La iniciación ( 3ra. parte)

El lunes, Norma volvió al trabajo mas que satisfecha. No solo le había metido un buen par de cuernos a Raquel, sino que además había descubierto un amante, sin compromisos y sin exigencias, que le serviría esas noches que estuviera sola y necesitada.
Pero nada de esto serviría, si sus amigas no se enteraban.
Ese mediodía, entró sonriente en la cocina de la empresa. No disimulaba su alegría. Por el contrario la aumentaba de manera que todos se sorprendieran. Sus amigas estaban ya allí.
- Hmm, parece que tuviste un buen fin de semana, Normita, dijo Carina, guiñando un ojo a Marina.
- No me quejo, la verdad.
-Me parece que tienes cosas interesantes para contarnos.
- No vale la pena, dijo Norma sonriendo
- Vamos cuenta, cuenta, somos todo oídos, la punzaba Marina
- Pues nada. Doble satisfacción. Encontré una compañía muy entretenida y placentera, y además le usé el noviecito a Raquel.
Los ojos de sus amigas se abrieron con asombro.
- ¿ Cómo el noviecito? No sabía que tenía pareja. ¿ Y tu como te enteraste?
- Pues me enteré, y armé una jugada inocente, para que terminara en mi cama, cosa que hice el sábado.
- ¿ Quién es?, preguntó Carina muerta de curiosidad.
- No es importante. Además no me van a creer,dijo Norma aumentando la intriga.
- Te creemos Normita, vamos quien es?
- Es alguien de la empresa, dijo mientras terminaba un yoghurt.
Las dos amigas se miraron extrañadas. En sus mentes recorrían la plantilla sin encontrar al candidato.
- Les dije que se iban a sorprender.
- Nos damos por vencidas, ¿ quién es?
- El cadete, dijo en voz baja.
Los ojos de sus amigas se abrieron como platos
- ¿ El nene? Que hija de puta robacunas, dijo Marina
- ¿ Y valió la pena? Preguntó Carina, mucho más práctica.
- Mas allá de la venganza personal, debo reconocer que es todo un semental. Gocé como una loca. Ni me acuerdo las veces que acabé, dijo dándose corte. Lo que no le gusta es usar preservativos así que me regó todo el cuerpo. Además así como lo ven es un experto en el sexo anal. Me sodomizó como un maestro. Calculen que yo era virgen de ahí y me encantó.
- Lo que pasa es que como es jovencito debe tener una pija chiquita.
- ¿ Chiquita? Nena, nunca vi semejante aparato. Es un arma de cuidado. Si no sabes usarla te parte para todo el viaje, te lo aseguro, dijo satisfecha.
La soberbia de Norma le impidió preveer, tal como Mario suponía, que lo que ella contaba, le ponía un blanco en el pecho a su persona. Las “ amigas” empezaron a pensar si valdría la pena echarle los tejos al nene. Si Raquel y Norma lo estaban disfrutando ¿ Porqué ellas no?
Norma se extendió en su relato, hasta agrandándolo un poco, y donde ella era la figura central, contándoles como había espabilado al nene. Cuando salieron de la cocina, Carina y Marina ya estaban planeando en silencio de que manera podían sacar alguna ventaja de la situación.
Para Marina era mas facil ya que disponía de la suficiente libertad para acercarse a Mario. Carina en cambio, con lo vigilante que era su esposo, tendría muchos problemas para encontrar la manera de estar con Mario, pero no hay nada que una mujer caliente y enojada no pueda hacer. Era solo cuestión de darle la vuelta.
Mario notó que su plan estaba en marcha cuando notó las miradas que las mujeres le dedicaban.
La semana siguiente Raquel tuvo que viajar a un Congreso de la empresa y no estaría en toda la semana, con lo que Norma se dedicó a sus asuntos, ya que no había razón para cansar a Mario. Lo iba a invitar a su departamento el domingo a la noche, cosa de dejarselo hecho un trapo por si Raquel lo quería usar cuando volviera.
Pero a Marina, la ausencia de Raquel le venía como anillo al dedo y máxime cuando se enteró de los planes de Norma. ¿ Así que lo iba a usar el domingo a la noche? Bueno, entonces el sabado por la noche era un buen momento para estrechar vínculos con un compañero de trabajo. Su esposo ese finde, se iba a pescar con unos amigos y volvería el domingo por la tarde. Eso estaba resuelto. Ahora el tema era como interesar a Mario para conseguirlo. Y decidió jugarse entera a llevarlo por delante y aprovecharse de que era un jovencito.
Mario, mientras tanto, sabiendo del viaje de Raquel, y de la invitación de Norma, tenía el sábado libre, así que decidió quedarse en su casa a descansar. Ultimamente, entre las dos zorras lo tenían a trasperder. Realmente estaba mas tiempo con los pantalones bajos que vestido para salir a la calle, y su trabajo y sus estudios se resentían en esta vorágine. Un día para el solo era increíble. Organizó una cena en su casa para el sábado con su amigo Roberto, el compañero de trabajo, que de tanta ayuda le había sido.
Comieron una pizza, tomaron un par de cervezas, y el tema derivó hacia las mujeres. Roberto se quejaba de que hacía tiempo que no tenía sexo y estaba muy necesitado.
- En cambio a vos no te veo muy ansioso, le dijo a Mario.
- La verdad que no. Será que me estoy acostumbrando, mintió.
- Uno nunca se acostumbra a no tener sexo, dijo Roberto
La conversación siguió y Roberto desnudó todo el deseo que tenía por sus compañeras de trabajo. Mario no podía menos que apenarse. Roberto que tenía tantas ganas no podía conseguir nada de las putas de la oficina , y el no sabía como sacárselas de encima. La vida es así. Unos todo y otros nada. Era lindo, por una vez, estar entre los unos.
Roberto, como consecuencia de la bebida, fue al baño.
Mario aprovechó para levantar la mesa. El plan era ver una película, así que dejó todo preparado. En eso estaba cuando sonó el timbre. Atendió el portero eléctrico.
- Quién es?
- Hola Mario, soy Marina. Necesito hablar un segundo contigo
La presencia de ella ahí le extrañó. Ni siquiera sabía que ella conocía su domicilio. ¿ Qué necesitaba? Seguro que se había olvidado algún encargue del trabajo y venía a dejárselo. Pensó en su amigo que estaba allí, y en el desorden que era su departamento.
- Espera que bajo, le dijo
- Preferiría subir, dijo ella.
- Pero hay mucho desorden. Recién termino de levantar la mesa. Si es algo rápido te evito el ascensor, bajo y charlamos.
- Por favor, suplicó ella.
Maldiciendo por lo bajo, le abrió la puerta. Se acercó a la puerta del baño y le pidió a Roberto que se quedara allí, que tenía un compromiso de trabajo, y que era cuestión de minutos.
Dos golpes sonaron en la puerta.
Abrió, y allí estaba Marina, con un tapado largo, bien peinada y arreglada.
- Pasa, por favor, pero no te asustes, le dijo simulando alegría.
Marina entró, Mario cerró la puerta, y cuando se dio vuelta, ella se le arrojó encima comenzando a besarlo en forma salvaje mientras lo abrazaba fuertemente.
Mario quedó paralizado. Al principio no atinó a decir ni a hacer nada, pero en un par de minutos estaba devolviendo las atenciones con igual furia.
Marina se retiró unos pasos, abrió su tapado y mostró que debajo, solo tenía una ropa interior muy sexy. Lo dejó caer y se arrodilló frente a Mario comenzando a desabrocharle el pantalón.
- Espera Marina, tienes que saber que..... y en ese momento las manos frías de la hembra tomaron posesión de su verga, uhhhhhhh, espera, espera, suplicaba Mario pero sin decir agua va, Marina se tragó su pedazo. Se sentía satisfecha. Estaba blando al principio, pero rápidamente comenzó a latir y crecer, hasta llegar a su esplendor. Realmente esa verga era de cuidado, como había dicho Norma. No había mentido. Esperaba que tampoco hubiera mentido con todo lo demás. Ahora ya Mario no podría evitar tener sexo con ella. Estaba los dos calientes, y despues de esa fellatio, lo que seguía era la cama, así que se esmeró.
- hmmmmm, por Dios, Marina, no lo hagas, no lo hagas, suplicó. Vio como la puerta del baño se abría unos centímetros y se imaginó a su amigo siguiendo el detalle de lo que ocurría. En ese momento, se le ocurrió a Mario una idea perversa. Marina quería guerra, bueno le daría guerra, pero mas de lo que ella esperaba, y su amigo de paso, podría desfogarse con una madurita. Miró hacia la puerta del baño e hizo señas indicando que esperara, sabiendo que Roberto lo veía, un pulgar hacia arriba se asomó de la oscuridad. Roberto había entendido. Se sacó la camisa, arrojándola al suelo. Se quitó las tenis y dejó caer su pantalón al suelo, sacando sus piernas del revoltijo de ropa. Había quedado totalmente desnudo. En ese momento asió a la hembra del cabello y la obligó a levantarse.
- Bueno puta, estás decidida a que te abra al medio como un durazno. Y no te imaginas como te voy a abrir, le dijo mientras tomada del brazo la llevaba hasta la cama. Allí la hizo poner en cuatro sobre la cama mirando a la pared, y le bajó su bombacha, dejando a la vista una entrepierna totalmente depilada. Sin pausa metió su cara y su lengua empezó a pasearse por su sexo, separando los labios vaginales y metiéndose dentro, tal como Raquel le había enseñado en su segundo encuentro. Marina gemía de placer, mientras se mojaba profusamente, cosa que Mario notaba en su lengua. Cuando estuvo bien lubricada, se acomodó detras de ella, y abriendo su vagina con una mano, colocó su verga en posición. Volvió a tomar los largos cabellos de Marina y como si fuera una yegua, se apalancó en ellos para meterse hasta el fondo, provocando un aullido de dolor y de placer de la hembra. Estaba bien ensartada.
- ¿ Esto viniste a buscar? ¿ Cómo conseguiste mi domicilio?
- En la empresa, sigue, sigue, suplicaba Marina.
- ¿ De donde sacaste la idea de que me interesaría clavarte, eh puta?
- Norma nos contó, ahhh, acabo, acabo, gritaba
- ¿ Quién mas lo sabe? Preguntaba sin dejar de bombearla salvajemente.
- Carina, nada mas, Carina, ahh sigue que me llega, por favor.
- Pero esto no es gratis. Te metiste en mi casa y en mi vida. Esta noche serás mi puta particular, y obedecerás todo lo que te ordene.
- No, solo quiero esto, nada mas, gemía al borde del orgasmo
Mario la sacó y la tomó del cuello.
- No hay mas entonces, le dijo
- NO ME DEJES ASÍ¡¡¡¡¡¡¡ por favor, está bien, te obedeceré, te obedeceré
Mario se volvió a acomodar y la volvió a clavar hasta el fondo. Esa nueva arremetida fue la gota que colmó el vaso del deseo de Marina que empezó a acabar como una desesperada.
Mario se quedó en el fondo de la hembra esperando que terminara su viaje. Cuando terminó la sacó y sentándose en la cama frente a ella, se la dio para que la chupara.
Marina, satisfecha y agradecida, de inmediato se la metió en la boca y comenzó una chupada de campeonato.
Mario hizo una seña hacia el baño, y Roberto salió de allí desnudo y totalmente empalmado. Su verga era un poco más corta que la de Mario pero igual de gruesa. Se acercó sigilosamente hasta ubicarse en la misma posición en la que antes estaba Mario, y esperó instrucciones.
-Mírame, ordenó Mario y Marina sin dejar de chupar lo miró a los ojos.
- Eres una puta muy calentona, y evidentemente dispuesta a conseguir lo que quieres, no?
Marina asintió.
- Bueno, te puedo asegurar que esta noche quedarás muy satisfecha. Como nunca, y diciendo esto la tomó de la cabeza inmovilizándola, mientras seguía chupando.
- Cierra los ojos, le ordenó y Marina obedeció. Con un movimiento de cabeza habilitó a su caliente amigo, quien apuntó y la empaló hasta el fondo. Los ojos de Marina se abrieron como platos, quiso gritar pero su boca estaba ocupada. Quiso escaparse pero entre que la sostenía Marío y que la clavaba Roberto no tenía escapatoria.
- Tranquila Marina. Traté de decirte que no estaba solo, pero eres tan puta que no me dejaste. Ahora no puedes pretender que deje a un amigo fuera de la diversión Se buena y dale placer, vamos zorrita, le dijo acariciando su cabeza
Los ojos de Marina mostraban furia, que rapidamente se convirtieron en lujuria, y es que Roberto la estaba bombeando con una profundidad fabulosa. Salía casi del todo y se hundía hasta el fondo y cada vez con más velocidad. Además uno de sus dedos, lubricado en los líquidos de la hembra jugaba con su ojete, penetrándolo, lo que calentaba aún más a Marina. En un rato eran dos los dedos que la penetraban por atrás. Marina sollozaba de placer, y Mario ya no podía soportar mas la escena que estaba viendo, así que comenzó a acariciar dulcemente la cara de Marina el cuello, las tetas, para por fin tomarla nuevamente de la cabeza y enterrándole su verga todo lo que pudo, comenzó a vaciarse en su garganta. Marina sorprendida por ese líquido caliente que le llenaba la boca comenzó a tragar y a acabar. En ese momento Roberto se retiró y apuntando a la entrada posterior, ya complaciente y lubricada, clavó profundamente la cabeza de su miembro. Al principio Marina, saturada de sensaciones, no se dio cuenta, y cuando lo notó, ya más de media verga estaba alojada en su culo.
- Ahhhh, me duele, me duele, atinó a decir cuando pudo desocupar su boca, pero la suerte ya estaba echada. El único camino que quedaba era hacia adentro y Roberto lo recorrió sin prisa, pero sin pausa, hasta empalarla por completo.
- Ahhh, por finnnn. Me cansé de ver pasar este culo por el pasillo pensando en desfondarte y ahora te tengo como te quería, dijo Roberto disfrutando su triunfo.
Marina se dio vuelta y vio con sorpresa a su compañero de trabajo metido hasta las cachas en su culo. Intentó escapar, pero no había donde, y luego de unos momentos lo dejó que siguiera. En verdad la estaba enculando muy bien. Le gustaba.
Mario se retiró y se sentó en un sillón dejando a los tortolitos que disfrutaran de la sodomización. Mientras miraba la escena se masturbaba lentamente hasta conseguir que su verga se levantara de nuevo. Cuando estuvo listo se acercó a la cama.
- Ahora Robert siéntala encima tuyo aquí en el borde, le indicó Mario.
Roberto, sin sacarla, giró hacia el costado quedando los dos de costado y luego volvió a girar levantando a la hembra. Se sentó en el borde de la cama se acostó y Marina quedó encima de el totalmente ensartada. Mario se acercó, la empujó hacia atrás y apuntando su verga se la clavó en la vagina.
- Este si es un lindo sandwichito, le dijo a Roberto
- Genial, Mario, jamás me comí un bomboncito como este. Que pedazo de puta, por favor.
Marina volaba. No podía creer lo que estaba pasando. Nunca había hecho un trío, y hacía mucho que no le perforaban el culo. El deseo y el placer la invadían, y no tenían techo. Cuando Mario comenzó el pistoneo, volvió a acabar, y fue un orgasmo raro, porque con altibajos se extendió por varios minutos dejándola al borde de la inconsciencia. Tal es así que no sintió cuando ambos macho se vaciaron dentro suyo. Por fin, Mario se retiró y Roberto haciendola girar también se levanto dejandola tirada como un trapo sobre la cama.
Ambos hombres se sentaron en el sillón.
- Que bárbaro, Mario. Que hembras que hay en el trabajo. Yo me lo imaginaba. ¿ Pero como ocurrió?
- No lo se Roberto, esta es la primera vez. Nunca me hizo caso. Apenas me saludaba.
- Menos mal, porque sino te arranca la verga a mordiscones.
- ¿ La pasate bien?
- Si Mario, pero capaz que me gustaría darle un poco más de marcha.
- Es toda tuya, yo voy a dormir aquí en el sillón , así que dale sin lástima.
Mario se trajo una frazada y se acostó en el sofa. Roberto volvió a la cama y poniéndo a Marina boca arriba, le dio su verga para que la chupara. Cuando estuvo listo, se acomodó entre sus piernas y la volvió a ensartar. Marina gemía de placer. Hacía rato que no gozaba tanto.
Mario se durmió de inmediato, pero Roberto siguió durante largo rato dándole masa a la hembra hasta que al final suplicaba que la dejara ir, que no aguantaba más. Por fin y luego de vaciarse en su boca el poco semen que le quedaba, Roberto se vistió y se fue, dejando a Marina despatarrada en la cama.
A la madrugada, Mario se despertó fue al baño y al volver la vio a Marina dormida en su cama. Se acercó y poniendose en cucharita detrás de ella la ensartó, hasta el fondo quedándose dormido dentro de ella. Marina sollozaba y gemía. Su sueño húmedo era fabuloso. Sentía que la estaban ensartando y gozaba alcanzando inclusive algún orgasmo. Mario mientras, dormido, se vació dentro de ella quemándola con su leche. Salía el sol cuando Marina se vistió y se fue. Salió de allí flotando. Fue la mejor noche de sexo de toda su vida . Nunca la habían follado de esa manera. Mario era genial, pero de pronto, Roberto ya no le parecía un viejito tan intrascendente.

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