Lara Croft, Aventura en la Jungla 3

Lara Croft, Aventura en la Jungla 3


Lara Croft, Aventura en la Jungla 3

Esta amaneciendo en la espesa jungla cuando un jeep se detiene a la orilla de un sendero, “fue en este sitio, la comenzamos a seguir en esa dirección” dice uno de los soldados de Víctor a Jacqueline la cual observa el escenario. Ella se baja del vehículo y camina unos pasos, “seguiré sola desde aquí, puedes largarte de inmediato” le dice con rudeza y él le obedece en el acto, tras lo sucedido anoche no esta dispuesto a correr riesgos con ella. Jacqueline, con su mochila al hombro, se interna en la espesa jungla siguiendo el rastro de Lara Croft.



Las marcas de balas en los árboles le ayudan bastante a seguir la pista de Lara entre la espesa vegetación, sobre unas hojas detecta unas manchas de color rojo que de inmediato identifica como sangre y que lleva al menos un par de días. Jacqueline sigue avanzando a paso firme hasta llegar al borde del precipicio donde Lara salto para escapar, detenidamente observa la fuerte corriente en el fondo y en lugar de rodearlo comienza a descender por el mismo. Jacqueline demuestra una considerable capacidad atlética al ser capaz de bajar por dicho lugar, en el fondo se percata que el río no solo es muy torrentoso, sino que muy profundo, si alguien salta desde la cima no se golpeara en el fondo, “así que esta viva” dice sonriendo, “esto se pone muy interesante”.



En la aldea Lara encuentra muy difícil sobrellevar su inactividad, no puede salir y debe respetar la estricta separación que hay entre hombres y mujeres algo que Micaela le recuerda ocasionalmente. “Es parte de nuestra cultura aunque no te guste” le dice, y si bien ella esta obligada a mantener la distancia, la regla, por lo que ve, no funciona desde el bando contrario. Con la mayoría de los adultos fuera de la aldea vigilando y cazando, Lara se queda junto a las mujeres ayudándoles en sus labores diarias, sin embargo pronto encuentra algo más que hacer, evitar a los jóvenes y adolescentes de la aldea quienes no dejan de acosarla. “¿Y a ese chico donde lo llevan?” pregunta Lara al ver a un muchacho rodeado por mujeres, “su madre es la encargada de convertirlo en hombre” responde Micaela, “si es mujer es el padre el encargado” agrega después con una sonrisa ante la sorpresa de Lara.



Sin lugar a dudas la belleza y capacidad atlética de Lara ha despertado el interés de muchos y si bien trata de alejarse, ellos no lo ven de esa manera y continuamente se le acercan haciendo gestos y poses que Lara considera extrañas, “te están cortejando” le dice Micaela sonriendo, uno de ellos habla y le apunta con el dedo, “él te quiere como esposa” agrega después sonriendo, “no gracias, no creo en el matrimonio” responde con sarcasmo. “Solo recuerda, hagas lo que hagas, no flaquees” le advierte Micaela que se aleja con un grupo de mujeres dirigiéndose a labores de recolección fuera de la aldea.



Jacqueline sigue el recorrido del rió por la orilla, cualquiera ya habría perdido el rastro pero para alguien como ella, que se la ha pasado en esto casi toda su vida cualquier cosa fuera de lugar es una gran pista, y de hecho encuentra varias. Unas ramas rotas y una gran marca en el lodo a la orilla del rió le dicen lo que ya sabia, que Lara esta viva, pero también le dicen por donde seguir y de inmediato Jacqueline se interna otra vez en la jungla.



En la aldea Lara se las ingenia para entrenar un poco, esto la hace sentirse mejor al ver que sus capacidades no están tan disminuidas después de todo. Trota por el perímetro de la aldea y prueba sus fuerzas escalando parte de la pared del cerro, pero pronto desciende entre las miradas de los jóvenes y algunos adultos que la observan con una mezcla de sorpresa y suspicacia. Ciertamente nunca había visto a una mujer blanca así de fuerte y por desgracia hay muchos en la aldea que están dispuestos a ponerla a prueba.



En la jungla Jacqueline continua avanzando pese a la espesa vegetación y las alimañas venenosas que salen de todos lados, el sol comienza a ponerse y sabe que debe apresurarse en llegar a un lugar seguro, es muy peligroso pasar la noche en la jungla, en especial con esos nativos rondando por ahí que la pueden emboscar en cualquier momento.



Llegando a unas ruinas Jacqueline se detiene, hay abundantes marcas y rastros de sangre, sin embargo hay algo que no le cuadra. Alguien camino y se movió por todos lados pero sin una dirección clara. Las marcas de las botas de Lara son erráticas, “una emboscada” murmura, pero encuentra una marca de bala en ningún lugar, “la tomaron por sorpresa” y por un momento cree que puede estar muerta, pero un dardo tirado en el suelo le dice lo contrario. De inmediato nota un color verdoso en el mismo, “dardo paralizante” dice en voz baja, “así que la atraparon”, para Jacqueline eso representa un problema, un serio problema, ya que si la atraparon y la llevaron a su aldea o esta muerta o bien es prisionera, pero ahora lo primero es recuperar el rastro.



En la aldea Lara tiene sus propios problemas, a cada momento ellos se están volviendo más inquietos y si bien no entiende una palabra de lo que dicen sus intenciones son sumamente obvias. De pronto uno de ellos avanza sobre Lara en evidente desafió y trata de sujetarla o más bien someterla, según le advirtió Micaela esa es una señal de cortejo, pero Lara no esta para romances y rápidamente lo reduce y lo voltea en el suelo. Los demás se acercan y pronto se le hace claro que deberá defenderse para que la dejen en paz.



Si antes Lara se quejaba del aburrimiento y la falta de actividad ahora debió ejercitarse como nunca. Uno a uno la fueron desafiando tratando de hacerla rendirse y Lara debió recurrir al máximo de sus habilidades para defenderse, aunque en un principio le molesta, también le divierte, sabe que ellos la desafían solo por que la desean, pero Lara no esta dispuesta a llegar tan lejos por mucho que la situación la excite un poco.



Jacqueline tiene un serio problema, perdió el rastro de Lara y esta oscureciendo así que debe abandonar la búsqueda y encontrar rápidamente un lugar seguro para pasar a cubierto y protegida de los peligros en la noche. Avanza por la jungla hasta que unas voces la hacen detenerse. Rápidamente se esconde entre unos arbustos y queda en silencio, sin embargo hay algo fuera de lugar. Los que vienen hablan demasiado y sus pasos se escuchan con claridad, no son aborígenes. Jacqueline los espera y en el ultimo momento sale y golpea a ambos dejándolos tirados en el suelo y les apunta con sus armas, ahí se percata que son soldados de Víctor, “¿pero que demonios hacen aquí?” les dice ella sin dejar de apuntarles, “¡nos perdimos del resto cuando se dio la orden de regresar!”, “¡llevamos horas vagando por en este maldito lugar y no sabemos donde estamos, íbamos a una especie de choza que encontramos hacia allá para refugiarnos!”.



Finalmente Jacqueline guarda sus armas y les dice que la lleven a ese lugar, tal vez ahí este la pista que le falta para dar con Lara, además siempre es bueno tener alguna carnada a la mano. En la aldea Lara acorta el día de forma notable, al finalizar con el ultimo de ellos ninguno parece con el animo de volver a retarla a una pelea, “¡excelente practica!” dice muy satisfecha de si misma. Lentamente se retira y se dirige a darse un baño, esta completamente sudada y cansada después de practicar con ellos, ahora la miran con considerable respeto y distancia.



Ya es de noche cuando Jacqueline llega con ambos a la choza, ella entra primera y la revisa encontrando señales de una pelea, una fuerte pelea por lo demás y restos de ropa rasgada. Nada tiene sentido en ese momento pero Jacqueline sigue observando atentamente todo hasta que ellos entran a la choza asustados y calados de frió, pese a todo la jungla es muy fría en las noches.



Lara va de regreso a su choza tras haberse bañado, se ve relajada y más animada al haber comprobado que esta en plena forma física una vez más y con ansias de ir por el tesoro. A la distancia ve a sus acosadores bañándose y conversando entre ellos, Lara no puede evitar el notar que todos están muy bien dotados, al parecer es un rasgo común en esta tribu. Algunos de ellos la observan y hacen gestos como haciendo ostentación del tamaño de sus miembros. Lara sonríe y se retira pasando a comer algo antes en una choza que es como una especie de salón comunal para todos. Ella se sienta aparte cerca de la fogata a comer cuando de pronto le atrapa la mano a un muchacho, él más joven de todos el cual quiso lanzar un puñado de hierbas al fuego justo frente a Lara, “¡se muy bien lo que hacen esas hierbas!” le responde ella, ya habiendo probado sus efectos antes y tras quitárselas se las guarda en sus pantalones, “¡inténtalo de nuevo y te rompo el brazo!” le advierte, él no habla su lenguaje pero por lo visto la entiende en el acto y se retira.



En la choza encienden una fogata, ellos comparten algunos alimentos con Jacqueline que los mira con desconfianza, aun le irrita el haber perdido el rastro de Lara y se pasea de un lado a otro tratando de encontrar alguna pista, rastro lo que sea que le permita dar con ella, la idea que Lara Croft la supere simplemente le resulta mortificante.



Ya es de noche y Lara esta en su choza, esta despierta mirando hacia el techo y sonríe cuando recuerda lo sucedido en la tarde, las caras de esos muchachos y sus expresiones cuando Lara los fue derrotando la hacen reír, aunque también la excitaron bastante, pues lo hicieron por que la desean, por que se mueren de ganas de cogerla y Lara lo sabe, por ello se va quitando su ropa hasta desnudarse por completo y comienza a pasar sus manos por las curvas de su cuerpo, necesita desesperadamente soltar la tensión.



En la choza en medio de la jungla Jacqueline sorpresivamente mira al suelo y ve unas hierbas a medio quemar al pie de un madero donde se aprecian restos de ropa rasgada y fibras usadas como amarras. Como hay poca luz saca su encendedor y las examina, quedando desconcertada, en ese momento alguien le habla y Jacqueline suelta su encendedor y este prende de inmediato los restos de las hierbas, Jacqueline inhala el espeso humo, pronto comienza a toser y a respirar de forma muy agitada al tiempo que su cuerpo empieza a sudar y a sentirse extraña, muy extraña. Los soldados de Víctor ahí presentes la observan sin entender que le sucede.



Sobre su cama de mantas y tejidos Lara se masturba furiosamente, sus hábiles manos masajean sus enormes pechos y desliza delicadamente sus dedos entre sus piernas frotándose su coño y su clítoris, en su mente se ve a si misma en medio de la aldea siendo salvajemente follada por cada uno de esos muchachos con sus miembro tan grandes y apetecibles que la boca se le hace agua. Trata de controlar su voz y su cuerpo, pero no puede y pronto algunos gemidos se escapan de sus carnosos labios delatando lo tremendamente excitada que esta y sus dedos se hunden completamente en su coño moviéndose dentro de este y ella los saca para poder probar sus jugos y luego volver a meterlos dentro de su vagina la cual esta completamente empapada.



Jacqueline no sabe que le ocurre, siente su cuerpo arder de una manera increíble, cuando respira sus pechos se levantan notablemente siente sus pezones más sensibles que nunca, se pasa las manos sobre la polera y el solo roce la hace gemir, los dos soldados ahí presentes están estupefactos y no saben que hacer hasta que uno de ellos tímidamente se le acerca, “¿se encuentra bien?” le pregunta y Jacqueline lo mira fijamente a los ojos, “puedes hacerme sentir mejor” le responde ella y antes que él diga algo Jacqueline le brinca besándolo apasionadamente y buscando de forma desesperada su verga mientras ella misma se va desnudando.



En la choza en medio de la jungla Jacqueline esta completamente fuera de control, se quita su polera exhibiendo sus enormes pechos que restriega en la cara mientras frota con fuerza el miembro que finalmente cayo en sus manos, desde la distancia el otro sujeto observa atónito lo que sucede, sin entender que le ocurre a Jacqueline que lo llama insistentemente, “¡que miras tanto ven aquí con tu miembro ahora mismo!” demanda ella y en cuanto lo tiene a su alcance le baja los pantalones y mete aquella verga entre sus carnosos labios chupandola y mamandola de una manera increíble.



Lara esta en lo mejor, sus dedos se hunden indiscriminadamente en su sexo o en su coño, ella se mueve y se retuerce sobre las mantas mientras se masturba, sus pechos se agitan sin parar, ella se lame sus pezones y su clítoris parece que va estallar de placer. Con sus ojos cerrados ella se pajea mientras se imagina a si misma en una furiosa orgía con hombres y mujeres de la aldea. Lara en ese momento recuerda algo y de su bolso saca el enorme consolador de oro que ella uso la noche anterior en compañía de otras mujeres de la aldea, tras lubricarlo con su saliva y deslizarlo entre sus impresionantes senos Lara se lo entierra en su sexo liberando un profundo quejido que llena la choza.



“¡Vamos más fuerte, más fuerte que esperan!” exige Jacqueline mientras esta firmemente montada en la verga de uno y al otro se la chupa con tantas ganas que lo hace acabar dentro de su boca llenándola de semen que se escurre por sus labios, pero aun así no esta satisfecha y pide más, mucho más. Finalmente entre ambos la penetran simultáneamente, Jacqueline siente el éxtasis cuando ambas vergas penetran su cuerpo, una bien metida en su coño y la otra en su apretado culo y entre los dos sujetos se la cogen tan duro como pueden, pero aun así hayan difícil mantenerle el ritmo a Jacqueline que esta absolutamente fuera de control gimiendo, jadeando y retorciéndose de placer. Hace que ambos le den por su culo simultáneamente, el sentir ambas vergas recorriendo su apretado trasero moviéndose de forma alternada le da un tremendo placer, pero Jacqueline no da señales de estar satisfecha aun.



Con sus ojos bien cerrados Lara se masturba furiosamente, el consolador bien metido en su coño y sus dedos moviéndose en su trasero ella se satisface lo mejor que puede, sin embargo cuando Lara abre los ojos se percata que no esta sola en su choza, a su alrededor y observándola detenidamente están los muchachos a los cuales se enfrento durante la tarde, todos tienen su vista puesta en el majestuoso cuerpo de Lara que se pajea ante ellos, Lara también los mira, en especial sus enormes vergas que tienen al descubierto y que se frotan ante sus ojos. Lara no los puede tocar y ellos no la pueden tocar a ella, pero nadie dijo nada acerca de mirar.



Jacqueline los tiene casi secos a ambos y aun así no esta satisfecha, los ha hecho acabar mas de una vez pero sigue más ardiente que nunca y pronto se masturba con sus propios dedos cuando las vergas comienzan a flaquear. No sabe que le sucede ni el por que sucede, pero Jacqueline solo quiere más y más sexo al punto de usar el mango de su cuchillo como juguete para masturbarse en su coño. Ellos arremeten sobre Jacqueline por ultima vez dispuestos a hacerla acabar y los estremecedores quejidos de la impresionante rubia de aspecto siniestro delatan el esfuerzo que hacen hasta que finalmente Jacqueline alcanza un orgasmo que la deja completamente rendida, con espasmos recorriendo su cuerpo y ella se pasa sus manos sobre él que aun esta hiper sensible. Sus dos amantes quedaron completamente extenuados e incapaces de moverse después de semejante cogida.



Lara se mueve salvajemente en su choza exhibiendo su cuerpo mientras ellos la observan, su sexo se los muestra con el consolador bien metido en el y se voltea mostrando su culo y separando sus nalgas como invitándolos a que la penetren. Lara se masturba por ambos agujeros a la vez gimiendo escandalosamente mientras ellos se hacen una paja ante ella rodeándola por completo. Con ambas manos se entierra el consolador en su sexo y Lara ya siente el orgasmo que se acerca, ya no puede más, va a acabar en cualquier momento.



Un torrente de indescriptibles sensaciones la recorre de punta a punta, ella respira profundamente y entonces comienza a recibir descarga tras descarga de semen en su cuerpo. Lara abre la boca y algunos acaban directamente ahí mientras otros lo hacen sobre sus enormes pechos que tanto llaman la atención. Lara se voltea y se pone en cuatro mostrando su trasero y separando sus nalgas haciendo que varios se corran sobre ellas. En poco rato Lara queda bañada en semen que ella saborea ansiosamente como si se tratara del elixir de la vida o algo mejor. Ellos la observan fijamente y en silencio se retiran sin hacer ni decir nada más.



En la jungla esta amaneciendo cuando Jacqueline se despierta muy adolorida en la mañana, sus amantes aun duermen y tras lo sucedido anoche ella ciertamente prefiere evitarlos, la sensación de vergüenza y humillación que la invade es enorme, “¡malditas hierbas!” exclama y rápidamente sale de la choza y trata de encontrar el rastro de Lara otra vez. Al cabo de un rato y con el sol asomándose ellos aparecen luciendo sonrisas de oreja a oreja, pero Jacqueline no les deja celebrar ese momento y rápidamente se ponen manos a la obra.



Tras caminar un par de horas llegan cerca de una imponente cascada y Jacqueline nota algo raro, “ustedes dos vayan por ahí” les indica y Jacqueline se oculta tras unos árboles, en ese momento los dos caen muertos atravesados por unas flechas, “lo sabia” murmura ella. Dos aborígenes aparecen y varias mujeres junto a ellos cargando frutas y otras hierbas. Rápidamente se van retirando y en cuando quedan solo dos personas atrás Jacqueline hace su movimiento.



Es casi medio día cuando Lara se levanta y baña nuevamente, solo unas miradas cómplices delatan lo ocurrido anoche. Lara esta de buen humor y se viste en su choza cuando al salir se topa con un tumulto y escenas de conmoción, de inmediato intuye que algo anda muy mal y se acerca. Uno de los guerreros yace muerto con su cuello cortado de lado a lado de una manera única, “alguien se llevo a Micaela” le dice el shaman que luce consternado. “Devuélvanme mis armas y mi equipo, saldré de inmediato” dice Lara con firmeza, “se quien hizo esto y me busca a mi” agrega después, “sabemos que te buscan esos matones” dice él, “¡esto no fue el trabajo de un matón, esto es el trabajo de alguien que sabe bien lo que hace, Jacqueline me esta buscando!” replica Lara con rabia.

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