Belén, mi mejor amiga (parte 4)

Este relato es la cuarta parte de una serie.

Parte 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/2935629/Belen-mi-mejor-amiga-1ra-parte.html

Parte 2: http://www.poringa.net/posts/relatos/2937733/Belen-mi-mejor-amiga-2da-parte.html

Parte 3: http://www.poringa.net/posts/relatos/2938633/Belen-mi-mejor-amiga-parte-3.html

El despertador sonó a horario. No teníamos actividades hasta las diez de la mañana, pero yo quería ir al gimnasio, así que había puesto el reloj a las siete.

Belu también se despertó y me dio la llave de la habitación de ella, para que le trajera algo de ropa, ya que solo tenía el vestido y el conjunto de lencería que había traído la noche anterior.

Fui hasta su habitación y elegí un par de calzas, un top, unas zapatillas y unas medias. Cuando volví a la habitación ella seguía acostada y le di la ropa. Ella se quejó que no le había llevado una bombacha ni un corpiño. Le dije que era a propósito, que quería que se le marcara todo en el gimnasio. Se rio, pero me dijo que ni en pedo iba a ir en bolas al gimnasio. Así que se fue a buscar lo que le faltaba, quedamos de encontrarnos en el gimnasio, que estaba en el último piso.

Belu llegó unos quince minutos después que yo, se puso a correr en la cinta al lado mío y después estuvo haciendo algo de aparatos. Estuve mirándole el culo todo el tiempo que estuvimos ahí.

Cuando terminamos ella insistió en que cada uno fuera a cambiarse a su habitación y me recordó que esa noche quería salir a bailar. Algunos años antes había estado en Holic, una disco muy buena, pero más que nada para adolescentes. Durante el transcurso de la mañana me recomendaron el Hawaii Kai como más adecuado para nuestra onda. Arreglé con los custodios, para que esa noche nos llevaran y después nos fueran a buscar, cuando los llamáramos.

Después de eso me fui a buscarle una vestimenta acorde. Le compré un vestido blanco corto (muy corto) y unos zapatos del mismo color con taco de media altura, pero que dejaban ver todo el pie, solo tenía cuatro tiritas muy finas. Para completar el conjunto, le compré una micro tanga de encaje con las tiritas de la cola en V y una gargantilla dorada amplia, obviamente no era una joya que después no pudiera explicar, sino un accesorio. Mientras volvía al hotel con las bolsas en la mano ya tenía la pija parada de solo imaginarme a Belu en ese conjunto.

La tarde pasó lenta. Sabía dónde estaba Belu, porque veía la posición de las camionetas de seguridad en la web de la empresa, así que pude calcular a qué hora iba a llegar. Faltaban un par de horas.
Nos encontramos en el lobby, yo necesitaba tener una charla con los custodios por temas de trabajo, y aproveché para darle a Belu las bolsas, diciéndole que eran para esta noche. Ella se sorprendió, pero me hice el distraído y me fui a hablar con los custodios.

A los diez minutos me manda un mensaje al celular. Me decía que ni en pedo se iba a poner ese vestido, que era muy corto y que no se iba a poder sentar sin que se le viera todo por la micro tanga que no le tapaba nada.

Mi respuesta fue bien cortita. Le pregunté quien la conocía en Caracas como para hacerse drama de que se le viera un poco el culo. No respondió nada y mientras terminaba de arreglar todo el itinerario del día siguiente, pensaba si no se habría echado todo a perder por una calentura.
Se fueron los custodios y quedamos en que nos iban a pasar a buscar a las diez de la noche.
Le escribí a Belu y no respondió, elegí creer que estaba descansando un poco, ya que había estado todo el día recorriendo pozos.

A las diez menos cuarto yo ya estaba con los custodios en el lobby y Belu no bajaba. Le pedí al conserje que me dejara llamarla a la habitación y al atenderme me dijo que se había quedado dormida un poco más de la cuenta y que bajaba en diez minutos. El alma me volvía al cuerpo.

Belu salió del ascensor ocho minutos después y por octava vez en los últimos dos días me sorprendí por lo bien que se veía. Estaba poco maquillada, se había puesto el vestido, los zapatos y la gargantilla. Esperaba que también tuviera la tanga.

Nos dimos un beso en la mejilla, dada la presencia de los custodios y subimos a la parte de atrás de la camioneta. En la media hora que siguió no hablamos mucho, yo fingía estar atento a mi celular, pero estaba tratando de ver debajo del vestido, pero Belu insistía en bajárselo. Seguía con la intriga.
Llegamos, nos despedimos de los custodios, arreglamos como hacer el regreso y entramos a la disco. Estaba muy buena, fuimos directamente a la barra, ella pidió un trago y yo una gaseosa. A pesar de Belu y la ropa y todo, estábamos en un lugar no controlado en medio de un lugar conflictivo y ya tenía mucha distracción con Belu cerca de mí. Esa noche iba a ser de poco o nada de alcohol para mí.
Nos fuimos a la pista y ella se puso a bailar, empezamos separados, pero rápido pasamos a agarrarnos. Ella era mucho mejor que yo en esto, pero bailamos bastante tiempo, acercándonos bastante y besándonos. Ya había tenido la oportunidad de verificar que sí tenía puesta la tanga, mandando una mano a su culo en uno de los temas más pegaditos.

La verdad es que la cosa estaba caliente y Belu ya había tomado como para estar alegre. No sé cómo se llaman los reservados en las discos de Caracas, pero había un lugar oscuro, con dos sillones grandes enfrentados que supuse cumplía la misma función que los reservados de acá.

Nos sentamos y empezamos a besarnos enseguida. Las manos empezaron a volar de inmediato y ese vestido corto rápidamente rindió la inversión. Estábamos sentados uno al lado del otro. Ella se paró y se puso de espaldas a la pared, enfrentándome, yo me paré y empezamos a transar ahí. Levanté una de sus piernas la coloqué a mi costado, dejándole la concha lista para empezar a pajearla. Le corrí la tanga y pasé los dedos por los labios, ya estaban empapados. Así que un minuto de masajitos al clítoris y le mandé un dedo adentro de la concha, pajeándola con energía. Belu me besaba con violencia y me abrazaba fuerte. Acabó bastante rápido y me pidió que parara. Nos sentamos en el sillón y ella me pidió que le buscara otro trago igual al que tenía. Volví rápidamente y en cuanto me senté, me empujó para atrás y me empezó a abrir el pantalón. Me sacó la pija y me la empezó a pajear despacio. Bajó y empezó a chuparme la pija rápido de entrada. Me acomodé más para atrás y recién ahí me dí cuenta que, en la oscuridad que había en ese lugar había otra pareja, en el sillón de enfrente. También estaban transando, pero la verdad es que no se veía mucho. No sabía si ellos podían ver algún detalle de lo nuestro, así que no dije nada.

Belu siguió chupando hasta hacerme acabar. Se tragó casi todo y lo pasó con un trago del daiquiri que le había traído recién, los dos estábamos satisfechos por el momento. Nos tomamos unos minutos para recobrar el aliento y volvimos a salir a la pista. Bailamos un rato más, ya siempre pegados. Tomamos un par de copas más y ella me llevó al mismo reservado nuevamente. Me preguntó si sabía la ventaja más grande del vestido que le había regalado y le dije que además de la hermosa vista, no conocía otra, todavía. Ella se puso contra la pared, dándome la espalda y se lo levantó, mostrándome el culo entangado y diciéndome que con este vestido me la podía coger ahí nomás, sin necesidad de sacárselo.

Me puse detrás de ella, ella se apoyó en la pared y levantó el culito. Yo me abrí el pantalón, me agarré la pija con la mano y la metí después de correrle la tanga al costado.

La deliciosa concha caliente de Belu estaba humedísima y apretada. Empecé a bombearla despacio, mientras ella me miraba fijo, volteando la cabeza hacia un costado. El momento era súper erótico. Cogimos despacio, hasta que ella acabó, después empecé a aumentar la fuerza de los bombazos hasta acabarle todo el culo. Ella se desparramó la leche por los glúteos y se bajó el vestido. Nos sentamos en el sillón y nos besamos durante un rato largo.

Eran las dos de la mañana, llamé a los custodios que tenían que buscarnos y nos dejaron en el hotel casi a las tres. Le ofrecí que viniera a dormir a mi habitación, pero me dijo que quería bañarse y dormir, sabíamos que si venía íbamos a seguir garchando hasta que sonara el despertador. No me hice mucho drama, todavía quedaban cuatro días de trabajo, con un fin de semana en el medio. Le di un beso muy largo en la puerta de su habitación y después me fui a descansar.

(continuará)

1 comentario - Belén, mi mejor amiga (parte 4)

amigolo
Excelente relato. Es cierto, lo mejor de los vestidos cortitos es quw facilitan las cosas para coger bien rico. Van puntitos. Besitos.
sleepmaster
Gracias por pasar y por los puntos. La verdad que I, si ese vestido blanco hablara...