Una amiga de la infancia

Con Paula nos conocemos desde el jardín maternal, luego hicimos preescolar y primaria juntos, y aunque fuimos a distintas secundarias y hoy en día vamos a distintas universidades, mantuvimos una relación casi de hermanos.
Paula es una chica muy linda de cara. Una cara circular, una nariz chiquita pero muy dulce, y unos ojos celestes/verdes muy lindos. En lo que respecta a su cuerpo, mide 1,65, y si bien no es muy alta, como yo mido apenas 1,70, ambos estamos muy cómodos con la altura del otro. Tiene una cola muy linda, paradita, aunque angosta, ya que ella es muy flaca, lo que no le impide tener unas delicadas curvas femeninas. En lo que respecta a sus tetas, cumple con mi fetiche: tetitas pequeñitas, 2 limones provocativos que en otras chicas me calentaban terriblemente, pero a ella yo la veía siempre como una hermana casi.
Esto sucedió una noche que nos quedamos en su casa. Como nos conocemos desde siempre sus papás no tienen drama en que me quede a dormir seguido. Estábamos en el sillón del living, eran las 3 am y hacíamos zapping dejando lo que pintara, ya que no pretendíamos movernos mucho como para poner una película y sabíamos que no íbamos a encontrar muchas más cosas. Entre canal y canal salió uno con una película erótica, de esas en que no se ve ni una pija ni una concha, pero sí las tetas de la mina y cómo cogen.
Cuando entrábamos en la adolescencia más de una vez vimos juntos esas películas, pero era un minuto y cambiábamos de canal, igual yo me exitaba mucho y creo que ella seguramente también. En ese momento yo dejé la película, con el volumen casi en 0, y le hacía chistes. Era costumbre que cuando estábamos en el sillón estemos abrazados, con ella recostando la cabeza sobre mi hombro.
Entre chiste y chiste ella intenta sacarme el control remoto, yo en ese momento no estaba exitado, era realmente una forma de joderla a ella amistosamente, pero entonces por culpa de la pelea por el control remoto ambos quedamos en posiciones casuales de la situación, y a mí me quedó un primer plano de sus tetitas, con los pezones rozaditos y aún blandos, dormidos. Ahí empecé a sentir ganas de ver de nuevo esas hermosas tetitas, y seguí con la pelea. Dos veces más pude ver esas tetitas y ya me estaba volviendo loco. De repente me di cuenta que la estaba viendo de otra forma, ya no como una hermana, y que mi pene lo sentía.
Decidí ver si ella también se podría exitarse de alguna forma en ese momento, sea como sea, e insistí con dejar la película y hacer que ella la vea. La abracé fuerte para obligarla a ver la tele, pero de forma que no quedara ninguna parte de su cuerpo en contacto con mi pene, ya que se daría cuenta de que estaba empezando a ponerse duro. En la tele un hombre estaba penetrando desde atrás a una mujer, ambos parados contra una pared, donde del otro lado había gente. Yo le pregunté entonces a Paula:
-¿Qué te parece cómo se la coge?
-Sos un chancho, nene, sacá eso -dijo medio entre risas-.
-¿Nunca lo hiciste así, no?
En ese momento volvió a querer sacarme el control, pero noté algo: no se movía demasiado como antes, y su entrepierna estaba apretada contra mi cadera(ella estaba apoyada contra el costado de mi cadera). Decidí jugármela un poco más, y pasaba el control de un lado a otro de forma que su brazo pase cerca de mi pene; ella lo rozaba ocacionalmente, pero yo ya estaba a punto de tener la erección del siglo. Al momento siguiente decidí abrazarla con mi brazo libre por la cintura para retenerla en su lugar, y al mismo tiempo apretarla contra mí. No opuso resistencia alguna.
Luego su codo rozaba mi pene, que ya estaba muy duro, y yo escuchaba que su respiración se agitó un poco, no sé si por exitación o por la lucha, donde se le había corrido la blusa de tal forma que yo podía ver debajo de la tela esas tetitas que me encantan. En un momento me dice:
-Che... ¿se te paró?
Yo me quedé duro(de sorpresa), porque ahora sabría si fue todo imaginación mía, o era cierto lo que sucedía entre los dos. No supe qué decirle, pero ella me miraba fijo y dejó apoyado su codo sobre mi pene. Nos mirábamos a los ojos pero las caras eran distintas a las de siempre, tenían una expresión de soltura, de exitación. Ella me dijo:
-¿Lo hice yo o fue la tele?
-Fuiste vos, además puedo verte las...-no lo dije, pero se entendió que hablaba de sus tetitas-.
Las miradas no cambiaron, y ella tragó saliba, movió un poco el codo y yo me estremecí. Entonces me hizo una pregunta que nunca imaginé:
-¿Te querés hacer una paja?
Yo la miré, pensé que me lo decía para descomprimir la situación, indicando que vaya al baño y vuelva como si nada. En el viaje de egresados de 7mo grado compartimos cama una noche, y yo le quise dar un beso pero ella me dijo que mejor no, que somos amigos. Cuando le dije que sí, y me estaba levantando para ir al baño, ella me detiene y me dice:
-Podés hacerlo acá.
-¿Pero me vas a estar mirando?
-¿Me dejás?
Obviamente le dije que sí. Entonces abrí mi cinturón, y después desprendí la bragueta del jean. El bulto de mi bóxer era gigante, aunque no me jacto de tener un pene grande, sino más bien promedio, a ambos nos sorprendió el bulto que se nos presentaba. Ella acariciaba mi pierna, y yo escuchaba su respiración muy agitada. Bajé mi pantalón y mi bóxer para dejar mi pene totalmente descubierto, y miré su cara, cómo miraba mi pene y acariciaba mi pierna. Entonces yo le dije:
-Pau, ¿te molesta si miro tus tetas?
-Pero no hay mucho...
-Me calientan mucho, posta.
Ella bajó su blusa y quedó con las tetitas al aire, con los pezones duros apuntando adelante, quería chuparlos, pero no me animaba a tanto, teniendo en cuenta que ella tampoco intentó tocarme a mí.
Empecé a apretarme el pene desde la base, subiendo despacio, e iba tomando velocidad. Mi respiración era fuerte y entrecortada, no puedo explicar el placer que sentía a cada bajada y subida de mi mano mientras miraba las tetitas de Pau.
La respiración de ella se estaba poniendo agitada también. Ella estaba apoyada con un brazo sobre el sillón, ya había dejado de acariciarme la pierna, y de a poco vi cómo una de sus manos iba hacia una de esas tetitas. Empezó a masajearse una de esas hermosas tetitas y a respirar más fuerte, empezó a respirar entrecortado y a pellizcarse el pezón. En un momento vi cómo su mirada iba directo a mi pene, y después, cuando se apretaba la teta, se le desorbitaban los ojos y se estremecía, con gemiditos ahogados pero increíbles, que se descargaban sobre mi oreja.
En ese momento me dí cuenta que no podría más y se lo dije, ella no me contestó. De repente empezó a salir mucha leche, ensuciando su calza, parte del sillón, y luego llenando mi mano, mi pelvis y, cuando retiré la mano, el resto del tronco de mi pene. Mientras yo acababa ella ahogó con mucho esfuerzo un último gemido, fuerte, y estaba temblando.
La miré, ella agarró una caja de carilinas y empezó a limpiarme. Yo me limpié la mano, y sentí con mucho placer cómo ella limíaba mi pelvis y mi pene, siempre tocándome con el papel de la carilina de por medio. Inmediatamente nos acomodamos la ropa y dormimos abrazados en el sillón. Ojalá algún día se repita y hasta suceda algo más.

5 comentarios - Una amiga de la infancia

PICURU44 +1
uffffff que lindo relato, mi sana envidia.......
gaucho-bi +1
muy bueno che, se me paro
vergacorti +1
Muy buen relato. De una, organiza ver nuevamente una peli en su casa. Ella va a entender la indirecta y van a llegar a más. Van sus merecidos puntos
expottcard
+4.... muy bueno.... esperamos la CONTINUACION
ffdoc
Fijate que está la continuación.