Los deditos de mi mujer!

Hace exactamente dos años me salió una pequeña hemorroide. No tenía dolor alguno, simplemente picazón y por momentos insoportable. Una noche después de bañarme le pido a mi mujer que me inspeccione la zona. Me recosté sobre la cama y levanté las piernas. Ella me dijo no se ve muy bien, ponete en cuatro. Le hice caso con un poco de vergüenza y sin dudarlo me separó los cachetes del culo, me tocó el ano diciendo; “esto?” y era exactamente eso lo que me picaba. Mi respuesta fue automática: “si eso, me re pica”. Y ella concluyó: “tenés como una venita hinchada”.

Me reincorporo inmediatamente y al hacerlo noto que mi pija estaba levemente despierta. Me hice el sota pero mi novia lo notó y con una sonrisa picara me dijo que iba a tener que ir a un médico.

A los dos dias fui al médico y me dio una crema para que me ponga. Al regresar a mi casa le cuento la consulta a mi mujer y ella inmediatamente se ofreció a colocármela. Fuimos a la cama me obligo a adoptar la misma posición que la noche anterior y con su dedo empezó a untarme la crema en mi culo, masajeándolo en círculo. A mi me picaba por eso dejaba que continúe con su labor. Y de pronto, sin sacar su mano de mi ano, con la otra me empieza a masajear los huevos y luego la verga.

Realmente no tardé en excitarme. Mi pija se puso dura como una piedra. Me di vuelta como para seguir la guerra y en eso me dice: “cogeme que estoy recaliente”. Sin dudarlo se me acopló arriba y me comió la boca mientras cabalgaba desenfrenadamente. Hacía tiempo que no la veía de esa manera, habíamos caído en la rutina sexual y esto claramente no formaba parte de eso. Terminamos y no dijimos nada, seguimos con la rutina diaria.

Al llegar la noche fuimos a comer a lo de una pareja amiga. Obviamente tomamos un vinito y luego brindamos por no recuerdo qué con champagne. Al regresar a casa, ni bien cierro la puerta de entrada, mi mujer se abalanza sobre mi y me dice: “querés que te pase la cremita”. Acepte inmediatamente.

Empezó a masajearme y mi excitación avanzaba. Se me ocurrió preguntarle si eso la calentaba y no contestó, pero inmediatamente empezó a introducir su dedo diciendo “y esto a vos?”. Creo que me puse colorado, y tardé unos segundos en contestar, mientras ella seguía masajeando y metiendo su dedo, mi respuesta fue “si” con una voz un tanto quebrada. Sacó su dedo y empezó a desvestirse, me di vuelta y me dijo “te doy la cola si me das la tuya antes”. Me hice el que lo pensaba un rato, y balbuceaba, pero sabía que mi respuesta era totalmente afirmativa. Contesté que me parecia bien, pero que quería saber a qué se refería con que le dé mi cola. Qué pensaba hacer? Con qué me penetraría si es que lo hacía? y un sin fin de preguntas más, pero respuestas que me generaban un morbo y una calentura terrible.

CONTINUARA...

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