Adíos mamá, adíos

Mi madre había abandonado todo cuidado personal desde el divorcio con mi padre. Él decidió que yo ya era grande y que él debía hacer su vida. A mí me afecto mucho, pero me quede con mi madre por solidaridad, aunque él me invito a irme a vivir a su casa. El desgano natural por su depresión hizo que mi madre abandonara todos los buenos hábitos de vida sana, y comenzó a comer cualquier cosa. Engordo. A su lado yo, engorde. Entre mis amigos era víctima de Bullyng ya que mi sobrepeso marcaba una diferencia abismal y correspondía a una obesidad mórbida y torpe. Yo lo sabía y eso me fue apartando de los grupos. Ella por su parte siempre con batón, pelo desordenado y esperando la cuota alimentaria de papa para hacer su compra predilecta: cigarrillos.
Papa cuando se fue dejo todo como estaba, así que había un televisor, un video, algunos discos con películas en DVD, y todo los demás implementos del hogar, que se fueron deteriorando poco a poco. El lavarropas primero, el microondas, etc., etc. ASi fue como el desorden invadió la casa.
La adiposidad de mi madre, la falta de dientes en su boca y su desalineo hacían insoportable ver su presencia. Estaba en un círculo vicioso donde no podía salir de ahí. Y cuanto más me quedaba ahí menos salida tendría.
Un día cualquiera me estaba masturbando con un video porno de los que dejo mi padre.
No sé si abre gemido o gritado a medida que me estaba por ir, el caso que al oír mis ruidos se acercó hacia el sillón y dijo:
-Debemos hablar
-de que, mama?
-seamos razonables, ni tu ni yo tenemos imagen como para tener relaciones sexuales con nadie.
-y que propones?
-que me cojas
Dude por unos instantes mientras veía como sus ojos miraban mi pija al palo con vehemencia y lascivia.
-Bueno, mama, cojámonos. Lo dije con una naturalidad propia de no entender lo que estaba diciendo.
Mi madre se abalanzo propiamente sobre mi poronga y la comenzó a chupar. Cuando se acercó me quiso besar en la boca pero su mal aliento era atroz. Por lo que se fue directo al bicho y no hizo ningún comentario.
Sus tetas grandes y caídas sobaba como si fueran masa de pan. Entre sus encías salía su lengua que pretendía ser un gesto sensual, lo que me sacaba toda gana. Decidí cerrar los ojos y a otra cosa. Me quede en su boca tibia sin imaginarme nada. Solo quería acabar.
En un momento, se incorporó y poniéndose en posición de perrito, me pidió que se la enterrara en la concha. Con esas palabras exactas. Volví a cerrar los ojos y cave todo lo que pude. Otra vez su voz:
-ponemela en orto de una buena vez
Se la puse. El tronco de mi pija no obtuvo resistencia alguna para llegar profundamente a su culo, y comencé a cavar de nuevo. Y dije:
-mami voy a acabar….
-no me la des en el culo, dámela en la boca…………. Gimiendo contesto.
Sentía que iba a correrme, y la saque. Mi tronco lucia manchas de caca de su ano. Se lo iba a advertir, cuando la enterró en su boca y acabe.
Pasó sus manos por la leche en su boca y la esparció por toda la piel de sus tetas y dijo:
-gracias hijo
-de nada má. Conteste a la par que la repulsión acusaba la medida de mi asco.
No se volvió a repetir la escena ni se habló de ello nunca jamás, solo que dos meses después me fui a trabajar a Comodoro Rivadavia y me fui de casa.
Mi vida cambio totalmente. Esa situación marco los límites de lo que no quería para mí.

Nota del Autor:

Por estos días y a mirando algunos post, el erotismo aun en cosas de aspecto desagradable, tiende a mostrarse como una panacea de lujo. Ya Charles Bukovski el escritor norteamericano había generado una estética del asco. Y para no ser demasiado intelectual la Bersuit Vergarabat con Cordera incursiono en algunos temas en esta contraposición del asco como estética. Lamentablemente todo lo lindo de la vida es compatible con la belleza. Debemos admitirlo.

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