Lo cortés no quita lo caliente… (I)




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Compendio II


¡Y lo enfermo, tampoco!
😆
Y la verdad, que el lunes me enojé bastante.
Yo volví de las clases como a las 3, contentísima porque tras una semana, le volvía a ver.
Cuál fue mi sorpresa cuando Liz me dijo que había llegado enfermo y que otra vez, se había encerrado en el dormitorio.
😠
Y es que él exagera demasiado, porque es solamente un resfrío, pero nos termina corriendo a todas de su lado, para no contagiarnos.
Eso es lo que me molesta tanto, porque no ve que las chiquititas quedan todas ilusionadas por volver a ver a su papá y miran con tanta penita la puerta del dormitorio, sin entender nada.
Así que llegué hecha una furia a reclamarle por qué su Hannah no se preocupa más de su resfrío y que me lo manda así.
“Es que me gusta más que me atiendas tú…” me responde.
Y yo, roja, colorada…
😬
Pero el drama es el de siempre y tengo que rogarle para que me deje dormir con él.
¡En esos momentos, se le olvida tan fácil eso que íbamos a estar “juntitos, en la salud y la enfermedad”!
😡
Así que le sigo el juego: acepto acomodar a las peques en otro dormitorio (total, están más grandes y siempre tenemos el monitor encendido, por si se despiertan o algo, pero son lindísimas y duermen toda la noche).
Pero le conozco bien: Sabía que tan, tan enfermo no estaba y que si quería terminar esa tontería, tenía que subirle los ánimos...
😈
Así que me puse un camisón blanquito, muy sensual (¡Y que me ayuda un montón a destacar mis curvas y esconder mis rollitos! XP), que se transparenta por la cintura y con top de encaje, bien escotado (porque sí, a mi marido le encanta que use encaje) y la faldita me llega un poquito más debajo de la cintura.
Pero por abajo, un calzoncito blanco, pero delgadito, porque después de todo, “Le prometí que no haríamos cositas raras por la noche…”
😆
“¿Vas a dormir así?” me pregunta, con unos tremendos ojos.
“¡Claro!... yo venía preparada para la noche.” Respondí, de mala gana.
Porque obvio: era lunes y una semana sin dormir con él…
😏
“Pero ruiseñor, tú sabes…”
“¡Sí sé! ¡Sí sé! ¡Estás enfermito y no quieres hacer nada! Pero mira, hasta me puse un calzoncito, para que no te tientes, ¿Ves?”
😅
Les diré que me encanta que me vea cuando me visto o que le muestre los calzones, porque se nota que puro me quiere saltar encima.
Pero él es muy cortés (y afortunadamente, calentón) y verme en lencería y sacármela le pone tan animoso como verme desnuda.
Y bueno, seguimos con la vida normal, contándole de cómo me iba en la U y en la escuela, con los niños, mientras juntaba la ropa para el día siguiente, porque me tocaba dar clases.
“Amor, según tú, ¿Cuál sostén debería ponerme mañana? ¿Este negrito o este rojito?”
😳
¡Puso una cara lindísima!
“Pero… ¿Qué pasó con la ropa que te lave la otra vez?”
“Es que ya me la puse y… ¡No sé!... como estás aquí, me quiero ver diferente… porque me quiero poner esta camisa y esta faldita, que me quedan bien monas, ¿No crees?”
😆
Era una camisa de seda moradita, tipo ejecutiva y la falda me llega hasta las rodillas, pero él dice que como estoy más gordita, mi trasero se ve enorme y que esa camisa, aunque me cierra, igual me destaca los pechos.
“Bueno… si a ti te gusta y quieres usarlo…”Dijo él, tratando de no mirarme tanto.
“Incluso, estoy pensando ir con pantis, porque se pone helado por las mañanas.”
“¿Pantis?”
“Si… pero nada muy llamativo. Algo blanquito, para que no se me note tanto…”
😈
Yo pensaba que ya lo tenía en mis redes, porque se le hacía agua la boca.
🤤
Pero ¡zas! Que se me arranca…
Se acuesta para el otro lado y para de mirarme.
Entonces, me siento arriba de la cama y me pongo a pintar las uñas de los pies.
“Pero Marisol, ¿Tienes que hacer esto ahora?” me reclama, sonándose con el pañuelo.
“¡Claro! ¡Mañana no tengo tiempo!”
Y le pido que me cuente de su semana, mientras yo tengo las piernas abiertas y mostrándole mi calzón.
😂
¡Igual le va la mirada y trata de hacerla piola, pero yo me hice la que no se daba cuenta!
Pero seguimos conversando de cómo me fue en la semana, con mis amigas y con Lara y de las cosas que hice con ella, mientras se secaba el esmalte.
😊
Todavía me da vergüenza contarle, porque las mejillas me arden un montón y me siento mal de hacer cosas con mi amiga, cuando él no está.
Pero es que todavía sus besos me vuelan la cabeza y es lindísima, con sus ojitos celestes, su tremenda cola de caballo, su mirada seria y sus labios maravillosos, suavecitos como el algodón, juntos con ese cuerpo atlético, pechos soberanos y una pompa de lujo.
😲
Nos juntamos casi siempre los miércoles, aunque a veces cambiamos a lunes o jueves, para que Jess ni Sandy sospechen y los martes y viernes no puedo, por mi práctica profesional.
Volamos a su departamento (que por suerte, no queda más de 20 minutos del campus) y subimos las escaleras, haciéndonos cosquillas y corriéndonos mano.
XD
Lo gracioso, eso sí, es que uno de los vecinos de Lara, un viejito flacuchento, de unos 60 o 70 años, casado con una señora bien gorda y sorda (porque siempre se escucha la televisión a todo volumen) casi siempre sale o lo encontramos en el pasillo, cuando nosotras llegamos y claro, como tenemos poquito tiempo (Porque tengo que irme sí o sí a las 4 a la casa, por las clases que tiene Liz en el instituto), nos pilla “bien fogosas”, besándonos o desabrochándonos los botones de la ropa, mientras abrimos la puerta.
😈
Y Lara lo remata de puro mala, guiñándole el ojo y pidiéndole que nos guarde el secreto.
Pero esa noche, le contaba a mi marido que la semana anterior, ella había ido con pantalones de gimnasia bien apretados y un sweater celeste de lana gruesa que la abrigaba, pero por debajo, andaba con una de esas musculosas deportivas rosadas, que destacaban sus pechos.
XD
¡Qué decir que a nuestros compañeros de clase y a los profes se les iban los ojos siguiendo sus curvas!
Y bueno, a la hora de almuerzo, Jess y Sandy le retaron por andar así.
😂
“¡Es culpa de Mari! ¡Quiere que le enseñe ejercicios para bajar de peso!” Me dijo, echándome la culpa.
“¿Y… qué pasó después?” Me preguntaba él, demasiado interesado.
😏
“¡Lo siento! ¡No puedo contártelo, porque dijiste que no querías hacer cosas por la noche y no quiero darte ideas!” Le respondí, mientras él trataba de esconder lo que se alzaba de su pantalón.
XD
¡No sabía qué decir y puso una carita que hasta me dio pena!
Pero yo, haciéndome “la resignada”, le contaba de mala gana que terminé gastando las baterías del consolador con ella.
😔
Porque no hay caso: desde que mi marido le hizo la cola, no hay vez que me pregunte si me siento así de bien cuando me la hace él y le digo que no, que él es mucho mejor y que incluso el sexo con él no se compara con el consolador, porque Lara no tiene idea de lo que se siente cuando su cosita escupe semen calientito y que te rellena enteramente la matriz.
Por lo que me vive preguntando cuándo tiene libre, para que le ayude con su “term paper”, como la otra vez, a lo que siempre tengo que responderle que depende de él.
😕
Y también le conté que preferí atenderla a ella, comiendo su rajita depilada, porque su lengua no es tan gruesa ni larga como la de mi esposo y que cuando me dedea, tampoco me rellena de la misma manera que lo hace él, por lo que termino un poquito frustrada.
Finalmente, le pedí disculpas, porque con las cosas de la casa, no había podido comprar pilas y que si andaba de “Mal genio”, era porque andaba con muchas ganas acumuladas…
“Pero si tú no quieres hacer nada, porque te sientes enfermo, no te preocupes, que yo te esperaré…” le dije, con mucha resignación...
Así que le di un besito en la frente, un cariñito en la mejilla y apagué la luz…
😈
¡Sabiendo que no se iba a aguantar!
😉


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1 comentario - Lo cortés no quita lo caliente… (I)

pepeluchelopez
Y que paso? Que se le paro! Jeje a ver que sigue saludos
metalchono +1
:oops: ¡Claro que se le había parado! ¡Lo supe cuando le di el besito de buenas noches! ¿O piensas que fue a propósito que me di vuelta, para que viera mi cola? :expressionless: Como dice el chapulín, "Todo estaba fríamente calculado..." ;)