relato lesbico

Soy una mujer bastante normal, mis hijos, mi casa, me gusta el deporte, pero por mi trabajo, horarios y demás puedo practicarlo muy poco, aun así tengo buen cuerpo según mis amistades, pero aun así, me gustaría hacer mas, un día hablando con una compañera decidimos apuntarnos juntas para ir al gimnasio, así que nos inscribimos y empezamos las dos juntas, nos llevamos muy bien por lo que al salir siempre tomamos algo. Comenzamos a quedar más a menudo, hasta fuera del trabajo y gimnasio, comenzamos a pasar mucho tiempo juntas, he de decir que las dos somos heterosexuales, también ambas habíamos tenido alguna mala experiencia anterior con hombres, creo que eso nos llevo a que pasara lo que os contare a continuación, convertirnos en amantes lesbicas. Quedamos un día, como otro cualquiera, se nos alargo la historia, la comida se volvió cena, la cena salir de copas, después de estar unas buenas horas por ahí, me di cuenta de que nos rozábamos mucho al bailar, cosa que no me molestaba lo mas mínimo, después ya pasábamos nuestras manos por nuestros pechos disimuladamente, por nuestras caderas apretándonos la una contra la otra, para no dar mucho la nota decidimos irnos a un lugar más discreto. Nos dirigimos a mi casa, ya que no tenía a los niños, ese fin de semana estaban con su padre, estábamos un poco cortadas sin saber muy bien qué hacer, entonces ella, se decidió a darme un beso en los labios, muy suave y discreto por si la rechazaba, nada más lejos de eso, yo se lo devolví con gran ternura, entonces la cosa se animo, empezamos a besarnos nuestras lenguas cálidas se entrelazaban, nuestras manos tocaban nuestros pechos, nos fuimos despojando de nuestras ropas poco a poco entre besos y tímidas caricias. Luego nos fuimos animando, comencé a besar sus pechos, pasar mi lengua por sus pezones, ella se estremecía de placer, yo estaba muy excitada también, ella lamia los míos también por lo que mi coño estaba súper húmedo, como el suyo, estábamos las dos tocando nuestros coños chorreantes de placer, entonces yo, comencé a bajar besando su abdomen duro como una piedra, hasta llegar a su coño para pasar mi lengua sobre él, se le fue un gemido de placer mientras sujetaba mi cabeza para que no parara, yo seguía lamiéndolo a la vez que ella comenzó a acariciar sus pechos con su otra mano. Luego nos pusimos en posición del 69, ella también quería lamer mi coño, era una sensación increíble como pasaba su lengua por mi coño a la vez que yo por el suyo, es muy diferente de chupársela a un chico, cosa que me encanta, estábamos ya muy cachondas las dos, movíamos nuestras caderas para aumentar nuestro placer, no podíamos parar de gemir ninguna de las dos. Luego comencé a meter mis dedos en su coño al tiempo que se lo chupaba, ella hacía lo mismo conmigo, no queríamos que eso acabara, pero ella quiso llevarme al orgasmo, yo me deje llevar encantada, fue el mejor orgasmo de mi vida, luego la tumbe en la cama y mientras la penetraba con mis dedos no dejaba de pasar mi lengua por su clítoris por lo que ella también se corrió gimiendo de placer, note como todo su jugo caía por mis dedos, sus gemidos invadían mis oídos, era fantástico verla correrse de esa manera. Luego nos duchamos, nos despedimos, me acosté y al día siguiente nos llamamos parar hablar de lo que había pasado, decidimos ser amantes lesbicas puesto que ninguna tenia pareja, pero introducimos algunos juguetes en nuestro juegos, consoladores, cinturones con pene en el extremo y cosas así, ahora no necesitamos hombres para satisfacernos sexualmente, pero esa historia ya os la contare en otra

0 comentarios - relato lesbico