historia de las tres hermanas, parte 1: Janeth

En la casa del lado, vive una familia de seis, padre y madre, la señora era viuda y se caso con su actual esposo cuando ya tenia tres hijas y posteriormente le dio un hijo varón. Las que ocupan mi interés son las tres hijas de la señora: la menor Nadia, una chica unos tres años mayor que yo, con la que tenia una relación más cercana cuando éramos niños, ya que jugábamos juegos de video y esas cosas de vez en cuando, pero conforme se hizo mayor, nos fuimos distanciando. Ella es bonita, delgada, no tiene formas muy pronunciadas, pero su cuerpo es bonito, es algo más alta que yo, pero no mucho. La hija del medio Janet, es unos cinco o seis años mayor que yo, ella es un ejemplo de lo que es tener buenas formas y ser generosa con los voyeurs, tiene unos pechos tremendos, seguramente son 90 o posiblemente más grandes, usa blusas con escote, muy seguido y no han sido pocas las veces que la he observado, tiene una piel muy bonita, ignoro como era su padre pero tiene rasgos asiáticos, las tres hermanas los tienen de hecho, pero en ella son más marcados, su piel es muy bonita y tiene un tono amarillo blanquecino. La mayor se llama Brenda, será unos ocho o nueve años mayor que yo, ella es la más alta de las tres, su cuerpo es mucho más rellenito que el de sus hermanas, ignoro si es porque ella es mayor. Sus pechos son enormes, son como sandias, grandes y firmes. A veces he escuchado como habla con mi madre sobre lo mucho que sufre para encontrar ropa interior de su talla y como sufre dolor de espalda.

En cierta ocasión cuando tenía algo así como quince años, solía pasar mucho tiempo en la azotea de mi casa, pensando o viendo el cielo, los techos de las casas están comunicados, así que a veces saltaba al techo del vecino y me sentaba ahí. En una de esas incursiones, descubrí que había un tubo plástico, tapado con un viejo recipiente plástico, por curiosidad levante el vaso y vi por el tubo. El tubo daba justo al baño de la casa y justo en ese momento Janet estaba tomando una ducha, casi muero de la impresión, su cuerpo era realmente hermoso, no voy a decir que pude ver con todo detalle, hubo cosas que obviamente no pude ver, como su pubis y su trasero en todo su esplendor. Pero aun así pude ver que sus pezones eran de un color azulado pálido y combinaban perfecto con su piel, la cual estaba salpicada de lunares que la hacían ver muy sexi.

Quisiera decir que después de eso la espíe a ella y a sus hermanas miles de veces más y que me hice millones de pajas ahí mismo. Pero seria mentir descaradamente, solo pude verla en esa ocasión y aun cuando espíe varias veces por ahí, no pude volver a coincidir con ninguna de las hermanas, al poco tiempo, sellaron el tubo y esa es toda mi etapa de voyeur. Algún tiempo después, mi padre insistió en que pasaba mucho tiempo sin hacer nada, así que me mando a tomar clases de computación, con lo que me volví algo más diestro en el manejo de la computadora y cuando me gradúe, mi madre muy orgullosa lo pregono con todas sus amigas y se corrio la voz de que yo sabia de esas cosas, que por aquella época no era tan común como hoy. Un buen dia en que me encontraba en casa solo, como casi siempre, escuche sonar el timbre, baje a ver quien era y para mi sorpresa vi que era Janet.

Hola Adriancito, un apodo que le debo a mi madre y que siempre se ha prestado para que mis amigos me hagan burla cuando me encuentro con algún vecino o familiar en la calle. Hola Janet, buen día, salude. Mi madre no esta en casa, me adelante, era obvio que ella no vendría a hablar conmigo, no éramos cercanos y no había mucho que pudiera tratar conmigo, por mucho que me pesara, yo solo podía ver ese par de tetas, pero fuera de eso nada. Entonces ella dijo, no venia con tu mamá, vengo a ver si me puedes ayudar un poco. ¿Con que? le dije. Veras, papá nos compro una computadora pero no tengo idea de cómo armarla, Nadia es la que suele hacer esas cosas, pero no esta y quisiera usarla antes de que llegue, solo para robarle el momento, me dijo, riendo. Me parece bien, yo te ayudo, cerré la puerta y la acompañe a su casa.

Ella vestía un jean corto, que llegaba hasta las rodillas, una blusa negra con un escote algo pronunciado, pero sin llegar ser descarado, si se inclinaba un poco, se podía notar un lunar muy coqueto sobre su seno derecho. Su cabello estaba recogido con una sencilla cola de caballo. Todo en esa chica era muy incitante.

Entramos a su casa, tal como dijo no había nadie, me llevo hasta la habitación que compartía con Nadia, que era donde estaba la computadora. Había sacado los componentes de la caja pero no había sabido armarlos. Puse manos a la obra y en menos de 10 minutos tenia su computadora armada sobre su escritorio y lista para usarse. Le dije quieres hacer los honores, ella con una sonrisa coqueta, presiono el botón de encendido. Como se imaginaran, si ella no sabia como armar una computadora, mucho menos sabia que hacer con una, así que me pregunto y esto para que sirve? Yo me reí y le dije, pues para muchas cosas, empecé a mostrarle diversos programas, lo básico, el paint, el office, y cosas así, mientras ella veía la pantalla, yo le espiaba el escote, al estar ella sentada viendo la pantalla y yo de pie a su lado, tenia una vista muy buena de sus pechos. Por momento ella se volteaba, como tratando de sorprenderme, pero yo tenia algo de practica disimulando. Lo que si no podía ocultar era la erección que se me estaba formando. Para empeorar la situación, llevaba un pantalón deportivo, de modo que cuando mi amigo se puso muy contento, formaba un bulto bastante comprometedor.

Como explique en el relato anterior, mi verga no es enorme, pero en cambio si es bastante gruesa. Empecé a pensar muy rápidamente en como salir de ahí, sin que se notara mi bulto, pero luego pensé, bueno seguramente no es la primera vez que ve algo así, dejare que siga el juego después me iré y me haré una paja enorme en honor a esas tetas. Como si no pasara nada seguí explicando el funcionamiento de algunos programas. Entonces note que, en una mirada furtiva, ella noto el bulto y se volteo mientras sonreía. En ese momento se inclino más, como para leer, lo cual logro que sus pechos se notaran aun más, yo en ese momento ya no disimulaba, si la señorita queria jugar a calentarme yo con mucho gusto jugaría. Y bueno Janet, le dije, que opinas de tu nueva computadora. Es bastante útil me dijo, ayudara mucho a la hora de hacer la tarea. Aunque aun no me has dicho lo del Internet y eso. Le explique que el Internet tenían que contratarlo con la compañía de teléfonos y que una vez puesto, podrían usarlo para buscar todo tipo de cosas. Me pregunto si era cierto que había mucho porno en Internet, me lo pregunto con una voz picara y sugerente, mientras se estiraba hacia atrás, como desperezándose, con los brazos en alto, lo cual hizo que sus pechos resaltaran mucho. Le respondí que en efecto, había mucho porno en Internet, a lo que me pregunto ¿y tú tienes Internet? Le dije que si, a lo que me dijo, no andas viendo cositas malas verdad, aun eres muy joven.

Si supieras, pensé, pues no quisiera que fueras a contarle a mi madre. Como crees dijo ella, inclinándose hacia delante, mostrándome su escote cada vez más. Bueno, le dije mirándole el escote, he visto un par de cosas. Esto hizo que se riera. Se te nota, dijo, mirándome el bulto. Te ha gustado lo que has visto, dijo sonriendo. A cualquier hombre le gustaría. Y además de ver, ¿has hecho alguna otra cosa Adriancito? Bueno eso, ya es un poco más privado, si te cuento, tendrías que contarme cosas tuyas también. Mira al niño, tan listo jeje, pero no creo que tengas mucho que contarme, o sí? Bueno he tenido unos cuantos manoseos con alguna amiga por ahí, pero nada más, mentí. Seguro que lo que tú quieres es algo más que un manoseo, me dijo mirando mi bulto de nuevo. Claro que sí, le dije, pero ya sabes, no siempre se puede tener lo que se quiere, además me preocupa algo le dije. ¿Que te preocupa? Me dijo, algo más seria. Bueno le dije, es algo personal y no sé si debo contarte. Anda dime, no le cuento a nadie. Le dije, me preocupa que siento que mi pene es algo pequeño, lo cual, en cierto modo, es verdad, no es muy largo, nunca ha medido más de quince centímetros, no es que sea poco, con el tiempo aprendí que es el tamaño normal, pero como ya dije es muy grueso, mucho más de lo normal. Ella se puso algo seria y me dijo que esa era una preocupación muy normal en los hombres, que a casi todos les preocupa lo mismo y cosas así. De cualquier modo me preocupa, le dije, le pregunte si ella había estado con algún hombre.

Me dijo que como le contara alguien se las pagaría, pero termino contándome que si, que había tenido relaciones con un par de novios, nada serio. Le dije que si podía terminar con mi duda y ver mi pene, que me dijera si en comparación, era pequeño o normal. Ella se negó al principio, fingiendo que le daba vergüenza, pero era obvio que entre mi bulto y la conversación, se había calentado y la idea de verle el pene a un muchacho más joven, debió parecerle divertida. Finalmente accedió y se me acerco, me baje el pantalón, conteniendo una sonrisa, era obvio que lo que iba a ver la iba a impresionar modestia aparte. Los ojos de Janet se abrieron, junto con su boca, se llevo las manos a la cara, mientras veía mi verga por entre sus dedos. Haciéndome el que no vi nada, le pregunte y bueno, dime, ¿no es de tamaño normal verdad? Por momentos no me dijo nada, solo veía embobada mi verga en erección. Finalmente me dijo, ¿me dejas tocarlo? En ese momento pensé, estas tetas son mías. Asentí con la cabeza, para aparentar seriedad y nerviosismo, después de todo yo era el virgen.

Acerco su mano temblorosa y toco mi pene, primero con delicadeza luego con algo más de firmeza, haciendo que la cabeza del pene se descubriera. Cuando menos pensé, estaba masturbandome en toda la regla. Entonces decidí tomar el control de la situación, empecé a acariciar el cabello y luego empecé a empujar su cabeza hacia mi verga. Al ver mis intenciones sonrío y mientras me veía a los ojos, se pasó la lengua entre los labios y le dio un beso a la cabeza de mi pene, el cual ya empezaba a sacar liquido preseminal. Luego continuo besando y lamiendo mi pene, mientras continuaba masturbandome y me acariciaba las bolas. Por un momento dejo de chupar y me dijo, tienes una verga deliciosa, Adriancito. Entonces le agarre las tetas y le dije, estoy seguro que tus tetas son mucho más ricas que mi verga. Ella sonrío y se levanto y se quito la blusa y el bra. Apuesto a que siempre quisiste ver mis tetas Adriancito. Eso de Adriancito ya empezaba a molestarme. Con firmeza y ya sin fingir nervios ni nada, me quite por completo el pantalón y me acerque hasta quedar frente a ella. La bese, con furia, metiendo mi lengua lo más adentro que pude mientras con mi mano derecha le apretaba un seno y con la izquierda le recorría el culo, pegando toda mi verga a su jean. En ese momento me di cuenta de que Janet no solo poseía unas tremendas tetas, también tenia un culo bastante decente, cosa muy poco común entre mujeres con buenas tetas. Abandone su boca para besar su cuello, sin dejar de acariciar sus tetas. Ella dijo, caramba Adriancito, vaya que besas bien, empiezo a dudar de que seas virgen. Me incorpore y le dije al oído, tienes razón, hace ya algún tiempo que no soy virgen, lamí su oreja y la lleve a su cama. Eres un niño malo, me mentiste. Si te mentí le dije, mientras forcejeaba con su jean, pero no soy un niño, soy un hombre. Ya veremos que tan hombre eres Adriancito, me dijo mientras se acariciaba los pechos y estiraba las piernas para sacarse el jean. Su calzón era grande y blanco, como para andar en la casa, estaba muy húmedo del frente, se lo baje con ambas manos y lo saque recorriendo sus piernas. Me lo lleve a la cara y aspire su aroma, mezcla de sudor y flujo vaginal limpio. Buena señal, pensé, en cierta ocasión me toco una chica cuya vagina olía a pescado muerto. Acaricie sus piernas y bese uno de sus pies, eran pequeños y llevaban esmalte negro. Mis caricias subieron todo el camino hasta su pubis, con firmeza, atraje hacia mi sus caderas y deleite mi vista con el conejito de Janet, de color sonrosado y con el bello recortado pero no totalmente depilado, lo suficiente como para que se notara la entrada a su rica panochita. Entonces recordando su cortecia, le di un beso en los labios mayores justo antes de abrir la boca y empezar a lamer y chupar toda esa miel que le brotaba. Janet empezó a gemir y sus manos abandonaron sus tetas para ir directas a mi cabeza y empezar a empujar, al tiempo que sus caderas de empezaban a menear con violencia. Asiiiiiiii Adriancitooooooooo, justo ahí mi papacito, no te pares por lo que más quieras. Cuando empezó a jadear más fuerte y a mover aun más las caderas supe que el orgasmo era inminente y empecé a meter mi dedo índice con ganas mientras aprisionaba su clítoris entre mis labios y lo movía en círculos con la lengua. Entonces Janet me presiono como si quisiera que me metiera en su vagina y se corrió con un gemido largo, mojando mi cara con sus jugos. Sabia que tenia que actuar rápido, no llevaba condones y lo más seguro seria que Janet no me dejaría cojerla sin uno, así que sin mediar palabra me coloque entre sus piernas rápidamente, mi erección ya era dolorosa. Coloque mi pene en la entrada de su panochita y entonces ella reacciono y me dijo, espera que haces, no tienes condon, Adriancito detente, por favor. Entonces le dije, no me llamo Adriancito, soy Adrian y empuje con fuerza, la panochita de Janet estaba bastante apretada, pero termino por ceder poco a poco. Ella apretaba las sabanas de su cama con las manos crispadas mientras se mordía el labio para no gritar. Su carita se había puesto roja y sus ojos estaban llorando. Se veía muy excitante. Cuando por fin la cabeza de mi verga entro, Janet ya había empezado a disfrutar, sus caderas poco a poco empezaron a recuperar el ritmo que habían llevado durante la mamada que le di. Y obvio mi pene empezó a ganar más y más terreno, hasta que por fin entro entero en su apretada panochita. Entonces le dije, que tal putita, ¿te gusta como te cojo? Eres un malvado, me la metiste cuando estaba desprevenida. Empezo a besarme y me dijo, me encanta como me la clavas, es la más gruesa que me han metido, eres todo un hombre, Adriancito. Le di un empujon firme y le dije ¿Te parece que esta verga es de un Adriancito, putita? Mmmm papito, claro que no. Entonces de ahora en adelante me diras Adrián entendido. Siiiiii papi, lo que tu digas, pero no dejes de moverte, creo que me voy a correr otra vez, las caderas de Janet de movían frenéticas buscando el orgasmo. Por mi parte tenia que hacer grandes esfuerzos para no correrme. Entonces me abrazo fuertemente y mientras me clavaba las uñas en la espalda se corrio, hice un esfuerzo sobre humano y aguante sin correrme y le dije rapido putita, voy a correrme, ella se quito tan rapido como pudo y yo le dije, hora de tomar tu lechita, ella se acerco y cubrio la cabeza con sus labios y empezo a mover la lengua, era muy buena mamando y tenia muy buenos trucos, he de admitirlo. Entonces me corri, un chorro largo y luego otro menor y después unas cuantas gotas. Ella se trago completo el primero, el segundo le cayo en la cara y las gotitas terminaron en su pecho. La lechita de adolescente es muy buena, vas a tener que darme de beber más seguido Adrián, mientras recogía los restos de semen de su rostro y se los llevaba a la boca. Yo me reí y le dije, tengo toda la leche que quieras putita. La bese y le dije ahora quiero que te pongas en cuatro patas, como la perrita putita que eres. No puedo creer que aun quieras seguir cogiendo. Quiero ver de cerca ese culito, le dije. Ella se coloco en cuatro y le dije que se moviera de tal modo que quedara viendo para el espejo grande de su cuarto. Quiero verte la cara de puta que pones cuando te la clavo. Me pone bien caliente que me digas puta, eres todo un diablo Adrián. Sonriendo empece a chupar su vagina de nuevo, mientras lo hacia moje con su flujo todos los dedos de mi mano y empece a besarle las nalgas. Era un culo hermoso, con forma de corazón, con un lunar a medio camino entre su vagina y su ano. Entonces separe sus nalgas y vi su culito, era pequeño y arrugadito, sonrosado como su panochita y sobre todo, cerrado. Le dije, putita alguna vez te la han clavado por aquí y acaricie su anito con el meñique. Me dijo, no Adrián, por favor no lo hagas, tu verga es muy gruesa. Me vas a matar. Le di dos nalgadas y le dije, a mi no me puedes decir que no. Yo no soy tu novio, soy tu hombre y puedo cogerte como yo quiera, escuchaste perrita puta. Si, pero por favor ten cuidado. Lo tendré putita, no eres la primera que le desvirgo el culo. Un día tienes que contarme esas aventuras, dijo entre gemidos de dolor al sentir mi dedo índice entrar y moverse. Fui incorporando dedos hasta, que logre que su culito queda bien abierto, ayudo el hecho de que toda la situación la tenia bien caliente y en todo momento estuvo masturbándose. Bien perrita tu culito esta listo, ahora por favor te pido que te relajes, voy a lubricar mi verga con tu panochita, se la metí y vi que sus intenciones fueron hacer que continuara cociéndomela por ahí hasta que me corriera. Pero se la saque rápidamente, en cuanto tuve algo de su flujo en la verga. Muy bien, ahora relájate, no te resistas o te dolerá más. Coloque la cabeza en su culito mientras ella se abría las nalgas, tratando sin duda, de que fuera lo menos doloroso posible. Presione con firmeza y el culito como siempre pasa las primeras veces, ofreció resistencia. Pero con la lubricación y la dilatación que le había dado, poco a poco fue cediendo. Pude ver la cara de Janet en el espejo, sus ojos abiertos llenos de lágrimas, los dientes apretados, por momentos se abrían para jalar aire y tratar de gritar, pero no salían sonidos de su boca. Entonces con un firme empujon, la cabeza se abrio paso y Janet dio un largo suspiro. Eres un bruto, me rompiste el culo, por favor ya no sigas. Eso dicen todas, jadeé, pero confia en mi, vas a ver como te gusta, le dije mientras empujaba el resto. La sensación era maravillosa, Janet tenia un culito caliente y muy apretado, y ella en vez de relajarse por momentos lo apretaba más, como queriendo defenderse. Con toda la verga adentro de su culo le dije, vez ya te entro todo, lleve mi mano a su vagina y empece a masturbarla. Esto con dos fines, ayudarla a que se relaje y darle tiempo de que se acostumbre a mi verga. Cuando ya su panochita estaba mojadita y palpitante en mi mano, empece a moverme, primero muy lentamente y después más fuerte. Para ese momento Janet ya le habia encontrado el amor a tener una verga en el culo y tenia la boca abierta y los ojos muy vivos, casi estaba babeando sobre su cama. Eso putita, ya vez como si te gusta que te coja por el culo. Siiiiiiiii papito, dame más por favor, soy tuya Adrian, toda tuya. Eso me gusta perrita le dije, mientras le daba nalgadas, porque este culito es para mi, entendiste, no me importa si tienes novio o te casas, pero este culo es solo mio y siempre que yo quiera, me lo vas a dar. Entendido, le dije apretando sus tetas. Siiiiii, siiiii lo que tu digas, soy tu perra caliente, cojeme con la puta que soy. Eso fue mi limite, le empuje la verga hasta el fondo y me corri, más fuerte que las veces anteriores. Aaaaaaaaaaaaaaaa tu leche, la siento toda en mi culo, me corro yo también.

Después de eso, Janet cayo sobre el colchón jadeando y sin muchas ganas de moverse. Su cara estaba toda roja y al igual que su pecho, respiraba agitadamente. Miro el reloj, habian pasado dos horas. Me dijo que era mejor que me fuera, porque su hermana Nadia, llegaria en una hora y ella tenia que limpiar el cuarto y tendria que sacar de algun modo el olor a sexo de la habitación. Me dio un beso de despedida que casi hace que me ponga duro de nuevo y me dijo, no te emociones, ya no hay tiempo de coger otra vez. Le dije, no hoy, pero recuerda que eres mi putita perra, entendiste, dije sonriendo. Lo sé, mi culo es tuyo papi.

Me vestí y me fui de a casa, donde mi madre me esperaba algo molesta por no saber a donde andaba. Le explique que fui a ayudarle a los vecinos a instalar su nueva computadora, mamá me felicito por ser tan amable y me dijo que así es como debo ser siempre, porque la amabilidad siempre trae cosas buenas. Yo le dije, en efecto mamá trae muchas cosas buenas

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