Vivir pensando en cremas y dulces (III)




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Compendio II


😅 😅 😅
Y después de un buen rato de gemidos, suspiros y besos, Liz y yo paramos. Muy avergonzadas, nos dimos cuenta cómo nos miraba mi marido.
“¡La estaban pasando bien!” nos dice, muerto de la risa.
😊 😊 😊
¡No había piedra que nos escondiera, porque a Liz y a mí nos gustan los hombres!
Aunque a veces, me da por “experimentar” cuando estoy con él. XD
“Pero está bien. Ha sido algo diferente y se veían muy bonitas.”
😠 😠 😠
A Liz le gustó el cumplido. Lo que es yo, le tiré un cojín a la cabeza.
“Bueno… ¿Te animas ahora ayudarme con mi mujer?” le preguntó a Liz y ella aceptó muy dispuesta.
😋 😋 😋
Sentí que fue uno de los momentos más eróticos de la noche.
No era tanto de lujuria y calentura como pueden pensar. Era más bien, como un juego, donde los 3 éramos niños.
Mientras mi marido se encargaba de mi pantalón, Liz se encargaba de desabrochar los botones de mi camisa.
😈 😈 😈
Miraba su cara y parecía una niña haciendo una travesura maldadosa. Empezó desde arriba a liberar los ojales, rozando muy cerca el contorno de mis pechos.
Aunque pudo estirar la camisa, como que fue apegándola más a mi piel, rozando mi vientre y ombligo.
😅 😅 😅
Cuando terminó, los 2 me miraban el sostén con los mismos ojos, por lo que me dio vergüenza y me cubrí la rajita.
Fue mi marido el que tomó la iniciativa y me lo sacó y los 2 pusieron cara de impresionados al ver mis pezones bien parados en excitación.
Y llegó mi turno que me acostara en la cama.
“¡Cierra los ojos, ruiseñor y disfrútalo!” me dijo él en español y dándome un beso.
😣 😣 😣
Seguí su consejo e intentaba descifrar qué cosas untaban en mi cuerpo.
Mi marido me echó una sustancia cremosa, suave y no tan fría en mi muslo, por lo que pensé que era crema espesa.
Liz me echó algo más helado y pegajoso. Se escurría, pero no tanto como la leche o la salsa, pero más rápido que la miel, por lo que haciendo memoria concluí que era mermelada.
Al llegar a mi cintura, escuché el ruidito característico del spray con crema chantilly y me puso contenta que la cosita que más me gusta probar la echara ahí.
Liz, en cambio, me echó otra cosa pegajosa en mi cintura. Escurría lento, se demoraba en esparcir y quedaba muy poquito, porque tenía que estrujar el envase.
Debía ser la miel.
☺️ ☺️ ☺️
Pero en el trayecto de mi cintura hasta los pechos, me sorprendió que los 2 llegaran casi al contorno de mis areolas.
Los 2 me echaron líquidos con tiritas muy delgadas al mismo tiempo y que repasaron un par de veces.
También quedaba poquito (porque me parecía que trataban de rematar los envases encima de mí) y pensé que era la salsa de los helados. Pero la que echó mi marido era más espesa y no se esparcía tanto.
Después, me diría que era caramelo.
Y empezaron a probar.
😩 😩 😩
Es una sensación curiosa tener 2 bocas probando al mismo tiempo tu cuerpo. Mi marido pasaba la lengua y daba chupones, pero Liz daba solamente chupones, como si fuera recorriendo mi cuerpo a besos.
La lengua de mi marido se deslizaba rápidamente por mi muslo izquierdo, mientras que la boca de Liz se encargaba de perseguir gotitas renegadas de mermelada, que amenazaban con manchar nuestra sabana, deslizándose hasta casi el comienzo de mis pompas.
😲 😲 😲
Me costaba reconocer que las lamidas de Liz me pusieran más caliente que las de mi marido, pero mi rajita se humedecía al sentir la punta de su lengua subir y bajar, como los pinceles que ella usa.
No obstante, las lamidas de mi marido no eran malas. Podía darme cuenta que lo hacía con más deseo que por lamer la sustancia y su lengua, juguetona y suave, me acariciaba bastante.
De repente, se detuvo y le habló a Liz.
“¿Quieres ver algo gracioso?” le preguntó.
Levanto delicadamente mi tobillo, lo estiró y sentí su respiración en mi pierna.
😂 😂 😂
¡Me dio un ataque de risa, porque lamio el arco de mi pie y me dan cosquillas!
¡Me sacudía entera y él no me quería dejar en paz!
Liz se reía también, al ver lo bien que me conoce mi esposo y su lengua empezó a deslizarse entre mis dedos y tuve el efecto contrario.
☺️ ☺️ ☺️
¡Me relajé enterita!
“¡Vaya! ¡Es una zona erógena!” exclamó él, sorprendido.
😠 😔 😖
Yo traté de protestar, pero era cierto.
No es que me pusiera más caliente, pero me tranquilizaba bastante.
Me sentía en un mar de paz e incluso, como que me bajaba el sueñito, pero luego de lamer un buen rato, la volvió a poner en su lugar y prosiguieron lamiendo mi cintura.
😲 😲 😲
En mi cintura, mi marido recuperó terreno con lamidas largas que llegaban casi hasta el ombligo y bajaban muy cerca de mi pubis.
Liz, en cambio, daba lamidas cortas pero constantes donde la miel quedaba pegada.
😩 😩 😩
Cuando me estaban lamiendo la cintura, yo ya estaba chorreando. Mi marido se había dado cuenta y me metía los dedos con completa libertad, arrebatándome suspiros intensos.
Sin embargo, podía sentir la mano de Liz apegada mi muslo, rozando, como si tuviera intensiones de imitar a mi marido y francamente, eso me ponía más caliente.
¡Y cuando llegaron a mis pechos, se desató la hecatombe!
😲 😲 😲
¡Los 2 probaban mis pechos, como si fueran bebes enormes!
Me encanta amamantar. Esa sensación rica, de la boquita de mis pequeñas chupando a mami y el paso de la leche tibiecita por dentro de mis pezones es una de las sensaciones más agradables que una mujer puede sentir.
Pero es otra cosa que un adulto lo haga, porque pueden chupar por más tiempo y a mi marido le encanta mi leche.
Me ha sacado su buena cantidad de orgasmos por chuparme deliciosamente los pechos, envolviendo mi areola con sus labios ardientes y jugueteando con su lengua con la punta de mi pezón.
Y en esos momentos, tener 2 bocas, igual de ansiosas por chuparme, me volvían loca de placer.
😩 😖 😋 😩 😛
Mi marido me chupaba con el entusiasmo de siempre: mordisqueando con suavidad, oliscando y acariciando el pecho con su tibia mano, como si intentara ordeñarme levemente.
Pero con Liz, era con la delicadeza de una de mis hijas: chupaba mi pezón, como si lo besara y envolvía mi aureola con su lengua húmeda y pegajosa, haciéndome sentir que alguna de mis hijas se había vuelto gigante.
Además, su mano había subido un poquito más cerca de donde estaba la de mi marido.
😩 😲 😖 😩 😲
¡Me sacaban estrellitas a cada rato!
Entonces, mi marido se detuvo.
“¡Ahora, te voy a echar cremita!”
Y se escuchó otra vez el envase de crema chantilly sobre mi rajita depilada. Mi mano estaba mojada a más no poder y no creo que pudiera haberme resistido si Liz me hubiese metido un dedo.
Mi botoncito estaba hinchadísimo y fue muy rico sentir la crema sobre él.
😖 😩 😖 😩 😖
No pasó mucho tiempo hasta que sentí su lengua entre mis piernas y yo, a esas alturas, simplemente me corría en sus labios.
Él me chupaba con la dedicación de siempre y enterraba su lengua tan dentro de mí, que ni me di cuenta cuándo le envolví entre medio de mis piernas, como un rato atrás lo había hecho Liz.
😩 😲 😩 😲 😩
Liz, en cambio, estaba obsesionada con mis pechos. Acariciaba uno y luego probaba el otro y yo me sentía en la gloria, alcanzando orgasmo tras orgasmo, de una manera desenfrenada.
😩 😱 😖 😩 😱 😖
Pero como si buscaran volverme loca de placer, llegó el momento que tanto había deseado.
Esa sensación agradable, que sentí esa alocada noche del año nuevo (curiosamente, con mi hermanita y mi amiga azafata), me hacía sentir la mujer más hermosa y sensual del planeta.
¡Sentir la mano de Liz y la de mi marido luchar por agarrar mi pecho!
😩 😖 😩 😖 😩
Yo ya no podía más. Mis gemidos eran tan intensos, que me dolían la garganta.
Liz me miró de repente y le pedí piedad. Que aliviara mi dolor y ella fue tan comprensiva, porque con la misma mirada que nos habíamos dado minutos antes, volvimos a besarnos apasionadamente.
Mi mano, buscando sentirla y hacerla sentir tan bien como yo, se deslizaba sin problemas, tanteando su peluda entrepierna.
Estaba chorreando tanto como yo y las 2 dimos un gemido ahogado de alivio en nuestros labios, cuando metí mis dedos en su interior.
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3 comentarios - Vivir pensando en cremas y dulces (III)

mdqpablo
muy buen relato , nos gusto
metalchono
😘 Y a nosotros, también, jejeje.
pepeluchelopez
Delicioso!
metalchono
😊 Y con mucha crema, que es lo mejor...
pepeluchelopez
Si ya veo que mucha crema. De chantillí y de hombre y de mujer. Que delicia