Vengo algo atrasada con los relatos, sabrán disculpar, tampoco puedo ponerme a escribir cada vez que cojo, ¿no les parece? Sigue mi metejón con Damián, el ayudante de pintor, por lo que el protagonista de este y los siguientes relatos será el mismo, ya saben que cuando me caliento con alguien le soy fiel hasta que...bueno, hasta que aparece otro que me caliente más, jaja. Por el momento es Damián, mañana quien sabe...
A Damián lo llame el jueves.
-Definitivamente algo bueno debo haber hecho en mi otra vida para recibir esta bendición- me dice ni bien atiende.
-Esta vez te llamo por trabajo, no por placer- le aclaro.
-Escuchar tu voz ya es un placer- se apura en retrucarme.
Le explico rápidamente el motivo de mi llamado, mi Mamá quiere pintar parte de la casa de San Justo, y había pensado en él para el trabajo.
-Si no estás ocupado el sábado puedo llevarte a que veas la casa y nos hagas un presupuesto- le ofrezco.
-¿Vos me vas a llevar?- se sorprende.
-Sí, le pido prestado el auto a mi marido y te llevo, ¿por qué? ¿Algún problema?-
-En absoluto, solo que el estar en un coche a solas con vos ya va a ser pago suficiente por cualquier trabajo que necesites-
-No te acepto eso, si querés haceme un descuento, pero cobrame, no te llamo porque me lo puedas hacer gratis, sino porque confío en que vas a hacer un buen trabajo, sino mirá que llamo a otro, eh... a tu jefe- digo para incitarlo.
-Ok, te hago el presupuesto, no hay problema- se apura en aceptar.
-¿Entonces, podés el sábado?-
-Sí que puedo, claro-
-Pasame tu dirección por wathsapp y te paso a buscar a eso de las tres, ¿te parece?-
-Me parece muy bien... jefa-
Así quedamos. Esa misma tarde recibo su dirección. Vive en Mataderos, así que el sábado me llevo el coche a la oficina, y al salir, a la una, me voy directo a buscarlo. Ya cuando estoy llegando le escribo para que me espere en la puerta. Esta vez no viste de traje sino con ropa de trabajo y trae consigo una agenda y un pequeño maletín. Al acercarme a la puerta frente a la cual está parado le toco bocina. Al verme me saluda y se acerca. Se mete al auto y se ríe.
-¿Qué pasa?- le pregunto curiosa.
-Nada, es que los vagos de la esquina no podrán creer que me pase a buscar semejante mujer-
Miro hacia la esquina y en efecto, veo a cinco muchachos tomando cerveza en el frente de un maxikiosco. Están mirándonos como si hubiera algo que no entendieran.
-Bueno, vamos a darles algo de qué hablar- le digo y lo beso en la boca, un beso largo, jugoso y efusivo.
Miro hacia donde están los pibes, ahora si anonadados, comentando entre ellos que como puede ser posible, paso despacio casi a la par de ellos, me sonrío y arranco.
-¡Sos increíble Mariela!- exclama el Ayudante.
-Ya lo sé, pero no te entusiasmes que ya te dije que lo de hoy es solo trabajo, mi mamá necesita a alguien que le pinte la casa y pensé en vos, así que mantengamos esto absolutamente profesional- le vuelvo a aclarar.
-Ningún problema, profesional es mi segundo nombre, igual te digo, jamás imaginé que fueras a llamarme-
-¿Si? ¿Y por qué?-
-Es que las mujeres siempre se olvidan rápido de mí- se lamenta.
-Jaja... difícil que me olvide de vos- le digo.
-¿Y eso a que se debe?-
-Bueno, la pasamos bien el otro día, ¿o no?-
-¡Claro que sí! Demasiado, diría, cada vez que me acuerdo se me pone dura-
-¿Ah sí?- suelto una mano del volante y le toco la entrepierna -¿Me parece o ya te estas acordando?-
Suelta un profuso suspiro al sentir mis dedos apretando su bragueta.
-Justamente por esto no podría olvidarte tan fácilmente- le digo apretando el amontonamiento de carne y venas que se le forma por debajo de la ropa.
-Pensé que íbamos a mantener esto profesional- me recuerda.
-Le dije a mi vieja que estaríamos por la casa a eso de las cuatro, y recién son las dos, me parece que nos podemos tomar un pequeño recreo, ¿no te parece?-
-Me parece una muy buena idea- asiente.
Ahora es él quien desliza una mano por entre mis muslos, por debajo de mi falda azul marino, accediendo allí en donde es tan bienvenido.
-¡Estas mojadita!- exclama al constatar la humedad de mi bombacha.
-¿Viste cómo me ponés? Sos un HDP-
Ya estoy cruzando la General Paz por Alberdi, cuando desliza un par de dedos por el elástico de mi tanga, acariciándome toda por dentro, a la vez que yo sigo aferrada a esa tubería viril que no para de crecer dentro de su pantalón.
-Si seguimos así vamos a terminar estampados contra la parte trasera de un camión- le digo, tratando de controlar el volante.
-Vos fuiste la que dijo de mantener esto profesional- me recuerda.
Muy a mi pesar le suelto el bulto, me aferro al volante con las dos manos y acelero a la velocidad máxima permitida. Voy directo a "Horóscopo", un albergue transitorio que en sus días (a mis 19, 20 años) frecuentaba bastante con mi tío Carlos. Ahora voy con el ayudante de pintor, de nuevo los dos solos en una habitación desconocida, (la suite Acuario), besándonos apasionadamente con la cama a nuestros pies. No hay rincón de nuestros cuerpos que no recorramos con nuestras manos, sobándonos por doquier, prendiéndonos fuego en medio de un océano de lujuria y excitación.
-¡Puta... putita...!- me susurra al oído, mordiéndome el lóbulo de la oreja.
-¡Si...!- asiento entre plácidos suspiros -¡Soy tu putita... solo tuya...!-
Me refriego contra su cuerpo como una gatita lujuriosa, sintiendo a la altura de mi vientre la presión de esa magnífica herramienta de precisión. Le desabrocho el pantalón y sentándome en el borde de la cama, me apresto a rendirle el tributo que se merece. Primero le paso la lengua alrededor de la cabeza y por todo el largo de su volumen, le doy suaves e incitantes besitos aquí, allá y a cuyá, y como siempre, me la voy comiendo de a poco, hasta tener el paladar desbordante de virilidad. Se la chupo como si mi vida dependiera de ello, como si en la textura de su piel fuera a encontrar el oxígeno que necesito para respirar. Las mejillas se me hinchan debido a la cantidad de carne que se me acumula dentro de la boca, pero así y todo se la sigo chupando, empapándola con mi saliva. Con la lengua recojo el fluido pre seminal que gotea por el orificio de la punta y lo extiendo por todo el glande, ya duro y amoratado. Esta vez no espera a que yo le haga una turca, sino que él mismo me coge las tetas, me aprieta una contra la otra, y se desliza por el túnel que forman mis ubres, haciéndome sentir la dureza de su magnánimo pijazo contra el tórax. Lo miro desde abajo fascinada, un hombre excitado, caliente, con la libido a mil por hora, ¿puede haber algo más hermoso?
Saca la pija y me golpea la cara con esa turgencia exquisita, en una y otra mejilla, refregándomela por frente, nariz, labios, me coge también por la boca, haciéndomela comer hasta los huevos. Es él quien maneja el ritmo, yo solo me mantengo ahí, con la boca abierta, respirando por la nariz, dejando que me haga todo lo que su morbo le dicte.
Se lo nota más suelto que las veces anteriores, antes esperaba a que fuera yo la que tomara la iniciativa, y hasta para cogerme como que me pedía permiso, pero ahora es él quien lleva las riendas en todo momento, quien decide cuándo y por dónde metérmela. Es así que me la saca de la boca, me pone en cuatro y se alista para darme lo que me gusta. Agarra un preservativo de gentileza, y está a punto de ponérselo, cuando lo detengo.
-No- le digo -Sin forro, quiero sentirte...-
-¿Estas segura?-
-Muy segura- insisto -Dale, vení, cogeme...-
Se deshace del sobrecito y se posiciona tras de mí, la verga en posición de batalla, ostentando una erección que le debe doler hasta en la próstata. Me palmea los cachetes de la cola, me los amasa, y entonces sí, por primera vez siento su verga a pelo, sin interferencias, llenándome en esa forma que me hace sentir completa y rebosante. Gemidos, gritos, jadeos, nada es suficiente para expresar lo que siento en ese momento, las sensaciones se multiplican por millones, por un instante viajo en el tiempo y vuelvo a ser esa adolescente que coge con su tío, 20 años mayor. ¿Cuantas veces habremos estado en "Horóscopo"? Muchas, seguro, me acuerdo que siempre reservábamos una suite distinta, por lo que llegamos a recorrer el zodiaco entero unas cuantas veces. Así que en Acuario estuvimos más de una vez.
PLAP-PLAP-PLAP... PLAP-PLAP-PLAP... Los golpes de su cuerpo contra el mío resuenan en toda la habitación. Bien aferrado a mí cintura me embiste como si quisiera llegar a profundidades más recónditas de las que ya ha alcanzado. Eso me gusta, esa nueva actitud, más dominante, más de macho alzado, siempre me cogió bien, no voy a negarlo, pero como que en cada ocasión iba tras de mí, esperando a que fuera yo la que decidiera que posición adoptar, en cambio ahora... ahora es él quien lleva la batuta, una "batuta" que maneja con increíble habilidad y prestancia, debo decir. No puedo creer que a ese tipo no le den bola las mujeres, si coge como los Dioses. Igual, por muchos desplantes que haya tenido en su vida, la verdad que conmigo se está cobrando por cada uno de ellos. Con esta es ya la tercera vez que garchamos, y por como lo sigo disfrutando no dudo de que habrá unos cuantos garches más.
Teniéndome ahí en cuatro, a su entera disposición, desliza sus ásperas aunque incitantes manos de mi cintura a mis pechos, me los aprisiona y amasa, me retuerce los pezones, todo esto sin dejar de clavármela hasta los huevos, haciéndome sentir en todo momento ese hermoso repiqueteo que me conmueve hasta en lo más íntimo. Entra y sale, entra y sale, no se detiene, bombeando placer a raudales. No quiero que pare, siento que el estallido está ahí nomás, a la vuelta de la esquina, y quiero alcanzarlo con él, los dos juntos, envueltos en una misma agonía.
Ya lo siento temblar, estremecerse, agitarse más de la cuenta. Deslizo una mano por entre mis piernas y me toco justo ahí, en donde parecen confluir todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo. Tengo el clítoris duro, caliente, entumecido, hasta me duele de solo tocarlo, aun así lo hago, me lo sacudo al ritmo con que Damián me clava desde atrás. Ya estamos los dos al borde de la explosión, sus jadeos (al igual que los míos) se incrementan preanunciando ya el húmedo desenlace, solo un poco más, un poquito más y... ¡¡¡AHHHHHHH...!!!... un torbellino lácteo se diluye en mi interior, mezclándose con mi propia acabada que resulta tan o más cuantiosa que la que derrama el siempre efectivo ayudante de pintor.
Caemos hacia un costado, todavía encadenados, gimiendo intensamente, disfrutando a más no poder ese placer compartido que nos estamos regalando el uno al otro. Aún estoy en pleno éxtasis cuando lo siento moviéndose de nuevo, dentro y fuera, dentro y fuera, quizás no tan duro como al principio pero si con la turgencia suficiente como para seguir cogiéndome. Lo miro y le sonrío. Me gusta ir por el segundo cuando todavía estoy disfrutando el primero. Pongo una pierna por encima de las suyas y me muevo con él, ejerciendo ese movimiento de rotación que consigue ponérsela como un fierro de nuevo.
Vuelven los suspiros de placer, las exclamaciones, los gemidos y jadeos, las pulsaciones descontroladas, la calentura irrefrenable... Sin dejar de clavármela, Damián me amasa las gomas, me las aprieta, me besa, está en llamas, los dos lo estamos, listos para volver a sumergirnos en esa dulce agonía que nos arrastra y envuelve en un denso manto de gozo y placer.
-¡¡¡Acabo... acabo... de nuevooooo...!!!- vocifera entre plácidas contracciones.
-¡¡¡Si... si... siiiiiiiii...!!!- lo acompaño, clavándome a él, volviendo a sentir ese estallido interior que me rebalsa de supremas y majestuosas sensaciones.
La leche fluye como un torrente vivo, diluyéndose por mis rincones más profundos.
-¡¡¡Aaaaaaahhhhhhhh...!!!- me deshago en un largo y complaciente suspiro, sintiendo como me va llenando lechazo a lechazo.
El me corresponde con similar intensidad, inyectándome hasta la última gota de su íntima esencia.
-Esta vez sí... creo que me hiciste trillizos- le digo aun entre jadeos, recordando algo que había pensado respecto a él durante aquella ya lejana orgía con sus compañeros pintores.
-Te estás cuidando, ¿no?- me pregunta preocupado.
-"Don't worry, be happy"- asiento con una expresión risueña, para luego agregar: -Igual si viene un Damiancito será bienvenido-
-No quisiera meterte en problemas- insiste.
-En serio, no te preocupes, está todo bien, si tengo que correr el riesgo de embarazarme para que me acabes adentro, lo corro con gusto- me doy la vuelta y me pego a él, mis pechos contra su pecho, mi sexo empapado de semen rozando uno de sus muslos -Me encanta que me acabes adentro, ¿sabes?, acabas con una fuerza que me llega hasta... jaja, no sé hasta dónde me llega, pero se siente lindo, muy lindo-
Acerco mis labios a los suyos y lo beso con pasión, agradeciéndole ese momento de dicha que me está haciendo pasar. Es ahí que, por casualidad, miro mi reloj pulsera.
-¡Wow!, ya son más de las cuatro y media- me sobresalto.
Como pasa el tiempo cuando la estás pasando bien, pienso.
Le había prometido a mi mamá que estaríamos en la casa no más tarde de las cuatro. Obvio que no había pensado en volver a cogerme al pintor, pero ya una vez los dos en el auto...
-Tenemos que apurarnos- le digo levantándome de un salto -Nos damos una ducha y nos vamos, ¿sí?-
No pudo estar más que de acuerdo, nos dimos una ducha rápida los dos juntitos, nos vestimos, y salimos raudos del telo. Al rato ya estábamos en casa.
Se los presente a mis viejos, volviendo a contar la mentira (una mentirita blanca) de que lo había conocido mientras pintaba la oficina y que como había hecho un muy buen trabajo, pensaba contratarlo para que me pinte el departamento, pero como mamá necesitaba un pintor urgente, bueno, ahí estábamos.
Me disculpe con ellos y los deje solos para que recorrieran la casa con Damián y él pudiera hacerles un presupuesto, y me fui corriendo al baño. La fuerza de gravedad cumplía su cometido y la leche del pintor me chorreaba ya muslos abajo. Me baje de un tirón pollera y bombacha y me senté en el inodoro. PLOP-PLOP-PLOP, se escuchan los gotones de semen cayendo pesadamente al agua.
"Que desperdicio", pensaba mientras la esencia del Ayudante de pintor abandonaba mi cuerpo. "Aunque quizás...".
Llevo mi mano hacia mi entrepierna y con el índice y el medio en forma de gancho, recojo una abundante cantidad de ese líquido viscoso y me lo llevo hacia la boca para saborearlo con la debida delectación que semejante manjar se merece. ¡Mmmm... delicioso!
Ya no dejo que gotee nada más. Unto con mis dedos el último vestigio de Damián que queda en mi sexo y me levanto. Me paro frente al espejo del botiquín y me esparzo el semen alrededor de los labios y en las mejillas, cuando ya no queda nada, me chupo los dedos, complacida. Eso es lo que provoca en mí el Ayudante de pintor.
Me lavo la cara, me enjuago la boca, me pego un bidetazo en la concha, y vuelvo con mis padres y Damián. El presupuesto ya está hecho y aceptado. Ese mismo lunes comienza con el trabajo. No puedo sentirme más eufórica, hay Damián para rato.
A Damián lo llame el jueves.
-Definitivamente algo bueno debo haber hecho en mi otra vida para recibir esta bendición- me dice ni bien atiende.
-Esta vez te llamo por trabajo, no por placer- le aclaro.
-Escuchar tu voz ya es un placer- se apura en retrucarme.
Le explico rápidamente el motivo de mi llamado, mi Mamá quiere pintar parte de la casa de San Justo, y había pensado en él para el trabajo.
-Si no estás ocupado el sábado puedo llevarte a que veas la casa y nos hagas un presupuesto- le ofrezco.
-¿Vos me vas a llevar?- se sorprende.
-Sí, le pido prestado el auto a mi marido y te llevo, ¿por qué? ¿Algún problema?-
-En absoluto, solo que el estar en un coche a solas con vos ya va a ser pago suficiente por cualquier trabajo que necesites-
-No te acepto eso, si querés haceme un descuento, pero cobrame, no te llamo porque me lo puedas hacer gratis, sino porque confío en que vas a hacer un buen trabajo, sino mirá que llamo a otro, eh... a tu jefe- digo para incitarlo.
-Ok, te hago el presupuesto, no hay problema- se apura en aceptar.
-¿Entonces, podés el sábado?-
-Sí que puedo, claro-
-Pasame tu dirección por wathsapp y te paso a buscar a eso de las tres, ¿te parece?-
-Me parece muy bien... jefa-
Así quedamos. Esa misma tarde recibo su dirección. Vive en Mataderos, así que el sábado me llevo el coche a la oficina, y al salir, a la una, me voy directo a buscarlo. Ya cuando estoy llegando le escribo para que me espere en la puerta. Esta vez no viste de traje sino con ropa de trabajo y trae consigo una agenda y un pequeño maletín. Al acercarme a la puerta frente a la cual está parado le toco bocina. Al verme me saluda y se acerca. Se mete al auto y se ríe.
-¿Qué pasa?- le pregunto curiosa.
-Nada, es que los vagos de la esquina no podrán creer que me pase a buscar semejante mujer-
Miro hacia la esquina y en efecto, veo a cinco muchachos tomando cerveza en el frente de un maxikiosco. Están mirándonos como si hubiera algo que no entendieran.
-Bueno, vamos a darles algo de qué hablar- le digo y lo beso en la boca, un beso largo, jugoso y efusivo.
Miro hacia donde están los pibes, ahora si anonadados, comentando entre ellos que como puede ser posible, paso despacio casi a la par de ellos, me sonrío y arranco.
-¡Sos increíble Mariela!- exclama el Ayudante.
-Ya lo sé, pero no te entusiasmes que ya te dije que lo de hoy es solo trabajo, mi mamá necesita a alguien que le pinte la casa y pensé en vos, así que mantengamos esto absolutamente profesional- le vuelvo a aclarar.
-Ningún problema, profesional es mi segundo nombre, igual te digo, jamás imaginé que fueras a llamarme-
-¿Si? ¿Y por qué?-
-Es que las mujeres siempre se olvidan rápido de mí- se lamenta.
-Jaja... difícil que me olvide de vos- le digo.
-¿Y eso a que se debe?-
-Bueno, la pasamos bien el otro día, ¿o no?-
-¡Claro que sí! Demasiado, diría, cada vez que me acuerdo se me pone dura-
-¿Ah sí?- suelto una mano del volante y le toco la entrepierna -¿Me parece o ya te estas acordando?-
Suelta un profuso suspiro al sentir mis dedos apretando su bragueta.
-Justamente por esto no podría olvidarte tan fácilmente- le digo apretando el amontonamiento de carne y venas que se le forma por debajo de la ropa.
-Pensé que íbamos a mantener esto profesional- me recuerda.
-Le dije a mi vieja que estaríamos por la casa a eso de las cuatro, y recién son las dos, me parece que nos podemos tomar un pequeño recreo, ¿no te parece?-
-Me parece una muy buena idea- asiente.
Ahora es él quien desliza una mano por entre mis muslos, por debajo de mi falda azul marino, accediendo allí en donde es tan bienvenido.
-¡Estas mojadita!- exclama al constatar la humedad de mi bombacha.
-¿Viste cómo me ponés? Sos un HDP-
Ya estoy cruzando la General Paz por Alberdi, cuando desliza un par de dedos por el elástico de mi tanga, acariciándome toda por dentro, a la vez que yo sigo aferrada a esa tubería viril que no para de crecer dentro de su pantalón.
-Si seguimos así vamos a terminar estampados contra la parte trasera de un camión- le digo, tratando de controlar el volante.
-Vos fuiste la que dijo de mantener esto profesional- me recuerda.
Muy a mi pesar le suelto el bulto, me aferro al volante con las dos manos y acelero a la velocidad máxima permitida. Voy directo a "Horóscopo", un albergue transitorio que en sus días (a mis 19, 20 años) frecuentaba bastante con mi tío Carlos. Ahora voy con el ayudante de pintor, de nuevo los dos solos en una habitación desconocida, (la suite Acuario), besándonos apasionadamente con la cama a nuestros pies. No hay rincón de nuestros cuerpos que no recorramos con nuestras manos, sobándonos por doquier, prendiéndonos fuego en medio de un océano de lujuria y excitación.
-¡Puta... putita...!- me susurra al oído, mordiéndome el lóbulo de la oreja.
-¡Si...!- asiento entre plácidos suspiros -¡Soy tu putita... solo tuya...!-
Me refriego contra su cuerpo como una gatita lujuriosa, sintiendo a la altura de mi vientre la presión de esa magnífica herramienta de precisión. Le desabrocho el pantalón y sentándome en el borde de la cama, me apresto a rendirle el tributo que se merece. Primero le paso la lengua alrededor de la cabeza y por todo el largo de su volumen, le doy suaves e incitantes besitos aquí, allá y a cuyá, y como siempre, me la voy comiendo de a poco, hasta tener el paladar desbordante de virilidad. Se la chupo como si mi vida dependiera de ello, como si en la textura de su piel fuera a encontrar el oxígeno que necesito para respirar. Las mejillas se me hinchan debido a la cantidad de carne que se me acumula dentro de la boca, pero así y todo se la sigo chupando, empapándola con mi saliva. Con la lengua recojo el fluido pre seminal que gotea por el orificio de la punta y lo extiendo por todo el glande, ya duro y amoratado. Esta vez no espera a que yo le haga una turca, sino que él mismo me coge las tetas, me aprieta una contra la otra, y se desliza por el túnel que forman mis ubres, haciéndome sentir la dureza de su magnánimo pijazo contra el tórax. Lo miro desde abajo fascinada, un hombre excitado, caliente, con la libido a mil por hora, ¿puede haber algo más hermoso?
Saca la pija y me golpea la cara con esa turgencia exquisita, en una y otra mejilla, refregándomela por frente, nariz, labios, me coge también por la boca, haciéndomela comer hasta los huevos. Es él quien maneja el ritmo, yo solo me mantengo ahí, con la boca abierta, respirando por la nariz, dejando que me haga todo lo que su morbo le dicte.
Se lo nota más suelto que las veces anteriores, antes esperaba a que fuera yo la que tomara la iniciativa, y hasta para cogerme como que me pedía permiso, pero ahora es él quien lleva las riendas en todo momento, quien decide cuándo y por dónde metérmela. Es así que me la saca de la boca, me pone en cuatro y se alista para darme lo que me gusta. Agarra un preservativo de gentileza, y está a punto de ponérselo, cuando lo detengo.
-No- le digo -Sin forro, quiero sentirte...-
-¿Estas segura?-
-Muy segura- insisto -Dale, vení, cogeme...-
Se deshace del sobrecito y se posiciona tras de mí, la verga en posición de batalla, ostentando una erección que le debe doler hasta en la próstata. Me palmea los cachetes de la cola, me los amasa, y entonces sí, por primera vez siento su verga a pelo, sin interferencias, llenándome en esa forma que me hace sentir completa y rebosante. Gemidos, gritos, jadeos, nada es suficiente para expresar lo que siento en ese momento, las sensaciones se multiplican por millones, por un instante viajo en el tiempo y vuelvo a ser esa adolescente que coge con su tío, 20 años mayor. ¿Cuantas veces habremos estado en "Horóscopo"? Muchas, seguro, me acuerdo que siempre reservábamos una suite distinta, por lo que llegamos a recorrer el zodiaco entero unas cuantas veces. Así que en Acuario estuvimos más de una vez.
PLAP-PLAP-PLAP... PLAP-PLAP-PLAP... Los golpes de su cuerpo contra el mío resuenan en toda la habitación. Bien aferrado a mí cintura me embiste como si quisiera llegar a profundidades más recónditas de las que ya ha alcanzado. Eso me gusta, esa nueva actitud, más dominante, más de macho alzado, siempre me cogió bien, no voy a negarlo, pero como que en cada ocasión iba tras de mí, esperando a que fuera yo la que decidiera que posición adoptar, en cambio ahora... ahora es él quien lleva la batuta, una "batuta" que maneja con increíble habilidad y prestancia, debo decir. No puedo creer que a ese tipo no le den bola las mujeres, si coge como los Dioses. Igual, por muchos desplantes que haya tenido en su vida, la verdad que conmigo se está cobrando por cada uno de ellos. Con esta es ya la tercera vez que garchamos, y por como lo sigo disfrutando no dudo de que habrá unos cuantos garches más.
Teniéndome ahí en cuatro, a su entera disposición, desliza sus ásperas aunque incitantes manos de mi cintura a mis pechos, me los aprisiona y amasa, me retuerce los pezones, todo esto sin dejar de clavármela hasta los huevos, haciéndome sentir en todo momento ese hermoso repiqueteo que me conmueve hasta en lo más íntimo. Entra y sale, entra y sale, no se detiene, bombeando placer a raudales. No quiero que pare, siento que el estallido está ahí nomás, a la vuelta de la esquina, y quiero alcanzarlo con él, los dos juntos, envueltos en una misma agonía.
Ya lo siento temblar, estremecerse, agitarse más de la cuenta. Deslizo una mano por entre mis piernas y me toco justo ahí, en donde parecen confluir todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo. Tengo el clítoris duro, caliente, entumecido, hasta me duele de solo tocarlo, aun así lo hago, me lo sacudo al ritmo con que Damián me clava desde atrás. Ya estamos los dos al borde de la explosión, sus jadeos (al igual que los míos) se incrementan preanunciando ya el húmedo desenlace, solo un poco más, un poquito más y... ¡¡¡AHHHHHHH...!!!... un torbellino lácteo se diluye en mi interior, mezclándose con mi propia acabada que resulta tan o más cuantiosa que la que derrama el siempre efectivo ayudante de pintor.
Caemos hacia un costado, todavía encadenados, gimiendo intensamente, disfrutando a más no poder ese placer compartido que nos estamos regalando el uno al otro. Aún estoy en pleno éxtasis cuando lo siento moviéndose de nuevo, dentro y fuera, dentro y fuera, quizás no tan duro como al principio pero si con la turgencia suficiente como para seguir cogiéndome. Lo miro y le sonrío. Me gusta ir por el segundo cuando todavía estoy disfrutando el primero. Pongo una pierna por encima de las suyas y me muevo con él, ejerciendo ese movimiento de rotación que consigue ponérsela como un fierro de nuevo.
Vuelven los suspiros de placer, las exclamaciones, los gemidos y jadeos, las pulsaciones descontroladas, la calentura irrefrenable... Sin dejar de clavármela, Damián me amasa las gomas, me las aprieta, me besa, está en llamas, los dos lo estamos, listos para volver a sumergirnos en esa dulce agonía que nos arrastra y envuelve en un denso manto de gozo y placer.
-¡¡¡Acabo... acabo... de nuevooooo...!!!- vocifera entre plácidas contracciones.
-¡¡¡Si... si... siiiiiiiii...!!!- lo acompaño, clavándome a él, volviendo a sentir ese estallido interior que me rebalsa de supremas y majestuosas sensaciones.
La leche fluye como un torrente vivo, diluyéndose por mis rincones más profundos.
-¡¡¡Aaaaaaahhhhhhhh...!!!- me deshago en un largo y complaciente suspiro, sintiendo como me va llenando lechazo a lechazo.
El me corresponde con similar intensidad, inyectándome hasta la última gota de su íntima esencia.
-Esta vez sí... creo que me hiciste trillizos- le digo aun entre jadeos, recordando algo que había pensado respecto a él durante aquella ya lejana orgía con sus compañeros pintores.
-Te estás cuidando, ¿no?- me pregunta preocupado.
-"Don't worry, be happy"- asiento con una expresión risueña, para luego agregar: -Igual si viene un Damiancito será bienvenido-
-No quisiera meterte en problemas- insiste.
-En serio, no te preocupes, está todo bien, si tengo que correr el riesgo de embarazarme para que me acabes adentro, lo corro con gusto- me doy la vuelta y me pego a él, mis pechos contra su pecho, mi sexo empapado de semen rozando uno de sus muslos -Me encanta que me acabes adentro, ¿sabes?, acabas con una fuerza que me llega hasta... jaja, no sé hasta dónde me llega, pero se siente lindo, muy lindo-
Acerco mis labios a los suyos y lo beso con pasión, agradeciéndole ese momento de dicha que me está haciendo pasar. Es ahí que, por casualidad, miro mi reloj pulsera.
-¡Wow!, ya son más de las cuatro y media- me sobresalto.
Como pasa el tiempo cuando la estás pasando bien, pienso.
Le había prometido a mi mamá que estaríamos en la casa no más tarde de las cuatro. Obvio que no había pensado en volver a cogerme al pintor, pero ya una vez los dos en el auto...
-Tenemos que apurarnos- le digo levantándome de un salto -Nos damos una ducha y nos vamos, ¿sí?-
No pudo estar más que de acuerdo, nos dimos una ducha rápida los dos juntitos, nos vestimos, y salimos raudos del telo. Al rato ya estábamos en casa.
Se los presente a mis viejos, volviendo a contar la mentira (una mentirita blanca) de que lo había conocido mientras pintaba la oficina y que como había hecho un muy buen trabajo, pensaba contratarlo para que me pinte el departamento, pero como mamá necesitaba un pintor urgente, bueno, ahí estábamos.
Me disculpe con ellos y los deje solos para que recorrieran la casa con Damián y él pudiera hacerles un presupuesto, y me fui corriendo al baño. La fuerza de gravedad cumplía su cometido y la leche del pintor me chorreaba ya muslos abajo. Me baje de un tirón pollera y bombacha y me senté en el inodoro. PLOP-PLOP-PLOP, se escuchan los gotones de semen cayendo pesadamente al agua.
"Que desperdicio", pensaba mientras la esencia del Ayudante de pintor abandonaba mi cuerpo. "Aunque quizás...".
Llevo mi mano hacia mi entrepierna y con el índice y el medio en forma de gancho, recojo una abundante cantidad de ese líquido viscoso y me lo llevo hacia la boca para saborearlo con la debida delectación que semejante manjar se merece. ¡Mmmm... delicioso!
Ya no dejo que gotee nada más. Unto con mis dedos el último vestigio de Damián que queda en mi sexo y me levanto. Me paro frente al espejo del botiquín y me esparzo el semen alrededor de los labios y en las mejillas, cuando ya no queda nada, me chupo los dedos, complacida. Eso es lo que provoca en mí el Ayudante de pintor.
Me lavo la cara, me enjuago la boca, me pego un bidetazo en la concha, y vuelvo con mis padres y Damián. El presupuesto ya está hecho y aceptado. Ese mismo lunes comienza con el trabajo. No puedo sentirme más eufórica, hay Damián para rato.
45 comentarios - Damián...
felicitaciones y besos Misko
Besos para vos tambien...
Muy calientes tus relatos como siempre, alguna vez mostra algo para toda pori.ga
Muuuy caliente como siempre!!
Excelente!!
Gracias por compartir
Caliente caliente!!!
Hasta conozco al horóscopo y centenera!!!
Soy d esa zona!!!
No soy pintor!! Pero si. Hago ventanas y mosquitero!!
Ja ja!!
Los adoro!
Gracias!
Besos!
muy buen relato!
Buen relato.
Beso.
que no recorramos con nuestra manos, sobándonos por doquier, prendiéndonos fuego en medio de un océano de lujuria y excitación"
"...un hombre excitado, caliente, con la líbido a mil por hora,¿puede haber algo más hermoso?"
"...bombeando placer a raudales"
"...quiero alcanzarlo con el, los dos juntos, envueltos en la misma agonía"
"...un torbellino lácteo se diluye en mi interior..."
Estas son el tipo de frases en tus relatos, que a mi me vuelven loco de calentura Mary, es por esto que me he vuelto un adicto a tus "garche-aventuras"...jajaja
Muy bueno tu post como siempre preciosa, y sigo en mi búsqueda por seguir leyendo ojalá todos tus relatos linda...Besos +10 💋