Fui a ver una película....

Aquella tarde de viernes, casi a fines de enero, salí a dar una caminata por el centro. Pasado el mediodía, se desato una tremenda tormenta en el momento de transitar por el microcentro y decidí entrar a un cine, ver alguna película y refugiarme allí mientras la lluvia cesara.
Me senté en la última fila a ver aquella película que creo que era una comedia, esa de enredos entre parejas pero no estoy seguro porque no la vi a causa de lo que sucediera un rato después.
Gire mi la vista hacia la derecha y vi a una mujer que miraba la película mientras apoyaba su cabeza en el hombro de su pareja. Tenía pelo castaño, un lindo perfil de cara, unos pechos que se marcaban bien, a pesar de la penumbra, y algo se notaba de las preciosas piernas que tenia.
Así fue que con solo verla así, por unos segundos y sin buscar más explicación, me cambie de asiento a uno de separación del de ella. Note que me había visto de reojo y al sentarme, giro su cabeza hacía mi, regalandome una hermosa sonrisa y yo respondiendo de la misma forma.
Con una seña me indico que me sentara junto a ella cosa que no dude ni un segundo. Era más que obvio cual eran sus motivos ya que su cara denotaba ansiedad de tener algo de acción.
Siempre rondo en mi mente la idea de ir a un cine y poder cumplir la fantasía de tener sexo allí con una mujer la cual podría ser mi pareja o no en ese momento.
Me acerque a su oído y mientras olia su rico perfume, le susurre “me encantaría hacer algo con vos pero esta él”. Ella me respondió “no te preocupes, se durmió por ser aburrida la película y cuando duerme no lo despierta nada” me respondió al oído acompañando sus palabras con un lengüetazo suave en el lóbulo de mi oreja lo cual provoco que mi verga comenzara a ponerse dura. Mi mirada se clavo en el escote de su vestido, viendo el inicio de sus tetas y note que no traía puesto sostén. Corriéndole el vestido, comencé a acariciarle las piernas con una mano mientras mi brazo se fregaba en sus tetas y le daba pequeños besos en el cuello. Ella hizo lo mismo, estiro su brazo y con su mano comenzó a acariciar mi bulto por encima del pantalón. Mi mano logro subir su vestido y a correr su tanga. Un par de dedos masajearon su clítoris y veía en su cara que la calentura comenzaba a envolverla. Su lengua recorrió sus labios, sedienta de pasión, sedienta de sexo. Mis dedos entraba y salían de su concha y no conforme solo con eso, su mano abrió la bragueta de mi pantalón y busco mi verga hasta encontrarla, sacarla e iniciar una buena paja.
Aparte mi mano de su concha y su mano de mi verga, me agache y apoyado contra el asiento de adelante y comencé a chuparle la concha, lamiendo sus labios vaginales y por momentos introduciendo mi lengua como si la cogiera de esa forma. Ella quería gemir, gritar pero se contenía por tener a su esposo al lado y por temor a que se despertara aunque esto fuera difícil ya que dormía como un tronco.
Me indico que me pusiera de pie y dándole la espalda al resto de la sala (había muy poca gente), aprovecho para hacerme un maravilloso pete que creo fue unos de los mejores que me hicieran en la vida.
“cógeme, cógeme”, me dijo susurrando y casi implorando. “pero esta tu marido” le dije.
“anda detrás del cortinado del fondo” me dijo y giro y muy hábilmente despertó al esposo y le dijo “voy al baño” y este, entre dormido, le dijo “esta bien” y volvio a sus ronquidos.
Ya detrás del cortinado, podíamos vernos gracias a una luz roja que había y note lo fuerte que estaba y que tenía un culo de ensueños. Levante su vestido hasta dejarlo enrollado en su cuello y dejando sus tetas al aire a las cuales bese y chupe como un desesperado muerto de hambre en tanto que un par dedos la penetraba frenéticamente por la concha. Luego ella volvió a prenderse, con su boca habida de mi pija, a la cual parecía hacerla desaparecer comiéndola toda. Nuestra calentura era tremenda.
Le pedi darse vuelta y le introduje la verga en la concha, primero suavemente y aumentando cada vez más la fuerza de las embestidas. Tuvo que taparse la boca con una mano para evitar emitir un grito de estar gozando. Lo único que me decía era “quiero ser tu puta” y yo le retrucaba “y yo ser tu degenerado”.
No conforme con eso, le pedí que me entregara el culo y sin poner reparo, tomo sus nalgas con ambas manos y lo abrió bien. Me agache un poco, lamí y lubrique bien su orificio y tras lograrlo, comencé a metérsela despacio y cada vez más fuerte al igual que lo hiciera en su concha.
Lanzamos un suspiro al unisonó (evitando el grito mutuo) cuando llegamos juntos y sentíamos como mi leche le inundaba todo su maravilloso culo.
Nos limpiamos como pudimos y nos ordenamos la ropa lo mejor posible, volviendo a nuestros asientos, justo a tiempo ya que la película estaba finalizando y al rato su esposo se despertaba.
Al rato ellos se iban del cine mientras que disimuladamente ella se despedía agitando la mano y me dejaba una tarjetita con su teléfono.
Obvio que unos días después la llame y volvimos a encontrarnos… pero ese encuentro se los cuento en otro momento.
¿Cómo se llamaba la película que daban en el cine?... no sé, ni ella lo supo…. pero eso no nos importaba ya que la real película la habíamos hecho nosotros.
Película que se podría titular “Los Calentones”

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