mi novia y su amiga

Mi novia y yo siempre nos sentimos atraídos por la aventura. Queríamos experimentar una relación de tres con otra mujer. A mí me encantan todas las zorras y si son morenas, flacas, bien culonas y con grandes tetas mejor. Lo más importante era que fueran bien fogosas y locas en la cama. Mi mujer consintió que experimentemos con alguna amiga que a ella le gustase también, pues quería experimentar una relación lésbica y heterosexual a la vez.
Salimos esa misma noche a bailar a un boliche de zona norte y nos la pasamos de maravillas. Había allí muchas mujeres bellas y debo confesar que mi novia era una de las que se destacaban con su hermoso cuerpo, con un vestido blanco entero tipo mini que le dejaba ver sus espectaculares piernas y su apretado culito redondeado. Las mujeres la miraban todo el tiempo y los hombres se la comían con los ojos, y por supuesto yo me había quitado toda actitud de celos para esta salida. Eso me agradó porque disfrutaba viendo lo popular que era mi chica en esa discoteca, sin necesidad de mezquinarle algún comportamiento lascivo.
mi novia y su amigaCuando nos dispusimos a salir de allí eran como las 4 de la madrugada y vimos a una chica sentada en uno de los sillones de los reservados mirándonos a los dos, parecía querer impresionarnos con su elocuente belleza. Resultó ser una vieja amiga de mi novia Julia, que por cierto ella también era hermosa por donde se la mirara. Una morena de pelo lacio y mirada sensual. Las dos se saludaron efusivamente porque hace años que no se veían. Julia se acercó despacio caminando hacia su misteriosa amiga y luego de ese efusivo abrazo la encaró hablándole reservadamente. Le invitó un trago de parte mía y ni bien me presentó, podía verse esos preciosos dientes de marfil junto con esos carnosos labios morenos. En la sonrisa de ella pude notar una leve mueca dirigida especialmente a mí, por el cumplido de invitarle un trago. Las dos hablaron por el espacio de una hora. Charlaron muy contentas sobre hombres, también de sus carreras y de sus vidas. Yanet le contó que ella era divorciada y de que no quería ponerse en pareja por el momento. Julia le dijo que ambos nos llevábamos muy bien y que nos íbamos a casa, que si quería venir con nosotros, que la invitábamos con mucho gusto, pues nos había caído a los dos de mil maravillas. Era lo que a ambos nos gustaba: una hermosa morena, simpática y con un cuerpo de película. Además mi pareja se había dado cuenta que su amiga se había fijado mucho en mí.
Llegamos a casa y las dos seguían hablando muy amistosamente, era un buen paso para lo que vendría después: haríamos una partuza que los tres disfrutaríamos como locos. Julia (mi mujer), Yanet y yo. Yanet nos contó que ella vino a la Argentina luego de estar viviendo en Colombia (ella era Argentina pero de origen caribeño), y que le encantaban los argentinos y este país. Ella quería volver a vivir en Argentina y tal vez conocer a alguien de aquí, ya no le interesaba volver a su segunda patria.
Cuando eran casi las 6 de la madrugada y ambas mujeres se encontraban en una charla muy acalorada, vi como Julia le enchufó un beso francés a nuestra sensual amiga Yanet. Los tres reímos por la borrachera que teníamos e hicimos silencio por un rato. La mire con ganas a la amiga de Julia y ellas se volvieron a reír a carcajadas de pura alegría. Lo inevitable estaba por suceder.
Cuando mi mujer y Yanet se quedaron sentadas las dos mirándose conmigo y yo en el medio de las dos. Mis hembras se comenzaron a acariciar lentamente y en un par de largos minutos los tres estábamos besándonos y saboreando nuestras bocas en un impulso desenfrenado de devorarnos entre los tres. En ese instante de frenesí fue que me quede más tranquilo que íbamos a disfrutar esta fiestita. Me decidí ir más rápido que ellas dos y quitarme la camisa, en ese momento ambas saltaron a mi pecho, besándome y sobando mi tórax hasta llegar de a poco a mis partes íntimas. En ese momento, Yanet, mirando a mi mujer dijo: "que espera para chuparlo", Julia estalló de la risa por como lo dijo y la miró con carita de cómplice. Ambas me desabrocharon la bragueta del pantalón y agarraron mi falo y empezaron a pajearme con mucho ímpetu y fuerza. Sus frenéticas manos hacían volar mi testosterona a un millón de revoluciones tirando de mi falo como si fueran dos locas hambrientas de pija. Las bocas de ambas sobaban mi glande que estaba más rojo de un pimentón, primero una y después la otra. Se turnaban para meter la boca en mi pija. ¡Como la chupaban esas guanacas! La negrita Yanet se la metía hasta el fondo de su garganta ahogándose con su saliva y mis líquidos seminales y mi mujer seguía con su sonrisa contenta de placer por verla desperrada chupando la pija de su prometido - Yanet la tenía loca a Julia por lo lindos que le parecíamos a los dos y la cuestión es que la invitada estaba encendida y poniendo mi pija más recta que el obelisco. Cuando se cansaron de chuparme bien la pija las coloque en posición perrito para meterles mis dedos por sus intimidades. Las dos me mostraron esos grandes y bonitos culos, mientras los efectos del freezé seguían trabajando en la desinhibición de ambas hembras... (Continuará)


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