Carmen, el comienzo de su emputecimiento

Hola buenos días a todos, hoy llegue temprano a mi oficina debido a la gran carga de trabajo que tengo, pero por algún descuido deje sobre mi escritorio un frasco de lubricante, el frasco dice H2O personal lubricant wáter base, y me salí de la oficina a realizar un recorrido por la obra que tenemos.

Una vez que regrese comencé a realizar los pendientes que tengo y sobre el monitor tenía un postip del área de contabilidad, cuando suena mi extensión telefónica y era personal del área de contabilidad la contadora Carmen, la cual me comento que necesitaba ver unas facturas conmigo, que si la podía atender en ese momento le comente que sí.

Hago un paréntesis para describir a Carmen, es una mujer de 30 años, de 165 de altura, morena clara, se pinta el pelo de castaño, soltera, no tiene hijos, cuerpo delgado pero bien proporcionada, pechos medianos copa B, caderas bonitas y un poco ancha, un poco tímida, usa pantalones muy pegados por lo regular y en ocasiones faldas por arriba de la rodilla, la verdad nunca había ni siquiera pensado en algo con ella (con otras sí, pero con ella no).

Y así es entra Carmen en mi oficina, con falda y se sienta delante de mi escritorio, le digo que en que le puedo servir, me indica que alguno de los gastos que se facturan no proceden, y me da sus argumentos para ello, mas de repente me pregunta que era ese liquido que estaba en el frasco, que si era aceite para alguna maquina o que, que toma el lubricante y lo comienza a revisar, yo le digo que es un lubricante para la piel, el cual es un sustituto de la crema, que sirve para tener bien hidratada la piel.

Con el frasco en sus manos y una sonrisa entre maliciosa y picara me dice que para que lo uso yo específicamente, la pregunta me deja un poco frio y atónito, no se cual es su intención con esa pregunta, será tal vez que escucho de algún modo alguna platica que tenemos de vez en cuando los muchachos y un servidor, no aventuras de que realizamos con las damas, sino más bien de desempeño con alguna dama.

No me considero un experto en las artes amatorias pero si se y realizo ejercicios para el pene (el más común el sostener un globo con el ano) el cual ayuda a la firmeza y duración en el coito, la técnica de la lengua del león (que es dar un buen sexo oral a la dama), el sometimiento y las zonas erógenas de la espalda de la mujer (incluidos cuello y glúteos) y lo último que mencionamos es la materiñha (que es realizar que alguna dama después de correrse en su boca instintivamente de pase el semen).

Volviendo a lo nuestro ahí estaba Carmen esperando una respuesta de mi parte, pensé bueno si le digo para que en verdad lo uso que puede pasar, que se salga y ya tantan, y le comente de la manera más cortes y educada posible que lo uso para lubricar la piel y evitar con ello las rasaduras, que inclusive una vez aplicado se podía chupar y todos y no pasaba nada, le dije a ver dame el frasco y extiende tu mano, le unte un poco del lubricante sobre la parte externa de la palma de la mano, y le dije que sintiera su consistencia, me dijo que se sentí resbaloso, le dije que si tenía algún aroma y me menciono que no, le dije pruébalo con la boca, lo hizo muy apenitas, yo sin que lo esperara le di un lengüetazo y le dije ya vez no pasa nada, para eso lo uso para lubricar la piel.

Se volvió hacia mí y me dijo que en que parte del cuerpo me lo untaba yo, esa pregunta era más bien un desafió hacia mi persona, y yo no me considero un adonis ni mucho menos, tampoco un romántico, más bien lo mío mío es a lo que se va, a coger tan cual es la palabra y los hechos, ya que si quiero hacer el amor tengo a mi esposa, así de claro está en mi mente.

Le dije con una cara dura que si en verdad quería saber para que lo ocupo y me contesto que si, tanto con el movimiento de la cabeza, como con la voz, acto seguido me pare de mi escritorio y cerré mi oficina con llave, una vez de regreso hacia donde se encontraba Carmen le dije que se parara de la silla, la sujete de manera firme de los hombros e hice que colocara el torso sobre mi escritorio, una vez que estaba en esa posición y todavía sujeta de los hombros le dije que si todavía quería saber en qué parte del cuerpo usaba el lubricante y me contesto que si, le levante de inmediato su falda, dejando al descubierto unas nalgas carnosas, duras, cubiertas por una pantaleta del tipo bikini color blanco que contrastaban muy bien con ese tono de piel que tiene y por la hendidura de las mismas un surco más oscuro, por el momento me abstuve de masajearlas, ya llegaría el momento para ello.

Tome su pantaleta firmemente y de un tirón se las retire hasta sus tobillos, Carmen soltó un leve quejido al sentirse sin su prenda intima, con una mano sujetándola de la espalda tome el lubricante que se encontraba sobre mi escritorio y le deje caer una generosa cantidad de lubricante sobre las nalgas y la hendidura de las mismas, cuando el lubricante comenzó a escurrírsele por las nalgas buscando sus piernas sintió un cosquilleo, que hizo que intentara enderezarse de la posición, pero la sujete de la espalda firmemente y le dije “QUERIAS SABER COMO UTILIZO EL LUBRICANTE, PUES LO SABRAS MUY PRONTO”, note que se comenzaban a enrojecer sus mejillas y las orejas, además que sus piernas comenzaban a flaquear, quizá por la sensación del lubricante.

Una vez que mire que el lubricante le llego a medio muslo, y en la misma posición de sujetarla firmemente con una mano de la espalda, con la mano que me quedaba libre comencé a untarle el lubricante por su cuerpo, comenzando a subirle el lubricante que tenia a medio muslo hacia arriba, sin llegar a sus carnosas nalgas, solo al nacimiento de las mismas, así comencé a masajearle ambas piernas, Carmen sentía un poco de desesperación, ya que no era necesario que yo la siguiera manteniendo firmemente pegada a mi escritorio, y ahora si las piernas le flaqueaban por las sensaciones que sentía.

Ahora si comencé a extenderle el lubricante en las nalgas y de vez en cuando deslizaba dos dedos entre su hendidura de las nalgas y llegaba con ellos hasta la vagina, la cual acariciaba por fuera solamente, no penetraba por el momento la vagina o el ano, solo ejercía un poco de presión en cada uno de sus orificios, Carmen al sentir la presión en ellos emitía un leve quejido y flexionaba alguna de las piernas de la rodilla. Comencé de vez en cuando a darle unas nalgadas, se escuchaban mucho debido al lubricante, le masajebas las nalgas y cuando menos lo esperaba le deba una nalgada.

Ya una vez que era dueño de la situación, le retire por completo la pantaleta, para indicarle con las manos que separara las piernas lo mas que pudiera, una vez logrado mi objetivo le metí un dedo en la vagina, la cual se encontraba completamente lubricada, le comencé a dar dedo rítmicamente y ella emitía leves quejidos, sinónimo que le estaba gustando, y cada vez más se lubricaba, asimismo le seguía masajeando las nalgas y dándole nalgadas, después le entro muy fácilmente el segundo dedo en la vagina debido a lo lubricado que se encontraba, los movimiento los hice más intensos con ambas manos, así le entro el tercer dedo en la vagina, sentía como estaba completamente inundada su vagina y le tuve que meter dos dedos en la boca para mitigar sus gemidos y gritos que emanaban de su boca.

Al sentir que llegaría su orgasmo le retire los dedos de la vagina, ella en muestra de desesperación comenzó a menear el culo en círculos, buscando algo para satisfacerse, yo en cambio le abrí con ambas manos las nalgas lo mas que pude, dejando al descubierto su orificio anal, lo admire que bello culo tiene esta zorra, lo comencé a masajear con los dedos pulgares de cada mano, ella dijo, no,no,no por ahí no, yo haciendo caso a sus suplicas se lo seguí masajeando, le volví a separar la nalgas lo mas que pude y le di un tremendo lengüetazo, desde la punta de la vagina hasta el ano, ella trato de respingar instintivamente, y trate de penetrarle el culo con la lengua, hacia movimiento como si mi lengua fuera mi pene, ella comenzó a mover las caderas, síntoma que le estaba gustando.

De momento le metí un dedo en el culo, sentía su culo tan apretado que mordía literalmente mi dedo, sentía en mi dedo las palpitaciones del culo de Carmen, se lo deje unos instantes adentro para que se acostumbrara al grosor de mi dedo, con la mano que me quedaba, le seguía masajeando las nalgas y dándole de vez en cuando una nalgada, ella decía, “NO SACALO QUE ME DUELE, POR AHÍ NO, NO POR FAVOR” yo haciendo caso omiso a sus suplicas le seguía dando dedo en el culo, una vez que sentí que era el momento le comencé a meter un segundo dedo, haciendo una tijerinas con ellos par que le entraran rápidamente en el culo, una vez que tenía mis dos dedos dentro su culo, deje que se acostumbrara a ellos, una vez que sentí que era hora de la acción comencé a cojerle el culo con los dedos, prácticamente de una manera despiadada y violenta, ella emitía gritos mezcla de desesperación y dolor que sentía, por la calentura comencé solo a nalguearla, cuando estaba a punto de llegar a su clímax la tome firmemente de los cabellos con una mano y la jale hacia atrás para que los dedos le llegaran lo más adentro posible, y su espalda quedara arqueada, comenzó a convulsionarse en su orgasmo y pego un grito que no puede ocultar.

Ambos estábamos sudando de la calentura que teníamos, ella con l vagina y el ano dilatados, yo con una tremenda erección que quería desahogarme, la solté de los cabellos y le saque los dedos del culo, ella comenzó a incorporarse e intento darme un beso, a la cual la esquive, recogí su pantaleta del piso y con ella me limpie ambas manos y la tire delante de ella en el cesto de la basura, ella se me quedo mirando un poco incrédula y no sabiendo que hacer, me pregunto que si tenía condones y le dije que sí, que los tenía en un cajón de mi escritorio, ella intento desabrocharse la falda, se veía en verdad muy puta, con el maquillaje un poco corrido, despeinada, con las mejillas y orejas encendidas por la calentura con la ropa muy alborotada, me dirigí a la puerta de mi oficina y abrí mi oficina, le dije de la manera más ecuánime que si se le ofrecía algo mas contadora, ella me miro fijamente y me dijo que por el momento no, al escuchar la respuesta me salí de mi oficina y me dirigí hacia afuera, me cojeria a Carmen en otra ocasión ya que en verdad si tiene madera de puta, en el pasillo me encontré a la señora de la limpieza, la cual solo se me quedo viendo, parece que escucho algo de lo que sucedía dentro, además del fuerte olor a sexo que dejamos impregnado.

Al tercer día de esto vi a Carmen y ahora si comenzó su adiestramiento de puta, pero eso es otra historia de cómo emputeci a Carmen, hasta volverla una completa adicta al sexo.

3 comentarios - Carmen, el comienzo de su emputecimiento

elexbahiense
Excelente historia, espero que continùes. Van puntos