Viole a mi madre o no?

Espero disfruten este relato que encontre por ahi

Aquel día todos estábamos un poco borrachos, incluso mi mamá, quien no solía beber. La fiesta en la casa de mis tíos había ameritado la borrachera que se prolongó hasta las tres de la mañana.
-Creo que ya es hora de que nos vayamos, -me dijo ella- me siento algo mareada y cansada.
En el carro habíamos llegado los miembros de mi familia a la reunión, pero mi hermana y mi hermano se la estaban pasando tan bien, que decidieron quedarse. Yo igual me estaba divirtiendo e incluso estaba casi a punto de lograr cogerme a una amiga de mis primos, pero ni modo, alguien tenía que llevar a mi mamá a casa.
Subimos al auto y noté que estaba más tomada de lo que yo pensaba, pues le costó acomodarse en el asiento, por lo que incluso tuve que ayudar a que metiera su pierna derecha al carro. Justo cuando ella abordaba, su vestido se subió más arriba del muslo y como un acto reflejo, mi vista se fijó en esa parte de su cuerpo. Enseguida fue que tomé su pierna por la pantorrilla y le ayudé a acomodarse. Sería por el alcohol, por la vista que tuve de la parte alta de sus piernas, por la suavidad de sus medias o por el hecho de que hasta hacía unos instantes había estado a punto de coger, que tuve una tremenda erección casi instantánea. Cerré el auto y me quedé mirándola desde afuera, sin duda ella era muy hermosa, una mujer guapa con gran atractivo físico. Sin pensar en otra cosa, comencé a darme cuenta de lo bien formada que era, tenía senos grandes, unas caderas anchas con piernas no delgadas. Toda una hermosa madre.
De repente como que volví a mis cabales y dejé de imaginarme esas cosas, así que subí al auto. La erección iba cediendo y yo arranqué.
-Creo que ahora sí me pasé de copas, tomé demasiado, todo me da vueltas, -decía ella-.
Sin duda el hecho de salir de la casa hizo que el alcohol surtiera un efecto total, pues ahora sí, estaba que se desplomaba. Se recargó en mi hombro mientras yo manejaba y comenzó a dormir. Colocó su mano sobre mi pecho y con el movimiento del auto, en poco tiempo su mano cayó sobre mi estómago; tener su mano ahí me provocó cosquilleos y otra vez mi verga comenzó a ponerse dura como un fierro. Íbamos por una calle con edificios de oficinas, de esas poco transitadas de noche y movido por un pensamiento que de pronto había invadido mi cabeza, decidí detener el carro un momento. Ni lo medité mucho, despacio coloqué la mano de mi madre sobre mi verga y comencé a apretarla contra mi pene. La sensación era tan rica que yo no podía calmarme. Bajé mi cierre y dejé en libertad mi verga. Mi madre estaba dormida y borracha y comencé a pajearme con su mano. La sentía suave y caliente sobre mi verga, yo estaba a mil, el roce de su palma y de sus dedos eran demasiado, sin embargo, yo quería más.
Me acomodé hacía atrás en el asiento, llevé la cara de mi madre hasta mi pene y comencé a pasear mi palo sobre su boca, le rozaba los labios, le estaba babeando la boca; ella se movía un poco de cuando en cuando, pero no reaccionaba, así que hice que abriera su boca y comencé a hundirle mi verga muy despacio, sentía su saliva, su lengua, todo era tan caliente, comencé a moverme arriba y abajo, me la estaba cogiendo por la boca, eso más que una mamada era una lujuriosa cogida a mi madre.
Para ese momento yo ya le había subido el vestido y acariciaba sin contemplaciones sus piernas, mientras comenzaba a subir hacia su panocha. Se la toqué sobre las bragas, se sentía abultadita e hinchada y se adivinaba la línea entre los grandes labios de su vagina; comencé a sobarle la concha, ella se movía un poco, no creo que tuviera nada de conciencia de lo que le estaba haciendo, pero quizá por impulso comenzó a moverse un poco, mis dedos entraron bajo sus bragas y comencé a dedearla, tenía el coño lleno de pelo y adentro se sentía caliente y húmedo.
De repente me pareció escuchar que mi madre jadeaba y eso me puso aún más caliente, comencé a mover mi verga con más fuerza dentro de su boca, sin importarme que pudiera despertar y entonces sucedió, al momento que me venía con una corrida tremenda, ella como que reaccionó y justo al instante que yo la retiraba de mi verga, un chorro de esperma salió volando hacia mi estómago y otro tanto cayó en su cara y su cabello.
Al momento saqué también mi mano de su concha.
Ella retrocedió, recargándose en su asiento. Se llevó la mano a la cara y al sentir mis mocos sobre su cara dijo:
-Pero Juan, qué, qué es esto. ¿Por qué estoy así? Su vestido había quedado totalmente subido, tenía la concha al aire, además de gran cantidad de leche en la cara.
Por la sorpresa de verla despertar, ni siquiera había tenido tiempo de cubrirme, así que mi verga continuaba dura y a la vista de mi mamá. Estaba algo oscuro, pero la luz de la calle alumbraba el interior del auto.
-Vámonos, vámonos, llévame a la casa, cómo pudiste, dime qué hiciste.
-Perdona mamá, perdona –Yo sólo atinaba a decir eso mientras manejaba.
La situación fue totalmente tensa, no sabía qué haría o diría mi madre. Llegamos a casa y bajó rápidamente del coche y acto seguido, al entrar a la sala, comenzó llorar, yo no sabía qué hacer, me acerqué a ella y la abracé; intentaba zafarse, pero como soy más alto y fuerte, la mantuve en mis brazos mientras sus lágrimas no paraban de brotar.
-Por qué, por qué, -decía- por qué me hizo eso tu padre.
¿Mi padre, pensé yo?
-Por qué me dejó, por qué se fue con otra.
Ella se refería a la separación que habían tenido años atrás. Yo pensé que lloraba por lo del auto, pero lo hacía por lo que mencionaba.
-¿Cómo piensa que voy a estar así siempre, yo sola? Por eso lo hice hijo, perdóname, por eso actué como una loca contigo, perdóname pero es que desde hace tiempo no sentía el sexo de ningún hombre, por eso me dejé llevar.
-¿Entonces estabas consciente de lo que te hacía en el carro?
-Ni me lo recuerdes por favor, no sé, tenerte tan cerca me volvió loca, no sé qué hice, fui yo quien dejó caer la mano cerca de tu miembro, quería tocarlo, quería…
-¿Querías mamarlo como lo hiciste?
Mientras hablábamos esto, mi lujuria volvió a su punto máximo y otra vez mi verga se hinchó totalmente. Tomé la mano de mi madre y la llevé a mi fierro, ella quiso alejarla pero comencé a apretarla contra mi palo y ella acabó cediendo. De pronto comenzó a sobármela mientras nos besábamos violentamente, con mucha calentura. Yo le apretaba las nalgas, le clavaba mis uñas.
-Eres una mujer muy hermosa mamá.
-¿sí, dime qué te gusta, dime?
-Me gusta tu… tu culo.
-¿Sólo eso?
-Y tus tetas.
-Hm, te gustan las tetas de tu mami, quiero que las chupes, te voy a dar tu tetita. A mí me tiene loca tu pene, es grande y caliente.
Entonces hice que se agachara frente a mí, y acto seguido me desabotonó el pantalón, me sacó la verga, comenzó a pajearme suavemente y entonces hizo algo que me volvió completamente loco, me dijo "mira" y vi cómo llevaba su mano hacia su concha, la mojó en sus jugos, me la mostró y comenzó a pajearme con mucha más fuerza, yo estaba a mil, entonces hundió mi verga totalmente en su boca y comenzó a mamar como una salvaje, yo la tenía tomada por el cabello mientras ella se acababa mi verga a mamadas.
-Hm mi amor, ya, ahora dámelo, llena a tu mami, mira me tienes escurriendo, anda cógeme papi, llena de lechita a mamá, anda, dame verga por favor, estoy como una puta, anda mi bebé, cógete a mami.
Me llevó hacia el sofá, colocó sus brazos sobre el mueble ofreciéndome su culo.
Yo levanté su vestido y comencé a acariciarle el culo, se lo apretaba, sus nalgas eran grandes y yo estaba que me corría de tan sólo mirarla. Comencé a quitarle las bragas, se las bajé y ella movía el culo en espera de mi verga.
-Mi amor, me tienes toda mojada, anda, haz que tu mami goce con esa verga rica que tienes, anda cielo, no ves que estoy más que caliente.
Entonces me saqué la verga y comencé a restregársela contra las nalgas, ella gemía y, mientras me pegaba contra su culo, le rompí la parte de arriba del vestido y comencé a apretar con toda mi fuerza sus tetas.
-Ufff, que rico mi niño, así, sácale la leche a tu madre.
Entonces mi verga quedó justo en su panocha y empujé con fuerza; ella comenzó a respirar más fuerte, mientras mi fierro comenzaba a entrar y salir velozmente de su concha. Yo ni siquiera había tenido tiempo de pensar si hacía bien o mal, sólo pensaba en la rica cogida que le estaba dando a mi madre.
-Huy mi amor, estás haciendo que tu mami se sienta como una callejera, ni siquiera tu padre me había cogido así.
-Me encantan tus tetas mamá, me encanta esa rica panochita que tienes, ufff, me vas a hacer terminar.
-Sí, sí, anda, mételo, dámelo todo, uffff, que rico mi vida.
Los movimientos eran cada vez más rápidos, yo no aguantaba ni un momento más y justo cuando la sentí correrse, saqué mi verga y dejé que todos mis mocos cayeran sobre sus nalgas y sobre la parte del vestido que tenía amontonado en la espalda. Verla con mis mocos en su culo era lo más caliente que jamás imaginé ver. Tanto ella como yo quedamos desfallecientes. Entonces nos sentamos en el sofá y nos abrazamos, ella con el vestido destrozado y lleno de leche. Nos besamos en la boca, con lujuria y yo sentía contra mí sus tetas desnudas.
-Bebé, todavía te falta tomar tu lechita.
Dijo eso y puso su mano debajo de una de sus tetas, ofreciéndomela, ni lo dudé y comencé a chupar su pezón, ella cerraba los ojos; el pezón estaba duro, y yo lo apretaba con mis dientes, lo mordía, lo jalaba con fuerza y ella no hacía sino excitarse más y más igual que yo y aunque yo había acabado de correrme, mi verga volvió a hincharse.
-Huy mi amor, le lastimas las chichis a tu mami, ufff qué rico, así, tómese su leche, ande bebé, cómase a su mamá. ¿te gustan mis tetas amor?
-Sí mamá, estás riquísima, me encanta que seas tan caliente.
-Sí, dime que te gusta que sea putita ¿verdad que eso te gusta?
Oír de boca de mi madre que le gustaba ser una puta me calentó totalmente y la tiré sobre la alfombra, terminé por arrancarle el vestido y sin miramientos hundí mi verga en su concha, mis movimientos eran totalmente rápidos.
-agghh cielo, ufff, que rico
-Ufff mamá, ahhh
Y finalmente sentí cómo un nuevo chorro de leche salía de mi verga, esta vez llenando el coño de mi madre. Sus jugos se mezclaban con mi leche y así nos quedamos durante un buen rato, abrazados y sudorosos.
-Esto ha sido lo más rico que me ha pasado mamá.
-Yo digo lo mismo amor.
Volvimos a besarnos, yo seguía dentro de ella, mientras miraba ese rostro hermoso, pleno de lujuria y de satisfacción, bañado por sus jugos, con el cuerpo oliendo al sexo de mamá.

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