Un Fin De Semana Especial II

Un Fin De Semana Especial I

Un Fin De Semana Especial II
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puta
Mientras nos dirigíamos al hotel, se me acercoMaría la cual la noté que estaba un poco bebida, cuando bebe se pone cachonda,y me dijo al oído, que esa noche yo iba a descubrir otra mujer, que iba a serla más puta de Madrid, y que todo lo que viese e hiciese no podrá ser nuncacomentado por nosotros. Como imaginareis, eso produjo en mí una gran erecciónque con los vaqueros puestos me origino placer y daño a la vez.
Al llegar al hotel eran como las 3,30, estaba elrecepcionista y al pedir la llave y vernos a los cuatro, sonrió, creo quepensando lo que iba a pasar. Era un hombre joven alto, de unos 25 años.
Al coger el ascensor me dijo mi mujer que queríasubir sola con Lucrecia, y que nosotros esperásemos al siguiente, la verdad esque no sé qué pretendía, pero la cabeza de un hombre ya sabéis como es, y tantoJuan como yo empezamos a imaginarnos la situación de las dos solas en elascensor y con unas copas de más. A día de hoy sigo sin saber si hicieron algoo no, porque el ascensor en un momento puntual estuvo parado 5 minutos.
Una vez que estábamos los cuatro en nuestrahabitación, nos sentamos en el sofá los hombres, y las mujeres encima de lacama, no sabíamos muy bien como empezar, se notaba cierta tensión ynerviosismo, así que me acerqué al mueble-bar y preparé unos tragos con esasbotellas minúsculas que suelen tener de ron y whisky. Mientras yo preparaba lostragos, Lucrecia se dio cuenta que encima de la mesita estaba el vibrador queantes habíamos utilizado mi mujer y yo y que no habíamos guardado. Se acerco a ély nos dijo que nunca había usado uno, su novio Juan estaba callado y no decíanada. Mi mujer que se la notaba especialmente cachonda esa noche, se acercó aella y la dijo que eso tenía solución. Cogió el vibrador y se lo acerco a los pezonesde Lucrecia que todavía estaba vestida y la empezó a hacer giros alrededor desus tetas, con lo que empezaron a marcarse sus pezones. Poco a poco fuesubiendo con el vibrador por el cuello de Lucrecia hasta llegar a la barbilla,en ese momento María la pidió que cerrase los ojos y empezase a dar besos a esapolla rosa con la que unas horas antes jugaba mi mujer. Al estar seco elvibrador y con Lucrecia con los ojos cerrados, mi mujer se subió la falda,aparto a un lado la braga y se metió de manera automática el vibrador por elcoño. La rapidez con la que entró dejaba claro que estaba bastante húmeda,dicho lo cual, lo sacó y se lo acercó a Lucrecia a su boca. Mandada por mimujer abrió la boca, saco la lengua y empezó a limpiar el vibrador de los jugosde mi mujer.
Mientras tanto Juan y yo estábamos tan brutos quenuestras pollas iban a reventar, empezamos a tomar los cubalibres que habíamospreparado y seguíamos de espectadores. Mi mujer empezó un mete y saca delvibrador de la boca de Lucrecia y de vez en cuando se lo introducía en su coñode donde salía otra vez con bastantes flujos que Lucrecia limpiaba.
En una de esas, y pareciendo que solo estabanellas solas en la habitación, le pregunto María a Lucrecia si alguna vez habíacompartido polla con otra mujer, a lo que Lucrecia contesto que no. En eseinstante, María acercó su boca a un milímetro de la de Lucrecia y empezaron unmuerdo entrelazando sus lenguas, se cogían la punta de la lengua de la otra yla absorbían con los labios, seguido lo cual empezaron las dos a chupar lapolla como si fuese la última vez en sus vidas que iban a tener esaexperiencia. Mientras jugaban con ella, mi mujer bajo su mano y se la acerco alcoño de Lucrecia que seguía entretenida en chupar y limpiar la polla. Empezó unalenta masturbación en el clítoris de Lucrecia lo que originó que se pusiesehúmeda para seguidamente María introducir dos dedos en el coño y sacarlostotalmente húmedos. En ese instante me miró a mí para que me acercase,levantándome del sofá me acerque, y mi mujer me ofreció esos dedos pringosos ami boca los cuales limpie lentamente saboreando los flujos de Lucrecia. Una vezacabado, repitió la misma situación con Juan. La situación de morbo erabestial.
Siguiendo con la excitación que teníamos todos, lasdos mujeres se dieron la vuelta y se pusieron a cuatro patas una al lado de laotra, sin decir nada nos provocaban a que les quitásemos la falda y las bragas,cosa que hicimos, pero la gracia era hacerlo intercambiando las mujeres. Unavez desnudas empezamos a comerlas el coño notando como empezaban a moverse porel placer recibido. En ese instante se me ocurrió coger mi cubata y dejarlocaer por el coño de Lucrecia, con el frio que estaba el líquido empezó a gemir,y para no meter mucho ruido acercó su boca a la boca de María quien tambiénestaba esperando recibir lo mismo de Juan.
Viendo que estaban excitadas cogimos un hielo delos cubatas y empezamos a pasarlos por el ano de cada una, se notaba queLucrecia no había hecho jamás un anal. Las dije que se relajasen y estuvimosintentando penetrar el hielo por cada uno de sus anos, pero era imposibleporque se iba derritiendo.
Una vez que jugamos con los hielos y viendo quenos habíamos quedado sin ellos, cogí un fular que tenía María y una corbata mía,y las tapamos los ojos a cada una.

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