Dos placeres mezclados son mejor que uno - 3era Parte

Hola gente, acá vamos con la tercera parte de esta historia que de a poco va tomando forma.

Para quienes se perdieron las primeras dos partes, acá les dejo los links para que vayan entrando en ambiente antes de encarar para este tramo de la historia:

Parte I: http://www.poringa.net/posts/relatos/2467829/Dos-placeres-mezclados-son-mejor-que-uno---1era-Parte.html

Parte II: http://www.poringa.net/posts/relatos/2470492/Dos-placeres-mezclados-son-mejor-que-uno---2da-Parte.html

Ahora sí, empezamos con la parte 3.

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- ¡Dale! ¡Cogeme fuerte pendejo! Diosssssssss...

Laura disfrutaba de las embestidas de Pablo como si cada una fuera la primera. Se sentía extasiada, hacía mucho tiempo que no cogía como era debido y ese pendejo la colmaba. Se sentía como si se hubiera sacado la lotería.

- ¡Como te gusta putita! - Decía Pablo en el oído de la veterana, mientras seguía bombeando por detrás de Laura, quien estando a cuatro patas disfrutaba del choque entre su culo y la pelvis del joven, además de las fuertes nalgadas que recibía cada tanto, y que también aumentaban su excitación.

- ¡Sí pendejo! ¡Me encantaaaaaaaaa! - Alcanzó a gritar Laura mientras gozaba de otro orgasmo.

"¡Tomá Gaby! Al final al pendejito me lo estoy comiendo yo". Ese pensamiento aparecía cada tanto en su cabeza, acrecentando la sensación de gozo a cada minuto.

- ¡Voy a acabar pendejo! - Anunció la veterana. Y al sentir que Pablo parecía a punto de sacársela, agregó: - ¡Dejala ahí, seguí hijo de puta!

Pablo, por su parte, no sacaba de su cabeza la imagen mental de Gaby. Apenas era consciente de que estaba con otra mina en la cama, para él era Gaby.

Estaba decepcionado en parte por lo que había ocurrido esa noche. En algún momento estaba seguro que se iba a ir con la madre de su ex amigo, y de ese modo habría disfrutado de la venganza en ese mismo. Sin embargo, a último momento la muy guacha prácticamente se le escurrió entre los dedos.

Era por eso que se había desquitado, dejando que su frustración se fuera a través de las embestidas que le daba a la amiga de Gaby, pobre consuelo de su gran ilusión (bah, pobre hasta ahí nomás, la veterana está bastante buena, agregó un rincón de la mente de Pablo).

Finalmente sentía como el tan ansiado orgasmo estaba llegando a él, por lo tanto se salió de atrás de Laura, y tomándola de los pelos le acomodó la cabeza en la posición que él quería.

- Vení para acá, putita. - Dijo, casi con bronca, aunque a Laura pareció no importarle. Es más, daba la impresión de disfrutar el trato que Pablo tenía con ella.

Al mismo tiempo que se pajeaba para apurar la acabada, Pablo tuvo una súbita idea:

- Hoy le ganaste de mano a Gaby, ¿no? - Le preguntó a la madura, que estaba arrodillada delante suyo, buscando provocarla.

- La pelotuda no sabe de lo que se está perdiendo. - Respondió Laura, visiblemente excitada. - ¡Dame tu lechita, pendejo!

Pablo, aprovechando la oportunidad, tomó el celular de Laura, que se hallaba sobre la mesa de luz, a unos centímetros de donde estaba él y le dijo a la dueña del aparato:

- ¿Por qué no se lo contás a Gaby entonces? - Preguntó, mientras apuntaba la cámara hacia la cara de Laura y se pajeaba a la vez, sintiendo que estaba a punto de largar todo en la cara de la madura.

- ¡Hola amiguita! No sabés lo que coge este pendejo... - Laura disfrutaba tanto como Pablo del mensaje que estaban grabando para su amiga. Era un pequeño bonus poder echarle en cara a su amiga el haber aprovechado sus dudas y saberse ganadora por un día. - Una lástima para vos, pero esta noche la lechita es para mí, ¿no bebé? - Añadió, mirándolo a Pablo.

Por toda respuesta, el joven simplemente descargó toda el semen que tenía acumulado directamente en la cara de Laura. Uno, dos, tres chorros se dirigieron a los ojos, frente y boca de la mujer, quien recibió extasiada el regalo del pendejo.

- ¿Viste Gaby? - Comentó Laura, pasándose los dedos por la cara, recolectando el semen y llevándolo a su boca. - Me dio la lechita el pendejo.

Una vez que terminó de grabar el video, accedió directamente al whatsapp del celular, buscó el contacto de Gaby y envió el archivo de inmediato.

Finalmente dejó el celular donde lo había agarrado y fue directo a darse un duchazo.

Laura, que se había quedado tirada en la cama, se dio cuenta de lo que había hecho Pablo, y una vez que él se fue al baño, tomó el celular y agregó un mensaje junto con el video.

"No sabés de lo que te acabás de perder!!! El pendejo me partió en 8!!! Más vale que no te duermas con este bebé porque te mato."

Una vez que envió el mensaje, dejó el celular tirado y empezó a tocarse la concha, sintiendo como estaba prácticamente chorreando. Finalmente se incorporó, largó una carcajada ante la ocurrencia de tocarse mientras podía tranquilamente seguir la fiesta con su víctima, y corrió directo al baño para cogerse nuevamente a Pablo.
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Gaby se despertó con sensaciones encontradas. Por un lado, había tenido un garche con su marido como no recordaba hace tiempo, pero por el otro lado, el sentimiento de decepción consigo misma por no haber aprovechado la oportunidad con Pablo comenzaba a crecer en su interior.

A los pocos minutos, la duda surgió en su cabeza: ¿y si perdió su chance por cagona? ¿y si tenía tan buen sexo con Laura que Pablito nunca más la buscaba a ella?. "¿Qué carajo estoy pensando? Sos una mujer casada, y vos ilusionandote con un pendejo 20 años menor que vos" una parte de su cerebro la reprochaba por ser tan calentona, pero no podía evitarlo, la curiosidad y en parte la excitación estaban empezando a ganar la batalla.

Una vez en la cocina, Gaby estaba terminando de preparar el desayuno cuando revisó su celular y se encontró con la notificación del Whatsapp. Curiosa por saber el contenido, se sorprendió al ver que el mensaje era de su amiga Laura, y que se lo había enviado unas horas antes.

Ansiosa por saber qué le había mandado, leyó el mensaje y la ilusión renació en su cabeza: ¡no estaba todo perdido! Si no hubiera sido por la llegada de su esposo a la cocina, casi se le hubiera escapado una exclamación de alegría.

- Buenos días hermosa. - Dijo Héctor al pasar detrás de su esposa, acariciándole el culo por encima del pantalón corto que tenía puesto ella esa mañana. - ¿La pasaste bien anoche? - Preguntó, interpretando la sonrisa de su mujer como alegría por la sesión de sexo que habían tenido.

- Más que bien. - Respondió Gaby. - ¡De maravillas! - Añadió, pensando en los que había pasado en aquel boliche con sus amigas. - Ni te das una idea.

- Me alegro mucho bebé. - Héctor se acercó para darle un apasionado beso a su mujer.

Sin embargo, Gaby no dejó que el beso durara demasiado. El archivo había terminado de bajar y estaba muerta de curiosidad por saber lo que le había enviado su amiga aquella madrugada.

Anunciando que iba a bañarse, tomó su celular y se dirigió rápidamente al baño, tratando de mantener una expresión casual y no delatarse ante su marido.

Una vez en el baño, bajó la tapa del inodoro y se sentó para poder ver con tranquilidad el video. Lo que vio casi la deja paralizada: jamás se hubiera imaginado que su amiga podía ser tan puta.

- ¡Yegua de mierda! - Exclamó, mitad enojada y mitad muy excitada ante la cara de su amiga llena de semen.

Al terminar el video, Gaby tocó su entrepierna por encima del pantalón y a pesar de la tela, pudo notar como se había mojado en tan corto tiempo. Parecía que hubiera acabado ahí mismo viendo el video.

La mezcla de diversión y calentura (tanto enojo como excitación), junto con el mensaje de Laura que insistía en que no perdiera su chance, pudieron más que la precaución y envió un mensaje a Pablo sin perder ni un sengundo.

Habiendo terminado con eso, se quitó la ropa, abrió las canillas de la ducha, se colocó bajo el agua y disfrutó del contacto del agua tibia sobre su piel. Dejándose llevar por la excitación, colocó su mano derecha en su entrepierna y empezó a acariciar su concha, que claramente estaba mojada y no por el agua precisamente.

Sintiéndose cada vez más caliente, agarró sus pechos con su mano libre y empezó a masajearlos mientras su mano derecha frotaba su concha y jugaba con su clítoris cada vez más rápido.

- Ay sí bebé, así... - suspiraba mientras se masturbaba furiosamente, ahora metiendo dos dedos en su concha, buscando acabar de una vez por todas. - Dale Pablito, cogeme así... así, así, fuerte bebé, más fuerte... - Gaby se sentía en las nubes, las piernas le empezaban a temblar y tuvo que sostenerse en la pared mientras continuaba metiéndose sus dedos en la concha.

- Aaaaaaay diosssss... - Fue todo lo que alcanzó a decir Gaby mientras se dejaba caer sobre el piso de la ducha, ya que las piernas no podían sostenerla más; quitaba sus dedos de su conchita y sentía como su eyaculación empapaba su mano y sus muslos, al tiempo que el agua seguía cayendo sobre ella.

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Era mediodía cuando Pablo por fin pudo llegar a su departamento. No daba más del cansancio. A pesar de no haber cumplido su objetivo de cogerse a Gaby, si se ponía a pensarlo medio segundo, acababa de tener una de las mejores maratones sexuales de toda su vida. ¡Hija de puta, lo bien que cogía Laura!

Sin embargo, la mejor parte de aquella noche lo estaba esperando en su celular. Una vez que se había desvestido para poder tirarse en su cama por unas cuantas horas, el teléfono sonó con su característico ringtone, avisando que un SMS había sido recibido.

"Hola Pablo, acá te dejo mi número. Gaby".

La venganza cobraba cada vez más forma.
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Espero que les haya gustado esta nueva parte de la historia.

Aquellos que me vienen siguiendo, dejen sus comentarios para saber si les va gustando, aunque no puedan dejar puntos, siempre está bueno saber que cumplo con las expectativas y a la vez sirve de aliento para ponerme detrás del teclado.

Saludos!

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