Perdido Por Mamá 6

Perdido Por Mamá 6

Luis nos pilló la boca abierta, la cara pálida, era la primera vez que le veía así. Se fue de allí pitando, disculpándose antes de salir. Huyó de mi cuarto y se unió al resto de invitados en el jardín. Mi madre me mandó a su búsqueda, ella tenía que colocarse la ropa, yo con el rabo aun medio duro, la casa estaba invadida por amigos y familiares, fuimos unos idiotas al ponernos a hacerlo durante mi cumpleaños. Le encontré apartado en una tumbona de jardín, mirando al cielo como tonto, mis colegas intentaron darme una cerveza todo lo amable que pude, le tiraban los tejos a una amiga de mi madre, una que esta buena no sé ni su nombre ni que hacía allí, pasé de ellos y fui para mi primo, aun tenía la cara de sorpresa. Estábamos a salvo de oídos indiscretos, al menos tanto como podríamos estarlo. -Mira, tío, yo... No tenía ni idea de cómo tratar aquello con Luis.

-No sé qué decirte.

-Poco puedes decir, le estabas dando a tu madre por el culo. Bajó la voz en la última parte.

-Sí, pero te lo tienes que callar. Le supliqué.

-Si quieres lo pregono, joder que heavy. Se rascó el cogote.

-La puta, tu madre y tú, ahí, dios no se me va a olvidar en la vida.

Eso era lo peor que podía pasar que mi primo hiciera un mundo de ello.

-Luis no me jodas, que esto es serio. Le agarré por la camisa para que se centrase en mí.

-Ya sé que es serio, es incesto capullo.

Yo miraba a todos lados, preguntándome si alguien podía oírnos o vernos discutir.

-¿Qué quieres para callarte?.

Le solté directamente, mi madre había aparecido por el jardín, nos miraba de reojo mientras hablaba con mi tía, la madre de Luis.

-Buena pregunta, viendo a tu madre...

Luis miraba hacia ella, seguí sus ojos.

-Ni se te ocurra, te mato.

No iba a compartir a mi madre con él.

-Dale, tranquilo.

Volvió su atención a mí, se quedó pensativo un momento.

-¿Cómo lo haces?.

-Como todos cabrón.

No entendí la pregunta del todo.

-Joder que eso ya, digo lo de que sea tu madre y eso.

Entonces entreví lo que quería mi primo.

-¿Cómo coño empezó?.

-Pues no sé, surgió, cuando el cumpleaños de la yaya, ahí empezó y pues ha llegado hasta lo que has visto.

Crucé una nerviosa mirada con mi madre.

-Necesito que me prometas que esto queda entre tú y yo.

Luis asintió y yo hice un gesto a mi madre de calma.

-Cuéntamelo todo, soy una tumba.

Ya nos había pillado, así que no me pareció que ponerle al corriente fuese a empeorar la situación. Luis me escuchó con atención, mientras narraba los distintos encuentros con mi madre, el principio de lo nuestro, y alguna otra cosa, obvie lo del abuelo Eduardo, no iba a pasarme con la confesión. La historia se interrumpía cuando alguien se nos acercaba y disimulando ambos, lográbamos librarnos de la persona. Por las interrupciones y aclaraciones que me demandaba durante mi cuento me quedó claro de qué pie cojeaba, antes de que él se me confesase a mí.

-Joder, que tocho, da morbo el tema. Comentó.

-Ya ves, pero se discreto no nos jodas.

No me quedaba duda de que Luis iba a callarse aquello, era el mayor secreto que compartíamos, pero nunca había revelado ninguno así que me podía fiar. -Es un lío todo, y que tú lo sepas...

-Cuenta conmigo, por descontado, el caso es que... Ahí se vino lo que había previsto.

-Yo... con lo que me has contado... quiero decir que los entiendo, pero que yo, joder.

Los nervios de la primera vez, era raro ver a Luis así. Se me acercó y prácticamente susurrando siguió.

-Mi madre me pone un poco, desde hace tiempo, desde que se separó o antes no sé. ¿Podrías ayudarme?.

Mi primo quería que hiciese de alcahuete entre su madre y él, era razonable, teniendo en cuenta la experiencia que yo tenía en el tema, más que él desde luego.

-Quiero decir que me digas que tengo que ir haciendo, tampoco voy a ir a saco, ¿o sí?.

-Eso es lo que quieres para estar callado, ¿qué te ayude a liarte con tu madre?. Asintió.

-Macho esto no es como con una tía cualquiera, ella tiene que querer.

La tía Paula tenía un lado morboso, yo lo noté en el pueblo, pero también una mala hostia considerable.

-Yo creo que sí que quiere, lleva a dos velas la hostia de tiempo, sí encima le vi haciéndose un dedo hace poco.

-Bueno eso jugaba a su favor.

-No sé, aunque tú lo tienes fácil, más fácil que nosotros, tu madre está soltera y eso que dices, la puedes tener todo el día para ti, cuando quieras, dormir juntos, te parecerá una chorrada pero es de lo mejor, dormir abrazado a ella desnudos, es la hostia...

Me estaba emocionando mirando a la tía Paula.

-Te ayudo tranquilo. La idea me había seducido por completo.

-Gracias tío, joder, me he puesto cachondo al verlos, bueno a tu madre, tú me has cortado el rollo un poco.

Volvía a bromear, aunque aun estaba nervioso.

-Vamos a mantener las cosas calmadas, ¿de acuerdo?. Me dio una palmadita en la espalda y asintió.

-Hijo, ven para acá.

Vociferó mi padre asustándonos a mi primo y a mí. Me acerqué, todo el mundo nos miraba, no había más de quince personas, pero seguía sin ser agradable.

-Aquí tienes tu regalo.

Me pasó una cajita pequeña, como de un reloj, al abrirla había unas llaves de coche.

-Está ahí afuera.

Abracé a mi padre por el brote de emoción, la sorpresa me pesó más que haber sido pillado.
-A sido idea de tu madre, dale las gracias a ella.

Abracé a mi madre, ella me susurró al oído "¿Todo bien?." le respondí con un "sí" igual de bajo. Salí con mis colegas y Luis a ver le coche, no era espectacular, un 5 puertas, nuevo eso sí, lo mejor era que era mío. Me metí dentro para disfrutar del olor a coche nuevo, era un reglazo, por eso mi padre había insistido en improvisar la fiesta, para fardar. Cuando todo el mundo se fue mi madre y yo hicimos un parte de papá, le puse al día. No le hizo mucha gracia que hubiese compartido tanto con Luis, aun menos la idea de que le ayudase a liarse con tía Paula.

-¿Qué hay de malo?.

Míranos a nosotros. Ella se mordía el labio inferior en un gesto de desesperación.

-Mario, no es tan sencillo, tu porque querías esto tanto como yo, ¿pero sino que hubieses hecho la noche que nos perdimos?.

Era una buena pregunta, no tenía una buena respuesta.

-Eso no importa, acuérdate del pueblo, la tía Paula está necesitada, seguro que por ahí cede, yo casi me la tiro en el baño, no me la folle porque entraste tú.

-Ya había pensado en decir a Luis que empezase a insinuarse a su madre, poco a poco.

-No creas que me hace gracia que me lo recuerdes, mira a Paula hay que trabajársela más, no va a bastar con que tu primo se plante en pelotas delante de ella.

Mi madre no cedía.

-Pues ayúdanos, porque sino igual Luis no se queda cayado.

Lo cierto es que Luis no me había chantajeado, pero joder le quería ayudar a darse un alegrón como el mío.

-Vamos mamá, tú sabes cómo va esto mejor que nadie que conozca.

-Que tontos son los dos, ya veré que puedo hacer.

Sonreí satisfecho.

-Pero hasta que yo no les diga nada no hagan locuras, que Luis se acerque a ella, que hablen nada de ir a lo bestia. Asentí.

-Por cierto luego vienes conmigo a probar el coche, para dar una vuelta a ver.

Agarré a mi madre por las caderas, la acerqué a mi erección creciente, el planear otro incesto me tenía cachondo.

-¿No querrá ir tu padre?.

-Na, seguro que se apoltrona en el sofá, ¿cabremos en los asientos de atrás?. Jugué con su culo.

-Ya veremos.

Mi padre se echó al sofá, le dije que quería dar una vuelta con el coche, él no iba a moverse, mamá se ofreció a acompañarme. Mi padre no puso objeción se estaba quedando dormido, mi madre y yo nos habíamos vuelto muy hábiles a la hora de escondernos para pasar tiempo juntos, ahora nos resultaba insultantemente fácil, había perdido algo de gracia. Con todo nos fuimos, probé el coche, estaba bastante bien, pero más preocupado estaba por mi pasajera, así empezamos esta historia, en un coche. Llegamos a un descampado, relativamente cerca de un polígono industrial, el lugar estaba desierto, era perfecto. Me lancé sobre ella, empecé a comerle el cuello, llevaba un vestidito ese día de marzo, empezaba a hacer calor, tenía buen escote, un estampado floral en la falda, de color azul. Le quité los tirantes, a petición mía mi madre iba sin ropa interior, por lo que sus tetas quedaron ya al aire. Sabía exactamente como le gustaba que se las besase, chupase y mordiese, era un experto en el placer de mi madre, pero sobre todo por interés propio, tenía que calentar a mamá para lo que venía a continuación. Ella misma se levantó la falda, como siempre me veía venir de lejos y primero tenía que pagar el peaje para poder obtener lo que quería. Me lancé sobre su rasurado coñito, metí la lengua, los dedos y la cabeza si hubiese podido. Aproveché la creciente calentura de mamá para llevar mis dedos a su culo. Ese agujerito, aun apretado, se había convertido en mi mayor objeto de deseo, desde que se lo follé por primera vez no lo había dejado descansar ni un día. Aunque mi madre dilataba bastante rápido, no podía ir y clavársela de golpe, tenía que andarme con cuidado, si le dolía cortaba por lo sano, en el fondo yo sabía que cada vez le gustaba más. Terminé por echar para atrás el asiento del pasajero, hasta el fondo de los raíles, después lo recliné cuanto se podía, me metí como pude en el hueco debajo del salpicadero. Mi madre, se dejaba hacer, y me ayudó, echándose para atrás, así pude llegar con mi lengua a su ano. Como he dicho me había aficionado a aquello, me encantaba pasar el tiempo con la cabeza entre sus piernas, pero de un tiempo a esta parte, el comerle también el culo era un placer. Huelga decir que mi madre tenía un cuidado extremo en la higiene, más allá de eso pasar mi lengua, introducirla un poco, salivarle tanto como podía me volvía loco. A ella también le excitaba pues cuando empezaba con aquello, sus agujero palpitaba y se abría para recibirme, estaba lista. -Gracias por el regalo mamá. Ella sabía que no me refería al coche. -Calla tonto, métemela ya mi niño que nos van a pillar. Se me olvidaba decir que conforme nuestra relación fue avanzando nos llamábamos más aun "mamá" e "hijo", nos ponía más cachondos. Apreté mi glande contra su culo, la humedad de mi comida lubricó mi polla, entraba bien, pero seguía tan apretada allí como el primer día. Había follado su culo más de dos docenas de veces, aun le costaba recibirme, apretaba los labios. Cuando estábamos cara a cara, como en aquella ocasión, yo me había echado con ella en el asiento de mala manera, mi madre colocaba sus manos en mi pubis o mi pecho, para que me refrenase. Tenía efecto al principio, como ahora, tenía su mano derecha en mi pecho, la izquierda se agarraba al reposacabezas, movía mis caderas despacio, disfrutando cada centímetro de mi rabo que se comía su culo, llegué hasta el final y vuelta a empezar. Cuando la sacaba ella respiraba, se relajaba, su agujero bien abierto, de nuevo recibía mi glande. Con cariño, le decía ella, así me había acostumbrado a follarle el culo, de primeras. Cuando yo me calentaba es cuando mi madre ponía a prueba su ano, cuando empezaba a sentir como se me ponía aun más dura, se me precipitaba la corrida y yo me moría de ganas de oírle gritar. En esas estaba, cada vez le penetraba más rápido, ella desistía del intento de contenerme, me miraba con cierta suplica de piedad, mi polla entraba y salía del todo rápidamente. Casi arranco el vestido, o la falda al menos, pues me distraía el movimiento del mismo con las embestidas, ella buscaba agarre por el asiento tirado, no había manera, se cogía de donde podía. Mi pubis chocaba contra ella, la carne sonaba en mi coche nuevo,

-¡Ahhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhh! Dioooos Siiiii Asiiii Siiii Asiiii Follameeee Asiiii Hijoooo Dioooos Santoooo Meee Mataaaas Deee Gustoooo Dioooos ¡Ahhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhh!

Le siguieron los gemidos. A mi madre le costaba cada vez menos romper la barrera en que pasaba del ligero dolor al placer, se precipitaba a un orgasmo y yo también. Cambié la velocidad de la follada por la contundencia, sacaba mi rabo y de golpe se lo clavaba, su agujero hacía ademán de cerrarse y de golpe se lo abría.

–¡Auuuuuu! ¡Ayyyyyyyyyy! ¡Ayyyyyyyyyy! ¡Ayyyyyyyyyy! ¡Ayyyyyyyyyy! ¡Ayyyyyyyyyy! ¡Ay Dioooos ¡Ayyyyyyyyyy! ¡Ayyyyyyyyyy! ¡Ayyyyyyyyyy! ¡Ayyyyyyyyyy! ¡Ayyyyyyyyyy!

El alarido que soltaba con cada uno de esos era la hostia, solo podíamos follar así cuando papá no estaba en casa. Cuando noté que me corría definitivamente retomé las rápidas penetraciones sin llegar a sacársela, así me podría correr dentro. Me agarré a sus hombros y atraje a mi madre contra mí, en aquella mala postura, la mía, para hacer fuerza me apoyé en la consola central, encendí la radio sin querer y todo lo que pillé, movía su cuerpo con la follada. Mi madre se corrió, con mi polla metida en su culo, me encantaba cuando tenía un orgasmo así, yo le seguí al poco, y le rellené con mi leche. Me volví a mi asiento, respiraba cansado, aspiré y el aroma estaba completamente saturado de olor a sexo, a sudor, saliva y fluidos de ambos. No terminó allí el estreno del coche, cuando nos hubimos recuperado pasamos al asiento de atrás, y lo hicimos de nuevo, por el coño esa vez, mi madre me tenía restringidos los polvos por el culo. Uno al día como mucho, ni en mi cumpleaños me dejó saltarme esa regla. El caso es que le terminé de rellenar, y claro como no había llevado bragas, en todo el día, a petición mía, los asientos terminaron manchados, con un poco de mi semen y otro poco de su flujo, además de un par de manchas de cuerpos sudados, porque terminamos desnudos y bien revolcándonos por la tapicería nueva.

-Mamá, si no te conociera mejor diría que el que antes nos pillase Luis te ha puesto cachonda.

Dije sarcástico, estaba casi seguro de que algo de razón tenía.

-No te pases hijo. Me dijo y me dio un liguero puñetazo en el hombro.

-Lo cierto es que he pensado un poco en él. Recogía el vestido.

-Mientras lo hacíamos, eso no me hace mucha gracia.

La cogí por el cuello, sin llegar a apretar demasiado, y volví su cara para mí.

-No quiero que pienses en nadie que no sea yo, y menos mientras lo hacemos.

-No lo hacía, solo me excitaba la idea de Luis y Paula juntos, como nosotros.
Su mano buscó la mía que le agarraba, reduje la presión y la retiré.

-Tú lo has dicho, el amor filial me pone cachonda cariño.

-Más vale, que no quiero tener que volver a ponerme serio, como con el puto abuelo.

Se me fueron los celos cuando ella se explicó, con eso y sintiendo su pulso calmado al cogerle por el cuello. Regresamos a casa y nos comportamos tan normales, ese día nos ahorramos visitas nocturnas después de estrenar el coche, era una de las formas de intimar que teníamos con papá en casa, él se dormía muy pronto. Sin embargo mi madre se pasó por mi habitación, yo me escribía con Luis a través de una aplicación de mensajería, le fui dando los consejos que me había pedido, ha dictado de mi madre. Lo primero, que fuese más cariñoso con ella, sin llegar a empalagar; segundo que se mostrase como el chico guapo que era, me costó poner aquello; tercero que se le escapasen intimidades delante de ella, que si el otro día estuve con esta chica con las tetas enormes, ese tipo de cosas. El caso era meterle a su madre en la cabeza que aparte de tener a su hijo en casa tenía a un hombre, uno que llegado el momento serviría para calmarle sus necesidades. Ese era el cuarto consejo, enterarse de su madre estaba necesitada de verdad. Lo cierto es que mientras yo escribía eso una fina y suave mano femenina tomaba posesión de mi polla sobre mi pantalón al levantar la vista la veo a mi madre con una amplia y morbosa sonrisa y con esa mirada característica de ella cuando reclama mis atenciones sexuales sin decirme nada se me viene encima me baja el cierre saca mi polla y comienza una mamada luego de eso empezó a coquetear para terminar follando descontrolados y yo tapándole la boca para que grite hasta que pude ahogar un profundo gemido de mi madre cuando me corrí dentro de ella haciendo que se corra también como la cerda que era.

2 comentarios - Perdido Por Mamá 6

raa1980
Muy buen relato me calentó mucho espero que los continúes