Fantasías de una mujer madura 4.

Aquí al cuarta parte de este relato cachondo y sensual. Lean y no se olviden de comentar; comentar es agradecer.


Cuando llegamos a mi casa que como ya lo he dicho estaba a casi nada de mi negocio pronto nos dirigimos a la habitación. Mi habitación tiene un baño completo con todos los servicios por lo que no necesitariamos salir de allí en un buen tiempo; nuestro tiempo, el tiempo de nuestro placer.

Sin mediar palabra comencé a desvestirme mientras lo miraba por encima del hombro y pude ver que él me desnudaba con su mirada, sus ojos se clavaban en mi y me recorrían todo el cuerpo con una sensualidad propia de la edad, era como quien descubre el sexo por primera vez.

Cuando estube desnuda sólo le dije:

-Ahora sigues tú- y él lo hizo también sin mediar palabra, se desnudo y a mi me deleitaba mirar como se quitaba la ropa, sin duda lo mejor fué cuando lo tuve frente a mí en truza pues su pene estaba erecto a más no poder y parecía que estaba tan incómodo dentro de ese trozo de tela que se fuera a salir, se marcaba su glande y veían a la perfección la forma de sus testículos, era sin duda una imagen muy cachonda. Yo estaba cachonda pues acababamos de tener un juego sexual previo donde én habia eyaculado y yo me habia corn ricos orgasmos, de eso apenas harian veinte minutos a lo mucho pero gracias a que era joven ya estaba en forma para volver a tener sexo y ahora sí sería sexo; porque yo ya anhelaba el coito más que nada pues el previo ya lo habiamos disfrutado largo y tendido, y era precisamente así como lo habia querido pues en todos nuestros encuentros jamás habiamos tenido el coito y yo sabía que era mejor así porque ahora que ya habia eyaculado seguía teniendo ganas de mí y de eso me dba cuenta al sentir su respiración aun en la distancia.

Estaba agitado, con la agitación propia de quien tiene la lívido a tope y eso me ponía cachonda como hembra en celo pues me despertaba tantos deseos el saberme amada, deseada y saber que todavía podia provocar a un hombre de esa manera; sexo y nada más.

Si él me deseaba -y estaba segura que si- me sorprendia su autocontrol porque no se dejaba ir sobre mí ni padecía los sintmas de la premura por meter aquello, y eso es más bien raro en un hombre pero sin duda esas cualdiades eran lo que yo habia buscado en mi amante, este que ahora bien habia conseguido para mí y siendo además joven y con tamaño miembro ¡qué más podia pedir!

-Ven a mí- le dije con una voz que sin quererlo se entrecortó porque mi entrepierna ya sentía su miembro dentro, él se acercó sin timidez y verlo andar con esa seguridad pero con el pene erecto debajo de la truza era algo tan erótico como cómico, pero era cómico en el buen sentido en ese sentido que puede despertar más el deseo de una mujer.

Cuando lo tuve junto a mí, él de pie y yo sentada al borde de la cama, mi instinto fué el de meter su pene aun con la truza dentro de mi boca; gracias a que se habia corrido casi apenas ahora aguantaria más y podria metermela bien hasta hacerme correr pero antes quería estimlarlo y estimularme a mi también, el tacto de su pene bajo la truza me excitaba, me encantaba sentir la textura de la tela, con mi lengua palpaba los rebordes de cada costura de su truza y sentía sobre todo la forma de su glande, cuando lo tuve bien humedecido le saqué la truza y de nuevo -aunque ya lo conocia- me sorprendi por su miembro, vale decir que no era una enormidad pero si tenia un bonito color, una forma preciosa con un par de venas bien marcadas y eso si el amaño justo para no dejarla a una con ganas, al menos cuando lo metía en mi boca era capaz de estimularme hasta que sentia que mi vagina estaba bien dispuesta para recibirlo.

Mientras se lo chupaba él me sostenia la cabeza, eso nunca me habia gustado pues me hacia sentir sometida sin embargo con él hasta ese pequeño gesto lo disfrutaba, quizás porque me concentraba tanto en disfrutar su pene que ni me fijaba, sólo lo metía y lo sacaba de mi boca mientras jugaba con mi lengua así la forma de su pene iba quedando impresa en mi lengua hasta hacerme capaz de recordarla cuando él ya no estaba conmigo y debo decirlo a manera de confesión que me llegué a masturbar recordando ese pene en mi boca, pero ahora lo sentiria dentro de mi vagina y eso seria sin duda más estimulante. Mientras lo chupaba de esa manera también me tocaba mi clitoris y sentia como  mi propia vagina se lubricaba con naturalidad.

Cuando estuve a punto de correrme me dejé de tocar y retiré mi boca de su pene, al mirarlo allí grande, erecto y con la forma precisa le dije:

-Ya métemela... seguro lo deseas ¿no?

-Si...- me contestó él mientras me miraba intensamente a los ojos y después bajaba su mirada a mi vagina.

-Anda dime que quieres metérmela...

-Quiero metérsela... ya.

-Anda métela entonces... ¿dices que antes sólo tuviste coito una vez con tu novia? ¿Verdad?

-Si- contestó él.

-Entonces debes desear mucho meterla ¿no?- al decirle esto puse su pene en el borde de mi vagina mientras rozaba suavemene mi clitoris con glande; carne con carne.

-Si la deseo.

-Entonces empújalo- le dije y me abrí a plenitud para uqe entrara.

Su pene se deslizó lentamente por mi vagina, pude sentirlo entrar, mi vagina lo recibia con agrado era el tacto preciso pero sin duda me sorprendio que se controlara de manera tal que  no empezó a menearse en copúlla al instante sino que más bien me la metió poco a poco, como si palpara cada rincón de mí antes de ejecutar la danza sexual.

-Ahhh... es grande- le dije con sinceridad y para motivarlo.

-¿Le parece grande?

-Si, lo suficiente... y seguro que sabes moverla ¿verdad?

Entonces él comenzó a moverse despacio atrás y adelante.

-Mmm que cabrón!- le dije, habitualmente no uso palabras altisonantes pero en ese momento sin duda mi razón ya no era quien dominaba mi ser.

-¿Le gusta?- me preguntó él con algo de inseguridad y para contestarle moví mi propia pelvis mientras que apreté un poco la vagina para que me sintiera.

-Si... si sssi me gusta- le contesté verbalmente lo que ya habia contatado él con la voluntad de mi sexo.

Después de meterla y sacarla un rato así comenzó a moverse de manera circular y eso me provocó el segundo orgasmo... estaba a punto de perder la cuenta de cuantas veces me habia corrido ese dia.

-¿Ya mero te vas a venir?- le pregunté después de ese orgasmo que sin duda él debió de haberme sentido, yo estaba muy pero muy excitada.

-Si ya casi- me dijo él mientras seguía moviéndose en mi. Debo decir que su pene estaba tan tieso que podia sentir esas venas en cada ir y venir, era una sensación tan placentera que no queria que acabara jamás.

-Ok, ahora sácala y métela toda. Pero sácala hasta afuera que se alcance a cerrar mi vagina y luego la metes. ¿Va?- le pedí eso porquequeria sentir toooodo su pene entrar y salir para correrme otra vez, mientras lo comenzó a hacer yo me toqué mi clitoris. Y él hizo aquello mucho mejor que lo que yo hubiera podido hacer con un dildo. Tenia un ritmo muy bueno.

-Ya me voy a correr...- me dijo mientras seguía haciendo eso de meter y sacar por completo, yo estaba tan estimulada de sentir su pene entrar y salir, de notar esas venas y la forma de glande, además de sentir como su prepucio se le recorria ocasionalmente... sería injusto no decir que aquello figuraba ya entre los mejores polvos de mi vida.

-Córrete afuera, encima de mi- le pedí. Y después de unas cuatro o cinco repeticiones de aquello, se vació sobre mí, pude sentir su  semen salpicándome la pelvis, el vientre y una  chispa alcanzó mis pechos. Sin duda aquello habia sido también una explosión de placer para él.

-¿Sabes? - le dije mientras me limpiaba- me gustaria que la próxima vez me trataras como a una puta, que hicieras conmigo lo que quisieras... ¿te gustaría hacerme el anal? - le pregunté y nada más me escuchó sentí que una nueva chispa de deseo se encendia en él, y eso estaba bien porque ya me habia tenido, habia sido suya pero ahora se iba de nuevo con algo para rercordad con cosquillas bajo su pantalón.

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