Gabriela una adorable mujer casada 1.2

-La neta se me hace que así es con todo el mundo- contesto el joven quien estaba en lo cierto, así era Gabriela, sin proponérselo hacía pensar a los hombres que podían llevársela a la cama cosa que hasta ahora no había pasado. - A la mierda con lo que tu creas, pero de que me la cojo me la cojo… o que ¿alguna vez te he fallado (dijo esto refiriéndose a que siempre que se proponía cogerse a cualquier mujer lo hacía) - Pus no nunca, pero esta minita esta en otro nivel…. Nomas de verle las nalgonas se me para. - A mí también chango… lástima que tu nunca te cojeras a una así Estas palabras molestaron al joven estaba cansado de que Don Cipriano lo hiciese menos - Ni usted tampoco respondió el chango… es más le apuesto lo de siempre a que no se la lleva a la cama. - Sale y vale- dijo Don Cipriano -Recuerde que me tiene que traer alguna prueba……. Y además debe de ser por las buenas no vale forzarla, que por ahí hay rumores- dijo en tono inquisitivo el chango. -Tu tranquilo mi Monkey que cuando este dentro de esas nalgonas me acordare de ti… jajajajaja. En ese momento vieron como la escultural Gabriela se acercaba a ellos con su provocativo andar y ambos separaron rumbos. -Otra vez le digo que muchas gracias señor, ¿Quién diría que de algo tan horrible como un accidente encontraría a una persona tan buena como usted?- la casada estaba en verdad agradecida. -Lo sé, y ahora sube rápido a mi auto que aunque chocado aun funciona- Gabriela se sonrojo al recordar que ella había causado el accidente. Ambos se dirigieron a la casa de Doña Romina mientras Hablaban de cosas vánales, con las metas muy distintas, ella pensando que de todo esto probablemente obtendría una nueva amistad, además de perder dinero y el imaginando que encontraría a su nueva amante. -¿Quién es ese hombre con el que vienes?- pregunto doña Romina cuando Gabriele se disponía a salir por la puerta, con dirección al Auto de Don Cipriano, con Jacobo en brazos pues ya era algo tarde y el pequeño había caído dormido. Gaby noto el tono con el que su suegra dijo estas palabras... Como queriendo insinuar algo. - Un amigo- dijo Gaby en tono cortante… no le debía explicaciones a nadie y menos a su suegra -Ahaaaa ya veo... otro de tus “amiguitos”. Gaby se detuvo en seco el día ya había sido lo suficientemente malo sin tener que aguantar aquello... - ¿Esta insinuando lo que creo señora?- respondió la rubia visiblemente molesta -Hay no como crees…. Solo te pido que cuando estés haciendo cochinadas con ese hombre le tapes los oídos al pobre de Jacobo… no queremos que crezca traumado- Era la primera vez que la señora Romina hacia un ataque tan directo, por lo general se limitaba a hacer comentarios sugerentes sobre la fidelidad de Gaby hacia su hijo (cesar), pero esta vez había dicho claramente que tendría relaciones con otro hombre. Gaby no entendía la razón por la que su suegra la odiaba, jamás había sido infiel… ni siquiera en su etapa de novios, recordaba cuando la conoció, se portaba bien... El típico trato de suegra y nuera, nunca habían sido las grandes amigas pero al inicio se trataban con respeto, Gaby no supo cuando fue que todo cambio, sabía que ella no lo había iniciado. - Sabe algo suegrita… vallase a la mierda- dijo Gaby sabia que esas simples palabras le traerían graves problemas con Cesar pero en ese instante no le importaba. - Linda boquita Gabrielita…. No sé qué te vio mi Cesar- dijo Romina mirando de arriba hacia abajo a la chica y con una sonrisa burlona dijo - bueno a parte de las tetas y las nalgas. Gaby ya no soportaba seguir escuchado tantas tonterías y muy molesta cruzo la puerta, mientras se alejaba podía escuchar las tonterías que bufaba su suegra. El viejo Cipriano esperaba a la chica sentado en el cofre del auto… jamás en su vida había estado tan excitado como en esos momentos… el solo pensar que podría cogerse a su nueva amiga lo tenía calientísimo. Y entonces la vio acercarse rápidamente, escuchaba los gritos provenientes de la suegra. Noto las lagrimas escurrir de sus bellos ojos (debido al tremendo coraje) y sin pensarlo 2 veces la abrazo... Quería volver a sentir su fresco y bello cuerpo cerca del suyo y que mejor oportunidad que esta… aunque lamento que debido al niño no pudo repagarse tanto como quería. -Tranquila chica….- Dijo el viejo mientras acariciaba su sedoso cabello -Eeeess…. Una estúpida- tartamudeaba la Rubia sin intención de separarse del viejo, de alguna manera el abrazo la hacía sentirse bien Todo esto pasaba mientras eran observados por Doña Romina quien de brazos cruzados meneaba su cabeza de forma negativa “Como puedes cambiar a mi hijo por ese asqueroso sujeto” pensaba. Doña Romina era una mujer que enjuiciaba antes de preguntar, en su mente ni se asomaba la idea de que Gabriela acababa de conocer a aquel hombre, para ella eran amantes. Don Cipriano quedaba de frente a Doña Romina y le lanzo una mirada burlona... Triunfante sabiendo que todo lo que ocurría le beneficiaria a él “señora... Si supiera lo rico que algún día lo pasaremos su nuerita y yo...” Con una mirada de desprecio Doña Romina se alejo de ellos y se metió en su hogar, mientras Cipriano, Gaby y el pequeño Jacobo se dirigían al fin a casa. -Muchísimas gracias por todo Don Cipriano- dijo Gaby bajando del auto con su hijo en brazos -Tranquila reina…. No pasa nada - No sé cómo pagarle todo lo que ha hecho hoy por mí- decía Gaby- bueno… si lo sé… no se preocupe le pagare hasta el último centavo. - Cuando puedas nena…. Solo recuerda que tu camioneta estará en unas 2 semanas. - Esta bien señor…. Y me despido porque mi marido debe estar muy preocupado por nosotros (refiriéndose a ella y su hijo). La bella Gaby comenzó a caminar en dirección al edificio donde se encontraba su apartamento, con la libidinosa mirada del viejo clavada en aquella espectacular Cola que movía como una diosa. El viejo se tocaba la verga por encima de su pantalón mientras decía en voz alta. -Tranquilo…. En unos días más vas a estar dentro de esa bella- arranco su auto después de que ya no pudo ver a la rubia y se fue de allí. El camino para Gaby fue difícil, su hijo ya no era un bebe, los últimos meses había ganado peso (no es que el niño fuese gordo, pero estaba pesado), además vivía en el 4 piso y el elevador no funcionaba desde hacía varias semanas. Durante el camino se topó con varios vecinos que la saludaban eufóricamente... muchos de ellos con tal de pasar algunos momentos cerca de ella se ofrecieron a ayudarla con el niño, a lo cual se negaba, sabía que si hubiese aceptado se exponía a un nuevo pleito, ahora con su marido. Estaba segura que su suegra ya lo había llamado, contándole quien sabe que cosas acerca de lo sucedido en su casa. Cesar era un hombre celoso, a sabiendas de la deslumbrante mujer que tenía como esposa, y eso lo carcomía, algunas veces cuando estaba solo se imaginaba que Gaby se conseguía otro hombre y lo dejaba, aunque cuando estaba con ella se reprendía por tener esos pensamientos al verla tan cariñosa, tan atenta, tan amorosa y entonces sabia que él lo era todo para ella, y el también la amaba, más de lo que había amado a otra persona en su vida Más tarde que temprano Gabriela llego a su departamento introdujo su llave en la cerradura y entro. No le sorprendió ver a su marido sentado en el sofá con semblante serio. - Hola mi amor- dijo Gaby con la esperanza de que no se encontrara de mal humor... no tenía ganas de otra pelea. Cesar no respondió el saludo, se dirigió hacia ella y tomo a Jacobo en sus brazos, para después alejarse de allí y llevarlo a su habitación (la de Jacobo). Para ella esto solo podía significar una cosa, habría pelea, así que espero a que regresara, ella no quería discutir, pero tampoco era una dejada si quería pelea la iba a encontrar. Espero sentada en el sofá de la sala cuando vio aparecer a Cesar. -Me llamo mi mama- atino a decir Cesar -Otra vez esa vieja bruja- dijo Gaby frunciendo el seño en señal de molestia - No le digas así es mi madre y lo sabes- dijo Cesar muy ofendido -Y cómo quieres que le diga si no deja de meterse en nuestros asuntos - Me dijo que estabas en el Auto de un hombre ¿Quién era?- inquirió Cesar con el gusanito de los celos. -Un conocido- dijo Gaby - ¿Qué? ¿Un conocido…? ¿Quieres que me trague eso?- los gritos de Cesar llenaron el cuarto - Baja la voz que despertaras al niño- - A la mierda… con eso como quieres que me ponga cuando mi mujer se está revolcando con quien sabe quien, La respuesta de Gaby fue una sonora cachetada, jamás en su vida su marido le había hablado así, era la primera vez que la tachaba de adultera, y estaba segura que era por culpa de su suegra solo dios sabia que fue lo que conto. A Cesar le dolía mas el orgullo que aquel golpe, el solo imaginar que Gaby estuviera en brazos de otro lo enloquecía. - En verdad crees que sería capaz de engañarte con otro…. mírame a los ojos y dímelo.- la chica hablaba en tono alto, no importándole que alguien la escuchara, cuando ese tipo de acusaciones venían de su suegra no le afectaban tanto, pero viniendo de su marido era diferente. Así lo hizo Cesar, miro fijamente los bellos ojos azules de Gaby y vinieron a su mente todas aquellas ocasiones en que había cuidado a él y de su hijo, lo tierna que era cuando se enfermaba, lo amorosa que era la mayoría del tiempo y la respuesta llego pronto…. No Gabriela jamás lo engañaría, o al menos eso pensaba en ese momento. - Noo.. Discúlpame mi amor- decía, algo temeroso de la reacción de Gaby- es que tu sabes lo mal que me pongo, tu eres mi vida y no sé qué haría sin ti. - No me vengas con eso ahora, primero me insultas y después me vienes con esto….- Gaby aun estaba molesta, se notaba por la posición de sus hombros. Cesar pidió una vez más disculpas, incluso se arrodillo, y como a Gaby no le gustaba verlo así. Humillándose, termino por perdonarlo. - Mi amor…. tengo unas preguntas…. Sin pelear ni nada pero…. ¿Qué hacías en el auto de ese hombre?- trato de que su voz sonara lo más tranquila posible, aunque sintiera celos. Gabriela no quería contestar esa pregunta, no quería decirle a su marido que por su estupidez ahora tenían más deudas, así que hizo lo que cualquier ser humano haría: Mintió Le conto que su mejor amiga Lidia se la había pedido prestada unos días porque iba a salir de la ciudad, a fin de cuentas ya lo había hecho antes y a Cesar aunque le molestara terminaba aceptándolo, siguió diciendo que el hombre era tío de Lidia y que muy amablemente al ver que no tenía como regresar se ofreció a llevarla. La intuición de Cesar (o quizás los celos) le decía que algo andaba mal, su historia cuadraba, pero había algo extraño, a fin de cuentas lo dejaría pasar viniendo de Gaby no sería nada grave. La reconciliación de la feliz pareja no tardo mucho en llegar, esa misma noche tuvieron una sesión de sexo marital, y como siempre las sensaciones fueron contrastantes. Cesar como siempre había terminado completamente satisfecho (y como no si aparte de ser una belleza Gaby era tremendamente fogosa en la cama). Por otro lado teníamos a Gaby, la sensual chica, desnuda viendo detalladamente a Cesar quien plácidamente ajeno a todo esto dormía. A pesar de ya llevar mucho tiempo casados Gaby no dejaba de sorprenderse de la belleza de su marido, un hombre alto, fornido gracias a las horas invertidas en el gimnasio, rubio, en fin era el estereotipo de belleza de las películas, alguien digno del tremendo cuerpazo de Gabriela, sin embargo había algo mal, nunca había logrado satisfacerla sexualmente y esto se debía a 2 razones. El primero sentía Gaby que era debido a la falta de originalidad y talento a la hora de moverse, de sentir, de disfrutar de cada rincón de su cuerpo, y la segunda era el tamaño del miembro de su marido, si bien era cierto que nunca había visto otro, por platicas con sus amigas se podía dar una idea de lo pequeño que era, sin embargo ella lo amaba demasiado como para quejarse por eso. Sabía en el fondo que debía hablarlo con él, que era un problema que tal vez tenia solución, pero también existía la posibilidad de que sus palabras pudiesen dañarlo, y eso era lo que menos quería. Los siguientes 2 días transcurrieron de manera normal en la vida de nuestra bella protagonista, no fue sino hasta el domingo por la tarde cuando recibió una llamada. - Bueno...- Dijo Gaby al no reconocer el numero de quien llamaba. - Que bella voz tiene muchachita- dijo la voz del otro lado del teléfono -Como es juguetón- dijo Gaby al percatarse de que se trataba la voz del viejo Cipriano. - Que quiere que haga cuando estoy hablando con la mujer más bella del barrio- dijo el viejo como tentando la situación. -¿Solo del barrio?- respondió coquetamente la chica (sin ninguna mala intención, es solo que estaba acostumbrada a recibir los piropos muy subidos de tono, y cuando uno le agradaba por lo general seguía el juego. -Usted sabe que no reinita…. Usted sabe que es la mujer más bella de la galaxia- el viejo lentamente tomaba más confianza, pero sin llegar a ser vulgar, no quería perder su oportunidad. - Ya ve como es señor… va a hacer que me sonroje - Sonrójese todo lo que quiera…. De todas maneras estoy diciendo la pura verdad. Era extraña la gran confianza que habían adquirido en unos pocos momentos que habían estado juntos, Gabriela no veía con malos ojos la actitud de Cipriano, pues como ya dije estaba acostumbrada a ser admirada por el sexo opuesto. Los siguientes minutos pasaron de la misma manera con Cipriano alabando la belleza de Gaby y ella cada vez mas sonrojada hasta que llegaron al punto de la llamada. -Bueno nena…. No quiero incomodarte, pero llamaba para ver si has conseguido el dinero Gabriela dudo un momento… por lo bien que se llevaba con el viejo no pensó que no le cobraría tan pronto. - Ande señor… la verdad es que aun nada… - No te preocupes, y no pienses que te estoy cobrando, lo que sucede es que me surgió un problema y rápidamente pensé en ti, si aceptas te perdonaría la deuda. - ¿Qué clase de problema?- dijo Gabriela con la esperanza de librarse. - Déjame contarte todo desde el principio. El viejo Cipriano tomo aire y empezó. -Como ya te había dicho, tengo un taller, todo iba muy bien con la clientela pero hace unas cuantas semanas un nuevo taller abrió muy cerca de aquí y empezamos a perder clientes….No teníamos idea de que hacer para volver a tener clientela hasta que se me ocurrió una idea…… -¿Cuál idea?- pregunto Gaby -Contratar edecanes… tu sabes de esas chicas hermosas que bailan afuera de los negocios. Gaby aun no entendía que le estaba proponiendo. - El problema aquí es que ya teníamos contratadas a 2, pero para mi mala suerte una sufrió un accidente y no podrá venir, y para acabarla de maldecir la agencia donde las contrate no me puede mandar otra, dicen que no tienen disponibles- mentía el viejo Gaby quien por fin tenía una idea de lo que quería el viejo, y tratando de safarse pregunto. - ¿Y no puede llamar a otra agencia?- - Si…. Pero el problema es que estoy pagando un dineral por esta chica, ya la vi y es una hermosura, y en las demás agencias no tienen a nadie que le llegue a los talones. - ¿Y entonces?- la voz de Gaby sonaba preocupada. -Entonces es cuando entras tú…. Eres una hermosura, y si suples a la chica que se enfermo nuestra deuda quedara saldada. El silencio reino por unos instantes mientras Gaby meditaba la situación. -No creo señor, soy una mujer casada y no me parece correcto exhibirme, si mi marido se llegara a enterar inmediatamente me pediría el divorcio -dale… solo son 2 semanas Gabrielita... Solo eso y por las mañanas- suplicaba el viejo -No se- la bella mujer estaba indecisa, solo tendría que hacer de edecán por 2 semanas y terminaría su deuda, era un buen trato, si estuviese soltera lo habría tomado sin protestar. - Tu marido no tiene por que enterarse, será nuestro secreto- el viejo sonaba muy angustiado, sentía que la escultural mujer se le escapaba. Después de unos angustiosos momentos la chica termino aceptando - Está bien señor, pero solo porque usted me cae muy bien, jajaja- se rio con su dulce voz - Muchísimas gracias Gabrielita, y a propósito tu….” me caes mejor”- dijo Don Cipriano en doble sentido cosa que Gaby no entendió. - Déjame te doy mis datos para que mañana llegues aquí temprano nena - Está bien señor A la mañana siguiente Gabriela se encontraba afuera del taller de Don Cipriano, tuvo que hablar con su jefe pidiendo sus dos semanas de vacaciones por adelantado, su jefe acepto, aparentemente las cosas estaban de su lado, sin embargo un sentimiento de angustia la recorría, la calle estaba en muy malas condiciones, era muy temprano y no pasaba mucha gente ni coches. Levaba alrededor de 15 minutos esperando a las afueras del “pie grande” (así se llamaba el taller mecánico”, por un momento le dio la impresión que el nombre parecía más de table dance que de taller mecánico, pensaba en irse, a fin de cuentas nadie la había recibido, sabía que estaba mal, como era posible que una mujer casada como ella estuviera pensando en exhibiese ante una bola de extraños, ¿Qué pensaría su marido? ¿Qué pensaría su hijo?, definitivamente estaba mal, la espectacular rubia dio media vuelta cuando escucho como se abría el gran portón café. - Hola señora Gabriela- dijo Eufóricamente el chango - Buenos días Pablo- respondió Gaby - Bu….buenos días- el chango se extraño de cómo una espectacular mujer como ella recordara su nombre. Aun con aquellas ropas, se podía ver a la perfección la escultural figura de Gabriela, dotada de una belleza espectacular que la naturaleza le concedió y cuidada gracias a las horas de gimnasio invertidas, decir que era espectacular es poco, ese bello rostro digno de una muñeca de porcelana con sus ojos azules y esos gruesos y carnosos labios rojos sangre, contrastaban con el deseo que despertaba su anatomía. Su cuerpo digno de las pajas mentales de todo el que la conocía, con su Cola perfecta, voluminosa, parada respingóna y sus enormes melones fantasía de grandes y chicos, de amigos y familiares.

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