El diario de Mirielle II

CAPITULO II.- “Supervivencia del más apto”.


La luz del mediodía se filtraba cálida y serena a través de mi ventana, aun somnolienta logre incorporarme, pero a los trágicos acontecimientos del día anterior me sentía contenta y con muchas ganas de iniciar una nueva vida, me apresure a vestirme y corrí hacia la catedral sabiendo que con un poco de suerte y mucho de astucia quizá pudiera encontrar a mama.

La vi a lo lejos, sentada muy cerca del atrio, logre que un par de monjas me hicieran el favor de hablarle para que el resto de mi familia también presente no sospechara nada, así que mi sumisa y acongojada madre salió acompañada de una escolta singular, al tenerla cerca de mí la abraza con fuerza y le solté rápidamente como habían ocurrido los hechos, mama se quedó callada todo el tiempo observándome y escuchando, le dije que no pensaba volver a casa y que me iría de ahí a la brevedad, por respuesta me dio un beso y me otorgo su bendición no sin antes preguntarme donde me encontraba y si era posible vernos por la tarde cuando ella acostumbraba salir a comprar el mandado sola.

-Te traje esto pequeña, sé que no es mucho pero en algo te ayudara- me entrego mi madre una maleta con ropa y lo que supongo eran los ahorros de su vida

-No puedo aceptarlo Ma, no es justo, tú no tienes la culpa de nada, me quedare con la ropa pero ese dinero es tuyo-, le dije conteniendo los sollozos

-Te equivocas mi dorado ángel, es mi culpa no tener el valor y la decisión para enfrentar a tu padre, yo soy muy débil para evitar que te corra de la casa, pero al menos puedo darte el dinero que h ahorrado y lo que me encontré en la cartera de tu padre el día de hoy, por favor tómalo o no me quedare tranquila con tu partida-

-Gracias Ma, eres un sol, estaré siempre en contacto y vendré a visitarte lo prometo-, tome las cosas, nos abrazamos en silencio por un largo rato y finalmente mi madre se alejó hasta perderse de vista por completo.

Si bien no me agradaba mucho la idea de quedarme con el dinero de ella, ahora me sentía más tranquila, no era una fortuna pero me serviría bastante mientras encontraba la forma de sobrevivir por mí misma, descarte la idea de ver nuevamente a Alfredo, sabía muy bien que él no era el amor de mi vida y pensé que era lo mejor para ambos el terminar así.

Lunes por la mañana mi habitación vencía al medio día, así que me bañe temprano pude cambiarme gracias a la ropa que mi madre me había llevado, guarde mis pocas pertenencias, desayune algo ligero y me dirigí a mi escuela preparatoria a recoger mis documentos personales alegando que me cambiaria de escuela, pues a donde fuera pensaba necesitaría identificaciones y actas, con todo esto por equipaje, tome un camión con destino a 740 km de distancia de la ciudad donde había nacido y a la cual no volvería en mucho, mucho tiempo.

Una vez llegada a mi nueva ciudad adoptiva, conseguí alojamiento asequible en un pequeño departamento, aunque modesto muy limpio y cómodo en una zona popular pero céntrica de la ciudad, de esa forma me seria más fácil transportarme a cualquier zona de la misma donde consiguiera trabajo.

La casera encargada y a veces conserje Magda resulto ser una mujer ya entrada en años, de baja estatura y cabello cano, muy amable aunque de semblante serio, vivía sola en la planta baja del edificio en el departamento más grande del mismo, ese día comí tacos afuera del pequeño edificio de 4 pisos de departamentos y sin más me dormí decidida a recuperar fuerzas teniendo en cuenta que me esperaba una jornada de búsqueda de trabajo al otro día.

Los meses se me fueron como agua por las manos, poco a poco fui olvidando mis problemas familiares y a mi Padre, la soledad y la distancia habían obrado maravillas en mi espíritu, pero lo que no había podido olvidar era mi encuentro intimo con Alfredo, si bien a él ya hacía mucho que lo había olvidado por completo, no así al cumulo de sensaciones que él había despertado en mí.

Había aprendido a combatir mis demonios y mis ardores manteniéndome ocupada y cuando eran insoportables solía masturbarme por horas, aprendiendo de mi cuerpo, y explorando mis fantasías y no paraba de acariciarme hasta que mi cuerpo se sacudía producto de un orgasmo liberador, ahora sabía que el sexo era una parte fundamental de mi ser y el complemento perfecto a mi feminidad, lo que sabía es cuán importante resultaría en mi vida y con qué frecuencia me convertiría en esclava de la lujuria y del deseo.

Desgraciadamente mi mala fortuna parecía empeñada en acompañarme donde quiera que fuera, habían pasado 6 meses desde mi llegada y no había conseguido un trabajo estable, ni mucho menos bien remunerado, el dinero que mama me había dado se agotaba rápidamente lo que me tenía realmente preocupada, por mi edad y nivel de estudios solo me ofrecían trabajos mal pagados y de poca monta, pensé que cuando las cosas me fueran mejor regresaría a terminar la Preparatoria y seguir una carrera universitaria, pero mientras tanto tratando de alarga lo más posible mis recursos solo comía una vez al día y estaba atrasada 2 meses con la renta de mi departamento.

-Buenos días señorita, discúlpeme el atrevimiento pero si me permite me gustaría hablar con usted-

Me dijo Magda un jueves por la mañana, apreté la mandíbula pensando en que venía a reclamarme los ahora 3 meses de atraso y yo aun sin poder conseguir trabajo.

-Buenos días Magda- trate de sonar lo más cordial y serena posible

-Uuum vera usted señorita- respondió tranquila y seriamente, mientras sujetaba la escoba con la que barría por la orilla

-Mire, no me lo vaya a tomar a mal, no pretendo ofenderla ni molestarla y de antemano le pido disculpas por la intromisión, pero he estado observándola últimamente y sé que las cosas no marchan bien, se malpasa, esta notoriamente preocupada y me consta que ha puesto todo de su parte para salir adelante, pero….pero son tiempos muy duros, la crisis nos pega fuerte a todos y me apena muchísimo su situación-

Agache mi cabeza y entrecerré mis ojos, pensé que a continuación me exigiría su paga atrasada y al no poder cubrirla me echaría a la calle sin remedio, así muy atenta y preparada para lo peor continúe escuchándola.

-Mire usted está muy guapa señorita, tiene un cuerpo muy bonito, ¡Caray no es justo que tenga que sufrir tanto!, le repito no me lo tome a mal por favor, solo pretendo ayudarla…yo…yo quería decirle…tengo una amiga de hace mucho años, es muy buena persona y vera usted, ella es la dueña de un club nocturno para adultos, ya sabe…uno de esos lugares de mala nota, si a usted no le molesta podría presentársela, quizá le pueda dar trabajo, siento que no sea lo que usted tenga en mente pero en ese tipo de trabajo se gana muy buen dinero y pienso que su condición económica cambiaria para bien drásticamente….Mire señorita a veces para seguir comiendo hay que tragarse el orgullo y la pena-

No supe que decir por unos minutos, no había esperado nada de esto, balbucee tímidamente y roja de pena.

-Gracias Magda, le agradezco toda su preocupación, yo…bueno, es una decisión muy difícil, necesito pensarla detenidamente-

-Lo se señorita, no es una decisión para nada fácil, tómese su tiempo, piénsele bien y cuando se decida ya sabe dónde encontrarme, hasta luego-

No dijo más, tomo sus utensilios y se marchó, me quede estática por un tiempo y finalmente regreso a mi cuartito, había marcado unos lugares para buscar trabajo en el periódico pero esta platica me había alterado bastante y no me sentía con ganas de nada.

La media noche me sorprendió despierta y sentada en mi salita, no podía de dejar de darle vueltas al asunto, es decir, jamás me había pasado por la cabeza buscar trabajo en algún sitio de esos, vedette, cabaretera, bailarina, acompañante, fichera solo eran términos glamurosos para nombrar la profesión que realmente se ejercía en aquellos lugares: Prostituta.

La palabra me taladraba la conciencia, ¿Seria yo capaz de olvidar mis principios, de enterrar mis valores y de hacer caso omiso a lo que me dictaba la moral?, ¿Acaso tenía el valor y el descaro suficientes para convertirme en prostituta?, sabía que de aceptar ese camino no habría marcha atrás, anhelaba tener sexo de nuevo, ¿Pero sería capaz de hacerlo con quien fuera?, ¿Seria placentero, aburrido o repugnante?...no supe ni cómo ni cuándo tome una decisión al respecto, tan solo mecánicamente me arrastre hacia mi cama y me quede profundamente dormida.

-Buenas tardes Magda- salude cariñosamente a mi casera, al encontrarla regando las pocas plantas que había a las 4 de la tarde cerca de la entrada al edificio.

-Buenas señorita, parece que durmió bien se le nota un mejor semblante-

-Eeh, sí, sí, me gustaría continuar nuestra conversación de ayer Magda, si es que usted tiene un poco de tiempo- le dije sin titubeos

Ella dejo de inmediato lo que estaba haciendo, me miró fijamente a los ojos y me respondió con firmeza.

-¿Ha tomado alguna decisión al respecto señorita?-

-Si Magda, quiero que me presentes a esa amiga tuya-

Me sonrió maternalmente y lleno sus pulmones de aire un par de ves antes de responder.

-Si ha tomado esa decisión seriamente señorita, entonces venga a verme a las ocho de la noche y de aquí la llevo al negocio de mi amiga-

-Aquí estaré sin duda Magda y mil gracias por todo de antemano- estreche su mano cálidamente y me di media vuelta de regreso a mi cuartito, aún faltaban 4 horas para la hora convenida y las aprovecharía para ducharme y arreglarme con calma.

-¿Señorita?-

-¿Si Magda?-

-Vístase sexy y atrevida señorita…No vamos a ir a rezar al convento-

Mostré una amplia sonrisa debido a su ocurrencia.

-Je je, lo se Magda, no se preocupe ya pensé que ponerme, nos vemos-

Me presente de vuelta en su departamento muy puntual cinco minutos antes de la hora convenida, lucia unos tacones de piel azul cielo que me había comprado a la semana de haber llegado a mi nueva ciudad, los cuales por no tener a donde ir prácticamente se conservaban nuevos, luego unas medias tipo red de pescar con resorte hasta medio muslo en color negro.

Llevaba una pantie lisa blanca chiquita y el sostén a tono y me puse un vestido también azul clarito de tirantes el cual al no leer las instrucciones de lavado se me había encogido bastante llegando apenas a cubrirme las nalgas mientras me mantuviera de pie y que no me ayudaría de mucho si pretendía sentarme, el vestidito tenía un generoso escote tanto por delante como en la parte de la espalda, así que recogí mi cabello en una coleta para así mostrar mis suaves y delicados hombros desnudos.

Un carmín rojo en los labios y un maquillaje coqueto resaltaban mi rostro y de igual forma una laca roja decoraba las uñas de mis pies y manos, lucia arrebatadora y sensual y estaba segura que Magda aprobaría mi arreglo para la visita a su amiga.

-Buenas noches señorita, ¡Que guapa!-

-Gracias Magda pero llámame Miri mejor, eso de señorita no me sonara muy apropiado dentro de poco-

-Tienes razón Miri, ya que estas perfecta nos vamos de inmediato, no te preocupes iremos en taxi- me guiño el ojo y partimos hacia aquel lugar de perdición con mi corazón latiéndome a mil por hora queriéndoseme salir del pecho.

-Señora Brenda le presento a Mirielle, la chica de la que le hable el otro día- Nos presentó Magda

-Mucho gusto Mirielle, Brenda Ferrer a tus órdenes, dime, ¿Qué puedo hacer por ti?

Brenda Ferrer era un mujerón de cuarenta y tantos años, de 1.78 cm de estatura de hermosas piernonas y amplio trasero, aunque con algunos kilos de más lucia bastante atractiva y con presencia, de piel blanca, ojos color miel y cabellera cobriza, me saludo mostrando una sonrisa de blanca dentadura.

-Mucho gusto Brenda, Magda me hablo de usted y de su negocio, y la verdad me encantaría poder trabajar bajo sus órdenes.

-Ya veo nena, para empezar ¿Qué edad tienes Mirielle?, ¿realmente tienes idea de en qué te estas metiendo?-

-18 años y 7 meses señora- conteste al mismo tiempo que le extendía una de mis actas originales como comprobante, -Y si, ya considere todo lo que esto implica e implicara en mi vida, al menos hasta donde mi entender da branda-

-Perfecto, me gusta que estés convencida de tus actos, pese a lo que la gente piensa al respecto este es un trabajo como cualquier otro, al fin y al cabo y exijo respeto, compromiso, dedicación y amor por la camiseta, ¿Entendido?, dime ¿Tienes experiencia previa en esto, trabajaste en algún lugar antes de venir a verme?-

-Si lo se señora, hay que ponerle empeño a lo que uno se dedica y no, esta sería mi primera vez en un ambiente como este-

-¡Excelente!-exclamo mientras se ponía de pie y se dirigía hacia mí, observándome con suma atención.

Después de su exhaustivo examen se volvió para despedir a Magda.

-Déjame a Mirielle aquí Magda, tenías razón la chica está bastante guapa, creo que puede encajar a la perfección aquí, yo me encargo de devolvértela sana y salva, buenas noches-

-Buenas noches y muchas gracias señora- se despidió Magda al mismo tiempo que salía de aquella habitación donde nos habíamos reunido con Brenda

-Perfecto Mirielle encantada de que vayas a trabajar con nosotras, hermoso nombre por cierto, ¿Puedo llamarte Miri?, ya sabes de cariño y es más rápido, mira mujer como puedes suponerlo esto no es una casa de oración, nos dedicamos a divertir a nuestros clientes en todo sentido, incluido el tener relaciones con ellos si están dispuesto a pagar el precio, recuerda aparte de sentarte a su lado, beber y bailar con ellos, debes mostrar siempre una buena actitud y una amplia sonrisa, ser complaciente sin ser ofrecida, dejarlos con ganas de más para que vuelvan seguido, estas muy hermosa Miri, sé que tendrás mucho éxito trabajando aquí, como prostituta se gana bastante bien, sobre todo si consigues clientes frecuentes para tener sexo, respecto a este tema y por protección tuya y de nuestras chicas, tenemos habitaciones aquí mismo, no habrá necesidad de que los acompañes a un hotel, ya te diré las tarifas y demás, así como la forma de trabajar, en el local más chicas yo siempre les pido respeto, colaboración y honestidad entre ustedes, si un cliente se decide por alguna debemos respetar la decisión de ellos y no interferir tratando de salir favorecidas, veras que aquí el sol sale para todas y todas se van contentas y con un buen dinero a sus casas cada vez que finaliza su jornada laboral, como en cualquier trabajo tenemos horarios y comisiones por cada cosa que realices, no te preocupes por no tener experiencia en esto, ¿sabes? Ninguna de nosotras nacimos siendo putas, eso lo vamos aprendiendo y perfeccionando día con día como en cualquier otro lado, Miri tú siéntete como en casa y trata de disfrutar de la experiencia, mantén el ambiente de trabajo agradable y cordial y ya verás cómo pronto te sientes y eres parte de este ambiente y todas nosotras seremos tu nueva familia, ahora ven que te muestro el lugar y bienvenida.-

-Solo un par de consejitos más mientras te enseño todo, para que todo te sea más fácil y te vaya mejor, no te gastes todo tu dinero, trata siempre de ahorrar algo, no sabemos si mañana vayas a necesitarlo, con otra parte de tu dinero invierte en ti, en tu imagen, cómprate nueva ropita, cremas, perfumes, metete a hacer ejercicio, come sanamente, en esta profesión dependemos de nuestro físico mientras más tiempo luzcamos mejor más tiempo nos durara este trabajo, trata muy bien a tus clientes, se su novia por unos instantes, pero nunca te enamores de alguno, no olvides que realmente no eres el amor de su vida, ni su esposa, ni su novia, quizá y en el mejor de sus casos seas solo su amiga, la mayoría de nuestros clientes están casados y créeme que no van a dejar a su mujer por ti, aunque tu estés muchísimo más hermosa, no van a divorciarse, pásatela bien pero no te ilusiones en vano y recuerda usar siempre preservativo, si te embarazas será solo tu problema, ellos no te van a responder ni a dar la cara, además del riesgo de que te contagien algo feo y peligroso o mortal, por más que te ofrezcan dinero para hacerlo sin condón no aceptes nunca, si sigues estas indicaciones te va a ir muy, pero muy bien mujer.

A esa hora varios meseros hombres se afanaban por limpiar el amplio lugar, acomodar las sillas y las mesas y poner manteles sobre las mismas, todavía era temprano para un negocio de este tipo, por lo que se mantenía cerrado en espera de recibir muchos clientes en media hora, Brenda me mostro las instalaciones, la pista de baile central con mesas a su alrededor, cerca de los camerinos una plataforma elevada medio metro del suelo donde salían las chicas que bailarían en aquellos fálicos tubos de metal hasta quedar completamente desnudas, los baños en el otro extremo, el bar repleto de botellas, los cuartos de baile privados y subiendo una escalera se encontraban los cuartos destinados a tener relaciones con los clientes, en total 6 habitaciones disponibles y en el tercer piso del local, un par de habitaciones más, una bodega y las oficinas de Brenda; Yo escuchaba atenta cada palabra o comentario de mi nueva jefa, tratando de aprender todo cuanto me decía y contrariamente a lo que había supuesto, no me sentía mal conmigo misma por haber tomado la decisión de convertirme en puta.

Luego me mostro los camerinos de las chicas donde dejaban sus pertenencias en lockers y ponían su ropa, contaba con duchas para bañarse y enormes espejos para maquillarse y arreglarse, me presento a todas las que estaban presentes y sentí un ambiente de armonía y camaradería desde ese primer contacto, les pidió que fueran buenas , pacientes y que me ayudaran en lo que pudieran, me mostro la entrada trasera del local, que sería por donde ingresaría a trabajar de Martes a Sábado de 9:00 p.m. a 4:00 a.m. Y finalmente volvimos a su oficina donde firme un contrato y me explico las tarifas por cada servicio, explicándome que la casa se quedaba con el 20% de las ganancias y que aparte había que pagarle a ella por el uso de los cuartos, emocionada firme gustosa pensando en todo el dinero que ganaría, y como le había hecho cuando me escape con mii novio más de un año atrás, me dispuse a disfrutar de mi nueva condición y entorno. 

Entre papeleo, consejos e información el reloj ya marcaba las 11:45 de la noche, Brenda regreso por mí a su oficina, en total ella se había salido un par de veces, la primera cuando abrieron y la segunda media hora atrás y ahora entraba apestando a cigarro y con ligero olor a alcohol, supongo que había estado en la mesa de algún cliente, con una franca sonrisa me pregunto.

-¿Lista mi florecita, terminaste de leer y firmar todos los documentos?

-Recién termine Brenda, disculpa que haya venido a robar tu tiempo sin avisar y mil gracias por todas tus atenciones-

-No te preocupes, así es este negocio, vivimos de noche y muchas veces a la carrera, pero anda, volvamos a la pista, ya hay varias chicas bailando, sirve que aprendes viéndolas moverse en el escenario-

La seguí en silencio, había pensado que al término de todos los trámites regresaría a casa y comenzaría a trabajar al día siguiente, pero al parecer Brenda no perdía el tiempo y ese sería mi primer día como fichera.

-Me da gusto ver que sabias a lo que venias Miri, te arreglaste muy guapa, muy pocas chicas consiguen cliente su primer noche e incluso su primer semana, pero yo creo que tu si conseguirás que al menos alguien te invite un par de tragos y te saque a bailar…-

Brenda no pudo continuar, un mesero alto y moreno nos interrumpió justo a la mitad de la pista de baile el salón, el lugar ya lucia bastante nutrido a esa hora, intercambiaron unas cuantas palabras y ella se volvió hacia mí con una sonrisa de oreja a oreja

-¿No te lo dije mujer?, apenas te vieron y ya un caballero quiere conocerte, recuerda todo lo que platicamos, Daniel te va a llevar a su mesa, te deseo lo mejor y buena suerte-

Luego Brenda me abrazo efusivamente y me dio un beso en la frente antes de sentarse en otra mesa donde alguien la había solicitado, por mi parte le sonreí tibiamente al mesero y el me pidió que lo siguiera.

Las rodillas me temblaban a cada paso, no habría más preámbulo ni preparación alguna, me conducirían a la mesa de un desconocido al cual debía tratar cariñosa y amablemente, no sabía de qué iba a hablar, ni que esperar al respecto, pero mi decisión estaba tomada y me arme de valor para iniciar mi nueva vida como puta.

-Aquí está la chica señor, ¿Desea algo más?-

-Nada más amigo, tráele una copa a la señorita y dos coca colas frías-

Respondió el sujeto después de mirar su botella que se encontraba medio llena, me hiso señas para que me acercara, se puso de pie y me beso en la mejilla a modo de bienvenida.

-Hola preciosa, Juan mucho gusto-

Juan era un tipo muy moreno, feo y desaliñado, de aproximadamente un metro con ochenta y cinco centímetros, con un prominente abdomen debido a su obesidad, dientes chuecos y amarillos, pelo lacio y ralo, de unos 38 años según mis cálculos inicias, vestía unos enormes pantalones vaqueros y una amplia camisa a cuadros.

-Mirielle mucho gusto y gracias por invitarme- dije recomponiéndome al tiempo que me sentaba a su lado.

Empezamos a charlar sobre banalidades y cosas sin importancia, yo fingía tener toda la concentración en mi cliente aunque por ratos desviaba mi mirada observando las demás mesas y a las chicas desnudarse lentamente en aquella pasarela, incluso por ratos el tipo conseguía hacerme reír con sus ocurrencias, de iniciar charlando solamente, el redujo la distancia entre nosotros y ahora me tenía abrazada por los hombros, a veces me susurraba cosas al oído y otras tantas me mordía la oreja o me besaba el cuello, el tiempo transcurría su marcha y otra copa le siguió a la primera, y luego otra y una más y sin darme cuenta había ingerido 6 en tan solo hora y media, motivo por el cual me zafe de sus brazos y me dirigí a orinar al baño.

Regrese a su lado un tanto mareada y eufórica, 6 copas significaba más dinero del que había visto desfilar en mis manos últimamente, el por su cuenta había dado termino a su botella y llamo al mesero para pedirle otra copa más para mí y luego la cuenta, el mesero cumplió con prestancia su cometido y mi cliente pago todo sin chistar, dejando claro que traía dinero consigo, luego se giró donde me encontraba.

-Me la he pasado de maravilla a tu lado Mrielle, y para cerrar con broche de oro me gustaría cogerte muy rico nena, ¿Cuál es tu tarifa, cuanto cobras cariño?-

Poco falto para atragantarme con el licor de mi copa, no había esperado que mi cliente quisiera sexo, pensé que sería un rato su compañía y después se iría, apure el contenido de mi copa pensando que cantidad decirle y finalmente le respondí el precio por la tarifa más alta que me había dicho Brenda, así como un 40% más cara el precio de la habitación, todo más con el ánimo der librarme de aquel sujeto desagradable que por ganarme un buen dinero.

Juan se quedó en silencio unos instantes, como si consulta a su bolsillo antes de tomar cualquier decisión, igualmente callada esperaba yo que declinara pagar tal cantidad, finalmente abrió la boca para responderme.

-Está bien Mirielle, ¿Te pago a ti o al mesero?

-Un segundo, primero debo avisar a la dueña para poderme ausentar- le respondí sin mirarlo, haciéndole señas a Brenda para que viniera, quien se acercó con rapidez a auxiliarme.

-¿Puedo ayudarlos en algo chicos?-

-Sí, mire señora quiero llevarme a Mirielle por una hora, me dio su tarifa más el precio por cuarto y estoy de acuerdo-

-¡Excelente elección caballero!, Miri es una de nuestras mejores chicas, ya vera que so lo pasara de maravilla- luego tomo el dinero de la mano de Juan y se lo guardo en el escote, sonrió de nuevo y añadió –Mando que arreglen su habitación, en unos minutos el mesero los conduce a su nidito de amor, buenas noches y diviértanse mucho-

Yo mantenía una sonrisa forzada al tiempo que Juan me abrazaba de nuevo mientras esperábamos, pasados unos largos minutos volvió el mesero y lo seguimos hacia nuestro cuarto tomados de la mano, la diferencia de estaturas entre nosotros así como el tono de piel eran notables, yo volteaba mi rostro para evitar que tanto Juan como el mesero me vieran completamente roja de vergüenza, el mesero abrió el cuarto invitándonos a pasar, me entrego un paquete con varios condones y anuncio.

-Por ser un cliente especial la dueña dice que pueden tomarse 15 minutos más sin problema alguno, cualquier cosa que necesiten pueden marcar el 0, me retiro-

La habitación era amplia, muy limpia y olía bastante bien, una enorme cama King size al centro con sabanas rojas y su buro al frente con una televisión a color y un jarrón de rosas descansando sobre él, un enorme espejo en la pared y una cálida y tenue luz iluminaban la estancia.

Juan despidió al mesero dándole su propina y cerrando la puerta una vez que salió.

-Ahora si corazón, por fin solos….- me dijo Juan mirándome con lujuria 

Yo permanecía al lado de la cama, puse los condones en una mesita y esbozaba una tímida sonrisa, sin responderle él se acercó a mí.

-Hora de trabajar muñeca, pon esa boquita linda en acción-

Respire profundamente y me hinque lenta y mecánicamente, desabotone sus jeans y deslice la bragueta hacia abajo para posteriormente despojarlo de los mismo, le tocó el turno a su trusa y me encontré con un miembro masculino prieto, grande y gordo aun flácido y bastante peludo no muy aseado.

-Toda tuya princesa-

Agarre aquel poderoso pene y acerque mi boca para lamerlo y chupárselo, de inmediato percibí su fuerte olor a orines y sudor y de inmediato me hice para atrás como impulsada por un resorte con un gesto de repugnancia, afortunadamente él no se percató de ello, ya que se encontraba ocupado quitándose la camisa.

Hice de tripas corazón y metí aquel vergon prieto en mi boca, él ya estaba completamente desnudo y cada vez que pretendía chupársela toda mi rostro chocaba con su voluminoso vientre, de cualquier forma proseguí comiéndosela haciendo de lado mi cabeza, a ratos lamia su enorme glande y otra veces dejaba que se deslizara todo lo que me cupiera hacia el interior e mi garganta, sintiendo aquel cuerpo cavernoso rozando mis dientes.

-¡SLURP, SLURP!-

-Mmmmmm que rico nena, así mmmm, comételo todo putita-

Abrí mis ojos como platos al escucharlo nombrarme putita, y contrariamente en vez de inhibirme me excito aquel trato y empecé a mamársela con ganas por más de diez minutos, dándole largos lengüetazos, chupadas e incluso suaves mordidas mientras algo de saliva resbalaba por mi boca.

-MMMMMFFFGGHHHHH-

-¡Mffgghh, Aaaahhh!-

-Mmmmmmm, siiiii, ¿Te gusta chupar verga putita viciosa?, mmmmmm, tienes una hermosa boquita perversa, ¡oooooh Ssiii!-

Saque su verga de mi boca para tomar un poco de aire, ¡Dios mío!, ahora podía observarla completamente erecta y dura, aquel miembro viril era más largo que el de Alfredo y mucho más ancho, sentí escalofríos al pensar que aquel enorme pedazo de carne iba a penetrarme, ni siquiera estaba segura de que me entrara aquella enorme pija, ya no digamos de poder recibirla toda.

El me sujeto de los hombros y me hizo poner de pie

-Aaahh, eres una princesa golosa, pero no quiero terminar en tu boca, aun nos faltan muchas cositas por hacer putita linda-

Me dijo jadeando al tiempo que me sacaba el vestido y me desabrochaba el sostén, luego me atrajo hacia él y me bajo mi húmeda pantie, para posteriormente abrazarme con fuerza y deslizar sus manos por mi espalda hasta magrear mis nalgas a su antojo.

-Mmmmm, ¡Que rica estas putita!, este culote esponjoso esta para perforártelo todo el tiempo, espero que esta hermosa rajita húmeda sea igual de hambrienta que tu boca perrita-

Me dijo Juan al mismo tiempo que acariciaba mi peludo pubis y abría mis labios palpando mi humedad, no sabía cómo aquel desagradable obeso y vergudo tipo conseguía que me mojara, pero la verdad es que estaba empapada y nerviosa.


Afortunadamente entre los condones que Daniel me dejo había uno extra grande, se lo coloque cuidando al máximo no rasgarlo ni romperlo, volvió a ponerme de pie y me hizo girarme hasta que quede dándole la espalda, luego me doblo de la espalda, quedando empinadita.

-Sí, así mi puta culona, quiero cogerte por detrás, quiero metértela de a perrito-

Cerré los ojos cuando el coloco el enorme glande de su ancha vergota en la entrada de mi húmeda cueva, como si así minimizara el efecto del dolor que seguramente me causaría al entrar, y luego aquel hombre obeso y sudoroso comenzó a empujar su verga con fuerza.

-¡Uuuffff Puta!, estas súper apretada, me fascinan las perras estrechas, mmmmm-

-Oooooh, ¡Ooooh!, ¡Aaaaayyy!, ¡Aaaayyyyy!-

Gemía y gritaba presa del dolor, recordé que también con Alfredo había sido doloroso aunque eso no se comparaba para nada con esto, tenía que hacer algo o no resistiría mucho tiempo más aquel dolor agudo y quemante.

-¡Empuja más fuerte cabrón!, ¡Métemela toda!- Grite desesperada

Por fortuna aquello le dio el empuje faltante necesario para que su vergota se abriera paso con fuerza hacia el interior de mi vagina.

-¡Aaaaah siiiiii Puta, tómala toda!-

-Dame duro Papi, ¡Cógeme toda!-
Juan empezó a bombearme con frenesí, pese a su volumen mantenía un ritmo constante en sus embestidas, yo sentía aquella verga estrechar mis paredes y abrirme con cada mete-seca, para mi sorpresa mi obeso jodedor se mantuvo dándome verga por más de diez minutos.

-Uuuuf espera mami, necesito recobrar el aliento- Dijo Juan al tiempo que se dejaba caer pesadamente en la cama, la cual crujió con su peso, yo me encontraba muy mojada y súper excitada, finalizado el dolor inicial, los últimos minutos me los había pasando genial, quería más verga, necesitaba aquel enorme miembro dentro de mí, sin pensármelo mucho ni importarme la visión de su abultadísimo vientre me decidí subir a cabalgarlo.

Agarre su hermosa vergota y me la coloque en la entrada de mi anhelante raja, sin pensar en las consecuencias o el dolor me deje caer empalándome por completo y para mi sorpresa descubrí que tenía toda aquella inmensa verga adentro.

-¡Aaaaah papi!, la tienes gorda cabrón, uffffn mmmmm-

-¡Aaay pendeja!, eres una puta insaciable-

Comencé a montarlo con frenesí y lujuria, moviendo mis caderas en círculos y apretando su pene con fuerza, mientras el sudaba copiosamente y trataba de jalar más aire, intentando calmarse, notoriamente al borde de eyacular, yo subía y bajaba clavándome su miembro entre jadeos, también muy cerca del orgasmo.

-Sssssssss, aaaahhh ssssssss, ¿Te gusta papi?, ¿Te encanta cogerme cabrón?

El por respuesta apretó mis nalgas con fuerza desesperado, al contacto de sus manos magreandome no pude controlarme más y explote deliciosamente sin dejar de cabalgarlo, Juan debió sentir el calor de húmeda cueva y finalmente eyaculo con violencia.

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAhhhh!-

-¡Ay puta que rico me estas vaciando!-

-Mmmmm sssi papi sssssssh, sssss mmmmmmuuuuuf, ¡aaaaaaahhhh sssssss!-

No me Salí hasta sentir el ultimo espasmo convulsionando su pene, finalmente lo hice mientras el seguí recostado mirando hacia el techo jalando aire por la boca, con alegría comprobé que toda su semilla se había quedado en el condón y este no presentaba daño alguno, pensé que por lo apretada que estaba se hubiera roto o rasgado, pero afortunadamente no era así, con el preservativo usado lleno de esperma me dirigí al baño donde lo tire en la basura y tome una ducha caliente para quitarme el sudor del cuerpo.

Al salir nos quedaban un par de minutos para terminar con la hora y cuarto que teníamos, él ya estaba vestido, se levantó y me extendió otro fajo de billetes

-Tu propina Mirielle, ha sido una de las mejores noches de mi vida, mil gracias, te prometo visitarte pronto-

Me beso la cabeza y salió de la habitación, yo me vestí con calma, sabía que nadie vendría a tocarme para que me apresurara, ya arreglada de nuevo Salí a la pista de baile nuevamente y sonriendo me dirigí a la mesa donde otro tipo me hacía señas para que me acercara…

-Estupenda ganancia para una noche de trabajo Miri y más por ser tu primera-

Me dijo Brenda al entregarme el dinero que había ganado una vez que ella se quedó con lo del cuarto y con su porcentaje al final de la jornada, no había más parroquianos en el local, solo algunas chicas que estaban esperando su turno para su paga y los meseros que limpiaban y dejaban las sillas y mesas volteadas antes de retirarse.

-Te esperamos mañana Miri preciosa, llame un taxi de confianza para que te deje con Magda, buenas noches y descansa-

Me despedí de Brenda, de todas las demás chicas y de los meseros y volví a mi modesto departamento cuando ya casi amanecía, estaba feliz y satisfecha, había conseguido ganar en una noche lo que en tres meses de trabajo en mis anteriores empleos, pensé en despertar a Magda para contarle como me había ido y así aprovechar para pagarle lo atrasado, pero ella seguro aun dormía y yo estaba bastante cansada, así que eso podía esperar hasta la tarde.

Claro que volví al club de Brenda la siguiente noche y muchísimas noches más hasta completar un año, aprendí de muchas chicas y ya sabía cómo bailar eróticamente en el tubo y desnudarme con gracia y coquetería, desde hace muchos meses ya no vivía en el edificio de Magda, ahora rentaba un departamento mucho más amplio y bonito y muy cercano al club donde trabajaba, pero seguía frecuentando a Magda y a veces me acompañaba de compras o la invitaba a comer o cenar, ella había sido de muchísima ayuda y había tenido voz de profeta.

Como lo había predicho Magda mi vida había dado un giro de 360 grados, ya no sufría apuros económicos, me iba bastante bien económicamente que incluso podía ahorrar una buena parte y darme mis lujitos, respecto al sexo cada vez se ponía mejor el asunto, ahora tenía clientes frecuentes y habituales e incluso los domingos y lunes que el club nocturno no habría yo me citaba con ellos y así ganaba más dinero sin tener que pagar comisiones y demás, desde hace más de medio año ya no me masturbaba como solía hacerlo, tenía una vida sexual plena y muy activa.

Claro que Juan cumplió su promesa y me visito varias veces más en el club y otras tantas afuera del mismo, pero eso…eso es otra historia.
El diario de Mirielle II

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