación tras de mí y mi camisa había volado y ya le mordía el cuello a María. Me aparté un poco para quitarme los pantalones, nos quedamos en silencio esos cuatro o cinco segundos y María dijo:
-Anda... escucha.
Yo me quedé quieto, y no había duda, los de la habitación de al lado estaban echando un buen polvo. Se oían los gemidos de una chica con total nitidez.
Me quité los pantalones y calcetines en silencio, ya solo en calzoncillos le dije:
-Igual es el doble de Edu...
La verdad era que resultaba bastante morboso escuchar follar a los de al lado pero yo veía a María más impresionante que nunca. No solo por su cuerpo si no por como estaba guapa de cara en la penumbra de la habitación y esa mirada vidriosa de haber bebido algo de vino siempre la hacía especialmente atractiva. No tardamos nada en tumbarnos sobre la cama, besarnos, tocarnos... mi mano se colaba sobre sus bragas y ella se deshacía de mis calzoncillos. Suspirábamos y resoplábamos de deseo con el permanente ruido de fondo de la vecina que cada vez gemía más alto.
Yo le preguntaba a María si estaba cachonda y ella me respondía que sí, mientras yo le apartaba las bragas y uno de mis dedos se deslizaba entre los labios de su coño. Ella no perdía el tiempo y me sobaba la polla de forma algo caótica, unas caricias que siempre anteceden a que me empiece a pajear.
Le aparté los tirantes del vestido y se lo bajé un poco para tener acceso a su sujetador que desabroché en seguida. Al minuto ella me pajeaba, con el vestido enrollado en su cintura y yo la masturbaba con una mano y acariciaba su pecho con la otra, de nuevo preguntándole si estaba cachonda. En ese momento la vecina pegó un grito impresionante. Nos miramos y sonreímos.
-Joder con el doble de Edu... -dije.
-Ya... bueno... sería mucha casualidad que fuera él.
-Él se parecía... pero la morena estaba bastante lejos de Nati...
-Ya... -dijo María.
De lado, uno frente al otro, yo ya metía un dedo en su coño mientras ella me pajeaba... Vi que era el momento.
-¿Crees que la tiene satisfecha?
-¿Este de aquí al lado?
-No.. esos no...
-¿Edu a Nati?
-Sí...
-Pues no sé...
-¿No?
-Pues supongo... por algo estará con él...
-¿Qué quieres decir? -Dije yo, cachondísimo. La besaba y me apartaba para que respondiera... sentía que podía meter dos dedos en su interior en cualquier momento...
-Que por majo no creo que esté con él.
Los vecinos estaban montando un escándalo fuera de lo normal, que ya rozaba lo improcedente, cuando me coloqué sobre María para follar... estaba fuera de mí...
Me la agarré y puse la punta en la entrada de su coño... poco a poco me fui dejando caer... dejando que mi polla fuera enterrándose en su interior. Entraba de una sola vez, hasta el fondo y ella emitió un gemido larguísimo de puro placer finalizándolo con un "dioooos...." morbosísimo. Comenzamos a follar lentamente, suspirando, gimiendo, casi en silencio, besándonos los labios y el cuello. Ella estaba especialmente cachonda, lo sabía, ya no solo por su mirada si no porque me agarraba el culo para empujarme contra ella. Yo estaba tan caliente que no besaba sus tetas mientras la follaba para no correrme.
Decidimos que ella se pusiera encima... era brutal la imagen de su cuerpo subiendo y bajando, casi entrando y saliendo completamente de mí... suspirando en silencio... dejando caer su cabeza y su melena hacia atrás, mientras la vecina seguía con sus gritos. Llevé mis manos a sus tetas y ella bajó el torso para besarme, haciéndome cosquillas con su melena sobre mi pecho.
-¿Entonces crees que se la folla bien? ¿Edu a Nati? -insistí.
Ella no respondió y dejó de llevar ella el ritmo de la follada, dejando su cuerpo quieto, para ser yo quién subía y bajaba mi cadera para penetrarla.
Ella soltaba un "uuff" a cada metida.
-¿Crees que se la estará follando ahora?
-Supongo... -dijo ella en mi oido haciéndome casi explotar.
-¿Se la estará follando así ahora?
-Sí... uuff...
-Le está metiendo la polla a ese pibón... ¿A que sí...?
Yo seguía metiéndosela, lentamente... sabía que ella estaba a punto. Nos besábamos y nos hablábamos al oído, con las caras pegadas.
-Dime... ¿le está dando polla a ese pibón?
-Ummm... sí... si, joder... dios... dame algo más rápido.
-¿Crees que la folla bien? -le gemí al oido y aceleré algo el ritmo.
-Joder síi... uff... se la folla... se la folla bien...
-¿Sí?
-Síii... uf... dios... lleva todo el día follándosela...
-¿Tu crees?
-Ummm sí... la está matando del gusto... ¡dios...!
-¿Te corres...? ¿Te corres como ella?
-¡¡Síii... ahh... dios...!!
-¡¡Dímelo!!
-¡¡¡Síi... jodeeer... me corrooo... me corro como ella...!!!
-¿Síii?
-Sí... ¡¡ahh dios... joder!!!
-¡Córrete... córrete así...! -dije ya empezando a eyacular dentro de su coño... ella comenzó a chillar, a decir "¡¡¡diooos, me corroo!!!" en unos gemidos que se solapaban con los de la habitación de al lado. Sentía que su coño se fundía... se deshacía literalmente... se estaba pegando una corrida bestial.
Se quedó exhausta sobre mi cuerpo. Nos quedamos en silencio. Parecía que nos íbamos a quedar dormidos y los de al lado seguían follando. Yo estaba feliz. Me había puesto más cachondo que nunca y ella me había seguido la fantasía más de lo esperado. Me di una ducha rápida y al volver a la cama ella me sorprendió claramente pidiendo echar un segundo polvo. Como otras veces intentamos reanimarme pero mi polla, tras haber tenido su orgasmo hacía 15 minutos, no llegó a ponerse dura del todo. Finalmente nos quedamos en silencio, escuchando como los de al lado seguían con su maratón de sexo. Follaron durante dos horas más por lo menos, y yo sabía que María no dormía, se lo notaba en la respiración, y se había quedado con ganas de más.
Al día siguiente yo tenía sentimientos encontrados, por un lado aquello me había parecido un gran avance, me había despertado y en mi mente aun resonaban con nitidez aquellas frases de María, aquellos: "se la folla bien...", "lleva todo el día follándosela...", "la está matando del gusto...", "me corro como ella"... Sin embargo aquello tenía dos problemas, el primero era la sensación de que lo decía por decir, por hacerme el favor, y lo segundo era que yo necesitaba más, mucho más.
Volvimos a casa sin que nadie sacara el tema. Yo quería que lo sacara ella, pues no quería ser pesado y además eso indicaría que ella también estaba empezando a involucrarse en el juego. El lunes por la mañana me hice otra buena paja pensando en ellos dos.
El martes hice la última entrevista de trabajo para aquella empresa. Tenía la sensación de que había ido bien, estábamos bastante de acuerdo en las condiciones, tenía buenas sensaciones aunque aun esperaba una última llamada para que todo se concretase. Creía que no, pero me estresaba bastante la espera. Entre mi fantasía y estar tan cerca de volver a trabajar en una empresa que de verdad me interesaba me tenía bastante tenso.
Finalmente llegó el jueves y estaba decidido a pedirle a María que se sentara con Edu en la cervecería. No había salido el tema en 5 días y ya había descartado completamente que ella lo sacara. Me daba igual que no viniera a cuento pedírselo, estaba que me subía por las paredes.
Pero ella se me adelantó, a media tarde me escribió al móvil que esa noche iría directamente para casa, que estaba cansada. Le dije que le vendría bien despejarse y tomar algo con sus colegas y me respondió que quería desconectar del trabajo y que bebiendo con los mismos con los que trabajaba no desconectaba. Me quedé bastante chafado, harto de esperar.
Aquella noche no veía el momento de hablarlo con María hasta que tumbado en cama, apareció ella que venía del cuarto de baño, ya en pantalón de pijama y una camiseta de tiras. Fui completamente directo.
-¿Qué tal con Edu? ¿Has coincidido mucho con él?
-Pues algo sí, hay un caso que estamos mirando entre varios.
-¿Y qué tal?
-Pues bien -ella respondía como si tal cosa, mientras se metía en cama.
-¿Ya no te mira como si te gustase?
-Creo que no, ya pasé bastante vergüenza aquella semana...
-Ya... oye... podías calentarle un poco... a ver de qué va.
Ella no respondía y ponía la alarma del móvil.
-Venga María... hazlo por mí.
-A ver. Lo he estado pensando. Y creo que lo entiendo un poco. Pero es que con alguien del trabajo no puedo salirme de...
-¿Salirte de que?
-Pues de... no se...
-Tampoco te pido que hagas nada super extraordinario. No creo que por sentarte a su lado en una mesa en la que estais diez personas te complique la vida en el trabajo.
-A ver, es que no es tanto eso, si no que ya te he dicho que no sé lo que quieres. El otro día en medio del polvo me hablas de Nati y él, ahora me pides que lo caliente, que es algo bastante más fuerte que sentarme a su lado, y el otro día me dices que te has hecho alguna paja pensando en él conmigo.
-Ya.... es que yo tampoco se bien lo que quiero.
-Pues ya te había dicho que cuando lo sepas me lo dices y vemos.
-Pues digamos que como fantasía me pone imaginaros juntos, y como realidad me pone que el crea que tú le vas detrás.
-¿Y lo de Nati?
-¿Lo de Nati qué? Ella me da igual. -dije.
-Vale, Nati de da igual pero me preguntas cómo se corre mientras follamos. Que no me parece mal, pero ya me pierdo. Y, por cierto, lo de que te hayas hecho alguna paja pensando en él conmigo lo pensé bien y también me sorprende bastante, que normal no es.
-Pues no sé por qué te sorprende tanto.
-Pues no sé... que lo llegues a pensar un momento... vale... pero que te llegues a hacer una paja con eso...
-Tampoco veo tanta diferencia entre pensarlo y que me ponga como para acabar pajeandome pensando en eso.
-Mira, está bien. El jueves que viene me siento con él, ¿vale?
A mi esperar una semana entera para que ella se sentara a su lado, me sabía a muy poco.
-¿Mañana en el trabajo lo vas a ver?
-Pues tengo que meter una reunión con él, sí, tenemos que mirar algunas cosas.
-¿Los dos solos?
-Pues sí.
-¿Y no puedes mirarle... tocarle el brazo...? no sé... que el crea que....
-Estás fatal... -me interrumpió.
-Joder, María... que no va a pasar nada.
Ella resopló antes de continuar.
-A ver, si quieres que sea más amable con él... o... no sé... maja, o que le sonría un par de veces vale, pero no sé... no sé a donde nos lleva eso.
-Bueno, vale, se maja con él, igual con eso se cree que le vas detrás, y el jueves te sientas a su lado.
No tenía demasiado claro si aquello había avanzado. Le echaba un poco en cara internamente que estuviera tan poco dispuesta a seguirme el juego.
Al día siguiente me levanté un rato más tarde que ella. Cuando salí de la ducha María ya había desayunado y se estaba acabando de arreglar. Tenía la melena, larga de por sí, con bastante volumen por habérselo secado con el secador a tope, y llevaba un traje gris de pantalón y chaqueta y una camisa de un color como salmón o un rosa apagado, una camisa peculiar pues si abrochaba un determinado botón iba un poco de monja y si lo desabrocha enseña mucho escote... diría que hasta llega a verse algo de sujetador. Obviamente María lo llevaba abotonado. Me acerqué para besarla mientras se ponía los pendientes... estaba radiante, si yo fuera Edu entraría en la reunión con ella con la polla en la mano.
A las diez de la mañana le escribí preguntándole por la hora de la reunión y me dijo que "ya", que Edu vendría en cualquier momento.
-¿Vas a ser maja?
-Jaja, sí...
-¿Cuánto?
-Bueno... tampoco te pases. Te repito que aun no sé qué sacamos de esto.
-Ya veremos qué pasa...
-Pues qué va a pasar... nada.
-Ya... bueno... ¿Y si te desabrochas un botón de más de la camisa? -fue escribirlo y me temblaban las manos.
-Con esta camisa si me desabrocho un botón se me ve media teta.
Me imaginé a María así... y Edu mirándole las tetas... y se me estaba poniendo dura.
-Pues por eso mismo.
-Jaja, estás loco.
-Venga... puede parecer que se te desabrochó sin querer.
-Bueno, ya veremos, ¿vale?
-Vale... estás muy potente hoy, ¿sabes?
-Jaja, eso eres tú que estás muy salido, bueno te tengo que dejar, te quiero.
-Te quiero.
-Chao.
Me quedé mirando para el móvil. Tenía la polla completamente tiesa.
Creo que estuve más de media hora empalmado imaginándomelos en el despacho de María. No me quería pajear, quería seguir viviendo aquella excitación. A cada minuto me tentaba pajearme o escribirle, pero me contenía. Dejé pasar casi una hora hasta que le escribí:
-¿Qué tal fue?
Ella tardaba en responder. Yo daba vueltas por el salón, con la polla dura, imaginando que Edu le decía algo de sus tetas y María se sonrojaba... o que él se acercaba... No paraban de cruzárseme imágenes por la mente.
Como a los diez minutos respondió.
-Bien.
-¿Fuiste maja?
-Muy maja.
-¿Síii?
-Bueno... para lo que suelo ser con él, sí, jaja.
-¿Le tocaste un brazo... o algo... algún contacto?
-Pues no... estábamos sentados a una mesa pequeña pero no.
Yo intentaba retrasar la pregunta clave.
-¿Y que tal él? ¿Su traje bien no?
-Jaja, sí, le queda bien. Bueno, te tengo que dejar.
-¡Espera! ¿Y el botón de tu camisa?
-Buff... a ver... es que es mucho, además me pides muchas cosas juntas.
-Joder, María...
-A ver, Pablo... vale, mira, no sé, no prometo nada, quizás otro día.
-¿Otro día?
-Sí, la semana que viene a lo mejor, tengo que mirar bien si es demasiado, no prometo nada.
-Vale... bueno, perdona por insistir tanto.
-Jajaj, no seas tonto, te tengo que dejar, venga, te quiero.
-Te quiero.
-Chao
-Chao, besito.
De aquella conversación salí bastante contento a pesar de que una parte de mí había pensado que María podría haberse atrevido. Finalmente conseguí no hacerme la paja, quería reservarme para María por la noche.
Esa tarde mi novia me escribió diciéndome que los chicos iban a tomar algo después del trabajo y que le apetecía ir. En seguida le pregunté si solo chicos y si iría Edu. Me respondió que sí, que Edu y otros dos chicos y que quizás Paula también. Le pedí sin más miramientos que se sentara con él y me dijo que el plan era ir a un sitio de tapeo, de barra más que de estar sentados pero que no sabía bien. Me preguntó si yo quería ir y le dije que no.
-Bueno, aunque estéis en la barra tú pégate a Edu, jaja.
-Jaja, me pego a él ¿y qué?
Aquella frase me sorprendió, parecía estar por fin con algunas ganas de jugar.
-Échale caiditas de ojos, jaja, que con eso ya el resto se lo monta él
-¿Cómo que se lo monta él?
-Que tiene pinta de creído, que si le miras un poco tal ya pensará que le vas detrás.
-Ah... ya... bueno, ¿seguro que no quieres venir?
-Sí, sí, seguro.
Al rato me llamaron de la empresa, y sí, me cogían. Era una super noticia, yo estaba encantado, pletórico. Hacía dos semanas estaba un poco en la mierda y de golpe volvía a tener curro y María estaba mucho más abierta a seguirme la corriente con Edu. Esperé a decírselo a mi novia en persona, sabía que se iba a alegrar incluso más que yo.
Sobre las nueve le escribí:
-¿Qué tal? ¿Te pegas a él?
-Al final estamos donde siempre.
-¿Sí? ¿Te has sentado a su lado?
-Somos solo cinco, lo tengo en frente.
No sé por qué me dió muchísimo morbo imaginármela escribiendo sobre él, teniendo a Edu delante.
-Podías hacer lo del botón ahora, ya que no lo hiciste antes. -le escribí.
Yo sabía que aquello no tenía demasiado sentido pero no pude evitar escribírselo. Ella lo leyó pero no respondió.
El hecho de que se sentaran cerca siendo un grupo pequeño le quitaba valor a que si ella "iba a buscarle" para sentarse a su lado en un grupo grande, por lo que tenía menos morbo, pero el hecho de saber que podrían estar cruzando miradas en cualquier momento, o hablando, hacía que la polla me palpitase sin control.
Sobre las diez le volví a insistir, los minutos no me pasaban. Estaba ansioso, por verla, por follar, por hablar de mi fantasía, por contarle lo de mi trabajo.
-Venga..¡¡si haces lo del botón me haces el novio más feliz del mundo!!
Pasó un rato, en el que ella leyó aquello, pero tampoco respondió.
No llegó hasta pasadas las once, le brillaban los ojos por las cervezas como pocas veces.
-¿Qué? ¿Cómo fue?
-Después te cuento -me dijo.
-¿Síi? ¿Algo interesante?
-Jaja, estás fatal...
Yo llevaba todo el día empalmado pero sin masturbarme, estaba deseando follarme a María, estaba deseando saber que era aquello del "después te cuento", pero necesitaba sacar ya de dentro lo de mi trabajo, además María era la que más se merecía saberlo cuanto antes. Finalmente se lo dije y ella estalló de alegría. Nos dimos un abrazo enorme. Estaba encantada y no paraba de preguntarme cosas, le dije que no sabía aun exactamente el día que empezaría. Al rato me dijo:
-Se acabó tu papel de amo de casa, jaja, ya se te caían las paredes que empezabas a tener demasiada imaginación.
-La imaginación no creo que se me vaya... Venga, cuéntame lo de la reunión y lo de esta noche.
-Mmm... te lo cuento después... -dijo en clara alusión a ir al dormitorio.
Le hice caso y una vez frente a la cama insistí:
-Venga... dame un avance.
-¿Un avance? Pues que al final sí que me desabroché el botón delante de Edu.

Continuara

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