Sed de ti (IV y final)




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Compendio II


🙂
¡Más me gusta chuparle por las mañanas, después de hacer el amor!
Porque queda con sabor a nosotros y bastante olorosa.
😏
Y lo hice en mi estilo secreto: mi técnica ninja particular.
Silenciosa y furtiva, como una hoja flotando en el viento.
Avanzando bajo las sabanas, en movimientos leves, intuyendo la ubicación de su cuerpo y la fuerza vital infatigable de su pene.
😤
Me tomó unos 3 o 4 meses perfeccionar la técnica, para hacerlo sin que despertara.
Y valió la pena ese entrenamiento tan intenso.
Porque cuando la pongo en mi boquita, también está dormida y tibiecita.
Entonces, me muevo despacito, cuidando mi respiración.
La lamo un poquito, en la punta, envolviendo su carne con mi boquita.
Pero no demasiado, para que despierte.
😚
Lo hago 2 veces, despacito.
Porque el secreto es ser discreta.
A la tercera, bajo un poquito más.
Su pene se empieza a hinchar y crecer.
Cuarta y quinta, van con un ligero toque de mis dedos para afirmarla, porque su trompita es tan grande y pesada, que se cae.
De la sexta en adelante, va con pasión.
Como si fuera mis chiquititas, tomando leche del biberón.
Me doy cuenta que empieza a despertar, porque sus piernas se empiezan a sacudir.
Es ahí donde tengo que ponerle más empeño, porque su respiración se empieza a agitar.
😓
El único defecto es que me pone la mano en la cabeza y a veces, me cuesta respirar, pero como tengo que parar de chupar, se destapa y ahí me ve.
No digo que mi reputación de ninja se muere cuando me descubre.
Trato de pensar que es más rico verle a los ojos adormilados y poder ver que la manera que lo chupo le hace feliz.
La saco de mi boquita, para que vea que está bien, pero no paro de lamerle por los costados.
Eso sí, tengo que metérmela por la mejilla, porque su pene me lo implora y a mí, me encanta tener su olorcito en mi cara.
“¡Qué buena eres, Marisol! ¡Sigue así, ruiseñor! ¡Eres la mejor!” me dice él, incentivándome.
😤
Y es que ese es nuestro trato: él no se masturba, pero me deja probarla todas las mañanas que está conmigo.
XD
Y él, o es un hombre de palabra o definitivamente, soy una mamadora experta.
De cualquier forma, salgo ganando.
😩
Me la trago enterita y quedo lista con el desayuno.
Me da un beso de buenos días y me toma por la cintura.
“¿No te vas temprano, cierto?” me pregunta, mirándome con esos ojitos brillantes.
😆
¡No es suficiente para él!
Quiere más y ese nerviosismo rico se apodera de mí otra vez.
Me pongo en 4, otra vez, porque su cosa está venosa.
Pero para mi sorpresa, pasa su lengua tibia por mis cachetes y abre mi cola, para chupar mi ano.
😲
¡Es magistral!
Y mete su lengua sin asco por mi trasero, con movimientos circulares que me vuelven loca y unos chupetones ruidosos que lo hacen más pervertido, haciéndome chorrear sin parar.
Entonces, va preparando el ambiente, jugueteando con sus deditos y ensanchándome de a poquito.
Los mete y los saca, bien despacito y los vuelve a meter y a sacar.
😩
¡Es una tortura inmensa y lo único que deseo es que meta su cosita en mí!
Y más encima, se pone a molestarme, restregándome su bastón entre mis cachetes.
😠
Pasa la puntita para arriba y luego, para abajo, para arriba y para abajo, probando mi paciencia.
Juega con mi colita, haciéndose el que no puede encajarla a la primera, solo para ponerme más animosa.
La tomo con mi mano y la pongo donde corresponde.
😩
El ensanche me extiende mi colita hasta el infinito.
Es que su cabeza se siente gigante y cuando la mete, me quema hasta morir.
¡Es grandota, tan rica y dura!
🤤
¡Me encanta que me lo haga así!
Y se afirma de mi cintura con mucha fuerza.
La va metiendo despacio, pero cada vez que se mueve, me va ensanchando más y más.
😛
¡Y no se detiene!
Todavía, me dolía el cuerpo de la noche anterior.
Pero es un manjar distinto que te rompa la cola por las mañanas.
Porque yo pensaba cómo me iba a sentar, si siempre me deja resentida.
😈
Y claro, como dice él, mis compañeros y profes deben saber bien que el sexo anal me encanta, al igual que lo sabe Lara.
Porque mi cola se resalta y él no se contiene y me duele al día siguiente sentarme.
Yo gemía, lloraba y casi aullaba como una perrita, porque mi cola me la estaba partiendo.
Me rascaba bien rico y bien profundo, con ese pene maravilloso y grueso que tiene mi marido.
Y él, como que se pone malo con mi colita, porque la mete sin parar.
😛
Ahí, sus manitas empiezan a subir por mi cintura otra vez.
Y yo, que le conozco y sé bastante bien sus mañas, me pilla un suspiro inmenso, porque la mete tan adentro y sus manos se dirigen a mis pechos.
Pero se pone más tierno.
Los soba más despacio que la noche anterior y hace ruiditos deliciosos, porque lo que más le gusta a mi papi es darle por la colita a su mami querida.
😊
Y entonces, me empieza a susurrar al oído.
“¿Te gusta mi pene, putita? ¿Te gusta que rellene el culito?”
😍
¡Me encanta que me diga así, porque me siento su putita en esos momentos!
Además, que para él ya es difícil decirlo, porque me quiere con toda su alma.
😅
Pero lo gracioso pasa después, porque como Liz está acostumbrada a que la despierte cuando me voy, se aparece en camisón por nuestro dormitorio.
¡Y obvio! Nos ve cuando me está rompiendo la colita.
“¡Disculpen! ¡No quise interrumpir!” nos dijo, tapándose la cara con la mano.
“¡Lizzie!” dice él, cuando se da cuenta.
🤤
¡Y siento que le vuelve a crecer más todavía!
“¡Por favor! ¿Serías tan amable de darles los biberones? ¡Yo estoy muy ocupada y no puedo darles pecho!” Le pedí, antes que se marchara.
Quería que me mirara, porque en el fondo, es lo que mi marido hace con las 2.
😏
Y claro, eso también la ponía de ánimos. Me encantaba verla medio mordiéndose los labios, deseando estar en mi lugar.
Él tampoco puede negarse que le tenía ganas en esos momentos, cuando esperaba que las peques vaciaran los biberones y ella disimulaba mirarnos.
Porque mi colita sufría ardorosamente con sus arremetidas implacables, que me hacían ver estrellitas de todos colores.
Entonces, como que me levantó por la cintura y sentí su corrida.
💦 💦 💦
Quedé cansada y muy molida, con la cola ardiendo infernalmente.
Liz se sentó en la cama, como que no quería la cosa y empezaban a conversar, porque me tenía muerta.
Pero él, tan vigente y fresco como una lechuga.
😆
Nos despegamos y casi cojeando, fui al baño a ducharme, porque me dolía todo.
Pero fue excitante mientras me vestía y escuchar lo que pasaba en mi dormitorio.
Se oía las risitas de Liz, como cuando le hacemos cosquillas y me imaginaba las cosillas que le estaba haciendo.
Después, cuando me abrochaba ajustaba el sostén, se escuchaba su voz jadeando, porque mi marido ya se la estaba comiendo.
“¡También te extrañé! ¡Fueron 7 días muy largos!” le escuché decir a Liz, cuando abrí la puerta.
XD
¡No era la única!
Y claro, cuando salí del baño, él estaba meneándose sobre ella, besándola y agarrándola de los pechos y ella se quejaba de placer, como yo estaba la noche anterior.
Aproveché de tomar mi portátil y ver un capítulo de Naruto mientras desayunaba algo más sólido y dulcecito, esperando a que se desocuparan.
Como a las 10, abrieron la puerta y me encontré con Liz, sonriendo de oreja a oreja.
Entré al dormitorio y encontré a mi marido, con ojitos más calmados.
Me desabroché la camisa, me moví el sostén y de inmediato, empezó a puntearme.
“Ruiseñor, ¿No quieres jugar un poco más?” me preguntó, envidiando a mis pequeñas tomando pecho.
😏
“¡No! Ya te dije que tengo clases.” Le respondí, haciéndome la enojada.
“Pero Marisol… todavía te tengo ganas.”
😈
“¡Mira tú! ¿Y por eso te besuqueas con Liz?”
Y me robó otro beso de película.
😍
“¿Acaso no te gusto, gatita? ¿No gozaste también?” preguntó, derritiéndome con sus palabras.
Me dejo lela y colorada.
“Oye… y a la noche… ¿Tendrás ganas otra vez?” le pregunté, toqueteándole el pecho.
Otro besito maravilloso.
“De ti, tengo ganas siempre…”
😲
Tuve que arrancar, porque sino, me tiro yo encima de él.
Pero por lo que me contó él, Liz tuvo que ayudar a desfogarse un poquito más.
😉


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