Un día en la vida de Mabel

Mabel era una simple mujer con las labores de cuidar a sus hijos, atender su departamento y realizar los trabajos menudos que le demandaba: pagar impuestos, la luz, el gas, depositar e ir al banco etc.
Su esposo era un profesor de matemática, que trabajaba prácticamente desde la mañana a las siete y treinta que salía de su casa y regresando cerca de las diez y ocho en los colegios de la zona de la capital federal, a veces tres días a la semana y no siempre: asistía al gimnasio, la casa de su madre o se reunía con sus amigos, pero nunca llegaba más tarde de las veinte a su casa…
En verdad Mabel, se sentía sola gran parte del día, pero sus ocupaciones les mantenían alejada del deseo sexual.
Ocasionalmente se dedicaba por las tardes a masturbarse, en mirando porno por la compu o cuando terminaba de dormir un breve siesta al despertar de ella, en la cama. Hacía poco se había agenciado comprado por una amiga de un juguete sexual parecido a un pene, de color negro y de dimensiones, más grandes que la su marido que guardaba sigilosamente en un lugar apartado del uso del esposo y lejos de cualquier curiosidad
Lo realizado dos o tres veces en la semana o cuando hubiese visto alguna película fuerte en la compu y su marido no estuviese así como los dos hijos estuviese dormido.
Una tarde, la heladera dejó de funcionar Mabel se encargó de buscar quien la reparara, preguntando a el encargado si su primo que era mecánico de heladera lo podría hacer,
Confirmándole a las horas que estaba enfermo en cama y hasta el lunes no podría porque esperaba al médico de la empresa
No sin después de consultar por el costo del arreglo a varios técnicos que las amigas y el conocimiento del barrio le otorgaron como respuestas a tantas consultas, se decidió por uno, que además de resultarle verdaderamente barato, su persona le agradó por lo amable y respetuoso que le hubo de parecer.

Quedó en venir al otro día y así lo hizo
Mabel desde que le vio en la mañana notó que de alguna manera ese día no le parecería que iría a terminar tan normal como siempre
Ese joven había encendido algo en ella dormido por tiempo.
Era un buen ejemplar de hombre, se lo veía, y eso cuando estuvo sola recordándolo se río “experto en señoras de su casa" pensó Mabel al trato ofrecido por éste desde el inicio del dialogo por el arreglo de la heladera
Se notaba con el trato al que recurría a diario por su oficio, había acrecido el dialogo sincero y discreto hacia la que le solicitara el arreglo pero además lo complementaba con un físico que en una mujer a la mañana le gusta, con olor a limpio y fresco y perfectamente arreglado
Sin que él, se percatara le miró gran parte del tiempo mientras él trabajaba, al final se arriesgó y a medido que la postura del trabajador se lo permitió dirigió la vista hacia “ese lugar”
Se le marcaba y allí nomás pensó que él por ella algo sentiría, sino no estaría así.
En segundos quitó su vista y decidida a que no, se podía abandonar tan fácilmente, Mabel se ocupó de sus otras cosas, retirándose de la cocina, pero algo excitada.
Pero resueltamente tiempo después de acomodar las cosas en el baño , se encontraba cambiándose de ropa de mañana simple y desatendida por una solerita de espaldas descubierta, sin corpiño además de ponerse el último de sus perfumes caros regalos de sus hijos para el día de la madre.
A la media hora de llegado el hombre que reparaba la heladera y a su pedido ella se acercó a la cocina, diciéndole que la heladera, ya estaba reparada que estaría unos vente minutos para ver si paraba bien y volvía a arrancar
Mabel, le ofreció una gaseosa para que se refrescara.
Ahí notó que el hombre se había parcialmente, desprendido algo la camisa debido al calor, lo que de inmediato le impactó, moviéndose una serie de cosquillas en ese lugar que ella ya conocía sobradamente y que los hombres decimos, se empezó a mojar.
Se sonrojó aún más y el hombre comprendió pronto su turbación.
Así empezó un dialogo un tanto comprometido que en ella le fue encendiendo un fuego hasta ese entonces desconocido, y al finalizar casi media hora él la tomó de la mano y le besó.
Mabel quería deshacerse de los brazos de ese hombre pero la sostenía intensamente y pronto ella se abandona abriendo su boca y recibiéndolo por primera vez la lengua de Juan, le buscó la lengua de esa mujer que empezaba a desbordar por la calentura
Allí en esa cocina, él hábilmente le fue bajando los costados de su solera y por primera vez los senos de ella, recibieron las manos de ese extraño.
Ella le sacó la camisa y se dedicó a besarle mientras el hombre hábilmente le había quitado ya la totalidad del vestido y su mano se metía dentro de su bombacha encaminándose hacia su vagina que para ese entonces estaba ya mojada con sus líquidos.
Al tiempo y cuando el hombre le introduce dos dedos a la entrada de su vagina ella experimenta una serie de convulsiones que le hicieron arquear su espalda y si no fuese porque el hombre la sostuvo, por la serie de orgasmos de Mabel hubiese terminado en el suelo.
Vamos a tu cama, le dijo el hombre y así Mabel totalmente desnuda, empezaron a caminar a la pieza que a ella.
Soy tuya, le dijo al llegar a la pieza, sé cuidadoso no me señales, que él lo notará, pero después aséeme sentir la más puta de las mujeres que tuviste.
Tomé con mi mano una vez que ambos estábamos ya desnudos su pene sin dejar de mirarle.
Era llamativo, una cabeza que precedía a un tronco duro largo mucho más grande que el de mi marido y como algunos que realmente había visto en la compu, pero se veía carnoso
Me tomó los senos y así aumentó el grosor de esa pija, la sentía como palpitaba en mi mano, la mire y la deseaba pero sabía que al ser penetrada algo me dolería, sabía que estaba empapada pero no sabía cómo sería el, si lo haría despacio o me rompería la concha de un solo toque, ambas cosas pese a que me creía muy santa en la cama, me calentaba y empecé a actuar sin que ello me molestara, actuaba como una puta
Contuve la respiración y la puse recta. Comencé a liberarla de mi mano que poco a poco, sin retirar la mirada de eso ella permanecía erecta.
Entraría sin dificultad por lo empapada que estaba y por los dedos que me había metido él, mi marido jamás lo había hecho y ahí en ese momento aprendí que así sin pedir permiso y algo sin razón se trata a una hembra caliente
Por fin me senté de nuevo sobre él, con todo su pene dentro de mí. Me quedé quieta unos instantes para acostumbrarme a esa pija enorme dentro de mí y él a provechó para jugar con mis tetas.
Las tomó con ambas manos, con fuerza, y comenzó a lamerlas y a morder mis pezones.
Yo me eché ligeramente para atrás, apoyándome sobre sus pierna y mi sexo la, había comido totalmente a su pija y me encontraba en el medio de él y en esa postura comencé a moverme en círculos, y mansamente, mas con ello obedientemente.
Hacía tiempo que no sentía tanto placer y quería disfrutarlo.
Nunca había pensado comerme entera esa pija que él movía subiéndome y bajándome su pija dentro de mí y así siguiendo cada vez más rápido
… metiendo y sacando la pija en mi vagina ya abierta como el cráter de un volcán que en lugar de escupir manaba jugos que empapaban las pelvis de ambos amantes, los cuerpos sudorosos se refregaban sin cesar y ahora las piernas de ella estaban entrelazadas con las de él, ambos suspiraban y jadeaban continuamente pero solo ella hablaba suplicándole que no dejara de moverse, ella se estremeció cuando notó la proximidad de un orgasmo y él pidió que aguantara un poco más, se besaron en un instante de calma pero ella estaba desbocada y pidió que siguiera follándosela, el movimiento se hizo más enérgico, el mete y saca era continuo y cada vez más profundo, ella ante la proximidad del orgasmo temblaba rogando que siguiera follándosela
Le avisó Juan que que estaba a punto de correrse, la respuesta de ella fue que lo hiciera dentro y el hombre decidió tardó más en aliviarse, los primeros chorros de semen inundaron la empapada vagina de la mujer que tenía arriba moviéndose locamente, ella le cubrió de besos por todo el cuerpo no dejaba de susurrar una y otra vez que había sido maravilloso.
Se puso junto a ella, ya su pene había perdido la rigidez
Ella lo miró lo miró y le confeso a Juan
Hoy después que te vayas, no cojo más hasta dos días, le voy a prevenir a mi marido de ello, aunque sabes si le digo o no pasará nado solo lo hacemos viernes sábado y excepcionalmente algún día en la semana previo a un feriado
Mi esposo se avivaría si me coge hoy como me la dejaste y volcando su rostro sobre su pija comenzó a lamerlo hasta dejarlo brillante, luego esa mujer se recostó sobre el hombro del ese hombre que se reponía del aun del esfuerzo realizado
Fue ella la primera en hablar a un tiempo
¿Te ha gustado?
Si, dijo él mientras pasaba su mano por la espalda de ella que a cada caricia se estremecía
Ella contestándole a mí mucho, no estoy acostumbrada a disfrutar de una pija así como esa y de un hombre como tú.
Y sincerándose ahí como una mujer suele hacer después de haber sido alcanzada por la calentura y una buena pija las confesiones más secretas de su vida:
Mi marido no la tiene ni la mitad de la tuya ni el aguante que tienes, me has hecho disfrutar como nunca había sentido jamás, hablaba excitada pero sin levantar la voz
¿Es la primera vez con otro?, le pregunto Juan sin pararse o darse cuenta que ella se podría ofender, o pensar que el pensaría que era una puta
Si fue la primera vez, Juan pero sabes, lo deseaba todos los días me masturbaba pensando en que era violada o lo hacía por compromiso, lo amo a él,
Pero hubo momentos que desea lo que hoy pasó
Juan mi marido es diferente, es el padre de mis hijos, me trata bien, pero no me hace como me trataste vos… Como una puta,
¡Sabes, te lo agradezco!
A veces lo necesitamos Juan
Yo no lo voy a dejar a él, sería una boluda de hacerlo pero Juan un día como hoy, me diste todo lo que una mujer en secreto, ante el marido siente, y eso te hace diferente a…
Juan, a mi marido o a otro hombre que conozco
Como mis primos o mi hermano
Vos, me hiciste sentir una puta en la cama y eso a veces nosotros lo necesitamos, nos cuesta decirlo pero es:
La verdad
Ambos a un tiempo empezaron a besarse, eran largos besos de lengua a la que ella le introducía un poco de saliva caliente que Juan, la saboreaba
La respiración de su amante y la transpiración de ella, se confundieron en los movimientos sensuales de los dos y a ella se le produjo una serie orgasmo casi sin quererlos, orgasmos de profunda calentura y necesidad de explotar de nuevo ese pedazo carne palpitante en su interior.
Cuando él se descargó (lo hizo dos veces en ese día) conoció y comprobó el poder de la fuerza de la eyaculación en un buen hombre joven.
Poco después y sorprendentemente cuando él se quedó a su lado ella le empezó a limpiar su miembro con su lengua.
Jamás le había realizado a nadie, ni a su marido, y se sorprendió a sí misma.
Rodeando con su lengua el sexo, subía y bajaba constantemente y delicadamente hasta que esa cosa tomó vida de nuevo.
El hombre se excitó y trae crema o vaselina, ve rápido amor.
Buscó un pote de crema de mano que ella siempre tenía en la mesa de noche, Mabel intuía pero no quería imaginarse el resto de la acción
Sola, tímidamente obedeció cuando él le dijo:
Ponte en cuatro en la cama
Lo que le impactó fue cuando la empezó a imbuir con la crema su ano, desde adentro hacia fuera con sus dos dedos rústicos y gordos.
Si bien ella había practicado dos o tres veces el sexo anal, no estaba preparada todavía.
Pero nunca se puede imaginar uno cuando las cosas han de ocurrir y a Mabel le había tocado el momento.
Resistiéndose al principio, con enérgico clamores y gestos; el hombre le penetró un poco, casi nada.
Mabel comprendía que al resistirse, solo aumentaría el dolor que por ese entonces que ya era grande
Cuando al ingreso total de la cabeza al haberse dilatado su ano creyó que se había acabado el dolor, pero de un envión recibió la mitad de la pija del electricista dentro de su culo.
Bruto, le dijo me rompiste en dos todo el culo agregándole;
Ya está papá, pero no seas como un animal al cogerme se un tanto más delicado y tratando de salirse de él, solo lograba que él, la metiera algo más y cuando lo hizo totalmente y ella se desvaneció por el dolor cruel, unos segundos.
El intenso dolor, solo comparable con el parto de su último hijo
Cuando volvió en sí, ella se encontraba unida a él, pero ahora el sufrimiento había desaparecido y hasta le pareció empezar a encontrarle placer a esa barra de acero como ella había leído tanto en la compu cuando a una mujer la cogían fiero en sus entrañas
Él, se empezó a mover a la vez que le tocaba el clítoris, y así poco a poco ella empezó a resurgir, y al cabo de unos minutos le dijo:
Ahora acabó dale lléname el culo con tu leche amor, aséelo dale.
Al sentir el líquido de ese hombre en su culo ella estalló, estaba la cúspide de su calentura y además estaba llena de un líquido que le parecía espeso y caliente
Ya al desprenderse del hombre unos minutos después aun podía sentir como se resbalaba de su ano el líquido viscoso y caliente

A las dos de la tarde, en esa casa del barrio de Belgrano, Mabel aun dolorida recordaba esa mañana. Hacía más de media hora que se había retirado su hombre y le había hecho sentir la mujer más puta de la tierra.
Primero había descubierto que ese temor que tienen las mujeres al recibir un miembro algo pronunciado, era mentira.
Ella alojó en su vagina y su culo haciéndolo despacio, una pija casi el doble que la de su marido.
Al principio cuando él le embistió ella le tomó del brazo para detenerlo.
Sé más sensual amor, no seas un bruto que solo coge él, somos dos que lo hacemos o te hicieron creer en la charlas del bar, que a nosotras no nos gusta la pija
Y se dedicó a guiarlo para la penetración y así a medida que su vagina iba adquiriendo la dilatación adecuada ella le permitía metérsela un poco más.
Pero cuando pensaba que esa cosa le había llegado al fin y casi a su matriz se volvió a excitar, aun él pujaba por más.
.
Mabel, me voy a casa, le dijo es tarde no quiero que este placer termine mal, pero volveré vendré a verte en la semana que viene antes te llamo por el teléfono de la casa y no por el celular, que queda rastros siempre y discúlpame por la cola, en verdad.
Adiós, llámame le dijo Mabel.
Tengo llaves de salida de abajo, le dijo el electricista


Gustavo Gabriel
Argentina.
Nota del autor:
Los datos de ésta historia, así como sus nombres y empleos, lugares, circunstancias de éste romance, amor, han sido trasformados e imaginados, por el autor.
Así como los momentos y/ o circunstancias, también han sido transformados del contexto los lugares de ocurridos, en que me fuera contado o imaginado…

Ciertamente es una ficción o no, pudorosamente o muy carnal, descompuesta o compuesta a un relato (quizás ficticio o real) de tantas historias que aún han de seguirse contándose en un buenos aires aun mágicamente, seducido por el tiempo y las necesidades de amor, cariños, y respecto.

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