Yoasi II: el culito de la esposa infiel

Amigos, cuatro veces empecé a escribir y otras tantos tuve que abandonar, pero ahora sí, parte II!!!
Igual, resumo la primera: Conocí a Mili -Yoasi el nick que usaba- a través del chat; después de un tiempo decidimos encontrarnos, así que viaje a Concordia, ciudad donde reside y luego de reconocernos en la terminal de ómnibus, nos fuimos derechito al motel, donde (como les conté), nos pegamos una cogida infernal por la pasión el erotismo y el tiempo que duró (o mejor dicho duré).
En esta segunda parte les cuento el resto de la noche y el morbo que siempre es importante en estas aventuras piratas.
El asunto es que luego de terminar nos quedamos acostados desnudos. Al principio en silencio como para que pudiéramos darnos cuenta de lo que habías hecho y disfrutado; pero luego comenzamos a conversar de todo. En especial me contó porque se había vuelto una esposa infiel cuando fue su marido el que la inició en el intercambio de parejas. Pasó que los dos encuentros que tuvieron no fueron del todo felices. Para ella sí porque la recogieron dos tipos diferentes, pero el marido, en un caso no pudo ni parar la verga y en otro cogió, pero la mina estaba mas pendiente por tocarla a ella: Mili es una hembra insaciable de pijas, no le atraen las conchas. Pero claro, descubrió esto en esos encuentros y decidió que le daría lo mejor a su marido, pero que también se daría todos los gustos sexuales con otros tipos. Aquí es donde entré yo: venir de lejos de trampa, sentir que teníamos piel fue suficiente para que perdiera la cabeza, aunque mas bien yo perdí mi cabeza en la hermosa concha de mi amante.
Imaginen, me fui poniendo a punto nuevamente; ella también que comenzó a masturbarme lentamente y luego a pasar su lengua por mi pija cabezona cuando nos sorprendió el celular de Mili: es mi marido! tendré que atenderlo...
La excusa de la salida era una comida con sus compañeros del Instituto donde estudiaba, además el marido trabaja en el casino de noche, lo que facilitaba las cosas. Pero a las 2 de la mañana el tipo la llamó. No se si sospechaba algo o que, pero le empezó a preguntar cosas. Ella contestaba a la vez que con su mano seguí haciéndome la paja. El morbo iba en aumento y se me dio por emprender mi trabajo en la conchita que apenas tocada empezó mojarse. Mi boca mientras tanto empezó a besar, lamer, mordisquear los pezones erectos. No se si les conté pero Mili me dijo que eran una de sus zonas mas sensibles. Apenas podía disimular y el marido le hablaba...
La conversación duró calculo que 5 minutos, pero al momento de cortar y para hacerla sentir aun mas puta, yo había logrado penetrarla y empezar a serruchar. Después me dijo que sentía pena por el cornudo porque el tipo la ama realmente, pero a la vez tenía la sensación de ser la fuerte de la pareja y que su posición ahora era de dominante. Cualquier cosa para justificar los cuernos y la verga que estaba recibiendo, la calentura que le daba imaginar que el esposo se preocupaba y ella cogía!
Cuando cortó dejó escapar un grito gutural, de esos que salen de adentro, que tenía atragantado y me dijo: que bueno que coges hijo de puta!!!!
Ahí nomas, me acosté y la puse a ella sobre mí para que me cabalgue. Eso me dejó completamente libre las manos para la tarea que tenía planeada que no era otra cosa que dedearle el orto. Al principio trató de que no lo hiciera, pero unas cuantas palmadas en los cachetes la convencieron de dejarme intentarlo. No, me decía, no me gusta que me hagan la cola, mas vos que tenes una cabezota!!!, jajaja
Debo decirles que en la conversación que tuvimos en el intermedio, me contó que el marido era de acabar rapidito y que era de un solo tiro. Por lo que luego sucedió, también que si bien yo tengo una de 16 cm bien cabezona, el tipo debe tener un pitito porque dijo sentirse llena (o me engañó la trola, jajaja)
Pasa que si bien era madre de dos criaturas, las había tenido por cesárea para no arruinarse la concha que por cierto con todo lo lubricada que estaba, apretaba bien la verga.
Pero yo cogía y me concentraba en meterle un dedito, despues dos al ratito uno de cada mano haciendo fuerza hacia afuera para abrirle el orto. Ella ya estaba totalmente enloquecida por lo que la desmonté, la puse en cuatro y le apoyé la verga en la entrada del ano. Me lubrique la punta y le escupí el agujerito y la empecé a penetrar despacito. Como le apoyé la cabeza en la cama dejándole el culo bien en pompa, la tenía a mi disposición.
Empezó a quejarse, que le dolía, que la iba a partir, nooo papito, no lo hagas!!!
Sabía que no había nada que pudiera detenerme por lo que empujaba, entraba y dejaba que descansara y se adapte. Así hasta que tenía bien metida la verga y empujé con todo hasta que mis bolas rebotaron en la conchita de mi amiga. El grito fue nuevamente descomunal..., esta vez de dolor. Me reputeó pero no hizo nada para salirse.
Se acostumbraba. Entendía que había que ayudarla y le mandé mano en el clítoris que estaba totalmente mojado, casi chorreado del líquido que le salía de la concha.
De a poco empecé a bombear y ella a emitir quejidos que ya eran de placer. Al rato me pedía que la parta: cogeme hijo de puta, rompeme el culo!!!
Fue una orden que ejecuté al instante, aceleré lo mas que pude, sacaba la pija casi hasta el final y la ensartaba hasta el fondo una y otra vez y otra vez y otra vez.
Empezó a acabar y se le aflojaron las piernas, seguí hasta que quedó vencida. Saqué a mi amigo y le dije: no acabé todavía putita! Mamámela y haceme acabar.
Ni protestó, sino que lo hizo con ganas, pasión y cuando mi leche apareció, no dejó una gota sin succionar y luego tragar.
Quedamos los dos hechos pelota. Nos dormimos abrazados.
Al despertar, casi las 5 de la mañana, nos fuimos a duchar, un polvito de despedida bajo el agua que caía y después de vestirnos nos fuimos: yo a mi hotel, ella a acurrucarse con su maridito.
Al otro día, la llamé y me contó que el no sospechó nada pero que ella se sentía bien cogida y que le dolía caminar por el culo roto!

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