El juego.

Nota:cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Todos los hechos y personajes aquí relatados son puramente ficticios
Nota 2: Las fotos no son representaciones exactas de las situaciones. Sólo son para 1 - hacer más llevadero el post; y 2 - dar una pequeña idea de cómo eran las cosas a aquellso que no puedan imaginárselas. Por eso mismo, muchos detalles de las fotos no coinciden con la historia (color de la lencería, edad y forma de lso personajes, etc.)
Preámbulo:
¿Escucharon alguna vez eso de "no juzgar por las apariencias"? ¿Les han enseñado a no prejuzgar, a no tener prjuicios? Estoy segura que si. Bueno, es verdad que no siempre es fácil de cumplir.
Porque la verdad es que hay veces que las cosas son tan generales que uno no puede evitar presuponerlas. ¿Tdos los asiáticos tienen un micropene? Tengo veinticinco años, y llevo varios años teniendo sexo casual sin compromiso con gente desconocida (y con amigos, para alegría de ellos, pues modestamente admito que estoy muy buena). Por lo tanto, he visto ya diversos tipos de penes. Lo que no me esperaba era que un turista japonés con el que tuve una sesión de sexo tuviera uno de casi 17cm 😃 ... 🙎‍♂️ Perdonen si quedé pasada de puta pero el morbo de un pene grande suele excitar (va para todos, el que sabe hacer sexo no necesita un pene grande).
Bueno, esta historia habla de eso, de no juzgar un libro por su portada, de un chico con suerte y del mejor sexo que he tenido en mi vida.

Enfiestada por un jovencito.

Las fotos no son representaciones exactas de las situaciones. Sólo las puse para 1 - hacer más llevadero el post; y 2 - dar una pequeña idea de cómo eran las cosas a aquellso que no puedan imaginárselas. Por eso mismo, muchos detalles de las fotos no coinciden con la historia (color de la lencería, edad y forma de lso personajes, etc.)

Me llamo Sofía, tengo en este momento veinticinco años, aunque por ese entonces tenía poco más de 23. Me gusta el sexo, hago sexo por placer, y por el placer de saber que estoy dando placer (no me miren mal, no soy una simple puta, lo hago por buena persona 🙄 ) Por ese entonces también me gustaba el sexo fuerte, tenía experiencia en el sexo oral, mi ano dejaba pasar cualquier tipo de pija y lograba hacer llegar cualquier instrumento sexual masculino a lo más profundo de mi tráquea, sea el tamaño que sea sin atragantarme. Modestia a parte, soy rubia de ojos celestes y pelo ondulado, con un culo pronunciado y unas tetas grandes naturales que han causado que más de una vez me propusieran trabajar del porno. Alguna vez, algún experto en actrices
me había dicho ser el punto medio perfecto entre Sarah Vandella, Christie Stevens y Kaley Cuoco
El juego.puta
rubia
(Actrices porno las dos primeras, mientras que la última no, algo de lo que se lamentan varios)
Una noche, estábamos en mi casa con Laura, mi mejor amiga. Ella y yo estábamos recostadas hacia atrás, desnudas de la cintura para arriba y llenas de semen par la cara y los pechos. Acabábamos de hacer un trío con un amigo de ella, como regalo de cumpleaños para él (nos gusta de vez en cuando hacer tríos con chicos de forma desinteresada, por placer al sexo, nos hace sentir caritativas 😀 ). En ese momento el afortunado se encontraba recargando fuerzas fuera de la habitación, así que nosotras nos dedicábamos a charlar.
[...]
Yo: Creo que es uno de los chicos mas jóvenes con los que estuve hasta ahora.
Ella: Si, yo también, aunque estuve con un chico mucho más joven.
Yo: No creo que te puedas acordar de todos los chicos con los que estuviste, zorra amiga (risas)
Ella: No chupé más falos que vos ¡Ya discutimos quién es más puta y no llegamos a nada! (risas)
Yo: ¿Ah no? ¿Quién fue la que hizo el bukkake de diez penes, la que subió fotos llena de semen a Facebook, la que...
sexo
Ella: Bueno, pero yo no se la chupé al profesor de física para que me apruebe
Yo: Yo nunca hice eso
Ella: ¿AH NO?
Yo: No... se la chupé porque quería 🙄 , pero aprobar, aprobé por mi cuenta
Ella: Bueh (risas) Más que puta, vos sos sexualmente generosa (risas)
Yo: Bueno, basta ¿Al final cuál fue tu pija más joven?
Ella: Un adolescente
Yo: ¿Adolescente-adolescente, posta?
Ella: Ahá...
Yo: ¿No era como poco experimentado a esa edad?
Ella: No, bueno, si, experiencia, mucha, no tenía. Pero cojía de una manera... acabó cinco veces, sin descansar...
Yo me quedé anonadada con esa historia. No podía creer lo que me decía. Pero en ese momento nuestro invitado regresaba a la habitación, y nosotras teníamos que dejarle un buen recuerdo, así que acabamos la conversación y con una gran y amable sonrisa de anuncio, procedimos a practicarle una doble mamada que le hizo alucinar.

Unos días después, me encontraba yo tocando el timbre de un PH en Balvanera. Mi razón para estar allí era evidente, tenía que comprobar que lo que decía Laura era cierto. una llamada de mi amiga me había puesto al tanto del lugar donde vivía el púber que ella mencionaba, además de su nombre (Gabi) y que, por cierto, tenía capacidad para el sexo fuerte, muy fuerte (algo que no me desagradaba, para nada). Ella decía que era la clase de amante que le gusta mostrarse dominante y fuerte cuando fornica. Esto no dejaba de ser una buena noticia, a pesar de que el que sería mi amante próximamente aún vivía con sus padres y no tenía trabajo.

A través del portero automático se oyó una voz...
Él: ¿Hola?
Yo: Eh... Si, busco a Gabriel Bielik.
Él: Soy yo ¿Qué quiere?
Yo: Me llamo Sofía, hace unos días una amiga, laura, habló con vos para arreglar cuando podía venir. Me dijo que podía venir hoy a esta hora, me dijo las condiciones que le diste vos, vengo a coj...
Él: Sisisi, ya me dí cuenta quién sos. Abrí la puerta cuando escuches el ruido y andá hasta el último departamento. Ah, por cierto, Laura ya te dijo las reglas de esto y qué te tenías que poner. Desnudate en el pasillo y dejá la ropa ahí, quedate sólo en ropa interior ¿Si?

Todo esto lo dijo con un tono muy amable, no como orden.

No me dió tiempo de responder, sonó el sonido del portero automático y empujé la puerta. Avancé hasta la última puerta, la C, como él había dicho. Me saqué la ropa y la dejé en el hall. Quedé sólo en la ropa interior que me habían dicho, unas medias altas, ligas, el corpiño, minifalda y tacones altos, sin panteletas/bombacha. Todo de color celeste oscuro. Acto seguido toqué la puerta y esperé, con un pie delante del otro, una mano en la cintura y una sonrisa provocadora en una posición muy sexy.
Al abrirse apareció lo que yo me esperaba, aunque me sorprendió. Era flacucho, no parecía tener ningún tipo de musculatura que sobresaliera. Tenía unos brazos largos y delgados, por su cara, por sus rasgos, ese chico tenía que ser estudiante de secundario. Es más, una remera del uniforme de un secundario privado. tenía una franja de pecas bajo los ojos cruzando sobre el tabique. Sus ojos eran verdes y su pelo castaño llegaba a taparle justo las orejas. Su flequillo estaba peinado hacia los lados, justo para que no le tape los ojos, y en su sonrisa se apreciaba una barrera de ortodoncia. Había algo misterioso en su mirada, algo hipnótico detrás de esos grandes ojos verdes.
A parte de las pecas y los brackets, no era muy distinto a esto:
relato
Yo no podía creer que realmente estuviera siguiendo órdenes de alguien como él, que ese fuera a ser mi amante, y el que había eyaculado cinco veces en la boca de mi amiga Laura, y el que la había hecho gemir de una manera descontrolada (Laura es de esas chicas que gimen como endemoniadas)
Me invitó a pasar. Entré al living de la casa, en el que había un sofá, el cual quedaba justo a mi lado, junto a la puerta. Frente al sofá había una mesa de té con un vaso de vidrio. La pared que quedaba justo en frente de la puerta estaba cubierta por una gran ventana que se deslizaba para salir a un patio. En las paredes las otras dos paredes de la habítación habí más puertas (dos en la derecha, una en la de la izquierda).
Lo primero que hizo fue preguntarme si me podía decir podía decir "Sofi", a lo que yo accedí. Me sentía extraña, vestida como una zorra en el medio del living, siguiendo órdenes de un adolescente que pronto me iba a cojer, un muchacho que podría ser virgen pero al que parecía sobrarle experiencia, un chico que tendría que hacerme caso a mi, pero que estaba a punto de hacer con mi cuerpo lo que él quiera. Más aún cuando ese muchachito hablaba de una manera tan suave, con un tono tan amable que enamoraba.
Al traérmelo, me indicó que debía tratarlo de "usted", y llamarlo "señor". Al principio me extrañó, pero luego noté su juego. Quería jugar a ser el mandamás, a que yo siga sus órdenes y sea su puta. Recordando las recomendaciones de Lau, accedí.

Entonces, Gabriel se sentó sobre el sofá estirando los brazos sobre el respaldo y abierto de piernas. Se sacó la remera, mostrando su torso con principios de vello. Con una sonrisa en el rostro, pero con un tono de voz indiscutible exclamó ¡Que comience la fiesta!
Me acerqué, entonces, desbroché su cinturón y bajé el cierre de su jean. Sus calzoncillos color celeste cubrían algo duro, de forma faliforme. Empecé a acariciar su instrumento, no sin temer que alguien de tan corta edad no resistiera y acabara. Por suerte no sucedió, y comencé a besárselo como preámbulo erótico. Entoces descorrí su ropa interior y tomé su pene entre mis manos. Debía de medir unos 22 cm, estaba más duro y erguido de lo que podía imaginar. Parecía de madera, nunca había visto un pene tan duro. Podía rodearlo con el índice y el pulgar, y casi no me alcanzaba. En su base estaba cubierto por vello púbico, aunque muy escaso, prueba de que se lo afeitaba. Arrodillada como me encontraba yo, su pene llegaba más alto que mis ojos.
Yo estaba boquiabierta y sorprendida, y mi expresión pareció gustarle y excitarle. Entonces reaccioné, y suavemente deslicé mi lengua a lo largo de su pene. Empecé a besarlo, a lamer sus bolas y finalmente lo introduje en mi boca. Lo hice llegar al fondo de una vez, sin preámbulos. comencé entonces a chupársela. lentamente primero, más animadamente después.
suerte
Mientras yo me encontraba trabajando en el noble arte de la felación, él se extendió hacia adelante y me desabrochó el corpiño, liberando mis tetas. Él gemía y exclamaba "Ah, ah, si sofi, así, bien puta...". Más de una vez me tomó desprevenida, apoyándome la mano sobre la parte trasera de la cabeza y empujándomela hasta el fondo. Entonces yo gemía y fingía lloriquear. Debo aclarar que no se doblaba, yo debía hacer un esfuerzo para llegar profundo, tal era la dureza de su herramienta de placer. Cuando la tenía en lo más profundo, la dejaba ahí unos segundos movía la lengua en la base de su pene. esto siempre resultaba extremadamente placentero a todos los hombres, y esta no fue la excepción. Era increíble que a su edad aguantara tanto.
En un momento se puso de pié. Continuamos la faena de esa forma, aunque no por mucho tiempo ya que él, en determinado momento y con movimientos precisos y fuertes (más de los que aquel flacucho cuerpo, supuse yo, podían lograr) me hizo subir al sofá. Me giró para tener mis caderas hacia él, entonces empezó a penetrarme. Pero no de forma suave, si no que comenzó a hacerlo de forma enérgica y rítmica, sacando su pene hasta la cabeza y volviéndolo a meter. Yo gemía, y mucho, no podía evitarlo. Desde arriba su voz joven me decía con una voz firme "¿Te gusta? ¿te gusta, perra? CONTESTAME" acompañaba esto con una fuerte palmada a mis nalgas. Si yo no le contestaba me preguntaba más fuerte hasta que yo le decía entre lloriqueos semi-fingidos y gemidos agudos
joven
Yo: S-ssi, hay si, porfavor...
El: Si QUÉ?
Yo: HAAY, SI SEÑOR

Me hizo llegar al orgasmo un par de veces así, fueron los mejores orgasmos que tuve en mi vida. Evidentemente se cansó de mi vagina, entonces sin ningún tipo de cuidado empezó a disfrutar mi culo. Lo penetró decididamente y empezando fuerte, lo que me dolió en un principio. Dolió, porque era como si me metieran una barra de hierra, nunca había visto a alguien con una erección tan fuerte. Pero ese dolor me excitaba. Alternando con diálogos como de la escena anterior, se agachaba, me agarraba la cara con una mano, una teta con la otra y me susurraba ¿Te gusta, puta? Me daba cachetadas, me besaba en la boca, y cada vez me penetraba más fuerte.
traga
Y en ese momento no podía creer que realmente estuviera sucediendo, pero esa idea se disipó cada vez más. No podía pensar, el placer me lo impedía. El placer, si, y el dolor. Porque esa forma bestial de penetrarme me dolía, tanto que yo lloraba. Pero no era un llanto de tristeza, porque ese dolor me excitaba, y me excitaba tanto toda esa situación que llegué a un tercer orgasmo por la misma razón que uno llega al orgasmo mientras tiene un sueño húmedo. Así era la influencia de mi mente, de toda mi excitación. Nadie nunca más me hizo sentir así, no podría explicar el increíble placer que me generaba el dolor.
Entonces se detuvo. Me bajó del sofá y me hizo arrodillarme. Apretó mis cachetes con la mano como se le hace a un niño, de forma que mis labios queden en posición de beso exagerado o boca de pez. Empezó a frotar contra mi rostro su pene, lo intrudujo en mi boca y lo sacó repetidas veces. En toda esa accion mi cara se fue llenando de salpicaduras de semen, el olor a testículos me invadía (olor que me encanta, aunque sólo al momento del sexo) y mi cara estaba resbalosa. Yo no rechistaba. Yo dócilmente me dejaba utilizar, creo que en ese momento yo no era un humano, era un juguete. Obedecía, hacía lo que me decían.

Y es que la excitación del momento, el placer que me había proporcionado hace unos momentos -inequiparable a cualquiera que sentí o sentiría nunca- su forma de hablar de sargento y el tono amable con el que me había tratado al principio, sumado a su cara de niño bueno hacía que una simplemente obedeciera. Sentía que debía agradecerle, obedecerlo por gratitud. Él era el que me había dado más placer hasta entonces, él era el líder de la situación. Además, yo había acudido a él por mi cuenta, la que quería sexo, placer y semen era yo. Y lo tendría, a montones.
Entonces, de forma sorpresiva tomó el de la mesa de té vaso y acabó dentro de él. No estoy segura, pero creo que escupió más semen de una vez que nadie que haya visto.
pibe
Levantó el vaso con una sonrisa, y dijo <<Esta será tu cena.>> Yo no me negué. Como ya se imaginarán, le obedecí, como obedecí y obedecería todo lo que me decía ese colegial (aunque casi adulto ya) que debería estar obedeciéndome a mi.
Aunque pensé que había terminado, siguió metiéndome el pene por la boca y azotándome la cara con él. Entonces yo, esforzándome por salir de su hipnosis un segundo, lo atrapé con las manos entre mis tetas. Lo presioné con ellas y lo hice subir y bajar. El sonrió diciendo <<Esta puta definitivamente nació para esto>>. Cada vez que su pene subía entre mis tetas aterrizaba en mi boca, la cual yo mantenía abierta, por un segundo. Acabó por segunda vez en el vaso. Yo no podía creer que siguiera sin descanso, cada vez que eyaculó me sorprendió más por la cantidad de leche, y por el simple hecho de acabar varias veces sin descanso. Muchos adultos serían incapaces.
Por tercera y cuarta vez fue llenando el vaso de semen, la primera mediante mi vagina y la segunda mediante mi culo. Ambas veces el sexo fue tan placentero y brutal como antes. Me hizo chupársela de vuelta, para acabar por quinta vez. Pero durante esta sesión de sexo oral se mantuvo una conversación. Yo servicial y humildemente arrodillada, el sentado y con una sonrisa complacida, paro siempre con una mano sobre mi cabeza en señal de poder. El hacía exclamaciones de placer en voz baja mientras lo felaba (puestas entre corchetes).

Él: ¿Y?
Yo: ¿Eh?
Él: ¿Y? ¿Te está gustando?
Yo: Si... si señor
Él: Se ve... [hay si, ha...] Se ve que te gusta el sexo, che
Yo: Me encanta...
Él: (se ríe) alta puta me conseguí hoy... aah... y como chupa...
Bajé los ojos en señal de resignación y gemí, sin parar de chupar.
Él: No te pongas así, no está mal ser puta. Es divertido ¿No?
Yo: Bueno... si lo es.
Él: Y la chupás muy bien además [uy si, fucking perra]. A parte sos muy linda.
me sonrojé
Yo: Hay... gracias 😬 .

Se rió, acarició mi rostro y sin previo aviso se puso de pie introduciendo su pene profundo en mi garganta. Empecé así a chupársela con más fuerza y actitud hasta hacerlo acabar por quinta vez en le vaso, lleno esta vez en tres cuartos (si, increíble. No puedo dejar de pensar que ese tal Gabi era sobrenatural, un superhombre dotado de las más alta líbido y resistencia sexual).

Gabi rió, me acarició la cabeza (yo estaba arrodillada aún) y dijo <<Suficiente por ahora>>. Entonces comenzó a caminar hacia un de las puertas de la pared. Yo, con toda la cara y los pechos brillantes y resbalosos de semen, me puse de pie para seguirlo, pero el se dio vuelta y apoyándome una mano en el hombro sonriendo dijo, para mi sopresa
Él: No, quedate así
Yo: Ah?
Él: No te pongas de pie
Yo: ¿Que? ¿Porqué?
Él: Es parte del juego, nena. Que yo termine con el papel de malo no significa que hayamos terminado de jugar. Hay cosas que van más allá del sexo en las fantasías, cosas que hacen todo más interesantes. Y para disfrutar el juego plenamente hay que jugar bien, y sobre todo no cortar el juego por la mitad. El juego no terminó todavía ¿Si?
Yo (arrodillándome otra vez): Si
Él: Si qué?
Yo: Si señor...
Se había puesto serio de repente, yo me asusté, aunque sabía que no me iba a hacer nada malo. Es que ya lo saben, yo sentía que le debía obediencia.
Levantó la cabeza hacia un reloj en la pared y dijo <<todavía es temprano para comer>>. Entonces se dirijió hacia la TV, tomó el control remoto, y sentándose nuevamente en el sofá, la encendió (cabe aclarar que estaba totalmente desnudo, con el pene semi-erecto). Yo me acerqué gateando y me senté sobre mis piernas junto a él, apoyando la cabeza en su regazo. Él me acariciaba mientras veíamos TV, me daba mimos como si fuese su mascota. Y es que en ese momento, eso me sentía yo, su mascota, una simple perra. Aunque mi primer instinto fuera indignarme, no lo hice, porque me di cuanta que no me molestaba, que me gustaba verlo como mi amo y señor. Además, no me estaba tratando mal. Yo de vez en cuando le acariciaba los testículos, lo que a él parecía divertirle. Mientras el me acariciaba, me daba mimos, yo gemía de vez en cuando. Como si fuera simplemente un perro.
No se cuanto tiempo nos quedamos así. Lo que sí se es que Gabi, viendo mi estado y mi cuerpo lleno de sus hijos me dijo <<¿Querés bañarte?>>
Me acompañó a la ducha. No me bañé, me bañó él. Me limpió con jabón y shampoo. Se bañó el también junto a mi. Me secó a mi primero y él después, con la misma toalla. Cuando salimos, él fue a vestirse a su habitación. Cuando volvió (con una remera de AC/DC y los mismos jeans) le dije
Yo: Señor...
Él: ¿Si, Sofi?
Yo: No... No tengo nada que ponerme.
Él: Tenés frío
Yo: No
Él: ¿Entonces?
Yo: Pero...
Se acercó, entonces, se puso en cuclillas para estar a mi altura (yo no podía pararme hasta que él me lo permitiera) y me dijo en tono divertido al principio, pero poniéndose cada vez mas serio
<<¿Para qué querés ropa? ¿Para taparte? ¿Para tapar las partes de tu cuerpo que no le mostrás a todo el mundo? ¿Para qué, para mantener tu dignidad? Hay, perrita, que ideas que tenés. Mucha dignidad no te queda, de todas formas. Acabás de perderla toda. La perdiste cuando hiciste lo que yo quería, cuando me dejaste usar tu cuerpo para lo que yo quisiera, sin rechistar. Vos viniste a buscar sexo, y eso encontraste. Tuviste sexo, si, pero de la forma que yo quise, porque vos te entregaste, fue tu decisión. Además seguís entregada, escuchando lo que te digo sin responder, con cara de pobrecita y ojos de perrito. entre mis piernas cuelga un pedazo de carne que metí por muchos de tus agujeros, te hice de todo, no dejé ninguna parte de tu cuerpo sin profanar, y a vos te gustó. Llené con mi semen un vaso, y te dije que te los vas a tomar. Si yo te dijera que te lo tomes ahora mismo, lo harías. Si te dijera que lo hagas afuera, frente a todo el mundo, mientras entregás la cola y te doy cachetadas en las nalgas llamándote perra, lo harías. Porque te calienta eso, te gusta ser dominada, te esta gustando. Sabés que te vas a tomar el vaso de leche, sabés que voy a hacer que te lo tomes, y lo vas a hacer con gusto, o al menos sin asco. Porque ahora ya no sos una persona más, ahora sos mía. Sos como mi mascota, y te gusta. Si yo te obligara a chupármela en público, lo harías. Pero no lo hago. Agradecelo.>>
En ese momento su expresión se habí tornado de amable a seria y terrible, yo no le pude sostener la mirada. Entonces se puso de pie, volvió a sonreir y mirando el reloj de la pared dijo
<<Es hora de comer ya, así que ponete esa ropa de puta barata que trajiste y vamos a la cocina que cocino algo.>>

Entonces noté que había oscurecido. Era tarde para volver a casa, además no podía hacerlo si el amo no me lo permitía. Hice lo que me dijo, me "vestí" y lo seguí. Lo observé cocinar, sin decir nada, con la cabeza apoyada contra él y acariciando su entrepierna. Nos sentamos a comer (me permitió levantarme sólo para eso). Se sirvió un vaso de agua para tomar, pero junto a mi plato puso el vaso de semen. Fue la comida más extraña de mi vida, el líquido espeso debía tomarlo de a poco, generalmente se me caía por la barbilla y goteaba sobre la comida. El sabor de sus espermatozoides prematuros se mezcló con el de la carne. Al llegar la hora de acostarnos me dejó decidir entre dormir con él en su misma cama, dormir en el sofá o dormir en una cucha, como un verdadero perro. Dormí junto con él, cuando nos acostamos descubrí que tenía sueño, mucho sueño. Me dolía todo el cuerpo, pero me sentía satisfecha, había conseguido más de lo que había venido a buscar. Dormí plácida y profundamente, la cama era de dos plazas (tal vez la de sus padres) pero yo dormí abrazada a él.

Desperté antes que él. Eran alrededor de las 10:30 según el despertador en la mesa de luz. Era tarde, tenía que volver a casa lo antes posible pero no podía abrir la puerta yo, no era mi casa ni sabía las llaves. El problema era que temía despertar a Gabriel. Entonces tuve una idea, una forma de despertarlo que no podía molestarlo, nadie rechazaría una mamada de buenos días.
Empecé a descorrer las sábanas, descubriendo su cuerpo (había dormido sin pantalón, con remera). Lo destapé por completo y volví a su entrepierna ¡BINGO! Su pene estaba tan duro como la primera vez (Debió estar teniendo un sueño, o algo así). Lo saqué de su funda de tela y lo tuve un momento entre mis manos. Estaba realmente duro, como ya dije. La piel cubría parte de su cabeza, que se asomaba húmeda y cálida coronando ese monumento a los penes. Poniendo todo mi empeño en dar la mejor mamada de mi vida, comencé a chupársela con delicadeza primero, y aumentando de intensidad. Después de un par de minutos sentí una cachetada en las nalgas, y luego una mano sobre mi cabeza que la empujó hacia abajo y al fondo. Al mismo tiempo oí la voz de Gabriel que me decía <<Buenos días Sofi, veo que ya elegiste tu desayuno>>. Sostuvo mi cabeza así unos segundos. Cuando yo ya comenzaba a asfixiarme me soltó, yo me levanté totalmente y volví a respirar con alivio. Un hilo de semen colgaba de mis labios y aterrizaba en mis tetas.
tragar
Esto pareció divertirlo, pues empezó a reirse. Me hizo bajar de la cama y chupársela de rodillas. Se la chupé por quince minutos, sin parar. Pero fue la mamada más extrema de mi vida. Casi me ahogaba más de una vez con su falo hasta el fondo, mientras él sostenía mi cabeza. Había veces en los que el que realizaba el movimiento era él, sacando y metiendo su pene en mi boca. Me daba cachetadas, tenía toda la cara roja. Gemía, lloriqueaba. Quince minutos así, intensos, sin descanso. Cuando terminó, acabó en mi boca, sobre mi lengua. Le mostré mi lengua nadando en líquido blanco, la moví un poco me lo tragué, haciendo <<mmmmh...>>, como si el sabor me encantara.
afortunado
Entonces el, sonriendo, extendió su mano en un gesto de ayudar a levantarme. Me sorprendió, pero agradeciéndolo, me puse de pie. El juego había terminado.

El siguiente rato, Gabi se mostró especialmente amable (dejé de decirle "señor). Me preguntaba si tenía dinero para viajar, si sabía volver y me ofreció acompañarme a mi casa. Yo le dije que no, que gracias. Hablamos mientras yo juntaba mis cosas y me vestía. Me enteré que el solía cojer con distintas chicas, que todas sus amigas eran, según él, <<muy divertidas, muy bonitas, sexys, y especialmente putas>>. Me dijo que solían hacer salidas con sus amigas y amigos, como cualquier muchacho de su edad. Pero decía también que a sus amigas les gustaba tener sexo con él, sin compromiso. Decía también que <<De vez en cuando convencía a laguna chica pro la calle para cojer>> y que más de una vez había cambiado sexo y semen por productos de supermercado o nota. Por alguna razón, por lo que decía, parecía que podía convencer a cualquier chica que quisiera para llevarla a su casa, que solía estar vacía (sus padres estaban de viaje en ese momento), y tener sexo salvaje. Me dije a mi misma que era un chico con mucha suerte, que era afortunado y que cualquiera querría tener su vida.
En eso iba pensando yo en el colectivo, distraída de todo, cuando recordé sus ojos. Los mismos ojos que me resultaron hipnóticos al principio, que lograban transmitir cualquier emoción, que lograban que yo no pudiera desobedecerlo ¿Habrás sido esos ojos, los que me obligaron a hacer todo lo que decía, los que hacían que cualquier chica accediera a tener sexo con él? Parecía que tenía(n) algún tipo de poder. Aún así, estaba por descartar esto por ser "imposible", hasta que caí en la cuenta de que, en mis divagaciones, no había notado que se estaba armando un gran revuelo en el colectivo, que la gente me miraba raro y que yo era la causa. Tanto había sido el efecto de los ojos de Gabriel, cuando salí de la casa aún me quedaban retazos. Tanto efecto habían hecho, que yo había salido a la calle en sostén.

2 comentarios - El juego.

domeag
Muy larga la historia. Me encantaron las fotos.
Die_patato
No es más largo que otros relatos, aunque voy a admitir que me quedó un poco espeso. Las fotos las puse para aligerar eso, para que la gente no se aburra. Pasate por mi otro post "un buen regalo". Es de un estilo similar, ilustrado pero más ligero.