Mis experiencias como una mujer escort (XVI)

No habían pasado ni siquiera veinte minutos, todavía seguía en el taxi, con la ventada a medio abrir y con mi pelo bailando gracias al viento que entraba, cuando mi celular comenzó a hacer ruido, bastante para ser sincera. Lo busque en mi cartera y lo agarre, tenia algunos mensajes, todos de un solo numero desconocido. Abrí el primero y el celular entro a la “conversación” que esos mensajes seguidos había creado.
—Hola, soy Magali. Te agradezco mucho lo que hiciste hoy, me encanto, y me dejo bastante cansada. Ni bien te fuiste entraron mis amigas y me vieron desnuda como vos me dejaste — decía el primero de los mensajes.
—No me tape y me frotaba despacio la concha. Estaba muy excitada. Así me dejaste vos, quiero que sepas que aunque me voy a casar, esta noche conseguiste una nueva clienta, y en cuanto menos lo esperes voy a llamarte para vernos de nuevo — eso fue el segundo mensaje.
Luego vi que me había mandado varias imágenes, de ella desnuda, parada, sentada, con las piernas abiertas, de frente y desde atrás, y como ultima una como la había visto al entrar, vestida y arreglada. Ver esas fotos me calentaron mas de la cuenta, y separe muy despacio las piernas y del modo más sigiloso que pude metí una mano por dentro de mi abrigo y me masajeé la concha por unos segundos. Evidentemente no iba a masturbarme en el medio del taxi,  esto no era “FakeTaxi” donde iba a ser todo lindo, podría terminar siendo acosada o algo, así que segundos después me detuve. Unos minutos después llegamos de nuevo a mi casa, le pague al conductor y me baje buscando las llaves en mi cartera. Pude abrir y me subí al ascensor, estando una vez dentro me saque los zapatos, lo agarré con la mano y suspire, había sido una larga noche.
Al llegar a mi piso el ascensor se abrió y yo salí, abrí la puerta de mi departamento y entre, deje los zapatos al borde del marco de la puerta y la cartera sobre el sillón. Cerré la puerta con llave y me estire. Ya era tarde de noche, solo habían algunas luces de unos pocos departamentos y alguna luz de los postes sobre la calle, y obviamente la luna y algunas estrellas. Me quite el abrigo y quede completamente desnuda. Fui hasta la cocina para agarrar algo de tomar, cuando abrí la heladera escuche unos pequeños golpes en la puerta de entrada de mi casa. Me sorprendí y fui a ver quien era, me asome por la mirilla de la puerta y vi a mi vecina,  sostenía en una mano un “six-pack” de cervezas individuales y en la otra mano un paquete de papas fritas. Abrí despacio la puerta manteniéndome detrás de ella debido a mi desnudez.
—¿Acaso estas pendiente de lo que hago, cuando salgo, cuando entro y demás? — le dije mirándola sonriendo.
—En un quince porciento puede ser, pero gran parte es por que generalmente estoy en casa, en puro silencio, ya sea dibujando o cosiendo prendas, y... por mas que tenes privacidad, las paredes no son de titanio ni parecidas a las de una bóveda del banco central — dijo mientras se reía — ¿queres tomar algo? Traje de sobre y algo para picar.
—Emm si dale pero, ¿me esperas cinco minutos? — le pregunté aun detrás de la puerta.
—si es por que estas en bolas, yo ya te vi, y cogimos,  así que deja la pacateria — sonreía.
Y con eso abrí la puerta, devele mi desnudez y me corrí, dejándole espacio para que entre, ella estaba solamente con un top negro, el pelo atado en un rodete y un short de color marrón oscuro. Entro y fue directo al balcón, se sentó en una de las reposeras y dejo el pack de cervezas al igual que las papas a su lado, yo cerré la puerta y fue a sentarme del otro lado de la comida,  abrimos una cerveza cada una y apoyamos los pies estirados por la baranda del balcón.
—¿Hoy como te fue? — me preguntó.
—Bien, estuve con una gordita, se casaba y quería probar estar con una mujer antes — le dije sonriendo y tomando de mi bebida.
—¿Sos feliz dando sexo por plata? — me miró.
—Me da libertades que creo un trabajo normal de 10 a 18 pm no me habría dado, además de que soy independiente —sonreí.
Ella se desnudo y se abrió de piernas. Tome la oportunidad para mirarla con un poco mas de detalle nuevamente, era muy linda la verdad, un cuerpo aunque poco exuberante, muy armonioso.
—¿Cómo van los estudios? —le pregunte, seguíamos tomando y comiendo, ya íbamos por las segundas cervezas.
—Muy bien, estoy preparando unas faldas con elástico para un trabajo practico que tengo que entregar, si apruebo te las puedo regalar — sonrió — tenes un cuerpo de modelito, mis maniquíes son de igual medidas.
—No te las voy a rechazar — me reí.
Seguimos charlando un par de horas así, entraba la madrugada, hasta que en cierto momento perdí el estado consciente. Cuando me desperté, estaba acostada desnuda en mi cama, con delfina a mi lado, también desnuda, ambas teníamos el pelo desordenado, y estábamos destapadas. Me estire y mire hacia la ventana. Ya era pleno día.
—Linda noche, ¿no? —me sorprendí y estaba ella mirándome.
—¿Que paso? Tengo una laguna.. —le dije.
—da, enserio, ¿no te acordas de nada? — giró hacia mi y me agarro de una de mis tetas.
—¿Otra vez tuvimos sexo? — le pregunte sorprendiéndome de la posibilidad de que me dijera que sí.
—Esta vez vos me lo pediste. Hicimos un hermoso 69 sobre las reposeras, me metiste los dedos en la cola mientras estaba apoyada en el barandal del balcón mirando los edificios, después cambiamos lugares.  Nos besamos muchísimo violándolos con nuestras lenguas. Y nuestras manos no daban abasto a tocarnos. Gemíamos demasiado, y acabamos las dos juntas — me dijo con lujo de detalles.
—Por dios... — me tape la cara — ¿le pusiste algo mas a la cerveza o que?.
—No lo descartaría... pero... no lo hice por malicia —me decía hablando suave.
—la próxima vez no lo hagas.. Me gustaría recordar momentos así, le acaricie el abdomen.
Con eso nos levantamos y desayunamos juntas, hicimos unos licuados y comimos unas frutas. Todo muy fresco, y aun estando desnudas. Cada tanto nos dábamos besos con lengua y compartíamos los sabores que conservaban nuestras bocas. Al terminar de desayunar me comento que debía seguir estudiando y preparando la ropa, además de que creía que hoy tenia que ir al local donde trabajaba ocasionalmente, fue a buscar su ropa que había quedado en mi habitación y luego yo le abrí la puerta. Nos despedimos con otro beso y la cerré.
Ahora estaba ordenando lo que había quedado en la mesa. Los vasos que habíamos usado al igual que algunos platos y restos de frutas que guarde en mi heladera. Se podía decir que había comenzado una “amistad” con delfina, y eso me alegraba, siempre se dice que esta bueno tener vecinos en quien confiar, y yo empezaba a confiar en ella. Al terminar de ordenar y lavar las cosas recibí un mensaje.
—¿Hola que tal? Sé que es re pronto, pero me gustaría volver a verte, con el calor que hay te invito a mi casa, tengo una pileta. Te podes traer una bikini y estamos acá, estaríamos solas, mi futuro marido esta de despedida de soltero por unos días afuera. Espero tu respuesta — me había enviado el mensaje Magali.
Había quedado evidente que estaba obnubilada, yo no era Angelina Jolie pero se ve el tiempo que pase con ella fue muy disfrutado. No tuve que pensarlo ni cinco minutos, el calor que había era insoportable, y aunque en mi departamento tenia aire acondicionado, una pileta nunca se rechaza. Le respondí el mensaje diciéndole que en una hora estaría en su casa, que me enviara la dirección e iba en camino.
Con eso me prepare un pequeño bolso, con una bikini color rosa, unas ojotas blancas y una toalla, al igual que unos lentes de sol y lo puse al lado de mi cartera. Busque en mi baño una crema bronceadora y la guarde también. Al rato recibí un nuevo mensaje y era de la misma mujer, me enviaba su dirección y un “te espero ya” al final. Al estar desnuda me tuve que vestir, elegí un short color blanco, con una remera de color amarillo y por encima de un conjunto de ropa interior verde claro. Me puse las sandalias que había guardado y salí de mi departamento agarrando mis cosas. Baje y como ya era costumbre en mi vida busque un taxi, me subí dándole la dirección y comenzamos el viaje. Me puse los lentes y baje la ventanilla. Tarde algo así de 40 minutos en llegar,  quedaba bastante lejos de mi casa. Al bajar del taxi vi el frente de la casa, rejas negras altas, con un jardín y muchas plantas, por el extremo derecho de la casa se veía un garage. Con una puerta grande de madera. Era de dos pisos, con tejas de color negro, o gris oscuro.  Del lado izquierdo de la casa parecía haber como un pasillo, con una línea de flores a cada lado. 
Toque timbre y espere, cinco minutos después aparecía ella, tenia puesta una malla enteriza color turquesa y el pelo mojado. Era claro que se le hacia difícil encontrar un traje de baño que escondiera su físico, personas malvadas dirían que parecía un pavo de navidad relleno, yo la veía atractiva. Se acerco a la puerta y me abrió, pude ver un poco mas en detalle la humedad de su prenda, al igual que sus pezones que aparecían para saludar. 
—Hola, gracias por venir — me dijo y me saludo con un beso en la boca que yo respondí.
—No me tenes que agradecer —sonreí.
—Veni entra, que te digo donde podes cambiarte — me dijo y me dio paso.
Entramos a su casa y pude verla un poco, era muy linda, súper decorada y bien organizada. Me dirigió hasta una pequeña habitación, tenia una ventana al igual que una cama simple y un ropero. Me dijo que allí podría cambiarme y luego me indico cual seria el camino de ahí hasta el jardín trasero, luego me dejo sola y cerro la puerta. Empecé a desnudarme y a quitar la ropa de mi bolso, minutos después vi por la ventana como ella llegaba a la pileta para volver a meterse y nadaba despacio, según vi la pileta tendría algo así de entre diez metros de largo, por cinco de ancho. Me puse la bikini intentando verme la espalda en un espejo que vi y anudándome el nudo del corpiño, tome la toalla, el bronceador y me puse las sandalias. Antes de salir vi un sobre que había en una pequeña mesa en la habitación, lo agarré para ver su contenido y eran varios billetes, imagine que era para mí y lo guarde en mi cartera, luego salí de la habitación y fui hacia donde estaba Delfina.
Al salir al jardín pude ver una especie de quincho improvisado,  con una mesa y un juego de sillas, al igual que una pequeña parrilla. Debajo de esta habían un par de bolsas de carbón y utensilios varios. Del otro lado habían otras sillas, y una mesa de ping pong, con dos paletas y una caja transparente con varias pelotitas. Al volver con la mirada a la mujer me acerque a la pileta, y pude ver que estaba completamente desnuda. Mire a mi alrededor y sobre el borde de la pileta estaba su traje de baño.
—Epa.. — comenté.
—Detesto nadar atada a algo, me encanta ser libre acá — me dijo y nadaba mirándome. Sus tetas se movían suave como si tuvieran su propia mente y deseos. A decir verdad era algo hipnotizante al mismo tiempo que erotizante.
—¿Debería ponerme en igualdad de condiciones o así estoy bien? — pregunte mientras me metía despacio al agua y me acercaba a ella. Aunque fresca, el repentino cambio de temperatura entre el ambiente y el agua hizo despertar a mis pezones.
—Acá como vos estés mas cómoda esta bien — me dijo y me beso, yo devolvía el beso y nuestras lenguas se entrelazaron. Ella puso sus manos en mi cintura y seguimos así por un tiempo largo.
Comenzábamos a agitarnos un poco, yo puse mis manos sobre su cola y apreté despacio. Ella me miro y sonrió, separo mas sus piernas y ahora tenia una de sus manos dentro de mi bikini, me estaba frotando mi concha suave. La mire y le di un beso.
—Necesito decirte algo, no puedo seguir viéndote si no lo hago, y también necesito que no te enojes por lo que te diga..
—Me estas asustando.. Así que decime rápido dale — me miro y se paro, me salto y estaba a dos o tres pasos de distancia, sus manos estaban sobre su cintura.
—Suspire fuerte y empecé a hablar — Sos una hermosa gorda mujer, me vuelve loca tu cuerpo grande, se que esto que estas escuchando vas a pensar que es una agresión para vos, pero es todo lo contrario, sos la primer mujer que estoy con un cuerpo así, y sos mi favorita hasta ahora..
Nos quedamos varios segundos en silencio. Cruzábamos miradas, e inmediatamente las evitábamos.
—Te creo... — me dijo acercándose y me beso con lengua, acariciándome una mejilla. Se dio la vuelta dándome la espalda y puso mis manos sobre su abdomen — ¿así qué te gusta que sea gordita? — decía sonriendo.
—Mucho — dije, relajada de que no había arruinado el momento. Le bese la nuca, el cuello y los hombros.
—Me hace feliz eso — agarro mis manos y se acariciaba la panza con ellas — ¿esto te gusta? — me pregunto.
—Me encanta — sonreí y seguí acariciando la zona.
—Masturbame por favor — me dijo. Sin quitar mis manos de su panza, se acerco despacio al borde de la pileta, se inclino hacia mí, y se sostenía con sus manos, mientras se abría suave de piernas.
Yo me pegue a su espalda y moví una de mis manos en su abdomen hacia su entrepierna,  acaricie los labios de su concha y levemente frotaba. Ella inmediatamente comenzó a gemir suavemente. Le di un mordisco cariñoso en la nuca lo que le hizo producir un sonoro suspiro. Pase a colarle dos dedos dentro de su concha y con el pulgar frotar su clítoris, seguí rápido sin detenerme y sus gemidos iban cada vez mas en aumento.
—¡Mas! ¡Mas por favor! — me dijo gritando entre gemidos.
Y así lo hice,  metí un dedo mas para hacer una suma de tres, aun así con mi pulgar frotando su clítoris. Pude ver que los dedos de sus manos comenzaban como a retorcerse, las cerraba y segundos después las estiraba a mas no poder. No pare y seguía rápido. No supe como, pero empecé a sentir una inflamación leve alrededor de mis dedos, que estabas dentro de su concha. Me apoye mas sobre ella y seguí más. Fueron como quince minutos de una intensa masturbación, entre gemidos y ocasionales espasmos de su parte.
—No puedo mas, voy a acabar, quiero mirarte — me digo gimiendo fuerte. Se dio vuelta quitando mis dedos de dentro suyo y ahora me miraba a los ojos con las piernas abiertas. Devolví a su lugar mis dedos y seguí mi trabajo, ahora podía ver de frente la cara de placer de Magali. Se mordía suavemente los labios al igual que no dejaba de gemir. Teniendo sus tetas prácticamente sobre mi, me incline y empecé a chupárselas,  empecé con una, pero rápidamente comenzaba un ida y vuelta entre las dos. Instantáneamente sus pezones agradecieron la atención que se les estaba brindando y se endureciendo, esto me alegro mas y ahora los mordía ligeramente, estirándolos. Me miro con los ojos bien abiertos al igual que su boca, solo que esta vez no estaba produciendo sonidos. Segundos después sentí un calor que emanaba de su entrepierna, su cara demostraba ahora una relajación profunda. Tenia los ojos cerrados y se había dejado flotar entre mi y el borde de la pileta.
—Nuevamente.. Muchas gracias por lo que hiciste hoy — me dijo abriendo los ojos y abrazándome.
—No me tenes que agradecer, me gusta hacer pasar buenos momentos a la gente, por eso hago lo que hago — le dije respondiendo el abrazo.
Nos quedamos un rato así, conectadas en ese abrazo mientras ella se recomponía. Cuando logro hacerlo decidimos salir de la pileta y nos fuimos a recostar en las reposeras, nos sentamos juntas y disfrutamos del sol. De a momentos nos acariciábamos y sonreíamos.
—¿A donde se fue tu futuro esposo? — le pregunté.
—A aruba con unos amigos, diez días, y cuando vuelve nos casamos y después nos vamos juntos de luna de miel — me decía sonriendo.
—¿Y a donde se van? — volví a preguntar.
—Siempre quise ir a la isla de Bora Bora, en la polinesia francesa, es un paraíso — no dejaba de sonreír.
Seguimos hablando por mas o menos una hora. El sol comenzaba suavemente a bajar así que supuse era ya tiempo de irme, se lo dije y volví al cuarto donde estaban mis cosas. Me vestí y luego de salir y caminar unas cuadras hasta una avenida estaba ya dentro de un taxi en camino a mi casa.

1 comentario - Mis experiencias como una mujer escort (XVI)

Nolito1952
Me gusta mucho tu relato,muchas grac i as