Vicios profundos - tercera parte

TERCERA PARTE - Pruebas de campo

Unas semanas mas tarde, llegó de visita nuestro primo Juan Pablo (Juanpi, tres años mayor que yo). Juanpi era el hijo de un hermano de papá, al que no veía desde hacía algunos años porque ellos vivían en Mendoza. Al parecer tenía que venir a Mar del Plata a hacer un curso e iba a quedarse unos días con nosotros.

Juanpi siempre había sido el niño prodigio de la familia. Excelentes notas, deportista, tenía medallas de remo y rugby, estudiaba Derecho (el curso que venía a hacer era parte de su carrera), tenía la novia perfecta con la que iba a casarse y no se que mas. Toda la vida papá y mamá lo mencionaban como el ejemplo a seguir, por lo que aunque nosotros lo conocíamos poco, obviamente nos caía mal. Incluso mamá sugirió que las chicas durmiéramos juntas para dejarle al príncipe Juanpi un cuarto para él solo. Nos negamos rotundamente, así que su alteza tendría que conformarse con dormir con Facu.

Cuando Juanpi llegó, mamá le hizo una gran comida de bienvenida, usando “los platos buenos” y todo el protocolo, como si hubiera venido el Presidente. Confieso que cuando lo vi, me pareció que estaba muuuuy bien. Alto, musculoso, rubio, barba clarita a medio crecer. Pero el encanto duró poco; ni bien empezó a hablar, me resultó insoportable. Era lo mas agrandado y fanfarrón del mundo. Sólo hablaba de él mismo y de todos sus “logros”. Me daba vergüenza cómo los viejos lo miraban con admiración, como diciendo “aprendan de él, inútiles”. Mis hermanos y yo seguíamos las conversaciones con indiferencia.

Como por mis horarios yo pasaba bastante tiempo en casa estudiando, durante buena parte de los días siguientes a su llegada estábamos él y yo solos, hasta que a la tarde llegaban los demás de sus responsabilidades varias. Juanpi salía recién a la noche; según él para asistir al dichoso curso por el que había venido, que era nocturno. Juanpi no daba demasiados datos sobre el curso; cuando le preguntaba dónde lo hacía, contestaba con evasivas y generalidades. Según él, durante el día estudiaba en el cuarto de Facu, pero yo siempre escuchaba la TV prendida. Todo era muy raro.

Mas de una vez me lo crucé en boxers yendo al baño y a pesar de que estaba bueno, su actitud de agrandado y ganador me hacía volver la mirada hacia otro lado e ignorarlo. Yo por otro lado tenía que ponerme algo para salir de mi cuarto en mi propia casa! Porque no iba a andar en mi uniforme de estudio (remera larga y bombacha) enfrente de él. Así que usualmente para ir al baño o buscar algo de comer, me ponía un shorcito y a veces un buzo, porque no tenía corpiño y la remera no me ocultaba demasiado las gomas.

Uno de esos días tocó la puerta de mi cuarto y me dijo que iba a salir. Por fin un poco de libertad y estar sola en casa de nuevo! Después de un rato largo, tuve que salir de mi cuarto para buscar un cuaderno en el cuarto de mis viejos. Como había pasado tanto desde que Juanpi se despidió, imaginé que ya no estaba y salí con mi uniforme, sin cambiarme. Cuando entro al cuarto de los viejos, lo veo a Juanpi vestido como para salir, agachado en el piso y revisando el cajón de la mesita de luz de papá, donde siempre tiene guardada alguna plata. Juanpi se quedó petrificado y con la boca abierta, con un fajito de billetes en la mano.

Valeria: Qué estás haciendo???

Juanpi: Nada, buscando algo nada mas.

Valeria: Buscando algo en la mesita de luz de mi papá?

Juanpi: aar… errr… es que… bueno es que tu papá me pidió que le llevara unas cosas a la oficina, que está camino a la salida del club.

Valeria: que raro, papá nunca pide algo así, y menos con cosas que tenga en su mesita de luz. Esa plata que tenés en la mano es lo que te pidió?

Juanpi: (con seguridad) Sí, es eso.

Valeria: Y entonces que otra cosa estás buscando?

Juanpi: No, ya está, tenés razón (pasado el susto inicial, se da cuenta de cómo estoy vestida y me recorre con la mirada de arriba abajo, para volver a subir y detenerse en mis tetas – exploté de rabia)

Valeria: Entonces no hay problema si lo llamo a la oficina y le digo que le estás llevando la plata que le pediste, no?

Juanpi: No, para nada. Pero no quiero molestar, mejor ni lo llames. Él ya sabe que estoy en camino.

Valeria: (dándome vuelta y caminando hacia el living, donde está el teléfono) Igual lo llamo así ya sabe que vas saliendo y no te hace esperar.

Juanpi se levanta como un resorte y corre al living. Yo me siento en el sillón que estaba junto al teléfono y levanto el tubo. Juanpi se desespera.

Juanpi: De verdad no es necesario.

Yo empiezo a marcar (en verdad no sabía el número, que estaba anotado en algún lado).

Juanpi: Vale, por favor no llames. La verdad es que estaba sacando algo de plata prestada, para devolverla en unos días.

Bingo. Cuelgo el teléfono y lo miro fijo.

Valeria: Estabas robando.

Juanpi: Epa, que palabra fuerte, me parece que estás exagerando.

Valeria: Bueno, lo llamo a papá y le contamos lo que pasó. A ver si él y después tus papás piensan que estoy exagerando.

Juanpi: (dándose por vencido) OK, tenés razón. Estaba sacando plata porque necesito unos pesos porque la plata que traje ya la gasté.

Valeria: No te dieron tus papás plata para el curso y para pasar estos días acá? Cómo que ya la gastaste?

Juanpi: (resignado) No hay ningún curso, dejé la Facultad hace dos meses. Mirá que nadie sabe, menos mis viejos! Vine acá porque una amiga mía venía a tomar unas clases por unos días y queríamos pasar un tiempo juntos. Le dije a papá que venía a un curso de la Facutad para que me bancara el viaje y le pidiera a tu viejo que me dejara quedarme acá. Pero con tantas salidas me quedé sin un mango. Vos entendés, no? (otra vez me mira las tetas).

Valeria: Lo que entiendo es que sos un pelotudo, un mentiroso y un ladrón. Hacés que tus viejos y nosotros te banquemos y que todos piensen que sos un perfectito, pero al final le robas a tu propio tío y le metés los cuernos a tu novia con una pendeja de cuarta. Sos un tarado! (estaba sacada)

Juanpi: Vale, tenés razón en todo pero por favor no le digas nada a nadie!! Te lo suplico. Hago lo que quieras, cuando empiece a laburar te pago lo que me digas…

Ahora me ofrecía plata el caradura?? Si bien sentía una ira absoluta y quería salir corriendo y contarle a mis viejos y a todo el mundo que el perfecto de Juanpi era un falso absoluto, tal vez podría haber otras maneras de humillarlo aún mas y de paso sacar un provecho para mí (sí, así de arpía me había vuelto). Me quedé un par de minutos en silencio, pensando. Juanpi me miraba suplicante, tratando de descifrar lo que pensaba. También cada tanto bajaba su mirada a mis tetas y trataba de ver si se asomaba mi bombacha por debajo de la remera. Ni aun en la situación en la que estaba el imbécil sabía cómo comportarse…

Valeria: Vas a hacer lo que yo quiera?

Juanpi: Si Vale, genia! Lo que me digas con tal que no le cuentes nada a nadie.

Valeria: (sonriendo) OK, si de ahora en adelante hacés todo lo que yo te diga, guardo tu secreto.

Juanpi: Sos una ídola!

Valeria: Si en algún momento te negás a hacer el más mínimo detalle de lo que pida, cuento todo y chau novia, tus viejos y todo lo que te dan. Estamos claros?

Juanpi: (de repente, preocupado) Pará, qué querés que haga? Te hago la cama? Te ayudo a estudiar? Te llevo los libros? Querés que te presente un amigo?

Valeria: Vení a mi cuarto.

Me sigue al cuarto, confundido. Cierro la puerta con traba.

Valeria: Parate contra el escritorio.

Yo me senté a los pies de la cama, de frente a él, con mi cara a la altura de su cintura y bastante cerca.

Valeria: Sacate la remera.

Juanpi: Pará, que??

Valeria: Me escuchaste, hacelo.

Juanpi se saca la remera y la tira al piso. Tenía los abdominales marcados y pocos pelos rubios en el pecho. Lo miré con aprobación, levantando una ceja.

Valeria: Sacate los zapatos y el jean.

Abrió la boca para quejarse y la cerró de nuevo, sin decir nada. Jaque mate, era mío.

Se quedó en boxer y medias, mirándome con cara de pobrecito. Si bien al principio me dio vergüenza mirarlo al boxer directamente, después pensé en cómo él me había mirado las gomas, todo lo que había pasado y que al final no podía hacer nada contra mí. Esto me hizo superar toda inhibición y fijé mi mirada en su bulto. Era un boxer blanco normal (no de los apretados). Se le notaba claramente la pija hacia la izquierda (muchos años después me enteré que esto es así porque se pajean mucho y le dan esa inclinación; bueno, tal vez en el caso de los zurdos sería al revés).

Valeria: (levatando la vista a sus ojos) Sacate el boxer.

Juanpi: Vale… please.. no seas así.

Valeria: Me parece que lo que acordamos fue muy claro…

Juanpi: OK.

Sonrío y vuelvo la mirada a su bulto. Excepto por Facu (primera parte de estos relatos viciosos), nunca había visto un chico desnudo en directo. Y aun aquella vez había sido a cierta distancia y escondiéndome. Esta vez estaba en primera fila. Y lo mejor era que no tenía que hacer ni dar nada a cambio del show.

Juanpi, muy nervioso, puso sus pulgares dentro del elástico, a cada lado de su cintura, y empezó a bajar el boxer despacio, como esperando que en cualquier momento le dijera que parara y que todo era una joda; lo que obviamente yo sabía que no iba a pasar. Primero apareció su pubis. Era poco frondoso y marrón clarito; muy diferente al de Facu, oscuro y más abundante. Después apareció la base de su pija. Yo miraba con una atención absoluta. El elástico siguió bajando a lo largo del tronco, hasta que la cabeza salió disparada para arriba, libre de la presión que ejercía el elástico. Juanpi soltó el boxer, que se fue a sus tobillos, dejando a la vista sus bolas, que colgaban divinamente.

No pude evitar una breve risita. Juanpi, tres años mayor que yo, el perfectito, el ejemplo a seguir, estaba desnudo en frente mío. Sólo tenía puestas unas medias azules, que le permitía quedarse para que se vea mas ridículo. Después de tanto tener que aguantar sus historias y fanfarronadas, lo tenía agarrado de las bolas (literalmente).

Su pija me encantó e hipnotizó enseguida. No estaba parada pero tenía cierta dureza. A “media hasta” dirían los chicos, siempre hábiles para inventar esas frases. Era gruesa y venosa. Tenía el prepucio recogido sólo en parte, dejando a la vista la mitad de un glande grande y rosa fuerte. Las bolas me fascinaron (fetiche que me sigue hasta hoy). Se notaban mucho y colgaban bastante, dando una visión un poco cómica. Tenían pelos, del mismo color que el pubis. Lo devoraba con la mirada, reparando en todos los detalles de su anatomía.

Juanpi hace ademán de agacharse para subirse el boxer.

Valeria: Cuando dije que podías vestirte?

Juanpi: Dale Vale, ya me viste y me humillaste. Ya aprendí mi lección, ahora cortémosla.

Valeria: Esto se corta cuando yo digo. Sacate al boxer de los tobillos y patealo más lejos.

Juanpi obedeció resignado. Encantada, pensé en lo que iba a divertirme con este infeliz.

Valeria: Ponela dura.

Juapi: Cómo?? Para ponerla así tendría que…

Valeria: Pajearte?

Juanpi: Sí, eso.

Valeria: Hacelo. O no me digas que no te pajeas?

Juanpi: (sonriendo estúpidamente) Sí, pero es que es algo privado. Lo hago cuando estoy solo.

Valeria: Ahora vas a hacerlo acá. Pajeate hasta que esté dura.

Juanpi, con cara de incrédulo, se lleva la mano a la pija y la agarra.

Juanpi: Es que necesito tener un incentivo… entendés? Algo que me provoque. Generalmente veo revistas con minas desnudas. Tal vez si vos…

Y sí, el pobre tenía que intentarlo…

Valeria: (interrumpiendo) Te gustaría ver estas? (me agarro las tetas sobre la remera y desde los costados, juntándolas)

Juanpi: Ufff… sí me encantaría.

Valeria: (apoyando las manos en la cama) Bueno, eso nunca va a pasar. Yo voy a verte a vos y vos no vas a ver nada mío. Empezá antes que cancele nuestro acuerdo.

Aunque mi cara y mi voz mostraban determinación y confianza, por adentro no podía creer que este idiota me obedeciera, en vez de dejar que cuente todo y él negarlo o inventar algún cuento. La verdad es que no había pensado que mi plan iba a ir más allá a que se quedara en boxer.

Juanpi empezó a subir y bajar la mano por su pija, empujando la piel hacia arriba y hacia abajo. Ahora pude ver la totalidad de la cabeza, que se asomaba cada vez que la mano bajaba. Yo miraba asombrada como su pija iba creciendo y se iba parando. Después de sólo dos o tres minutos estaba apuntando al techo, en un ángulo de 45 grados. Juanpi hizo un gemido de satisfacción, sacándome de mi trance. Era como si me hubiera olvidado que había alguien pegado a esa pija divina, que se llevaba toda mi atención.

Valeria: Pará y sacá la mano. Quiero verla bien.

Lo hizo de inmediato. Ahí estaba. Una pija dura y bien parada, para que hiciera con ella lo que yo quisiera. No era la pija de Juanpi, era mía. Mi juguete.

Me incliné un poco hacia adelante, quedando mi cara a unos 5 cm de su pija. La cabeza estaba húmeda y había un olor a pija y a bolas (a macho!) que me fascinó. La miré un rato largo desde distintos ángulos. También a las bolas, que me daban mucha curiosidad. Acerqué mi dedo índice hasta el glande y toqué el líquido que ya tenía en la punta. Despacito lo esparcí por la cabeza, sintiendo su textura y el calor que irradiaba. Juanpi gimió y se retorció del placer. Esto me hizo recordar de nuevo que Juanpi seguía ahí (no éramos sólo esa pija y yo) y que no quería darle placer, sino humillarlo. Retirando la mano y manteniéndome inclinada y con la cara bien cerca, lo miré a los ojos y le dije:

Valeria: Seguí.

Esta vez no hubo ninguna objeción. Claramente Juanpi ya lo estaba disfrutando y necesitaba seguir con la paja. Su mano retomó el tronco y empezó a bombear de nuevo. Sus ojos buscaban mi cuerpo, lo que me hizo tomar conciencia de cómo estaba yo. Desde su ángulo podía ver mi remera bastante escotada, probablemente con la mitad de las tetas a la vista y mis pezones, que estaban de piedra tratando de perforar la tela. También veía mi bombacha porque cuando me incliné hacia adelante, abrí las piernas para poder acercarme, por lo que la remera subió un poco, develando la parte de abajo del triángulo de mi bombacha rosa. Me sentí super perra. Me incliné un poco hacia atrás, apoyando las manos sobre la cama, para que se vea mas de mi cuerpo, vestido pero insinuante.

Valeria: Te gusta mi cuerpo, Juanpi?

Juanpi: (acelerando su paja) Sí, estás buenísima Vale.

Valeria: Pensás en mí cuando te pajeas?

Juanpi: (hablando rápido, entre jadeo y jadeo) Sí, desde que llegué me clavo dos pajas por día pensando en vos. Me volvés loco.

Yo como podía contenía las ganas de tocarme como loca. Sentía la concha mojada y ardiente. Ya me ocuparía de ella mas tarde. Por ahora no quería perder detalle de la paja de Juanpi, que cada vez iba mas rápido.

Tan concentrada estaba en esa pija durísima, en cómo subían y bajaban esas bolas y en el líquido que iba acumulándose en el glande y la mano de Juanpi, que no me di cuenta cuando empezó a acabar. De repente vi salir un primer chorro largo de leche, que cayó íntegramente en mí, desde mi rodilla derecha, subiendo por mi pierna y remera, hasta mi cuello. Siguieron tres o cuatro chorros mas, que cayeron parcialmente en mi remera, la cama y el piso, cada vez con menos fuerza.

De a poco Juanpi, que tenía los ojos cerrados, fue desacelerando hasta que paró completamente. Respiraba fuerte, como si hubiera corrido una maratón. Estaba todo transpirado. Abrió los ojos de golpe y se sorprendió al ver el enchastre que había hecho. Todavía con la mano en la pija, me miró sin estar seguro de cómo yo iba a reaccionar después de que me haya acabado encima. Tenía miedo.

Valeria: (muy seria y sin hacer un ademán por limpiarme) Juntá tu ropa y salí de mi cuarto. Vestite afuera.

Juanpi: Ufff… fue el mejor orgasmo de mi vida… Vale, estamos bien, no? No vas a decir nada, no? Sorry que acabé así, es que estaba muy concentrado… fue super intenso.

Valeria: (sin cambiar la cara de seria) Agarrá tu ropa y rajá.

Juanpi se soltó pija, que ya estaba bajando y perdiendo dureza, y rápidamente juntó su boxer, jean y remera y se fue hacia la puerta. Tenía un lindo culito. Me divirtió verlo irse tan nervioso, en medias.

Valeria: Acordate que tenés que seguir haciendo todo lo que te diga.

Juanpi salió y cerró la puerta. Me eché hacia atrás, acostándome en la cama. No podía creer lo que había pasado! Había dominado completamente a un tipo mayor que yo para que se pajeara enfrente mío. Lo vi desnudo y vulnerable, no tenía ningún secreto para mí, mientras él no había visto nada mío, fuera de mi bombacha. Este pensamiento me hizo acordar de mis propias necesidades. Me saqué la remera y me miré las tetas, que me encantaban. También vi la leche que tenía en la pierna derecha, que seguía fresca. Recogí un poco con la mano y la moví entre mis dedos. Era espesa. Me la llevé a la nariz, el olor me encantó. Sin dudarlo, me chupé los dedos. Era un gusto intenso, raro, buenísimo. Me saqué la bombacha y con esos mismos dedos llenos de leche y saliva, me hice una tremenda paja mientras me amasaba las tetas y revivía las imágenes de la paja de Juanpi. Acabé en un orgasmo eléctrico.

Para cuando salí de mi cuarto un par de horas después, ya todos habían llegado, pero Juanpi no estaba. “Creo que hoy tenía que salir al curso mas temprano” le dije a mis viejos cuando me preguntaron. Cuando me desperté la mañana siguiente, mamá me dijo que Juanpi se había vuelto a Mendoza, dejando una nota de agradecimiento y pidiendo disculpas que tenía que salir en forma tan inminente por un tema de la Facultad. “Que muchacho mas aplicado”, dijo mamá.

Sonreí mientras abría la heladera para sacar algo para desayunar.

20 comentarios - Vicios profundos - tercera parte

arerbacsa
buenisimo +10 y a favoritos.
Tiroloco63
Muy bueno Vale.. Felicitaciónes
999indio +1
Jaja que buen relato me dejaste a full...
juuli88 +1
insoportables los pibes asi de agrandados. te felicito por haberlo humillado! hermoso momento cuando pasa eso 😉
LuxryX +1
terriblemente bueno
yosoychavy +1
Vas a seguir la historia? muy buena 😃
kramalo +2
ja!! muy buen relato..!! Eso le pasa a todos los pendejos que los papás les dan todo...no se ganan nada de lo que le dan..entonces salen tipos agrandados, soberbios, etc.etc...
No tedrías que haberlo dejado acabar...le iban a quedar los huevos hinchados...jaja!!
danilote +1
Más....por favor más
Saynomore777 +2
Vas lento y describis muy bien. Seguí así!
danielcg36 +1
fantasticos relatos, me huiese gustado ver tu cara al humillar a este fanfarron de tu primo, y otra de las frases que me causaron gracia, por su inocencia, jajjaja
Se le notaba claramente la pija hacia la izquierda (muchos años después me enteré que esto es así porque se pajean mucho y le dan esa inclinación; bueno, tal vez en el caso de los zurdos sería al revés).
barnum77 +1
Que ganas de estar en la piel y la pija de tu sobrino!!😍😘