Mi nueva familia III (El desenfreno sexual III)

Aca dejo las partes anteriores de esta saga>
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Me encontraba petrificado con la mirada clavada fijamente al suelo mientras mi suegra me hablaba de la razón de su llanto, mi orgullo había sido profundamente herido; sabia por lo que mi mujer me contaba que mi suegro había sido un hombre de una fortaleza y vigor rara vez visto en los hombres, una rara combinación de fuerza física, voluntad inquebrantable y astucia, hicieron de él un ejemplo para sus hijos, y definitivamente llenar o ser comparado con aquel hombre a mí no me iba a dejar en un buen lugar.

- Hacia tanto, tanto tiempo que esperaba esto mijo, no sabes las ganas que traía de que me parcharan, desde hace tantos años primero con mi esposo aún con vida, no podía serle infiel, era mi deber permanecer firme y hacer validos mis votos como su mujer hasta el final, ya después de su muerte no podía permitirme dar a mis hijos una imagen que no hiciera justicia a la señora de su padre. No sé serás capaz entenderlo, pero fue como estar muerta en vida, disfrutaba lo más que podía de las pequeñas alegrías a las que me había resignado que me quedaban por vivir. Ver a mi hija graduarse, establecerse y unirse a ti, y ver que ella empezaba su propia familia, pensé que al pasar esto, yo podría asimilar mi viudez con mayor facilidad, pero la verdad es que no fue así.

- Entiendo lo que me quieres decir, no es difícil de comprender, sabes que me he sentido parte de tu familia incluso antes de que Miriam y yo nos casáramos, me preocupaba por ustedes y solo puedo imaginar lo difícil que fue para ti pasar por eso.

- Fue muy difícil, y doloroso, pero lo peor es perder al hombre que has amado por tanto tiempo, no soy una tonta, sabía que él se me adelantaría, siempre lo supe, pero pensé que para cuando eso pasara yo ya sería… - dijo, mientras que se veía que un mar de emociones que no habían acabado de salir, empezaban a bullir dentro de ella y el alivio apenas y se veía venir- yo ya sería una mujer más vieja, con la vida plena, hay tanto que no disfrute con el.

Sus palabras iban acompañadas por un dolor sincero y llenas de arrepentimiento, de momento mi satisfacción sexual, el acto recién consumado paso a segundo plano pues nada me era más difícil que ignorar aquel momento de dolor y angustia. Verán como ya les he expresado, siento un legitimo cariño por esta señora, así que verla en ese estado y ser incapaz de aliviarlo me lleno de frustración, misma que me hizo guardar un silencio forzado por el momento, el único sonido que se estaba emitiendo en ese momento eran unos sollozos que poco a poco iban esfumándose hasta quedar ambos en el completo silencio de la noche, abrazados y cobijados bajo nuestra desnudez y candor.

Este momento estaba tornándose en algo más íntimo de lo que me hubiera podido imaginar, (en algo más de lo que me habría gustado dadas mis intenciones iniciales) pero con cada minuto que estábamos en silencio podía sentir como si nuestras almas se fueran acercando en una intimidad que una suegra y un yerno no deberían de compartir, su dolor me dolía a mí, mi pesar se cargaba en ella, puedo hablar por mí, pero nunca me había sentido así de unido a otra mujer más allá de mi esposa, y eso me empezaba a preocupar, aunque por el lado de Mireya se note que un poco de alegría empezaba a inundar su ser, estando tan cerca podía notar a su pulso irse acelerando, recuperándose del recuerdo tan triste que la había invadido.

- Pero bueno mijo, no llore por ti, y no llore por él, todo lo que paso es que me hubiera gustado mucho experimentar esto con él aunque fuera una sola vez.
- Quiere decir que mi suegro nunca la …
- Pendejo! Tu suegro era un macho en toda la extensión de la palabra y quiero que sepas que en tamaño no te le acercas cabrón, así que no te hagas ideas pendejas en esa cabeza tuya.

Este sobresalto lleno de enojo me espanto mucho, pues mientras dijo esto dejo mi abrazo y me hizo cara, plantándose delante de mí en una actitud desafiante, pensé que todo lo que había pasado, y todo lo que había sentido no había ocurrido en otro lugar más que en mi cabeza, sabía que al salir el tema de mi suegro saldría humillado, lo que no sabía era que este señor, desde el recuerdo podía dejarme tan mal plantado en el terreno del amor.

- Perdón, yo no quise decir…
- Mira se lo que quisiste decir, lo ibas a decir, pero no te hagas ideas.

El enojo se empezaba a desvanecer, obviamente había visto mi error como lo que fue, un error, una falla que había sucedido desde mi ignorancia y no desde una intención de profanar la memoria de su amado.

- Yo, perdona no quise, en serio.
- Ya, yo me sobresalte, las hormonas están disparadas, (una sonrisa picara apareció en su rostro), lo que quise decir es que me hubiera gustado…
- (guarde silencio, algo estaba aprendiendo)
- Me hubiera gustado que el me hiciera el amor de esta forma, ahora me siento culpable, si a ti te hizo gozar tanto, siento que falle al no hacerle gozar a el, mi marido de esta forma…
- El te lo pidió alguna vez? (pregunte, sin pensar)
- Tienes que entender, tu suegro no era un hombre de esta época, ni siquiera era un hombre de mi propia época.

Dijo mientras se acomodaba en cuclillas, apoyando sus manos en mis muslos para guardar el equilibrio, era una pose intensamente sexual, como si se dispusiera a orinar en el campo abierto, por un momento recobre conciencia de lo que habíamos hecho y de lo que aquí estaba sucediendo, y una erección no tardo en asomarse, Mireya lo noto, solo me acaricio el muslo derecho con un movimiento circular, y asesto el siguiente enunciado.

- Tu guarda a tu amiguito, ya!
Era evidente que aquella orden surtiría el efecto contrario en mí, la erección ahora se asomó por completo y ella al estar acuclillada en esa posición vio en primera fila la rapidez con la que mi órgano subió a todo su tamaño.

- Que barbaridad, es que acaso nunca te cansas.

Dijo a la vez que tomaba con su mano izquierda mi pedazo de verga, y empezó a complacerme con una masturbación que dados los jugos en los que mi instrumento había sido bañado se sentía sumamente placentera.

- No cabe duda que te la tenían retrasada, verdad mijito?

Me recline hacia atrás, llevando mis dos manos a la parte posterior de mi cuerpo, exponiendo por completo mi erección con la plena intención de que al acercar aquel tronco a mi suegra ella se animara por fin a pegarse a mi verga con su boca.

No surtió efecto alguno, esta señora era definitivamente de otra época, muchas veces este movimiento lo había hecho, y por intuición mi pareja adivinaba mis intenciones, aquí lo más que podría recibir era este alivio.

Pero no estaba nada mal, la verdad dadas las circunstancias no podía pedir nada más, además, después de un segundo round con Mireya, el cansancio empezaba a hacerse presente, sentía como en cualquier momento podría caer desplomado sobre la cama, así que de plano agradecí su inexperiencia en este asunto, que me permitió gozar a la vez que descansar.

Con una mano acariciaba mis huevos con movimientos suaves, mientras que con la otra tenia agarrado mi miembro, llevándolo de arriba abajo, a un ritmo lento y acompasado, pero seguro y firme, definitivamente mi suegra tenía toda la intención de vaciarme y yo la iba a dejar hacerlo, pues la mezcla entre el momento, el morbo de la situación y mis desaires anteriores con ella no me daban espacio a negar o a proponer nada. Lentamente mientras estaba recostado fui cayendo en un estado cada vez mas de relajación propinado por la intensa “manuela” a la que estaba siendo sometido, sabía que más tarde que temprano no aguantaría más pero, decidí que si bien no iba a retrasar ese momento tampoco haría nada para que llegara antes de lo previsto.

En este movimiento acompasado nos hallábamos cuando de repente le oí soltar.

- Mi viejo, la tenía más grande que tú, lo sé, es fácil notarlo al verte la verga y recordar lo grande que era la de el, pero definitivamente tú la tienes mas gorda, además de que tienes un pito muy bonito, y aprovechas de maravilla este instrumento, sin duda debes de hacer muy feliz a mi hija.

Mi erección se hizo aún más potente al ella mencionar a Miriam, no sabia el porque pero la sola mención de su nombre movió cosas dentro de mi que no creí que estuvieran vivas ahí en primer lugar, siendo honesto todas las hembras de esta familia me encantaban, pero algo estaba cambiando en este momento, y yo no estaba prestando mucha atención por culpa de la semejante masturbada que me estaba acomodando mi suegrita.

- Supongo que cada hombre es diferente, si bien tu aguante no es ni de lejos como el que mi marido tenia cuando era unos años mas grande que tu, definitivamente tus movimientos son mucho mas… ricos, te falta condición de eso no me queda duda alguna, yo tenia años de no coger y ya me había resignado a eso, pero ahora que me has encandilado en la intimidad, siento que no quede satisfecha, recuerdo las tremendas cogidas que tu suegro me acomodaba.

Su historia empezaba a calentarme mucho mas, su tono de voz había cambiado a uno que jamás había escuchado por parte de ella, no era la autoritaria madre, ni la festiva abuela, había una lujuria impresa en las silabas que salía de su boca, su voz se había vuelto mas grave, y su ritmo mas pausado, como un susurro al oído pero en voz alta.

- La primera vez que coja con el, yo acababa de cumplir los 18, pero el ya había pasado de los 40, había trabajado toda su vida en el rancho y al ser un hombre sin vicios había reunido y expandido lo que nos parecía una fortuna para la gente de nuestro rumbo, aun y cuando yo era una chiquilla el me gustaba, si mis padres e ofrecieron a él, pero aunque no lo hubieran hecho así, yo quería irme con el sin importar nada, veras mis padres eran gente muy tradicional para los cuales el lugar de una mujer es el metate y el petate, por ello nunca recibí ningún tipo de educación, recuerdo haber ido a la primaria rural pero hasta ahí, los estudios no me harían falta, pero a mi papa siempre le caían bien un par de brazos para ayudarlo en el campo.

Su historia continuaba, a la vez que el ritmo con el que me masturbaba se volvió más pausado, pero sus caricias empezaron a propagarse por mis muslos y piernas.

- Cuando tu suegro me llevo con el yo apenas tenia 15, pero el al venir de la ciudad pensaba diferente y por 3 años me trato como a una hija, o bueno al menos me trato mejor de lo que mis padres me trataban, se aseguro que fuera a la secundaria, me vistió y me dio un techo sobre mi cabeza, sabes esa casa aun esta es la que esta en medio del rancho, esa casa la construyo tu suegro con sus propias manos, y yo la mantuve lo mas que pude. Yo por gratitud mas que porque el me lo pidiera lo ayudaba con todo lo que podía, le hacia de comer, le lavaba su ropa y cuidaba de el, quizá el no me había tomado aun, pero yo ya era su esposa y era un papel que muy celosamente iba a cuidar, yo no era una ignorante en lo que al sexo se refiere, en una casa de rancho no hay ventanas y sabia lo que mis papas hacían cuando creían que mis hermanos y yo estábamos dormidos, sabia lo que mi hermano le hacia a las muchachas con las que entraba al gallinero y hasta llegue a sorprender a mi hermana la mayor con su novio en medio de la milpa, pero nunca tuve ningún tipo de educación, y vivi durante buena parte de esos tres años con un cierto temor pero mucha curiosidad por lo que me iba a pasar, sin embargo yo amaba a tu suegro y le buscaba por todos lados para que me hiciera caso, el jamas se retracto y nunca me toco, lo que si es que cuando el tiempo casi había llegado busque la manera de acercarme aun mas a el, y le espiaba mientras se daba sus baños, no es que fuera muy difícil, pero aun recuerdo la impresión la primera vez que vi su órgano por completo, era la primera vez que veía uno pero conocía bien mi cuerpo y sentí mucho temor por mi, no sabia como seria yo capaz de acomodar todo aquello dentro de mi, era señorita y aquel pedazo de carne tan grande, definitivamente terminaría por lastimarme…

La historia estaba tomando un matiz intimo, pensé que dado el relato narrado por ella, la confianza que debía sentir hacia mi debía de haber aumentado considerablemente, o quizá solo tratara de dejarme bien en claro mi lugar delante de la memoria de su marido.

- Pero no solo sentía temor, yo no sabia bien a bien que era lo que sentía pero mis partes tenían una cierta comezón, o un ardor, sentía como si un bicho me pico ahí abajo, pero sabia que no, sentí una necesidad pero no sabia de que, bueno si sabia de que, lo había visto recién pero no sabia como pedirlo, asi que desde aquel dia, todos los días con el pretexto de llevar tal o cual cosa yo espiaba a tu suegro, y me excitaba mucho al hacerlo.
Se que es difícil pero a veces cuesta imaginarse que la gente mayor que uno mismo también fue joven, también experimento y también tuvo sus necesidades y urgencias, sin embargo oir aquello por parte de mi suegra era inesperado, además de que totalmente innecesario, ante mi ella ya era una hembra encantadora, pero me costaba imaginármela en la flor de juventud con toda la calentura y pasión estallando a flor de piel.
- El día de mi cumpleaños 18 llego, tenia 3 años que me había desposado con tu suegro pero para mi este seria el primer día que seria su mujer, definitivamente haría todo lo que había planeado para hacer de esta noche una que valiera la pena dada toda la inmensa espera a la que había estado sujeto por voluntad propia mi marido, había comprado unas medias en la tienda del pueblo, y en las semanas anteriores un vendedor itinerante había traído esencias y pomadas para relajar y estimular, yo las compre a recomendación de mi hermana, y esperaba usarlas por la noche, sabanas limpias en el catre que compartíamos y una buena provisión de petróleo por si necesitábamos prender la lámpara.

Un silencio a forma de interludio se apodero del cuarto, sus manos habían dejado de tocar mi órgano sexual, y sus caricias se detuvieron en ese momento, sin duda un recuerdo sumamente poderoso se había apoderado de mi suegra ahí mismo, tal es la magnitud de la cogida que mi suegro le propino que a mas de 15 años de aquello le provoque suspiros, sin duda una lastima que ya no estuviera entre nosotros ese señor, una lección una catedra, o un consejo de como lograr aquel efecto sobre una mujer me hubiera hecho muy bien, aunque también podía sentir que mas allá de lo sexual había emoción embargándola intensamente.

- Ese dia como de costumbre le espié por la mañana, como todas las mañanas antes de que se fuera al trabajo en la casa ejidal, esa mañana como todas las mañanas un hormigueo me invadió, lo que no paso como de costumbre fue que al salir del baño me llamo,
- Mireya, ven tantito.
- La sorpresa y el espanto me habían invadido, de repente me vi en una situación que no había planeado, sabia el que lo espiaba, si era asi desde cuando, definitivamente veía hacia donde yo me escondía y su voz no la hubiera podido oir si estuviera en la cocina, de todas formas tendría que enfrentar las consecuencias de lo que había hecho, pensé que me regañaría o me castigaría, incluso pensé que me daría una tunda por andar metiendo las narices donde no me incumbía.
- Sal, vamos, no engañas a nadie se que estas detrás de la reja.
- Que paso?
- Sabes que día es hoy?
- Hoy cumplo 18?
- No, para nada, cumpliste 18 hace 3 meses.
- Creí que hoy cumplía 18
- Se que no sabes que día naciste, por eso fui con mi amigo a investigarlo con la parte que ayudo a tu madre, perdona que no te lo haya festejado nunca, sabes que no soy muy fiestero.
- Pero creí que hoy cumpliría 18, hoy es el día que le prometiste a mi padre que no me pondrías un dedo encima hasta el día de hoy, y pensé que era por eso.
- No, la verdad es que yo ya soy un hombre viejo, y tu eres una chiquilla, pensé que alguien tenia que quedarse contigo y cuando tu padre me dijo que tenia toda la intención de dejarte con Cesar, el borrachín del pueblo, la verdad no me pude contener al pensar que una chiquilla tan linda como tu terminara usara por esa basura sifilítica con patas.
- Me iban a dar a Cesar?
- La verdad es que te iban a vender, igual que como te vendieron a mí, no te lo dije por la misma razón que no te dije que no te dije lo de tu cumpleaños, quería que cuando tuvieras edad y conciencia para valerte por ti sola, decidieras, a la fuerza no te quiero conmigo, puedes irte si quieres, pero desde que note que me espías todas las mañanas he querido hacerme a la idea de que hay algo en mi que te gusta lo suficiente.
- Es que acaso no he sido una buena esposa.
- Has sido una excelente mujer, y me has ayudado aun cuando no te lo he pedido y me has pedido nada a cambio.
- Entonces porque quieres que me vaya
- No quiero que te vayas
- Y ora?
- Lo que quiero es que si te quieres quedar porque me quieres te quedes, y si no me quieres que mejor te vayas, no soy un hombre que te pueda dar mucho, y definitivamente joven no soy, pero te quiero, y te deseo.
- Podrías tomarme cuando tu quisieras, soy tu esposa.
- No, prometí que no lo haría antes del día de hoy y soy un hombre de palabra.
- Pero porque, no tenías.
- Quería creer que antes del día de hoy tu padre se daría cuenta de lo que había hecho, de que una hija vale mas de lo que le había dado y que recapacitaría, no esperaba que me devolviera los terrenos que le di, pero mínimo que me pidiera que volvieras, y pensé que si ya no eras señorita cuando ese día llegara, ningún caso tendría.
- Mi papa me vendió?
- Si, le di unos terrenos en el rancho que había comprado dos años antes.
- Valgo dos terrenos?
- Vales mucho mas para mi
- Cuando tu suegro me dijo esto, tomo mi mejilla con su mano, un tacto duro y masculino, nada delicado, y ahí con la brisa del sereno de la mañana pasando por todo su cuerpo desnudo me beso, me beso por primera vez, fue solo un beso tronado, pero era lo primero que tenia de el .
- Quiero que hacerte mi mujer.
- Ya soy tu mujer

Era evidente que este había sido un recuerdo muy poderoso, el tiempo se había detenido en nuestra habitación, me es difícil explicar con palabras el torbellino de emociones que estaba experimentando en ese preciso momento, definitivamente había lujuria y morbo, pero también había mucho cariño, amor y empatía, un poco de tristeza también, pensé que valdría la pena seguir oyendo esta historia con mucha más atención, así que la deje proseguir tratando de esconder mi presencia lo más posible, fue la primera vez en todo el tiempo que esta situación se estaba dando que sentí la imperiosa necesidad de empequeñecerme de hacerme pasar por parte del mobiliario o de un espectador silencioso que no participa de la obra.
- Aún recuerdo como me tomo en esa ocasión (retomo mi suegra, mientras una sonrisita picara se asomó en su rostro)
- Me abrazo y me cargo como siempre supe que las novias son cargadas después de las bodas del pueblo, me llevo así todo el camino hasta nuestro pequeño nido que habíamos construido en estos años. Nuestro lecho no era nada elegante, ni cómodo, pero después de haber estado agazapada a sus hombros, tratando de pegarme todo lo más que podía a sus poderosos pechos, y sintiendo la presión de sus manos fuertes y masculinas, bien hubiera podido tomarme en el suelo bajo nosotros, a mí me daba igual.
- Me tendió sobre nuestro catre, que estaba hecho de dos palos, y la tela de los costales de grano, llevo sus labios junto a los míos, y con sus manos busco dentro de mi falda, rápidamente y sin dudarlo retiro mis calzones de en medio, mientras me abrazaba, el iba tomando su lugar, y sin más preámbulo empezó a metérmelo, no hubo ningún jugueteo, ni caricia, no es que la necesitara en ese momento, yo pese a que era mi primera vez sabia lo que estaba a punto de pasar, pero mi cuerpo reaccionaba a sus deseos y movimientos, le recibí como mejor pude, pero a pesar de todo me estaba lastimando, una ola de dolor recorrió mi cuerpo, la respiración me faltaba, trataba de no gritar pero, la verdad es que fue un dolor que no reconocía y que era extraño, nada que hubiera sentido antes se podía comparar como tener un trozo de carne entrando dentro de ti, expandiéndote, mientras tu cuerpo trata de recibirlo.
Como sea solo pude hacer una cosa y esa fue llevar mis brazos alrededor de su cuello, y tratar de con mis piernas abrazar su cintura. Lo que fuera con tal de que el dolor pasara, pero el dolor aun no terminaba, era una agonía deliciosa mientras su miembro me penetraba lentamente, hasta que de repente, todo dolor desapareció cuando la presión que estaba ejerciendo sobre mi cuerpo ceso, pensé que quizá yo no era mujer para el, un miedo que siempre tuve, pero que en ese momento se volvió en un terror que no deje que me paralizara, cuando note esto, rápidamente con mis tobillos espolee las nalgas de tu suegro, quien rápidamente volvió a encaramarse sobre de mi, pero esta vez con un movimiento seguro y contundente con el cual me penetro hasta lo mas profundo de mi ser, no pude evitarlo, grite, mientras arqueaba mi espalda sobre la cama con la esperanza de poder acomodar su pedazo de verga enorme dentro de mi, fue un dolor aun mas agudo, pero desapareció casi tan rápido como el movimiento de tu suegro, vino seguido de un alivio increíble que sentí, una onda de placer como nunca había sentido en mi vida, juro que su verga me estaba llegando más allá del ombligo, que mi cuerpo se estremeció al ser empalada por semejante miembro, pero aquello no había hecho mas que comenzar, rápidamente empezó a bombearme dentro de mi, martillando su verga, si pensaba que ya había llegado a lo mas profundo, con cada arremetida de su instrumento sobre de mi, siento que mi cuerpo iba cediendo un poco mas, yo ya no podía mas, mis gritos, si alguien los hubiera podido escuchar en mitad de aquella milpa, hubieran hecho que la gente llegara rápidamente a auxiliarme, era una desesperación y felicidad el estar recibiendo aquel instrumento fálico dentro de mi.
Perdí toda noción del tiempo, de mi cuerpo y de mi en general, no se cuento tiempo duro aquello, pero se que antes que nada pude sentir un calor peculiar invadiéndome y esparcirse dentro de mi, que vino acompañado de lo que después sabría era la firma personal de tu suegro al hacer el amor, me embistió dos veces, con mas fuerza que todas las arremetidas anteriores, lo que me hizo dar un brinco que me levanto del catre poniéndome de puntitas sobre su verga, un movimiento que el correspondió con la embestida mas fuerte y llena de toda su fuerza, libre de toda atadura y restricción, fue evidente en ese punto que tuvo que contenerse para no lastimarme, pero fue ahí que sentí mi primer orgasmo, mi cuerpo se cerro, mis músculos se tensionaron, el control de mi esfínter se fue al carajo y llene todo de mis fluidos, a la vez que mi boca salivaba tan intensamente que podía sentir mi propia baba recorriendo mis pechos, no se, nunca supe cuanto tiempo tu suegro me tenia, pero ahí quietos yo sentía toda la intensidad del orgasmo.
Continuara…

1 comentario - Mi nueva familia III (El desenfreno sexual III)

pacovader
Espero que continue. 😀, me esta gustando y mucho este relato. 😀
Te dejaré puntos mañana, hoy ya no tengo. 😀