Sexo con mujer con su campera de cuero puesta

Chicas, ustedes que me conocensaben cómo me tira el cuero, por algo mi apellido. Pero esperen, que aún nosupieron todo lo que Diego Cuero puede hacer con una mujer, sobre todo si tienepuesta una fina prenda del material.
 
Esto fue el lunes tras mi clasede piano en Olivos, donde  me van lasdamas, varias maduras. Entre ellas una nueva que se incorporó hace poco, unatal Nelly, de unos 50 y pico, rubia, fina, linda, y encima, qué: campera decuero negra fina, y eso que el lunes hacía calorcito y una humedad de mierda.Pero bueno, parece que la señora gusta del cuero nomás, así se vino de Capital,donde vive, a piano. Apenas la vi, imaginen, la profe me preguntó dónde queríasentarme y le dije al lado de ella, me cargó "¿por qué con Nelly, tenésalgo je je?" y yo sólo sonreí pícaro de una. Y los y las demás se dieroncuenta de que yo hacía algo raro, que la mironeaba, pero ya me conocen. Clase,pentagrama, piano, Beethoven, qué sé yo qué más, yo dale con la rubia de cuero.Cada tanto atinaba a tocarle apenitas el brazo para sentir su campera, paracolmo de ese cuero fino de mujer, te juro que quería cogerla ahí, pero me ibana echar.
 
Pero la chance llegó. Tras horitay media de piano, copada, me fui con Nelly a esperar el remise de vuelta acasa. Como no venía y eran las ocho, llamé y me dijeron que tenían una hora dedemora, cagada porque me quería volver temprano. Nelly, copada, me ofrecióllevarme ella en su auto, acepté obvio, cancelé el remise y me fui con lamujer, que  eencima me tomó del brazohaciéndome volar de calentura con su fina campera de cuero, más la cartera,obvio, del mismo material. Encima fina, habla idiomas, todo. Como caballero quesiempre soy con las mujeres, más si usan cuero, le dije que como retribución lainvitaba a tomar café. Nelly exclamó chocha "qué divino, graciasamor" y fuimos nomás. Y le fui entrando de a poco, charlita, cosita,mimito, que sos dulce, que linda, que si te gusta el piano, etc, no habíamosintimado tanto (en la charla, ojo) hasta ahí. Nelly sospechó algo, y más cuandoya sentados en el café me tiró "¿vos estás enamorado de mí o meparece?". No supe qué decirle, atiné a sonreír y la tipa medio adivinó mimente. "¿Tenés ganas de darme un beso?", preguntó. Le dije que sí,por qué no, amable, dulce, no le dije de su cuero claro. La rubia tiró:"Bueno, terminamos el café  y vamosal baño, y ahí me das un beso". Pensé qué rara esta mina, de dónde tanfácil, será que yo tengo levante.
 
Y así fue. Tras el café con lecheque le pagué, la mujer (media mimosa) me volvió a tomar del brazo, volvió acalentarme y fuimos al baño. Y al entrar, me pidió un beso. Le di uno en lacara, pero ella pidió un beso en serio, un pico. Me reí y medio que me costó,pero ella me acarició y con el brazo recubierto por su campera de cuero me tocóla cara. Ahí sí desaté mi furia: la abracé fuerte, acaricié fuerte pasándolemis manotas bien por su campera de cuero, la besuqueée bien y le dije loco"che rubia, podríamos tener una noche vos y yo". Y Nelly mesorprendió: "Cuando quieras mi amor, ¿cuándo querés?" Por respuesta, lavolví a abrazar y manosear la campera de cuero cada vez más, la tipa amagó asacarse la campera pero le dije "no, no, esperá, no te saques, te voy amostrar algo, cerrá los ojos". Lo que le mostré fue coger: mientras laseguía manoseando con su campera de cuero puesta, le pasé las manos por sugorda cola, la tipa se reía y no decía nada. Le bajé loco el pantalón fino, levi la bombacha, se la bajé enloquecido, me bajé lo mío y tras pelar el peneque  me crecía terrible, se la metí porsu vagina sin asco ni temor. Nelly gimió y decía "ahh, cómo me gusta"mientras yo se la daba duro de parado contra la puerta del baño, sin sacarlemis manos de su campera de cuero. Y tan loco me puse por su prenda y por ellaque mejor que si estuviera desnuda, me vine y eyaculé tremendo semen en lavagina de la rubia, que al sentirlo gimió, gritó, rió fuerte, todo junto, tantoque le tuve que tapar la boca. Al sacársela aún excitado, Nelly pidió que se lapasara por la boca, le di y ella tragó el poco semen que chorreaba,excitadísima y chocha de placer. "Pero qué divino, sos un potroDiegui", alabó la señora.
 
Nos lavamos, besamos de nuevo, laayudé a acomodarse su pantalón caballero como soy, la mujer me invitó para unode estos días a comer a su casa, así que  nos pasamos nuestros teléfonos. Y antes dedespedirnos, la hice completa y le pedí que me regalara su bombacha, o lo quetuviera de su cartera. Generosa, la mujer dijo sí, me metió en el auto,disimulando se qitó la bombacha y me la dio juntocon un fino lápiz de labios rojo. "Para vos, amor, es uno de los quetengo, hasta que nos veamos en casa te podés entretener", comentó riendo. .Una genia, y nomás me llevó a casa. Viste vos, viene bien que no te venga elremise. Siempre hay una mujer que te lleva, y con campera de cuero.
 
 

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