Gabriela una adorable mujer casada 1.3

- Pero no se quede allí señorita….pásele al fondo, la otra chica ya llego- Gabriela se quedo unos momentos sin articular palabra, su mente era un caos, sabía que no debía hacerlo, pero necesitaba saldar la cuenta de su camioneta. -Okey Pablo, muchas Gracias- y con su sensual movimiento de caderas fue al lugar señalado. El lugar olía mucho a gasolina, aceite a todos esos olores característicos de los autos, el recorrido era largo y mientras avanzaba se topaba con lo que pensaba eran trabajadores, todos eran similares, vestían ropas maltrechas, sucias y feas, tipos bastante normales, notaba la lasciva mirada de todos y cada uno de ellos, a lo cual ella respondía con un agradable “buenos días”. Gabriela abrió lentamente la puerta del camerino improvisado que Don Cipriano había montado y cuando lo hizo vio a una chica sentada en una silla, vestida con un diminuto short y una pequeña blusa de tirantes. La chica no se dio cuenta de la entrada de Gabriela puesto que estaba muy ocupada arreglando su cabello en el espejo. Gaby quien por naturaleza era curiosa se quedo sin hacer ruido observando a la chica. Noto que se trataba de una chica bastante normal, no era la belleza que creyó que encontraría tras la llamada de Don Cipriano, veía su cuerpo, unos pechos de tamaño medio, para bajar a un estomago del cual se notaba una ligera pancita, observo su rosto, era una niña, según Gaby no pasaba de los 18 o 19 años , lo que pudo ver de su rostro le agrado, era una chica bastante bonita, pero dentro de lo que cabe normal. La joven volteo a ver a la rubia y fue Gaby quien rompió el silencio, como siempre; -Hola, me llamo Gaby y creo que somos compañeras- dijo mostrando su bella sonrisa de dientes relucientes. - Mu... mucho gusto señora, mi nombre es María- Dijo la joven levantándose de la silla y estrecho su mano, a Gaby no le agrado que se dirigiera a ella como señora, porque a fin de cuentas a que mujer le gusta que le recuerden su edad. - Bien María, pero a partir de hoy llámame por mi nombre Okey- - Si “señora” esta bi….- en ese momento hubo un silencio, para después ambas empezar a reír - Si Gaby está bien. Gaby supo que se llevarían muy bien. Pasadas las presentaciones María le indico a Gaby donde se encontraba su ropa, la cual tomo, y la extendió sobre una pequeña mesita en la esquina del cuarto. Sin ningún tipo de pudor la escultural rubia se despojo de su blusa deportiva y su Corpiño, después de manear muy sensual (sin proponérselo) deslizar lentamente su pantalón deportivo. - Disculpa, no sé si te importara que me cambie aquí- dijo Gaby cubriendo sus pechos con un brazo y con el otro cubriendo su intimidad. Gaby tenía la costumbre de hacer eso con sus amigas, entre ellas no había secretos y menos algo tan simple como verse desnudas, pero recordó que no todas las mujeres eran así. - Para nada Gaby, con confianza- Para ser honesta el cuerpo de Gaby impacto a María, jamás en su vida había visto cuerpo más perfecto, y eso la cohibió, la avergonzaba saber que cuando estuviesen fuera nadie la vería por ver a esa espectacular mujer. -Te pasa algo María- pregunto Gaby - No nada…. ¿puedo hacerte una pregunta?- - Ya la hiciste- rio Gaby, comentario que agrado a María -No ya enserio... ¿te has hecho alguna cirugía?- dijo María intentando sonar lo más natural posible, no quería enfadar a su compañera. Gaby se extraño, llevaba poco de conocer a María jamás imagino que le preguntaría eso, - No, la verdad no, así me hicieron mis papas- dijo orgullosa de su anatomía, a la vez que se veía en el espejo. - ¿En serio?- - Claro… en mi familia las mujeres siempre hemos sido así, aunque mi mama dice que yo si exagere- ambas rieron - ¿Qué lindo debe ser tener un cuerpo como el tuyo- Decía María en tono melancólico sabiendo que ella no era ni la mitad de hermosa que Gaby, Gaby notando que tal vez al presumir su cuerpo había hecho sentir mal a María dijo: -Pues ni creas, que es una friega en el gimnasio, además todos los hombres se te quedan viendo de manera extraña- la sonrisa de Gaby era muy amistosa -Ha de ser bien lindo que los hombres te quieran por tu cuerpo, poder conseguir lo que quieras. Este último comentario si preocupo a la rubia, siempre había sido de la idea que lo más importante de las personas era el interior, no se había casado con su esposo por ser un hombre bien parecido, lo había hecho porque a pesar de sus defectos, también tenía grandes virtudes. - Créeme no esta tan bien- decía Gaby- lo que importa es lo que llevamos dentro.- SIII lo que llevamos dentro de la tanga y dentro del corpiño - respondió María A pesar de la lección que Gaby quería impartirle a María no pudo evitar reírse - Bueno apúrate, Gaby que ya casi es hora de salir- -Sí , pero donde está el dueño del taller- pregunto Gaby refiriéndose a Don Cipriano - Mi tío llega más tarde, pero tranquila que ya me dio órdenes de que hacer- - ¿Tu tío?- pregunto Gaby - Así es, acaso no notas el parecido familiar Jamás en su vida Gaby lo habría adivinado, don Cipriano era un hombre muy feo y la chica era hasta cierto punto bonita. -Pues la verdad no- respondió Gaby - Ay gracias a dios- comento María a lo que ambas rieron fuertemente. Gabriela y María bailaban sensualmente a las afueras del pie grande, con sus ajustados atuendos, al ritmo del reguenton. La bella rubia al principio le daba pena estar allí bailando para extraños, pero conforme pasaba el tiempo iba adquiriendo confianza, hasta que llego a la conclusión de que no era tan horrible como pensaba, a fin de cuentas a ella le encantaba bailar, le encantaba esa música, su compañera era muy agradable, e incluso le hacía gracia como alguno que otro despistado había sufrido ligeros accidentes menores por voltear a verlas. Ya había conocido a todo el personal, aunque hubiese deseado recordar el nombre de todos solo recordaba al chango o Pablo y a Francisco un chico de unos 20 años que era novio de María. Debía admitir que la estrategia al parecer estaba dando resultado, había muchísima gente rodeando el taller, era verdad que muchos solo iban a verlas, pero otros en verdad entraban por sus autos. En el poco tiempo que llevaba allí Gabriela ya había recibido más de 20 números de teléfono, los cuales ella aceptaba por educación aunque claro nunca llamaría a esos hombres, cuando alguien preguntaba su número ella cordialmente se excusaba (mintiendo) diciendo que si la compañía se enterara perdería su empleo. Mientras a unos cuentos metros de distancia el chango, Francisco y Don Cipriano hablaban tranquilamente. - No mamen guayes…. Ya no aguanto, me la quiero coger ya- decía el viejo Don Cipriano - Sí señor, esta re buena la señora, mire nomas como mueve la Cola- decía Francisco señalando a la rubia mientras bailaba la macarena meneando su Cola de una forma hipnotizarte y si a eso le sumamos el diminuto short que usaba era una visión impactante. -Esas nalgas van a ser mías muchachos, pero todo depende de que salga bien el plan, y que no la cagues muchachito. Dijo Don Cipriano volteando a ver a Francisco. - Si ya lo sé señor- fue lo único que pudo responder el joven. Y como si Gabriela pudiera escucharlos sin perder el ritmo se acerco a ellos y jalando a Don Cipriano lo incito a que bailara con ella, el no perdería la oportunidad de dar una pequeña manoseada a tan sensual mujer y ni tardo ni perezoso la acompaño. Los hombres que estaban allí reunidos no podían creer como tan horrible viejo estaba dando llegues a la chica, la cual al parecer ni se daba cuenta (y así era Gabriela ni se imaginaba nada de eso, notaba como el viejo se repegaba a ella, pero así se bailaba). - Neta lo vas a hacer wey?- pregunto el chango a Francisco - Pues si wey ¿por qué?- - Es que la señora es a toda madre- en el poco tiempo que el chango llevaba de conocer a Gaby ya había cogido cariño - Si we pero el patrón se la quiere echar, y quien no nomas mírala esta re buena - Pero si lo logra le arruinara la vida, hasta donde se está casada y con hijo y toda la cosa, imagínate si a tu mama o a tu hermana le quieren hacer algo así, es mas no te vayas tan lejos, imagínate si a María se la quiere chingar otro wey. Francisco se quedo en silencio pensando. -Tú sabes que necesito feria y el patrón me ofreció una buena, además María…. está de acuerdo- respondió Francisco El chango ya no dijo nada sabía que nada lo haría cambiar de opinión, ambos se quedaron allí embelesados viendo a la buenísima de la casada. Pasaron las horas, su primer día había pasado de maravilla, le había encantado el sentimiento de libertad, de sentirse deseada, de poder sobre los hombres y ahora llegaba el momento de regresar a casa y obviamente Don Cipriano se había encargado de ofrecerse para llevarla. Desde el primer momento en que llego al taller (el) no se separo de ella, y para los próximos días tenía pensado que fuera igual, cosa que a Gaby no le molestaba, más bien la hacía sentirse segura., y siempre era agradable estar con alguien. Don Cipriano quería que Gaby se acostumbrara a él, que en el momento en que la penetrara no existiese resistencia de su parte, quería seducirla, quería apartarla de su familia, quería que ese forro de mujer fuera solo suyo, pero también quería que fuera por las buenas, quería que ella lo deseara y no le importaba valerse de trucos y de engaños para lograrlo. Don Cipriano dejo a Gaby a dos calles de su edificio, para que su marido no se diera cuenta de que llegaba con él. La rubia camino hasta su casa, había sido un día muy placentero y ansiaba que llegara el próximo. -Hola mi amor- dijo Cesar al ver entrar a Gaby- luces un poco cansada Gabriela no conto a su esposo que pidió sus dos semanas de vacaciones, pues no quería que se enterara de lo que hacía, se sentía mal de ocultar algo a su esposo, pero había llegado a la conclusión de que era lo mejor para ambos. - Si amor, fue un día duro. En ese momento entro corriendo Jacobo - Mama..mami- decía completamente emocionado -Hola mi amor- Gabriela cargo a su pequeñín entre brazos, en esos momentos era lo único que le importaba. Los siguientes días transcurrieron de la misma manera, con Gabriela acudiendo a su “trabajo” en el taller” esto claro sin que su marido se diera cuenta. Estrechaba sus relaciones con los que ya consideraba sus amigos es decir con María y el chango, pero con el que se cada vez se sentía más unida era con Don Cipriano, en tan poco tiempo había llegado a considerarlo como un padre, quizá gracias a la falta de uno en su infancia, no lo sabía pero ya le tenía mucho cariño. Con los demás trabajadores llevaba una relación cordial, notaba la manera en que la miraban pero ya estaba acostumbrada, no fue sino hasta el jueves, un día antes de cumplir con su contrato que todo cambio. Ese día María no acudió al trabajo, Don Cipriano le explico que estaba enferma, por lo cual había salido como edecán sola, notaba algo extraño en el día, durante toda la tarde no vio a ningún otro trabajador, excepto a Don Cipriano, el chango y Francisco,, cuando pregunto porque Don Cipriano respondió que no sabía, pero que cuando lo supiese se iba a desquitar (cosa que era mentira ya que él les había dado el día libre). Gabriela ya se encontraba en el pequeño cuarto donde se cambiaba de ropa para regresar a casa, se veía en el espejo modelando, tomando su rubia melena por encima de su cabeza (a fin de cuentas era vanidosa). Inspeccionaba su cuerpo en busca de alguna imperfección. De pronto se abrió la puerta, y frente a ella apareció Francisco con un cuchillo en mano, Gabriela no sabía que estaba pasando, además estaba segura de haber puesto el seguro de la puerta. -¡Francisco!- exclamo la rubia preocupada pero tratando de no demostrarlo, mientras de manera muy despacio retrocedía, hasta que topo con la pared. Francisco no decía nada, su rostro no mostraba emoción alguna, simplemente se dedico a acercarse a la rubia. - ¿Qué es lo que quieres Francisco...?- pregunto con un tono más valeroso qué pudo demostrar. No contesto, aprisiono con su cuerpo el de ella. Aléjate de mi cerdo- la chica trataba de empujar sin buenos resultados el cuerpo del chico, que aunque no era muy fuerte si tenía la fuerza necesaria para contenerla. - Por favor que alguien me ayude- gritaba la chica El joven seguía sin pronunciar palabra alguna, solo emitía sonidos guturales, mientras colocaba la navaja en el cuello de la rubia. -Calla nena, o te puede pasar algo malo- decía Francisco visiblemente nervioso, y comenzó a deslizar su lengua por el tierno cuello de ella. “o dios”…. Por favor ayúdame… me está tocando- pensaba la chica, instintivamente cerró los ojos y rezo por estar en otro lugar, porque fuera solo un terrible sueño. En ese momento sintió que unas manos apretaron sus formidables pechos, palpándolos, sintiéndolos. - Noooooooooooo- grito la rubia - Tranquila… todo va a estar bien Las lágrimas inundaron el bello rostro de Gaby, no quería ser violada en ese lugar. De repente y sin previo aviso unas manos tomaron al joven y lo empujaron hacia un lado. La bella Gabriela observo aliviadísima, aunque desconcertada lo que pasaba. Junto a ella y sin saber cómo se encontraba Don Cipriano, que a pesar de ser un viejo, también era bastante corpulento y le era bastante sencillo combatir con el joven. -¿Qué crees que haces pendejo?- grito el viejo colocándose frente a la chica en señal de protección, lo cual ella agradeció y repagándose a él permanecía expectante. El joven no dijo nada, rápidamente se levanto y echo a correr. El viejo quiso ir tras él, pero no pudo puesto que Gabriela jalo su brazo, no quería estar sola. Gabriela lo abrazo, sus bellos ojos seguían expulsando lagrimas, pero esta vez eran lágrimas de alegría. - Muchas... Muchas gracias Don Cipriano- decía Gaby sin imaginar que ese abrazo calentaba de sobremanera a el viejo, sentir su voluptuosa anatomía era enloquecedor. -Tranquila chiquita… haría todo por ti…- Fue la primera vez que Gaby creyó ver en su mirada algo más que amor paternal. Don Cipriano la tuvo unos minutos entre sus brazos, era la primera vez que experimentaba un deseo tan intenso ´por alguien, ni siquiera por su esposa había sentido tanta excitación y quería disfrutar cada segundo de aquello. Por su parte Gaby se sentía segura, ese hombre la había salvado de lo que hubiera sido la peor experiencia de su vida. O al menos eso creía. Esa noche Gaby aun se sentía intranquila, sabía que el peligro había pasado, pero aun estaba nerviosa, lo cual Cesar noto, sin embargo ella se negó a contarle la verdad y argumentaba que eran problemas de trabajo sin importancia. Don Cipriano había sugerido a Gabriela que se tomara el día siguiente, para que se tranquilizase, sin embargo ella se negó, en parte porque en verdad se estaba divirtiendo y en parte como agradecimiento a su salvador, no iba a defraudarlo con el trabajo. Ese viernes llego al taller y noto que las cosas volvían a la normalidad, los trabajadores regresaron, al igual que su compañera y amiga María. Con mucha pena la rubia conto a su amiga lo que paso el día anterior en el taller con Francisco (novio de María). - Te platico esto en parte porque eres mi amiga y quiero desahogarme, y por otra porque un tipo como ese no te merece- el rostro de Gaby reflejaba verdadera preocupación. El rostro de María era sereno, pero a la vez preocupado. - No... no es lo que crees amiga- defendió María a su novio - ¿Que no es lo que creo?, si me toco, estuvo a punto de….- no pudo terminar la oración - Ahora no puedo contarte mas, espera unas horas y lo diré todo- prometió María a Gaby y sin decir más salió del cuarto apresuradamente. Gabriela estaba desconcertada, ¿a qué se refería? Que es lo que iba a contarle, dejo el asunto zanjado, al menos por el momento a fin de cuentas en unas horas lo sabría. Terminado su último día ambas chicas regresaron al cuarto donde se cambiaban de ropas, y cuando entraron el chango las esperaba. Gabriela rápidamente se puso a la defensiva, después de lo que paso el día anterior prefería estar preparada. María noto la actitud de su amiga y dijo: -Tranquila, yo le dije que viniera, lo que te vamos a contar es muy serio y de antemano te pido que nos perdones. -Pus si... yo también- dijo el chango -Toma asiento Gaby porfa- le pidió amablemente María. -Cuando todos estuvieron sentados continuaron: -¿Qué es lo que me quieren decir?.. No me dejen en ascuas -Lo que sucedió ayer, fue todo un error- -Estas equivocada, no fue ningún error- Gaby había alzado su voz, después de lo que paso ayer le molestaba que aun tratara de defender a su novio. Disculpa, no me explique bien, ambos (refiriéndose al chango y a ella) sabemos que lo que nos cuentas es cierto, pero las cosas no son lo que parecen. La rubia estaba muy confundida. -Tratare de ser lo más clara que pueda, veras Francisco jamás quiso hacerte daño, pero fue obligado por alguien- María y el chango intercambiaban miradas ansiosas. -¿Por quién- ´pregunto temerosa, pero a la vez ansiosa por saber que le contarían. -Por el patrón- contesto rápidamente el chango -Eso fue como un balde de agua fría para la rubia. -¿Qué?- A pesar de lo que le dijeran le era difícil asimilarlo Así es Gaby, mi tío planeo eso, y lo peor de todo es que nosotros lo sabíamos- se notaba el arrepentimiento en su voz, sin embargo Gabriela no estaba muy convencida de que le dijesen la verdad. Abruptamente se levanto de su asiento y visiblemente molesta dijo: -No puedo creer que después de lo que me paso ayer, se atrevan a hacerme una broma como esta -Créeme Gaby, me gustaría mucho que fuera una broma, pero no lo es. -Pues lo siento mucho mi reina, pero no puedo creer que un hombre como Don Cipriano haya planeado eso, y además ¿con que fin?- Gaby continuaba con el mismo tono desafiante. -SHHHHHHH- decía el chango temiendo que alguien pudiera escucharlos. -Por favor Gaby, veo que estas muy alterada, mejor lo dejamos para otro día- propuso María -No, no me callo, o me cuantas ahora mismo que pasa, o Don Cipriano se va a enterar que le levantan falsos- amenazo Gaby, con ese tono que denotaba lo enfadada que estaba, ese hombre había sido muy buena con ella, no dejaría que mintieran sobre él y menos en algo tan grave. -Bien, quería contártelo con tacto, pero si así lo quieres- María respiro aire profundamente. -Mi tío esta prendado contigo, en otras palabras te quiere coger- el bello rostro de Gaby se dibujo una cara de sorpresa. -El está obsesionado con llevarte a la cama,- decía María mientras el chango movía su cabeza en señal afirmativa. -Estás loca, en serio crees que me voy a tragar eso, si él ha sido bien buena gente conmigo- Gaby seguía sin creer en sus palabras- -Es verdad, Gaby si no que se muera mi jefecita- decía el chango creyendo que con esto la convencería. -Disculpen, pero se me hace una reverenda estupidez, en cualquier caso ¿por qué contármelo ahora? -Porque eres a toda madre, nosotros (el chango y María) te hemos tomado mucho cariño y no se nos hace justo que mi tío te juegue chueco, pues tienes un hijito y un esposo que por lo que cuentas amas y te aman, además tampoco se me hace justo con mi tía, ella también es una buena mujer que no se merece que le pongan los cuernos. Gabriela sabía que Don Cipriano estaba casado, y por la manera en que él le había hablado acerca de ella no creía que nunca se le ocurriera engañarla. María conto a Gaby como su tío le había prohibido acercarse al taller el día anterior, amenazando con correrla de su trabajo si no hacía caso, también que había dado el día libre a los trabajadores (recordemos que a Gaby le conto que no sabía por qué no fueron a trabajar). El chango por su parte conto como Don Cipriano había apostado el llevársela a la cama, la manera en que aparentaba ser frente a ella y como en verdad era a sus espaldas. Y lo más importante contaron que había pasado con Francisco, el era un buen muchacho quien desafortunadamente tenía a su madre muy enferma en el hospital y Don Cipriano se aprovecho de esto para obligarlo a atacar a la rubia, así el llegar de último momento y quedar como un héroe frente a ella, le había prometido que si todo salía bien le daría una gran suma de de dinero y la promesa de poder regresar a su trabajo después de que Gaby se fuese. -En verdad no puedo creerles, Don Cipriano es un buen hombre- No sabía si en verdad no podía creerles o no quería. - Ojala nos hubieras creído a la primera, pero en fin parece que tendremos que mostrarte como es mi tío en realidad. A continuación pasaron a contarle lo que harían. María le dijo que ambas se esconderían en el closet, que escuchara atentamente todo lo que diría su tío, de lo demás se encargaba el chango. Gabriela termino aceptando, con la amenaza de que si no les creía le contaría todo a Don Cipriano. Quería llegar al fondo de todo eso, ahora solo faltaba que hiciera su aparición Don Cipriano Escucharon ruidos provenientes de la entrada, lo cual los alerto de que Don Cipriano acababa de regresar, por lo cual María incito a Gabriela a que ambas se escondiesen en el closet, cerraron la puerta con seguro para así evitar que Don Cipriano las descubriera, mientras sucedía esto el chango sería el encargado de desenmascararlo atrayéndolo hacia el cuarto para que Gabriela lo escuchara. -¿Qué quieres chango?- pregunto Don Cipriano, a la vez que con su mirada buscaba rastros de Gaby -No pues, solo le quería informar que Gaby se sentía mal…. Se llevo su camioneta (recordemos que ese día su camioneta al fin estaba lista). -No hay pedo mi changuito, a fin de cuentas ya la tengo comiendo de mi mano, jajajaja- La rubia desde su escondite podía escuchar toda la conversación, le sorprendió el comentario de Don Cipriano, pero a fin de cuentas aun no había dicho nada tan malo, continuo escuchando atentamente. El chango sabio que para que Gaby les creyese debía escucharlo como en verdad era, así que se atrevió a preguntar. -¿Y cómo va lo de la apuesta jefecito?- -Eres un imbécil, es el dinero más fácil que voy a conseguir- presumía Don Cipriano -¿Apoco es tan fácil?- la voz del chango se retumbaba en la pequeña habitación. Mientras en su escondite Gabriela no entendía que hablaban, pero la respuesta llego en instantes. -Veras mi chango, frente a Gabrielita soy un héroe, si no fuera por mi Francisco se la hubiera cogido- dijo Cipriano seguido de una carcajada Por unos instantes reino el silencio entre los 2 hombres, el chango no sabía que mas decir, hasta el momento Don Cipriano no había dicho nada comprometedor y sabia que solo era tiempo para que Gaby dejara de seguir el plan y saliera del closet, afortunadamente el no tuvo que decir más. -¿Sabes lo que me caga?- pregunto Don Cipriano- me caga haber tenido que darle tanto dinero a ese pendejo para que siguiera mi plan, pero cuando recuerdo las espectaculares nalgas de Gabrielita y como me las voy a coger se me olvida todo lo demás- las palabras de Don Cipriano estaban cargadas de lujuria, una lujuria que lo comía por dentro. -No jodas chango, esta re buena- dijo Cipriano refiriéndose a Gaby -Si jefe, está… muy bonita pero- en otra situación el chango hubiese usado otro adjetivo mas subido de tono, pero al saber que Gaby los escuchaba se contuvo. -¿Pero qué?- pregunto Cipriano con un tono molesto. -Está casada señor, y además tiene un hijo. -a la mierda con su esposo y su hijo, ella es una mujer increible y a simple vista se ve que le encanta la verga. Estas palabras calaron hondo en el corazón de Gaby, quien con su oído pegado en la pequeña puerta de madera del closset escuchaba claramente la manera en que Don Cipriano se expresaba de ella. -Y a mí lo que me sobra es eso…….. VERGA…. Jajajaja El viejo noto el nerviosismo en la cara del chango, ahora que estaba seguro que Gaby lo había escuchado se preguntaba como reaccionaria, tenía miedo que tal vez saliera del closet y encarara a su jefe, a fin de cuentas ella era ese tipo de mujer, se pregunto si había sido un error arriesgar su trabajo por su amiga. -¿Qué te pasa pendejo?, te noto raro- -Nada señor, me preguntaba ahora que es lo que va a hacer con Gaby. Mintió el chango -Mañana es mi día de suerte chango, ella me conto que su marido no va a estar mañana (era verdad finalmente Cesar había conseguido trabajo y tenía que salir de la ciudad carga), la invitare a salir, y en la noche la vamos a pasar rico… jajaja- -¿Y usted cree que quiera salir, lleva solo 2 semanas de conocerse -Desde luego, como te dije soy su héroe así que no se negara, y si lo hiciese pues solo sería cuestión de insistirle…..chango, te voy a contar algo pero esto si no se lo cuentes a nadie, ni siquiera a María. -¿Por qué no quiere que se lo cuente?- el chango estaba intrigado -Esas dos se han vuelto muy amigas, y tengo miedo que esa niña la valla a cagar- decía Don Cipriano sin imaginarse que ya lo había hecho. -Se lo prometo señor- el chango cruzo sus dedos mintiendo, esto claro sin que Don Cipriano lo viese. -Veras, tengo pensado traerla aquí mismo y colocar una cámara allí- dijo Cipriano señalando a la ventana- oculta por supuesto, y extorsionarla de alguna manera con él. Gaby no creía lo que escuchaba, donde había quedado ese señor buena gente que conocía, acaso desde que la conoció ese era su plan, y porque ella, porque no le importaba tratar de destruir a su familia para quedarse con ella, Pasaron los minutos y Gaby cada vez estaba más asqueada, de escuchar la manera tan soez como Don Cipriano se refería a ella, las posiciones que según el haría, las veces que Acabaría dentro de ella, incluso escucho como quería embarazarla. No aguantaba más, quería salir corriendo y decirle sus verdades a ese hombre que la había engañado haciéndola creer que era un buen tipo, sin embargo se contuvo, lo había prometido. En cierto momento Don Cipriano se despidió, dejando en manos del chango cerrar el changarro y se fue hacia su casa. Tiempo después ambas chicas salieron del closet al escuchar arrancar el Auto de Don Cipriano. -Honestamente lamento que te hayas enterado de esta forma, y te vuelvo a pedir disculpas por que nosotros lo sabíamos.- dijo la joven María mientras el chango asentía con la cabeza El chango y María guardaron silencio unos instantes no sabían cómo reaccionaría Gaby, el silencio era muy incomodo hasta que Gaby lo rompió. -Les agradezco que al final hiciesen lo correcto…. aunque debo admitir que estoy algo molesta con ustedes- ella se conocía, sabía que en pocos días se le olvidaría de lo malo que hicieron, al que no podría perdonar era a Don Cipriano. -¿Dónde está mi camioneta?- pregunto Gaby secamente dirigiéndose al chango (ese era el día cuando su camioneta estaría lista). -A dos cuadras de aquí- dijo el chango entregándole las llaves y apuntando la dirección. -Creo que no es necesario que diga esto, pero no le digan a Cipriano que ya se dé su “plan”- Ambos asintieron y vieron como se alejaba de ellos, no dijeron nada sabían que era mejor dejarla sola por el momento. Incluso en esa situación y siendo su amiga el chango no pudo evitar clavar su mirada en las nalgotas de la chica. “Que buenas nalgas…. que buenas nalgas…..”Pensó el chango Gaby conducía su camioneta con dirección a casa, mientras pensaba sobre lo ocurrido recientemente. No entendía porque alguien trataría de separarla de sus 2 grandes amores (su hijo y su marido), y mucho menos entendía que lo hiciera por algo tan banal como el sexo, así era, aquel hombre solo la quería para tener sexo, no para hacer el amor con ella, sino para saciar sus más bajas pasiones, y eso la asqueaba, la enojaba la manera en que se había hecho pasar por un buen hombre solo para meterse en su cama. Y decidió que no podía quedarse así debía vengarse de alguna manera. Mientras daba vueltas en su cama, a solas recordaba que hacia algunas horas que su marido se había ido, su hijo plácidamente dormía en la habitación contigua, ese día había sido duro, al principio le fue difícil aceptar que aquel hombre al cual casi había llegado a querer como un padre la traicionara de esa manera. Se percato que su pequeño celular vibraba en señal de que estaba entrando una llamada, lo cogió del mesita que tenia del lado derecho de su recamara matrimonial, con la esperanza de que se tratase de su marido, su decepción fue tal al ver en la pantalla que la llamada entrante era de Don Cipriano. Dudo un momento en que hacer, quizá debió hacer lo más lógico y no contestar, a fin de cuentas ya había pagado su deuda y tenía su camioneta de regreso, sin embargo la vida pone trampas en el camino y la rubia cometió uno de los mayores errores de su vida: contesto. -Buenas- respondió Gaby -¿Hola Gabrielita como estas?- pregunto Don Cipriano Le resultaba increíble como ese hombre al que hace solo algunas horas hubiese protegido de cualquier cosa ahora le provocase tan profundo asco, sin embargo no lo demostró. -Muy bien señor, estaba aquí dormidita, solita, con frio- actuaba extraña -Estas solita porque quieres nena, tu nomas dime y voy y te caliento- se atrevió a decir el viejo, en cualquier otro momento Gaby hubiera colgado, pero después de esa tarde quería darle una lección así que siguió el juego. -Es usted todo un coqueto señor...jajaja- Gaby fingió una risa tímida Pasaron unos instantes en que reino el silencio entre ellos, pero el viejo sintiendo falsamente que había logrado ganar terreno no quito el dedo del renglón. -Entonces que nena ¿voy a tu casa para “hablar”? -Pues si me gustaría… pero me siento malita….pero también me siento solita, ay señor no se qué hacer- la actuación de la chica era tan convincente que el hombre creía que le estaba coqueteando -Fácil... voy para allá y yo te sobo tus heriditas- el viejo comenzó a usar los mismos diminutivos que usaba Gaby. Don Cipriano creía que ya la tenía entre sus manos, en su imaginación ya la veía desnuda mamándole su verga. -ay no señor, que pensaran mis vecinos si ven que a estas horas un machote como usted entra en mi casa y mientras mi marido no está, pensarían de mi lo peor- Gabriela sabia que lo que más le gustaba a los hombres era que los alabaran. -Mándalos al carajo a todos- decía el viejo preso de la lujuria- La rubia esbozo una maliciosa sonrisa, podía sentir la lujuria proveniente de las palabras del viejo quien cada vez se esforzaba menos por aparentar hablar de la enfermedad de Gabriela. -Me gustaría Don Cipriano, pero vera esas son las contras de estar casada, una no se divierte tanto como quisiera- el viejo no podía creer lo aventada que era Gaby por lo que pensó que tal vez estaba malinterpretando las cosas, así que pregunto. -¿Aaaaa… que te refieres?- tartamudeo el viejo, ansioso por saber la respuesta. -Ya sabe Don, si por mi fuera lo invitaría a mi casa, le daría un rico masajito y la pasaríamos muy rico, todo para mi Héroe- Gabriela se sorprendió de lo sensual que sonaba, además de lo rápido que estaba pensando en esta situación. El viejo estaba en shock claramente Gabrielita, la mujer que más había deseado en su vida le estaba proponiendo acostarse con ella. -A demás Don, mi hijito esta aquí en casa y que diría si me ve con otro hombre que no es su papi- el corazón de Gabriela se rompía al hablar de sus 2 grandes amores en esta situación -Si te entiendo nena, pero tu entiéndeme a mí, si vieras lo dura y grande que tengo mi….verga por ti…… ufff- Gabriela no imaginaba que en ese instante el viejo masajeaba fuertemente su mástil. -Qué asco le provocaban a Gabriela esas palabras, pero debía soportarlas, al menos de momento. -Tengo una idea nena… que tal si paso por ti y nos vamos a otro lugar, al que tú quieras-No Don, no puedo dejar a Jacobo solo…… pero… ¿qué tal si lo dejamos para mañana? -¿Mañana?- pregunto con un tono esperanzador el viejo. -Si... mañana paso en la mañana a dejar a Jacobito con mi estúpida suegra (esto le salía del corazón) y por la noche tenemos todo el tiempo del mundo para nosotros dos solitos, ok pero claro, con 2 condiciones- la voz de Gaby era tan sensual que ni un padre podría resistirse. -¿Cuáles?- pregunto el viejo -La primera es que nos vallamos a un lugar retirado de mi casa, no queremos que un vecino chismoso nos eche a perder la noche verdad?- inquirió Gaby cargada de sensualidad -Ni lo mande dios mi reina… ni lo mande dios A pesar del asco que ahora sentía por Don Cipriano no podía evitar sentir algo de gracia por la calentura que notaba en el viejo y su diversión aumentaba cuando imaginaba lo decepcionado que estaría el viejo al final de la noche. -Y la otra- prosiguió Gaby- es que llevemos mi camioneta, después de que la arreglo el mejor mecánico del mundo quiero presumirla -Claro lo que tu desees mamacita -Mañana pase por mí a las 8 y de aquí nos vamos, ¿entendido? -Entendido, ya no puedo esperar “Viejo puerco, si a ti no te importo intentar arruinar mi vida a mi no me importara arruinar la tuya” pensó Gaby. La mañana siguiente Gaby sentía un extraño sentimiento de culpa, de cierta manera había aceptado salir con un hombre que no era su marido, sabía que no llegarían al terreno sexual y que en verdad su plan era dejarlo en ridículo pero para lograrlo debía hacerse pasar por una obediente chica quien quería todo con él y debía mostrarse coqueta, dispuesta, sexy y eso de cierta forma ante ella lo hacía parecer como una ligera infidelidad. Para aminorar la culpa, toda la mañana se dedico a consentir a su nenuco (como le decía de cariño a Jacobo), lo llevo al parque temprano, después a desayunar a McDonald y terminaron por ver una película infantil. Terminado esto y con su plan puesto en marcha como había dicho a Don Cipriano paso a dejar a Jacobo con su abuela. Y la misma cantaleta de siempre la señora reclamándole a Gaby, decía cosas como que apenas su hijo no estaba y ella aprovechaba para salir con sus “amigas”, clara insinuación de que no iba con sus amigas. Sin embargo ese día Gabriela no respondió, no tenía ganas, ya se había cansado de pelear con su suegra, o quizás era porque en ese día algo de razón tenía la vieja. Entrada la tarde la rubia comenzó a alistarse para su “cita”, se baño, se perfumo, cuidadosamente eligió la ropa que iba a usar, intentando lucir tremendamente sexi. Para esa noche Gabriela había decidido usar sus mejores ropas, las más caras y las que mejor resaltaban su voluptuosa anatomía. Primero eligió una diminuta tanga y un Corpiño muy pequeño ambos de color negro. Se coloco la tanga, la cual era tan pequeña que parecía que solo vestía un diminuto hilo a la altura de sus caderas pues sus formidables nalgas la cubrían por completo. El diminuto Corpiño parecía reventar, al tratar de contener la majestuosidad de los melones de su dueña, después de su closset tomo un diminuto vestido que le llegaba por encima de sus muslos mitad negro de arriba y mitad gris de la parte de abajo sin mangas, que dibujaba a la perfección su Cola y sus enormes pechos, riso su rubio cabello y se coloco los típicos productos de belleza que usan las mujeres, posteriormente se maquillo (aunque no lo necesitaba) y por ultimo se puso unas finísimos zapatos de tacón negros. Al terminar se vio en el espejo de cuerpo completo que tenía en el baño, ella lo sabía, se veía espectacular. -Así que por estas es por lo que me querías separar de mi familia- se decía en el espejo mientras con ambas manos tomaba su espectacular Cola -Pues veras que esta es más que unas nalgas- termino por decir y sonreír para sí misma. Se acercaba la hora, y su corazón latía cada vez más rápido, no sabía si hacia lo correcto. Gabriela caminaba de un lado a otro pensando que hacer, pensaba si estaba haciendo lo correcto. Muy en el fondo sabia la respuesta, aunque las circunstancias fueran especiales no debería hacer lo que estaba por pasar. Estaba a punto de salir con otro hombre que no era su marido, sin embargo no lo traicionaría, eso jamás y menos con tan despreciable sujeto. Rápidamente tomo el teléfono, deseando que no fuera demasiado tarde para cancelar aquella cita extramarital, argumentando cualquier cosa, comenzó a marcar las teclas cuando escucho sonar el timbre, se maldijo a sí misma, había sido muy lenta. Se pregunto si aun habría marcha atrás. El viejo al ver la voluptuosa silueta de lo que el imaginaba seria su compañera sexual de la noche no pudo evitar sentirse el hombre más afortunado del mundo. Ella por el contrario sintió repugnancia al ver al viejo, el cual vestía de camisa negra a cuadros, un pantalón de mezclilla azul y botas vaqueras. - Buenas noches señorita- dijo en tono muy sugerente el viejo - Buenas noches señor- respondía Gaby lanzándole una sonrisa coqueta, prometedora, sexi. La rubia rápidamente tomo su bolso que estaba encima de la mesa de planchar y en un instante se dirigió a la salida, no quería que ese hombre pisara un centímetro de su casa. La rubia cerró la puerta y metió la llave con intención de poner el seguro. Plash, fue el sonoro resultado de la aparatosa nalgada que el hombre propino a la sensual casada, no conforme con eso el hombre no retiro su mano, sino que la dejo allí masajeando el glúteo de la chica. “Demonios, que hago me está tocando” pensaba la chica presa de la desesperación, en ese momento quería propinarle un golpe, sin embargo si quería seguir con su plan debía soportarlo. –Uuuhhhh No sea toquetón- fue lo que atino a responder con su sensual sonrisa, retirando con su mano delicadamente la de él. En el rostro del hombre solo se podía apreciar la sonrisa de un hombre que se cree ya vencedor, que está seguro que será una gran noche. -Ya no aguanto Gabrielita…… dame un adelantito- las grandes manos del hombre la atrajeron hacia él, a pesar de oponer resistencia de poco sirvió, el viejo era muy fuerte. La chica era capaz de percibir, el calor que emanaba de ese gordo cuerpo, en ese momento supo que era inútil resistirse, debía ser inteligente. -No…. Aquí no… nos pueden ver jijijiji- reía nerviosamente Gaby -No te hagas rogar, aunque sea un besito para tu héroe El hombre tenía aprisionada a la mujer con sus dos manazas, las cuales las tenia situadas a unos centímetros por encima de sus carnosas nalgas, solo le bastaba un movimiento para palparlas, para sentir esa dureza con la cual había soñado todas las noches desde que la conoció. No aguanto más y las tomo, las estrujo, las sintió en toda su gran dimensión, eran mejor de lo que las imaginaba, duras pero a la vez suaves, impactantes. Gabriela en verdad estaba preocupada porque alguien pudiese verlos (algún vecino), estaba en una situación comprometedora. No tenia de otra, coquetamente poso sus labios en los del viejo, y en un instante los retiro. Ese pequeño beso basto para excitar más al viejo. -Ay señor, vámonos a otro lugar…. Para poder darle el masajito que le prometí ayer y ademas quiero lo que me prometió usted grande y duro, y le aseguro que terminara con un final feliz- susurro esto en la oreja izquierda de Don Cipriano pasando levemente su lengua por la oreja del viejo –Uuuummm que rico gusto a macho Aaaahhhh El viejo viendo fijamente a la chica, tomo su mano y prácticamente jalándola la ínsito a que lo siguiera con dirección a la salida del edificio, ya no quería esperar más. El viejo condujo a un hotel que se encontraba alrededor de 20 minutos del edificio donde vivía la chica, lo hizo en la camioneta de ella, pues una de las condiciones que puso Gaby dictaba que usaran su camioneta. La primera propuesta del mecánico había sido llevarla a su taller, pero Gaby recordando lo que dijo el día anterior, acerca de que pondría cámaras, se negó argumentando que ya tenía conocidos por esos lugares. El viejo por más que insistió no pudo hacerla cambiar de opinión, así que decidió llevarla a otro lugar. El viaje resulto horrible para la chica, tuvo que soportar todo tipo de piropos bastante subidos de tono, además de eso el viejo al estar completamente seguro de que ya tenía en la cama ,no dejaba de masajearle las poderosas piernas, lo peor no era eso, lo peor para Gaby era tener que fingir que lo disfrutaba, tener que utilizar su risa estúpida para que el viejo no sospechara, aunque en cierto momento se sintió culpable, reflexiono sobre lo que estaría haciendo su marido mientras ella se dejaba manosear por un sujeto que podría ser su padre, pero no había marcha atrás debía enseñarle a ese hombre que con la señora Gabriela Ramos de Guillen no se juega. Estacionaron la camioneta cerca del hotel, era un edificio muy antiguo, no se podía decir que era horrible pero era bastante precario, al menos la fachada, unos cuantos pisos que se notaba llevaban años sin una pintada, un letrero enorme con la palabra motel en rojo parpadeando, exceptuando la o que no funcionaba. Gabriela veía parejas entrar y salir (aunque eran más las que entraban dada la hora), y sintió vergüenza, en su cabeza lo sabía, ellos eran la “pareja más dispareja”, las parejas que veía eran por lo general de la misma edad y características, a diferencia de ellos. Sentía que todas las miradas estaban posadas en ellos, y no estaba muy alejada de la realidad, los hombres se preguntaban como ese asqueroso sujeto podía traer de la cintura a tan encantadora chica, si es que le había pagado algo y si fuera así debía ser mucho dinero. Las mujeres rápidamente pensaban lo más lógico que era una puta. Llegaron con el recepcionista. -Muy buenas noches- dijo el recepcionista quien inmediatamente noto la belleza de la chica -Necesito una habitación- respondió el viejo, se notaba que estaba apurado -¿Cama matrimonial o individual?- pregunto el empleado del hotel -¿Que no está viendo pendejo?- respondió el viejo molesto, a la vez que con la mirada señalaba a Gaby. -Disculpe señor El empleado entrego las llaves de la habitación, Don Cipriano la pago y ambos se retiraron en dirección a ella, con la mirada del recepcionista clavada en el sensual bamboleo de la Cola de la casada, en esos momentos deseo tener cámaras en las habitaciones. Con cierta dificultad Don Cipriano metió la llave en la chapa y abrió la puerta, la ansiedad por coger con Gaby era demasiada. Entonces la rubia pudo ver la habitación, no era muy amplia, pero tampoco era demasiado pequeña, tenía solo lo necesario para lo que la necesitaban las parejas, una cama en el centro, pegada a la pared, algunos muebles y un cuarto al fondo, el cual ella pensó que era el baño. Los pensamientos de la rubia fueron interrumpidos por la voz del viejo quien decía: -Ahora si chiquita…. Vamos a disfrutar como recién casados- lentamente Cipriano se acercaba a ella, quien no sabía qué hacer, debía pensar rápido o estaría en peligro, sabía que un hombre excitado era capaz de cualquier cosa. Tal vez se preguntaran que es exactamente lo que Gabriela pensaba al meterse a la boca del lobo, al exponerse de esa manera con aquel hombre que deseaba todo con ella, era simple no podía dejar las cosas así, no podía permitir que se burlara de ella y menos de su familia, era una mujer independiente, capaz de valerse por sí misma, cuando alguien intentaba dañarla ella era capaz de defenderse y en este caso no era la excepción. Su plan consistía en exponerlo frente a todos, que su mujer se diera cuenta de que clase de hombre era y para ello tenía guardada una sorpresa. -Esperece tantito Don…. que le parece si primero le doy el masajito que le prometí ayer???- pregunto Gaby con esa voz cargada de ingenuidad. -Lo que tu desees mi reina- contesto Cipriano “Viejo cerdo…. Mientras tu estas aquí con otra mujer tu pobre esposa debe estar preocupadísima por ti” pensaba Gaby “pero lamentaras haber aceptado mi propuesta”, fue en ese instante que Gaby se dio cuenta que Don Cipriano se había quitado su camisa a cuadros, era una visión asquerosa, la prominente barriga de Don Cipriano subía y bajaba debido a su respiración agitada, sus gruesos bellos de lejos parecían mugre y suciedad, definitivamente era un tipo asqueroso. –No todavía no Dijo Gaby dándose cuenta que el viejo intentaba quitarse el pantalón para luego quitarse su ropa interior. -¿Qué te pasa reina?- pregunto Don Cipriano no entendiendo su reacción. Gaby dándose cuenta que había reaccionado mal dijo: -Valla al baño, quítese su ropa y póngase una toalla El viejo quien aun no entendía por qué no se podía desnudar allí se quedo inmóvil hasta que Gaby prosiguió: -Me excita la espera…. quiero sorprenderme con su gran pene y jugar mucho con el- Don Cipriano sonrió, era la primera vez que escuchaba a tan sensual mujer hablar sobre su miembro. -Te aseguro que mi verga no te decepcionara chiquita... en unos instantes te hare gritar como una loba. Se acerco peligrosamente a la anatomía de Gabriela, quien rápidamente se puso a la defensiva, pero el hombre fue más rápido, de un jalón la atrajo hacia él y le planto tremendo beso, que la nena recibió de mala gana, su mente se debatía entre empujarlo y seguir besándolo, debía guardar las apariencias, debía hacerle creer que le gustaba. El viejo era hábil, y llegaba a lugares profundos en la boca de la rubia, aprovechaba para masajear el cuerpo de lo que él creía que ya era su amante. Le encantaba posar sus manos sobre la gran Cola de la chica y subirlas por la estrechez de sus caderas, creía sentir como la chica se resistía, pero no lo suficiente como para alejarlo así que continúo. El olor que el hombre desprendía de su boca era asqueroso para Gabriela, mezcla de alcohol y tabaco, dos de las cosas que más odiaba en la vida. Pero algo estaba pasando dentro de ella, algo extraño, ese hombre era el típico mexicano, machista, sucio, infiel mujeriego cosas que odiaba en un hombre, pero en ese momento en sus brazos se sentía extraña, la manera en que el hombre la besaba sin contemplaciones y sin pedir su permiso no le molestaba tanto como creía, se sentía protegida, deseada, en fin como una mujer, algo que con su esposo no había sentido jamás. Con tal de seguir su plan devolvió el beso, su lengua comenzó a jugar con la de Don Cipriano, sus manos (que hasta ese momento estaban sobre las de el intentando quitarlas) dejaron de hacer presión para colocarlas en el cuello de Don Cipriano.

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