Brandi 13

De pronto llamaron a la puerta. Laura, en su desnudez, se sobresaltó nerviosa. Laura no esperaba ninguna visita y se preguntaba quién pudiera ser. Se levantó presurosa y comenzó a vestirse con rapidez. Su hermano abrió la puerta sin preocuparse si ella estaba completamente vestida. Era su amigo Sean le había invitado a pasar la tarde en la piscina de su casa, aprovechando la ausencia de sus padres. Marc presentó a Sean su hermana, y quedó gratamente impresionado por su atractivo y su encanto. La mirada de Sean se encaminó fijamente hacia el escote de Laura, que ante la celeridad apenas se había abrochado algunos botones de su liviana blusa, y podía adivinarse sus grandes tetas. Sean aprovechó el momento para invitar también a Laura. Los tres jovenes tomaron el coche de Marc y marcharon al chalet de los padres de Sean. Al cabo de diez minutos llegaron a la casa. Al cruzar el umbral y entrar en la zona de la piscina, salieron a su encuentro Paula, la hermana pequeña de Sean, y la novia de éste, Kelly, dos preciosas y sugestivas chicas, que se movían graciosas y coquetas, contoneando sus cuerpos cálidos e insinuantes.

- Hace una tarde maravillosa. Laura, esta es mi hermana, Paula y mi novia, Kelly. -

- Hola. -

- Hola, Laura. Espero que te guste nuestra piscina. Tu hermano te tendría que traer más a menudo.

Recordó Laura que había olvidado el bañador en casa, pero Paula se ofreció generosa a prestarle uno. Las dos chicas fueron al interior de la casa. Laura acompañó a Paula a su dormitorio, y una vez allá, la joven le mostró varios bañadores y bikinis para que eligiera el que más le gustaba. Escogió un bikini blanco y diminuto. Mientras Laura se desnudaba, Paula la observaba con atención. El bikini blanco le sentaba a la perfección y resaltaba perfectamente sus formas redondas y apetecibles.

- Te queda perfecto, Laura. -

- Sí, creo que sí, Paula. -

- Tienes un cuerpo precioso, Laura. Eres muy atractiva. Sabes una cosa, Laura. Me gusta tu hermano Marc desde hace un tiempo. Pero no soy capaz de que se fije en mi, sabes. Creo que no tiene novia, verdad. -

- No, mi hermano no tiene novia, que yo sepa. Bueno, dile simplemente que te gusta y que quieres salir con él. -

- No es tan fácil. Yo quiero que sea él quien trate de ligarme. -

Cuando las chicas bajaron a la piscina, el resto de los chicos se estaban bañando con alborozo, y en seguida se unieron a ellos. Sean, a pesar de la presencia de su novia, se apremió a acercarse a Laura y unirse a ella en el agua. Laura se movía graciosa y con naturalidad. En uno de sus sensuales movimientos la parte superior de su bikini no pudo resistir la presión de sus poderosas tetas y se desprendió accidentalmente. Marc se sorprendió pero su mirada festejó el percance. Laura sonrió y no se preocupó en volverse a colocar la prenda.

- Ostras, sabes, creo que mejor paso de ponerme la parte superior del bikini. Me siento más cómoda y suelta. -

- A mi me parece bien, Laura. -

- De veras, Sean. -

- No te molesta que tu hermano te vea las tetas, Laura. -

- No, claro que no. ¿ Tú nunca has visto desnuda a tu hermana, Sean ? -

- Pues no, la verdad. -

Nadando con placidez se acercó Marc al encuentro de ellos. Marc, mostró en todo momento un comportamiento totalmente normal y natural ante la presencia semidesnuda de su hermana, que exhibía sus turgentes tetas con absoluta espontaneidad. Sean se encontraba sorprendido por el grado de generosidad que mostraba Laura ante su hermano. Con regocijo e ingenuidad, Laura se recostaba sobre su hermano, apretujando y aplastando sus rotundas tetas contra su espalda y no dejando de frotarlas continuamente. Sean se sentía excitado al comprobar cómo la hermana de su amigo exhibía un cariño superior al normal entre dos hermanos.

- Sabes, Marc, me sorprende mucho ver que tu hermana no le da importancia alguna el mostrar las tetas a su hermano. -

- Bueno, mi hermana Laura es muy cariñosa. -

- Ya veo, pero me sorprende. Yo nunca he visto desnuda a mi hermana Paula. Resulta muy sorprendente. -

- Pues yo no lo veo así, que me vea completamente desnuda mi propio hermano lo veo totalmente natural. Es mi hermano y no es nada malo. -

Paula se encontraba sentada en el borde de la piscina y escuchaba atentamente la conversación. A ella también le sorprendía que a Laura no le importara que su hermano la contemplara desnuda. Paula quiso participar en el charla.

- Pues, chica, no sé, ya veo que a ti no te da vergüenza enseñarle las tetas a tu hermano, pero yo, no sé, me daría mucha vergüenza. -

- Es que, Paula, le das mucha importancia al desnudo, pero es algo natural y bonito. Tienes un cuerpo precioso, Paula, y seguro que tu hermano Sean disfrutaría viéndote desnuda. -

- Sí, claro, Laura. Solo pensarlo me da corte. -

- Que tonta eres. Se me ocurre una excitante idea. ¿ Qué os parece si tomamos el sol completamente desnudos ? ¿ Tú qué dices, Kelly ? -

- Pues, no sé. Yo he tomado el sol desnuda, pero siempre junto a mi novio. Nunca otro chico me ha visto desnuda. Claro que Marc es amigo de mi novio. Si a mi novio no le importa yo me animo. Puede ser muy divertido. -

- Ay, no sé. Yo no lo tengo muy claro. -

- No seas tonta, Paula. Eres muy sosa y pava. -

Kelly, resuelta y excitada, se quitó la parte superior de su bikini. Miró al mismo tiempo al amigo de su novio, y comprobó cómo su mirada buscaba con avidez sus exuberantes tetas. Le excitaba pensar que otro chico, distinto a su novio, miraba sus tetas con anhelo. Sean sonrió por el desparpajo y frescura de su novia. También le excitó la idea de que su mejor amigo contemplara las hermosas tetas de su novia.

- Bueno, Marc, no es necesario que mires las tetas de mi novia con tanto descaro, eh. -

- Bueno, amigo, tu novia tiene unas tetas magníficas. Tu novia está muy buena, sabes. -

- Vaya, Marc, es muy halagador que el mejor amigo de mi novio me piropee de esa manera. Gracias, Marc.

Laura, espontáneamente y con inocencia completó su desnudo desprendíendose de la parte inferior de su bikini. Sonriendo alegremente, Laura, revoloteaba alrededor de los demás, alborozada, agitando su morboso e insinuante cuerpo desnudo, balanceando sus inquietantes y deseadas tetas ante la complacencia de los chicos. El vello púbico podía traslucirse a través del agua de la piscina.

- Venga, chicos, desnudaos. Se está cantidad de fresquita desnuda en el agua. No seais vergonzosos. Estamos entre amigos. -

Kelly quería demostrar que no sentía ninguna vergüenza por enseñar sus encantos desnudos al amigo de su novio. Por otra parte le excitaba verse deseada por otro chico y delante de su novio. De esta manera, Kelly, en seguida siguió los pasos de Laura, y también se desprendió completamente de su bikini.

- Ves, Laura, yo no tengo nada de vergüenza. -

- Así me gusta, Kelly. -

- Es fenomenal sentirse desnuda y nadar desnuda en la piscina. Bueno, chicos, y vosotros a qué esperais. También queremos que os desnudeis completamente.

Marc, divertido, se quitó encantado el bañador y juguetón se lo ofreció a Kelly, que lo aceptó con un guiño de complicidad. Kelly encontraba divertido tontear y coquetear con el amigo de su novio. Kelly dirigió su mirada al fondo del agua, estaba interesada en adivinar la forma de la polla de Marc. La única polla que había admirado era la de su novio Sean. Ante la insistencia de Laura, Sean no tuvo más remedio que quitarse su bañador y regalárselo a la joven. Mientras, Paula, asistía inquieta e incomoda ante las muestras de desvergüenza que exhibian sus amigos. Pero, al mismo tiempo, le convencía que no era nada malo divertirse entre amigos y que carecía de importancia que su propio hermano la viera totalmente desnuda. Paula, con timidez, se quitó la parte superior de su bikini y sus voluminosas tetas saltaron a relucir. Su hermano Sean parecía estar pendiente de aquel momento, ya que al mismo tiempo sus ojos se clavaron en sus magníficas tetas. La mirada de los dos hermanos se cruzaron en aquel momento y se correspondieron sendas sonrisas con gesto de complicidad. Para Sean resultaba una excitante novedad poder contemplar las tetas de su hermana. Paula quería llegar hasta el final y valerosa se quitó la parte inferior de su bikini.

- Bueno, ya estoy desnuda. No ha sido muy dificil decidirse. -

- Ves, Paula, como no es tan grave. Y bueno, tampoco es nada malo que tu hermano te vea desnuda.
- No, claro, aunque es la primera vez que Sean me ve totalmente desnuda. Y también es para mi la primera vez que veo a mi hermano desnudo. Tiene gracia, la verdad. Estoy sorprendida, porque no me da vergüenza que mi hermano mire mis tetas. Bueno, hermano, tiene gracia esto de que estemos desnudos, verdad.
- Pues, sí, Paula. Te miro las tetas, hermana, y me resulta chocante.

Comenzaron a desenvolverse con desparpajo y desenfado, sin preocuparse de la desnudez de sus cuerpos, divertidos y alegres. Paula, que en un primer instante mantenía ciertas reservas a dejar rienda suelta a su comportamiento, comenzó a participar de los juegos con total desvergüenza, siendo su hermano Sean su mejor testigo afortunado. Paula giró constantemente alrededor de su hermano y ayudó a su novia Kelly a sumergir la cabeza de su hermano bajo el agua. Y de esta manera, Paula, pudo sentir las manos de su hermano recorriendo su piel, de forma acariciante y cariñosa, palpando sus grandes tetas sin ningún tipo de disimulo. Paula sabía que su hermano aprovechaba la situación y osaba meterle mano, pero no le importaba. Podía comprobar que Laura, de igual manera, se comportaba con absoluta generosidad con su hermano Marc. Paula se sorprendía al ver cómo Laura jugueteaba continuamente con su hermano Marc, abrazándose a él, frotando sus turgentes tetas contra su cuerpo y haciéndole mimos con cariño. Después de un rato jugando y nadando en la piscina, Laura se dispuso a aprovechar el sol que todavía brillaba aquella tarde. Mientras salía de la piscina, Paula no era consciente que la mirada de su hermano la seguía con atención, y cuando su hermoso culo emergió del agua, su hermano Sean clavó su mirada en el mismo con claros signos de ansiedad. Paula se sentó sobre una toalla y comenzó a untarse crema bronceadora. Sean también salió del agua y se unió a su hermana Paula. Inquieto y excitado, Sean, pudo contemplar por primera vez el coño de su propia hermana, con total esplendor. Su hermana, natural y fresca, le mostraba el coño con espontaneidad. Sean miró el coño de su hermana con descaro, y al mismo tiempo le sonreía divertido y complacido, a lo que su hermana le correspondía con otra cariñosa sonrisa.

- Hermano, quería tomar un poco el sol. Sabes, hermano, nunca podría imaginarme que me encontraría totalmente desnuda delante tuyo, y que no me diera nada de vergüenza. Resulta gracioso, como somos hermanos. -

- Sí, Paula, yo también estoy muy raro. Eres mi hermana, pero tienes un cuerpo precioso. No voy a dejar de piropear tu cuerpo porque seas mi hermana, no, Paula. -

- No, claro que no. Gracias, eres muy cariñoso conmigo, hermano. Sabes, no puedo creerme que te esté viendo la polla, hermano. Es tan chocante. Bueno, quieres ayudarme a echarme crema por la espalda.
- Claro que sí, Paula.

Paula se tumbó sobre la toalla y ofreció a su hermano la visión de su prodigioso culo. Sean tomó el bronceador en su mano y extendió el mismo por los desnudos hombros de su hermana. A continuación procedió a efectuar masajes cariñosos y tiernos por sus hombros y por su espalda, sin dejar de admirar su hermoso culo. Sean se atrevió a palpar las tetas de su hermana por los lados. Su hermana Paula, rendida, relajaba todo su cuerpo y atentamente miraba la polla de su hermano. Sean era consciente de ello.

- Hermana, no dejas de mirarme la polla. -

- Sí, hermano, es que me resulta tan chocante poder mirar la polla de mi propio hermano, que no puedo dejar de mirártela, sabes. Me gusta mirar tu polla, hermano. Tienes una polla muy grande, hermano. -

- Vaya, resulta halagador. Y bueno, ¿ te gusta mi polla, hermana ? -

- Bueno, sí. Bien, de hecho, es la primera polla de un chico que tengo oportunidad de ver, sabes. Y estoy muy contenta. En revistas pornográficas he visto ya pollas, pero claro, no es lo mismo que en la realidad. Por supuesto, es mejor ver una polla en la realidad. -

- ¿ Me la quieres tocar, hermana ? -

- Pues, bueno, hermano. -

Paula alargó su mano izquierda y agarró la polla de su hermano, sopesándola entusiasmada y temblorosa. Un sentimiento de emoción se apoderó de ella al sentir la palpitación y vibración de la polla de su hermano. La excitación que provocaba la presión que ejercía su hermana sujetando su polla, hizo que ésta respondiera creciendo y poniéndose cada vez más dura. Paula se sentía entusiasmada y emocionada al notar cómo la polla de su hermano crecía en su mano.

- Ostras, hermano, tu polla se está poniendo cantidad de dura. Qúe gracia. Joder, hermano, ¡ qué polla tienes ! Tienes una polla muy grande. Al menos tu polla debe medir cerca de veinte centimetros, verdad, hermano. Me gusta manosear tu polla, hermano. Estoy tan emocionada. -

- Ya veo, hermana. Me encanta que me toques la polla, hermana. -

Paula, generosa, quería agradecer las atenciones de su hermano, y con naturalidad e ingenuidad se volvió, se abrió de piernas y mostró con todo su cariño el coño a su hermano. Con la ayuda de sus dedos, Paula, separó sus labios vaginales. Paula quería que su hermano disfrutara con la visión de la parte más íntima de su cuerpo.

- Mira mi coño, hermano. ¿ Te gusta mi chochito, hermano ? Sabes, muchas veces me acaricio el coño cuando estoy sola. Me gusta tocarme el coño, hermano. Mira, hermano, tócame tú también el coño. Como tú me has dejado, hermano, tocarte tu polla, también yo debería dejarte tocar mi coño. -

Sean, insolente, se atrevió a palpar los labios vaginales y el clítoris, que tan claramente y espontáneamente le enseñaba su hermana.

Kelly se había acercado a la pareja y los observó con atención. Estaba muy sorprendida por la actitud tan desvergonzada de Paula con su propio hermano.

- Vaya, vaya. Bueno, Paula, estás muy mimosa con tu hermano, eh. -

- Ay, Kelly, no sé, mi hermano tiene una polla tan grande y tan dura que no he podido resistirme a tocársela. Y, claro, eso de que sea la polla de mi propio hermano me parece tan emocionante. -

- Ya veo, Paula. -

- Me lo estoy pasando estupendamente, Kelly. Me encanta estar desnuda delante de mi hermano y todos vosotros. Tenemos que repetirlo en más ocasiones. -

- Bueno, Sean, y tú que dices de que tu hermana se muestre tan generosa contigo. -

- Lo cierto es que me encanta, Kelly. Mi hermana Paula es estupenda y está muy buena. Me encanta sus tetas. Me encanta verla totalmente desnuda. Espero que a partir de ahora me enseñe su cuerpo desnudo más veces. -

- Claro que sí, hermano. Ya he perdido la vergüenza, y no me importa que mi hermano me vea desnuda. Además, resulta muy gracioso que dos hermanos se vean desnudos. Así que ya sabes, hermanito, te enseñaré las tetas y todo mi cuerpo cuando quieras. Y tú, hermano, me enseñarás y me dejarás tocar tu polla. -

- Joder con mi hermana. -

Sean miró a Marc con orgullo. Ambos se sentían afortunados. Sus propias hermanas se comportaban con desvergüenza y generosidad. Marc se había follado a su propia hermana, Laura. Y Sean, aunque no había pensado en ello, era una posibilidad futura. Sean sabía que la relación con su hermana iba a cambiar desde aquel día. El hecho de poder ver a su hermana completamente desnuda debía implicar una relación distinta entre ellos. Probablemente se sentirían más cerca el uno del otro, con mayor confianza y espontaneidad. Se sentirían probablemente más unidos, más hermanos. Sean estaba muy aturdido. Toda la tarde no dejó de mirar a su hermana y cada movimiento que hacía. Cuando su hermana Paula caminaba por el cesped y el borde de la piscina, Sean seguía sus pasos y movimientos, contemplaba el balanceo que brindaban sus prodigiosas tetas así como también su culo respingón. Y sobre todo, miraba el coño de su hermana, su poblado vello púbico. Cuando su hermana Paula se daba un baño en la piscina y salía después, Sean

contemplaba su hermoso cuerpo mojado y provocador. Sean solía arrimarse a su hermana Paula y trataba de provocar el roce de sus cuerpos desnudos, y ante el naturalidad que exhibía, Sean le metía mano a su hermana con su total consentimiento. Se acercaba a su hermana por detrás y la cogía por las tetas, con insolencia, apretujando sus tetas con sus manos y pellizcando sus pezones, y procurando frotar su polla contra su piel. Le encantaba aprovecharse de la ingenuidad de su hermana. Y como su hermana Paula parecía consentir toda su frescura, Sean, cada vez más, se encontraba más cómodo y seguro. Por otra parte, la novia de Sean, Kelly, no parecía sentirse enfadada por las atenciones insolentes que dedicaba a su propia hermana. Comprendía perfectamente que la presencia desnuda de su hermana Paula trastornaba a su novio y podía excusar a su novio que prestara más atención a su hermana que a ella. Era perfectamente comprensible. Mas tarde, cuando el sol había desaparecido del cielo, Laura y Marc consideraron que ya debían marcharse y se despidieron. Kelly también hizo lo propio.

- Bueno, chicos, nosotros ya tenemos que marcharnos. Ha sido una tarde muy divertida y muy interesante. Me lo he pasado estupendamente. Y me alegro, Paula, que hayas perdido la vergüenza de estar desnuda delante de tu hermano.
- Ha sido gracias a ti, Laura. Comprobar el comportamiento tan liberal y desvergonzado con tu hermano me ha animado a tratar de comportarme de la misma manera. Y estoy muy contenta de mostrarme así de fresca y natural delante de mi hermano. Ya ves, creo que es genial que dos hermanos se muestren tal como son. Por cierto, tu hermano también está muy bueno. Me he fijado que tiene una polla también muy gorda

- Sí, mi hermano tiene una buena polla.

- Bien, Laura, espero que vengais otro dia. Yo lo he pasado muy bien.
- Gracias. Espero que mi hermano me traiga otros días.
- Bueno, Kelly, mañana te llamo para quedar por la tarde.
- De acuerdo, Sean. No me llames muy tarde que tengo que acompañar a mi madre de compras.

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