Contratada (para coger) IV

(Sugiero leer los relatos I, II y III)

Natalia, 18 años, una pendeja deliciosa, pequeña, metro cincuenta y cinco, delgada, preciosa cara, largo pelo negro, ojos color miel, labios carnosos, piernas torneadas, nalgas primorosas, paraditas, duras, y unas tetas impresionantes. Me había confesado el trauma que le impedía recibir pija.
La dejé durmiendo y fui a un sex-shop, atendido por una amiga. Le conté brevemente la situación y ella me sugirió lo que ya tenía en mente: un gel lubricante, bolitas chinas, y cuatro consoladores. El primero era un dildo de 12 x 2 centímetros, blando, “este es para empezar”, dijo Yami. El segundo era simil pene, con venas marcadas, de 15 x 3. El tercero era un consolador doble: una parte chica, de 13 x 2,5 (“para el culito”) y la otra parte grande, de 16 x 3,8, también imitación pene. El cuarto era terrible: 22 x 4,7, con un glande gordo de increíble realismo, y base de bolas grandes. “Espero que vos no te pongas celoso, porque las que lo probamos después no queremos nada más chico”, comentó la vendedora. “Pero me parece que vos sos bien armado…”, agregó con picardía.
- ¿Vos lo probaste? – le pregunté, serio.
- Es mi juguete preferido para sentir rico, por atrás… - respondió.
- Ya que sos tan franca, te cuento y consulto: lo que tengo es más o menos de ese tamaño, ¿puedo llenar los dos agujeros con el juguete y mi pija?
- ¡Eso es lo máximo! ¡La vas a enloquecer! Si tenés tiempo, probamos los dos, vamos atrás… - propuso Yami, mordiéndose los labios.
- Ahora no puedo, pero anoto la invitación…

Jugando adentro

Al llegar a casa, Natalia continuaba dormida, en mi cama, cubierta con una sábana. Su esbelto cuerpito descansaba sobre su costado derecho. Sin despertarla retiré la tela. Estaba desnuda.
La preciosa espalda se estrechaba en la fina cintura y luego crecía en la maravillosa cadera, estallando en nalgas redondas, duras, plenas… Totalmente hermosa.
Contratada (para coger) IV

Delicadamente la puse boca abajo. Su culito se levantaba como laderas de miel. Abrí las bonitas piernas. Como el día anterior se había depilada, sus hoyitos parecían brillar suaves.
La dejé en esa posición y fui a buscar los juguetes y el gel. También saqué del botiquín la botellita de una mezcla anestésica. Puse un poco en una toalla chica y la coloqué al costado de su cara. Quería que Natalia siga dormida.
Entonces apliqué el gel lubricante en sus agujeros. Mucho. Aguardé dos minutos y empecé a hundir un dedo en el ano. Ella no reaccionó. Tomé el dildo más chico y lo puse a la entrada del hoyo marrón. Pese a que Natalia es pequeña y delgada, la cuevita se abría complaciente. “Este culito ya está bien trajinado”, pensé. Lentamente fui metiendo el consolador. Diez minutos después el juguete estaba dentro, y la pendeja seguía dormida.
Busqué un almohadón y lo coloqué debajo de su vientre, logrando que concha y culo estuviesen levantados y expuestos. Apliqué más gel. Era el turno del consolador doble. Con la misma suavidad logré meter los falos de juguete, en los dos interiores de hembrita.
Se los dejé adentro media hora. Agarré el pedazote, puse más lubricante, separé los sabrosos cachetes anales y metí dos centímetros del glande falso. Natalia ´lanzó un breve quejido. Me detuve unos segundos para luego continuar. Cinco minutos después ya tenía la mitad del vergón adentro. ¡El orto de la flaquita se abría sin contratiempos!
Introduje un cuarto más y paré. Me desnudé. Mi pija estaba al mango. Abrí las piernas para arrodillarme a la altura del culo. Entonces hundí completamente el descomunal consolador, hasta que las bolas de silicona golpearon su piel.
- ¡Aghhh…! ¡Qué rico! ¿Quién es…? – gritó Natalia.
- Es un amiguito mio… ¿Ves que podés? – sostuve.
Ella, sin expulsar el porongón, llevó sus manos hacia atrás. Palpó el dildo, mis manos, y mi pija.
- ¡Aaooouuuuhhhh…! ¡Qué hijo de puta…! ¡Me abriste nomás…!. ¡Me encanta…! – exclamó.
- Puta, tenés adentro de tu culo gordos 22 centímetros… Así que ahora te saco esto y vas a probar mi pedazo vivo… Con leche…
- ¡Si, si, si…! ¡Reventame con tu pedazo, soy bien puta, me encanta la pija, llename hijo de puta…!

consolador


(Continúa)

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