Romina mi perra buscona, cap 1 a 4

Hola a Todos, como algunos seguidores, quieren entender el orden y poder leer las historias que escribí, estoy reordenando esta, que publique más cerca del inicio en poringa y que quizás muchos no leyeron, gracias a todos los que comentan y apoyan con puntos. pero más me gustan los comentarios

Romina, mi perra buscona, mi amor

Después de muchos años de vivir la locura familiar de mi madre y mi hermana compartiendo el novio de esta última, más las demás locuras vividas, a mis 25 años me pareció que era el tiempo justo para tomar distancia. Me lleve la moto que me regalo mi padre mucho tiempo atrás y una plata que este me habilito para alquilar un departamento en capital. Conseguí trabajo de “motoquero” como decimos por este lado del mundo y empecé a tratar de rearmar mi vida.
Conocí a Romina que es la típica chica que me gusta, con un culo hermoso y aires de perra buscona siempre buscando machitos. Ella acababa de cumplir sus 22 añitos y desde que nos conocimos nos empezamos a gustar y querer cada día más. Después de cuatro meses de salir decidimos probar a vivir juntos. Estaba fascinado, ella se viste siempre muy provocativamente y a los dos nos encanta y estamos pendientes de todo lo que genera.
Estábamos viviendo a dos cuadras del parque Centenario, segundo mes de primavera, Rominita vistiendo con sus shorcitos bien cortitos que se le meten en ese culo hermoso y son la delicia de todo el que la mira. Domingo a la tarde paseamos por el parque, algunos hombres la miran, otros aprovechan las aglomeraciones para tocarlo aunque sea un rato. Volvemos caminando del parque a casa con un ritmo pausado, tomamos unos mates y nos metemos en la cama a hacer el amor como fieras. Mientras cogemos yo encima de ella:
-¿Viste como me miraban la colita, mi amor? Con su hermosa voz de putita.
-Si..., y te gusta ¿no perra?
-A mi sola no, a vos también te gusta perrito. Me encanto cuando nos paramos a ver al chileno que cuenta chistes y el tipo ese de rulos me empezó a acariciar el culo, no aguantaba más, ¿lo viste bien, no?. No me tenes que dejar solita mucho tiempo.
-Porque, ¿qué harías si estuvieras sola?
-Y no se..., por ahí el tipo me invita a coger y como soy calentita.... Explotamos los dos como cerdos y quedamos mirándonos a los ojos. Sus ojos son de un verde profundo, pasada la calentura nos besamos y seguimos abrazando, ella me dice que me ama y lo veo en sus ojos.
Vivimos casi seis meses de una hermosa convivencia, hacíamos el amor todo el tiempo como animales, nos sentíamos plenos y enamorados, era un tiempo hermoso y nada podía hacernos sentir mal. Estábamos felices.
La empresa en la que trabajaba cerró por lo que tuve que buscar una nueva empresa de motos me recomendaron a un flaco Osvaldo, que era dueño de una y todos lo querían como a un padre. Osvaldo tenía treinta años, como yo estaba empezando era uno de los pocos que estaban en la empresa, la mayoría de los pibes ya tenían algunos clientes fijos por lo que poco pasaban por la empresa.
La empresa era un departamento de dos ambientes, en uno estaba la entrada con unos sillones donde nos tirábamos los motoqueros y en la otra la oficina de Osvaldo que trabajaba con Daniela que era un bombonazo de unos veintipico también, que tomaba los pedidos y demás. Cada vez que charlaba con Daniela se quejaba que Osvaldo la trataba mal, era la única a la que había escuchado quejarse, pero siempre que la veía lo criticaba. Con el tiempo empecé a notar algo raro, se encerraban en la oficina y empecé a escuchar los gemidos clásicos, crecían cada vez más y era obvio lo que estaba pasando ahí adentro, me sentí caliente y me empecé a pajear acabando adentro de mi propia ropa. La situación empezó a hacerse rutinaria, pero no dejaba de producirme cada vez más calentura, Daniela salía muchas veces terminando de arreglarse, toda colorada y directo al baño.
Muchos mediodías Osvaldo me invitaba a comer a un coto que siempre estaba lleno de gente y se volvía loco mirando las chicas, que mirara la tanguita de una, que la otra era una perra, que no podía ser tan puta y vestirse así, en fin, obsesionado total con el tema.
La mayoría de las tardes le pegaba sus buenas cogidas a Daniela, que se iba con el novio que muchas veces la pasaba a buscar.
Cada vez que hacía el amor con Romi, le contaba lo del jefe y como me calentaba saber que se estaba cogiendo a la perrita esa ahí y yo escuchando como un pajero. Cabe aclarar que nuestras charlas de sexo siempre se daban cuando estábamos haciendo el amor, en plena faena, y a los dos nos volvían locos:
-Que guacho que es tu jefe..., y que perrita la guacha esa.
-Si no sabes como me calienta saber que están cogiendo ahí al lado sin importarles nada y a veces la viene a buscar el novio y se van abrazaditos como si nada y la puta recién cogida.
-Que... ¿te da envidia?. ¿te gustaría que fuera yo la putita esa y que tu jefe me cogiera?
Acabamos como cerdos los dos y nos quedamos abrazándonos y acariciándonos diciéndonos que nos amábamos.
Sobre el final de Noviembre Daniela discutió mal con Osvaldo y le dijo que no laburaba más y que se iba a la mierda. Fuimos a comer al mediodía y Osvaldo estaba que volaba, se acercaba fin de año y con la cantidad de laburo que venía no sabía que iba a hacer. Me pregunto si no conocía a nadie. Sentí que me temblaba todo el cuerpo y le dije que mi novia no tenía trabajo, que si él quería le podía preguntar. Y aunque el no lo noto la voz se me quebró en un momento, del nerviosismo. Esa noche mientras cenábamos le comente a Romi lo del laburo y me dijo que le encantaría ganar algo de guita y sentir que ella también aportaba a nuestro hogar. Esa noche cuando cogíamos le dije que iba a tener que tener cuidado con Osvaldo, que iban a pasar mucho tiempo juntos.
-¿Vos decís..., que no lo haga calentar....? dijo poniendo voz de perrita, ...pero vos viste que no lo puedo evitar..., los hombres se calientan cuando me ven... Acabamos como bestias los dos, me miro con sus ojos verdes y me dijo que era maravilloso que nunca creyó que iba a encontrar a alguien como yo. Nos quedamos acariciando y charlando hasta muy tarde en la noche.

Romina, mi perra buscona, mi amor 2

El día siguiente hable con Osvaldo que se mostró agradecido de que le haya conseguido a alguien de confianza, me comento lo que pensaba pagarle. Estábamos cerca de fin de año, era laboralmente buena la época y agregó que si era mi novia no debía ser ninguna boludita. Mañana mismo puede empezar, que venga con vos en la mañana yo los veo y me voy que tengo que hacer unos trámites. Esa noche salimos a cenar con Romi y a festejar, la pasamos bárbaro y tratamos de no acostarnos muy tarde, porque al día siguiente empezaba y estaba un poco nerviosa. A la mañana siguiente se vistió normal, lo que en Romi significa siempre algún pantalón que le marque bien el culito con alguna tanguita enterrada en él. Subimos a la moto y Ro me abrazó desde atrás me apretaba fuerte y me decía fuerte al oído que me amaba que era el ser más maravilloso de la tierra y cosas por el estilo, me sentía como en una película de héroes, por primera vez en mi vida me sentía plenamente feliz. Entramos a la oficina, Osvaldo la vio a Romi y lo vi impactado, no la conocía y el putañero que llevaba dentro tomo nota en el momento de lo buena que estaba mi chica. Pasamos a su oficina que sólo tiene un escritorio, un par de butacas, la PC, el teléfono y no mucho más.
Bueno, dijo Osvaldo, ahora no hay mucho trabajo. Tengo que salir, te pido que le expliques un poco vos el laburo, que yo tengo cosas que hacer, no te hagas problemas por el día de laburo que te lo pago como si laburaras en la moto me dijo y me restregó sus nudillos cariñosamente por la cabeza como siempre hacía, le dije que se dejara de joder, que no hacía falta que me pagara nada.
Le empecé a explicar a Romi el trabajo y después de un rato ella se fue soltando y empezó a tomar los pedidos con bastante cancha, más tarde me dijo: ¿no te gustaría cogerme acá en la oficina de tu jefe?, cerramos la puerta y te desquitas de cuando se cogía a esa perrita y vos te pajeabas del otro lado. ¿Querés, dijo mirándome con su cara de putita. Cerré la puerta y la puse apoyada con la pancita en el escritorio, le desabroche el pantalón y se lo fui bajando despacito, me impacto verla así ofrecida sobre ese escritorio, su tanga incrustada en su culo, la desencaje un poco y la corrí a un lado, baje el cierre de mi pantalón y empecé a jugar con la cabeza de mi pija por su conchita. Sonó el teléfono y romi atendió con naturalidad, se la deje ir despacito y empecé a bombearla suavemente.
-Mira que puede volver Osvaldo y se va a enojar si no me encuentra trabajando..., es mi primer día de trabajo, amor... que le diría a mi jefe si me encuentra así...¿eh?
-Y te gustaría que te encuentre así...?
-Si pero vos no tendrías que estar..., quizás así apoyadita en el escritorio atendiendo algún teléfono..., ¿crees que me ayudaría como haces vos?.
Me salí y la hice girar la senté sobre el escritorio y cuando se la iba a poner escuchamos la puerta del departamento, nos arreglamos la ropa rápidamente. Cuando Osvaldo entró estábamos todo colorados. Hace mucho calor acá adentro, dijo, voy a abrir un poco la ventana. Tome uno de los pedidos que había tomado Romi y salí a laburar. En la calle pensaba que estaría pasando en la oficina, si estarían hablando y de que, mi cabeza trabajaba a mil kilómetros por hora. Pude recién volver a la tarde a última hora a buscarla, cuando bajo, me beso, se subió a la moto y abrazándome otra vez desde atrás me dijo que me amaba más que a nada en el mundo. Fuimos lento hasta casa disfrutando de nuestro contacto. En la cena le pregunte que tal con Osvaldo y me dijo que todo bien, que si quería saber más en la cama me contaba, me miro con una cara de traviesa que pone y que me encanta. Miramos un rato de tele y nos fuimos al cuarto. Primera se fue Romi, cuando entré al cuarto estaba desnuda sobre la cama, su conchita estaba afeitadita como siempre, me puse a chuparla suavemente como se que le encanta la miraba a los ojos y ella me sonrió. No pasó casi nada con Osvaldo, estuvo un ratito y tuvo que salir de vuelta. me dijo y sonrió.
-¿Y en el ratito que estuvo, paso algo?
-Nada amor, solo me charlo bastante y me miró el culo cada vez que pudo..., creo que ya lo puede dibujar de memoria...
me puse sobre ella y la empecé a coger suavemente. Me miro con esos ojos que son mi obsesión y me dijo, nada tontito solo estuvo estudiando el terreno..., decía con vos de putita, viendo que me gusta..., que no..., y evaluando hasta donde puede llegar...,
-¿Y vos que hiciste?
-Y le contestaba a veces enojada..., pero siempre dejando que notara que mi cuerpo manifiesta que soy una perrita... y que las perritas....
-¿Las perritas que?
-No podemos negarnos a nada cuando estamos calentitas, me dijo y explote en lo profundo de su concha, al tiempo que ella también llegaba y nos abrazábamos y nos besábamos apasionadamente. Te amo, mi amor, le dije. Sos lo más importante de mi vida. Nos quedamos otra vez hasta muy tarde, charlando, besándonos y jugando con nuestros cuerpos, sentíamos calor de hogar y estábamos agradecidos de habernos encontrado.

Romina, mi perra buscona, mi amor 3

El tiempo fue pasando, Osvaldo empezó a tratarla a Romi con más confianza, pero no había intentado nada con ella; creo que, que fuera mi novia, quizás lo cortaba un poco. Una tarde la pase a buscar por la oficina. Se subió a la moto y me abrazo como siempre diciéndome que me amaba, y me dijo al oído que tenía que contarme algo, Osvaldo le había pegado una buena apretada, que no iba a entrar en detalles ahora, después de la cena te cuento..., ¿en la camita..., mi amor?... y me chupaba detrás de la orejita, la sentí apretarme el bulto que ya lo tenía bien duro. Que calentito, te pusiste..., dijo y seguimos camino a casa mientras ella me abrazaba con fuerza. Una vez en casa cenamos y durante toda la cena se negó a hablar del tema, se quedo lavando los platos después de cenar y hacía todo más pausado, alargando el momento.
-¿Vamos a la cama, amor?
-No seas apurado, si estas caliente, hacete una paja.- y se rió
Me dijo que me acostara que ya me alcanzaba. La esperé tirado en la cama, entro a la pieza con un conjunto de medias con portaligas, una tanga y sin corpiño haciéndome un baile erótico de lo más caliente.
-Hacete la paja..., quiero ver como te pajeas para mi..., hasta que acabes me ordeno y siguió bailando todo el tiempo sensualmente. Yo me la sacudía y no aguante mucho más dejé que mi pija escupiera hacia donde ella estaba. Vino hacia la cama y acostándose a mi lado me beso suavemente en los labios.
-Ahora estás más tranquilito, descansa un ratito así cogemos rico, sino te pajeabas no ibas a aguantar nada... Fue a la cocina y volvió con unos vasos con licor que habíamos comprado, brindamos por nosotros.
Se fue bajando hacia mi miembro que estaba fláccido y lo mojo un poquito con licor me lo beso un poco y me miro.
-¿Te cuento?
-Por favor.
-Bueno, Osvaldo me mira todo el tiempo y la verdad que en un momento me sentí caliente y con ganas de provocarlo mas...- paró en su relato y me la chupo un ratito. Mi pija estaba bien dura otra vez. Se acostó a mi lado en la cama y me dijo que mejor la fuera a coger porque sino no iba a poder contarme nada.
-En un momento me senté... y como se que Osvaldo está muy atento a esos detalles, había ido al baño y me acomodé la tanguita bien arriba... y como el pantalón es de tiro corto..., al sentarme se veía la tanguita sobresaliendo...
-¿Y...?
-Osvaldo enseguida metió la mano..., yo lo rechace empujando con el culito lo que lo calentó más... – me dijo esto y la empecé a bombear más fuerte.
-Sigo..., amor?
-Por favor!!!, sonrió y siguió
-Con la otra mano me giro la cara y me beso..., mientras nos besábamos nos pusimos de pie y empezó a acariciarme por todo el cuerpo...
-¿Y...?
-No seas impaciente amor... –dijo poniendo voz de muy puta.
La bombeé bien duro tratando de hacerla hablar, la serruchaba con fuerza y los dos gemíamos cada vez más fuerte, me detuve sobre ella y le pregunte si iba a seguir con el relato.
-Me empezó a desabrochar el pantalón..., yo no hice nada para impedirlo... pero le decía que parara..., que había llegado muy lejos...
-¿Y que más? –le dije mientras la clavaba a fondo y la dejaba bien clavada. Ella me rodeo con sus piernas por detrás de mi espalda. Me miro fijo a los ojos y me dijo:
-Me giro... y me puso sobre el escritorio como me pusiste vos..., le dije que podía mirarme... y tocarme... pero nada más.
-Que perra sos..., puta...
-Te gusta que sea perrita...?, el me empezó a acariciar el culo bastante bruscamente... me empezó a decir que era una puta calientavergas... y que la de él la iba a sentir hasta el fondo... Empezó a bajarse el cierre... y mirándolo con cara de perra... intente levantarme los pantalones y salí de la oficina diciéndole que no estaba bien lo que hacíamos, me siguió al otro ambiente y me tiró en el sillón..., tenía los pantalones por los tobillos y no me podía levantar... Dejame salir!!!, le grite..., me dio un bofetón no muy fuerte y me dijo: Cállate calientavergas... –en ese momento la sentí venir y mi orgasmo también llegaba, acabamos juntos y nos abrazamos bien fuerte. Me quedé tirado sobre ella, mi pija seguía dura por la calentura de la situación.
-¿Qué más?
-Quería parar ahí..., pero estábamos muy calientes..., no lo podía manejar..., le rogué que me dejara salir... y por toda respuesta me dio su pija para que la chupe..., la agarré con una mano..., me moría de ganas de comérmela... la chupetié un poco y justo sonó el timbre, era uno de los chicos que regresaba..., me acomodé la ropa rápido y salí corriendo del edificio.
Me salí de encima de ella, nos abrazamos y besamos muy profundamente. Me miro y dijo
-¿Qué vamos a hacer?
-Yo la mire con preocupación y le dije que no tenía la menor idea.
Nos fuimos a dormir abrazados y me dijo que no iría a trabajar al día siguiente, que Osvaldo no diría nada después de lo que paso. Nos abrazamos más fuerte todavía. La amaba profundamente.

Romina, mi perra buscona, mi amor 4

En la mañana desayunamos juntos y me fui sólo al trabajo, le di marcha a mi moto y me sentía raro sin mi chica atrás, nunca había sentido lo que sentía por ella. Cuando entré a la oficina lo vi a Osvaldo que me escondía la mirada, le dije que Romi no se sentía bien, se lo veía preocupado, le palmeé el hombro con fuerza como siempre hacía diciéndole: ¿todo bien, man? Y me reí. El se aflojó al instante y noté que se sentía como si le hubieran sacado una tonelada de encima. Viste como son las chicas, le dije, enseguida se sienten mal. Ese día labure con la moto a full todo el día, no podía concentrarme en nada, pensaba y pensaba y no podía ver con claridad, era la historia de mi vida, mi madre con el portero, mi hermanita, el novio de ella. Y ad infinitum. Sobre el final de la tarde empecé a pensar en Romi, nadie me había amado como ella y a nadie había amado yo como a ella. Por primera vez las cosas eran diferentes. Cuando llegué a casa me esperaba con un pollo al horno que había preparado ella misma, nos besamos y jugamos un largo rato. Comimos en silencio, pero alegres. Después de la cena fuimos a la cama, los dos habíamos alargado el momento de acostarnos, la mire y le dije
-¿Nadie se va a acostar hoy?
-Parece que tenemos miedo...
Entramos juntos al cuarto, nos besamos, nos acariciamos y nos desnudamos mutuamente.
Me acosté sobre ella y se la fui colocando lentamente, bien al fondo, sentí que largaba el aire gimiendo.
-¿Te gustaría hacerlo con él? –le dije y la sentí estremecerse
-¿Y a vos..., dijo poniendo voz de puta,... te gustaría estar escuchando en la oficina de al lado..., mientras me coge? –la clave violentamente, los dos estábamos ardiendo de golpe, mas que excitados, muy violentos, de golpe la situación era totalmente diferente, la dulzura del comienzo se transformo en un deseo desenfrenado. Cogimos bien duro sin decir nada más, nos mordíamos y arañábamos, se respiraba un aire pesado entre nosotros. Los dos acabamos y empezamos a tranquilizarnos y a acariciarnos. Estábamos descansando y sonó el teléfono. Romi atendió.
-Hola, ah si... Osvaldo. –y se puso de pie, la veía desnuda al lado de la cama- no mira todavía no se si voy a ir mañana, no me siento muy bien.
La agarré de la cintura y la tire a la cama otra vez, le empecé a chupar la concha mientras hablaba con Osvaldo, su voz se empezó a ablandar y a ponerse más melosa.
-Si..., estoy sola
-Todavía no lo pude asimilar..., no se que voy a hacer. Cualquier cosa... y dejo de hablar, me dio el teléfono y corte. Me volví a montar sobre ella y la clave.
-No me contestaste... –dijo con voz de puta otra vez
-¿Te gustaría..., estar escuchando como me coge..., como cuando se cogía a la otra perrita... y hacerte la paja....? –y volvió a acabar. Yo seguía sobre ella bien caliente, pero tratando de aguantarme lo más posible, quería prolongar el momento al máximo, era un momento pleno de ambos y no quería perder un segundo, quería disfrutarlo hasta el final cada segundo. En un momento la situación cambió, viendo que yo aguantaba sin venirme, me miro a los ojos y volvió a hablar:
-¿Te vas a pajear..., mientras Osvaldo me coge en su oficina... y vos nos escuchas..., mira que mucho ruido no voy a poder hacer..., porque vos vas a estar ahí... –me había arrebatado el manejo de la situación, tuve que parar de moverme para no acabar, me empujaba más lejos todavía.
-No te lo vas a poder coger si yo estoy en la oficina...
-Eso yo lo arreglo..., ¿tenes alguna duda...? – y acabamos otra vez pero ahora juntos.
Descansamos un rato en la cama, me dijo que fuera a la cocina a buscar algo para tomar, una cerveza estaría bien. Cuando volví al cuarto estaba con el teléfono en la mano haciendo una llamada. Me indicó hacer silencio.
-Osvaldo..., como estás Romi..., si me siento un poquito mejor...,-hablaba y me miraba todo el tiempo sacando la lengua y pasándosela por los labios como una putita.
-¿Vos vas a ir..., bueno..., a la tarde hablamos entonces..., me parece que tenemos que aclarar algo... ¿no?
Deje la cerveza y volví a tirarme sobre ella, empecé a chuparle la concha y ella estaba ardiendo de nuevo, volvimos a hacerlo una vez más. Esta vez ella se monto, que en general no le gusta ser la que esta arriba. Mientras me cogía me dijo:
-Va a ir a la tarde..., espero que no haya mucho trabajo..., si vos no estás me voy con vos..., o.k.?, la primera vez que me coja..., vas a estar en esa oficina... escuchando... y pajeandote... –y volvió a acabar cayendo sobre mi pecho besándome y sonriendo. Yo no pude acabar. Se salió de mi nos quedamos mirándonos y acariciándonos. Mañana será otro día pensé y di gracias una vez más, ella es mi chica.

3 comentarios - Romina mi perra buscona, cap 1 a 4

ChiquitaYViciosa
Nos encanta esta saga!
sebirra
gracias x comentar, me alegro que les guste
chiche006
Muy bueno segui haci
sebirra
gracias x comentar