Operación Masaje

OPERACION MASAJE


Una historia original de Easylover ®



Operación Masaje

LECTURAS INSPIRADORAS



esperma

Después de laburar 8 años en una farmacia, un dia los dueños presentaron quiebra y quedé en la calle. Enseguida inicié la búsqueda de laburo, me levantaba a la madrugada y salía a tirar currículum por todas partes, con las reservas de dinero en su punto mas crítico y mi autoestima en baja. Los dias pasaban y la ansiedad me ganaba. Para colmo me había peleado con mi novia un mes antes de entrar a engrosar las estadísticas de desocupados.
Una tarde, caminando por Villa Urquiza, regresaba de mi derrotero sin novedades ni esperanzas, cuando un flaco que fumaba a la puerta de un gimnasio me llama:
-Rocky! Rocky sos vos?.-Me grita.
Lo miré bien unos segundos y enseguida reconocí al Turco, un viejo amigo con quien hicimos la secundaria. Nos dimos un abrazo, me saludó efusivamente, era un tipo fenomenal, muy canchero y chamuyero como pocos. Charlamos animadamente un buen rato, cuando me invitó a tomar una cerveza y acepté de buen grado, el Turco me dice:
-Pasá Rocky, la tomamos en el buffet!
-Aqui en el Gym?.-Le respondo extrañado.
-Si loco, es mi gimnasio, soy el dueño! Te gusta?.-Me responde con un guiño.
No lo podía creer. Mi amigo había pegado buenos negocios y ahora tenía un Gym de primera linea, muy moderno y bien equipado y con unas empleadas enfundadas en unas calzas infernales (lo primero que registré al entrar, jeje) que se me caía la baba.
Nos contamos nuestras cosas y charlamos animadamente. Me escuchó con atención y sin pensarlo demasiado me tiró:
-Rocky, mañana venite que empezás como masajista. No voy a aceptar un NO como respuesta. Veni y trabaja para mi, y cuando surja algo mejor, no hay drama, te vas bien amigo!
Me quedé sorprendido y emocionado. Traté de hacerle entender que no sabía mucho acerca de dar masajes, pero me dijo que el recordaba como mi viejo sabía del tema, ya que masajeaba a los muchachos del equipo del barrio muchos años atrás, dándoselas de kinesiólogo, con su infaltable aceite Esmeralda, aquel líquido verde que tenía una baranda espantosa. ¿La recuerdan?.
Eran épocas de torneos relámpago y se jugaban 6 partidos en el dia, por lo cual era vital el apoyo de un masajista para llegar a jugarlos mas o menos entero.
Lo poco que sabía era lo que vi hacer a mi viejo ahi y en casa, donde daba masajes a mamá. Claro que esas sesiones no se me permitió verlas mas que en algún descuido de ellos al dejar la puerta entreabierta, y ver a mi vieja tumbada en la cama en bolas y y mi viejo enceitándose las manos para darle masaje en todo el cuerpo. (Cuando me vió espiándolos casi me caga a trompadas).
En fin, se las hago corta; el Turco me convenció. Agarré viaje a pesar de mi inexperiencia, pero con la audacia del que se manda de puro caradura.

pete


Al dia siguiente fue mi primer dia. Durante la noche me documenté en internet acerca de las técnicas y formas de dar masajes, fué un curso intensivo de un par de horas con el cual abrí un poco mas el bocho y aprendí trucos interesantes. Llegué y una rubia que rajaba los mármoles me saluda con un beso y me dice;
-Hola Rocky! Este es tu uniforme y tu box está a la izquierda del vestuario. El turco viene mas tarde. Suerte!
Mientras secaba los hilos de saliva de la comisura de mis labios y miraba embobado ese culo meneándose hacia el primer piso, agradecí a Dios por este empleo.
Transcurrió el dia y atendí a varios hombres mayores con molestias, casi siempre en espalda y cuello y a dos señoras cuarentonas, una tenia mucho dolor en los hombros, la otra se quejaba de su rodilla. Frotaba el aceite despacio, y daba masajes suaves, tratando de ser cuidadoso en aquellas zonas donde manifestaban dolores. Todos se fueron complacidos, lo cual me dió mas seguridad. Mi box tenía dos camillas, un escritorio y un arsenal de aceites esenciales, con estupendos aromas, nada que ver con el viejo Esmeralda.
Todo fue muy tranquilo, me pasé la mayor parte del tiempo haciéndome la cabeza con las cosas que le haría a cada una de las tremendas hembras que veía desfilar entre aerobic, tae-bo, aparatos, cintas, salsa, pilates y otras yerbas. Pase el dia al palo bah! Planeando llegar a casa y descargar en una gloriosa paja toda la leche que esas minas me habían hecho burbujear en las pelotas.
Con la cabeza puesta en esos lujuriosos proyectos onanistas, no vi llegar a Belu, una de las coordinadoras que me avisa:
-Por hoy termina el servicio de masajes Rocky. Es hora de irse a casita. Ya podés ir acomodando y cerrando.
Con la sonrisa de oreja a oreja fui dejando todo en orden. Ya tenía mi mano en el picaporte de la puerta, cerrando, cuando una voz me sobresalta:
-Espera por favor! Necesito un masaje!.-Me suplica una voz femenina.

madura


Me doy vuelta y me encuentro con una mujer ya cincuentona, pelirroja, con un top blanco de gran escote, pechos bastante grandes y piel blanca manchada de pecas. Tenía puesta una calza gris que aprisionaba un generoso culo y dejaba adivinar la tanguita minúscula , es decir, el triángulito ínfimo que se perdía en sus importantes labios vaginales (camel toe, muchachos) y era una delicia admirar.
Le sonrio y le explico que por hoy había finalizado el horario, que me estaba yendo a casa, que mañana no habría problemas.
-Por favor...-Me ruega.- Estoy sumamente contracturada.
-Perdoname pero me estaba yendo, ya cierran el Gym.- Le explico.
-Y no vendrías a casa?.- Me pregunta con carita de ruego.- mira que yo te pago lo que sea, tengo una camilla donde podés trabajar y en una hora podés ganarte un buen billete nene, mirá que soy de dar buenas propinas! Por favor, necesito un buen masaje!.-Me propone divertida y haciéndome pucheros.
La guita me seducía, la mina estaba para hincarle los colmillos y la poronga hasta el caracú. No tuve que pensarlo mucho, acepté de buen grado.
-Esta bien....-Dejé picando la pausa para que me diga su nombre. Ella la caza al vuelo.
-Mirtha, pero me dicen Miry.-Me aclara.
-Bueno Miry, vamos?.-Le propongo.
-Siiii!!!.-Festeja aplaudiendo sin moverse demasiado, porque estaba realmente durita.
Entré al box, tome un par de aceites y un pomo de Salicrem y los metí en el bolso.
Salimos del Gym y caminamos hacia su auto, le dije que me llamaba Ricardo y me decían Rocky.
-Como el boxeador!.-Me dijo simpática.
Charlamos durante el trayecto, me contó que vivía con sus perras caniche toy, ya que su hija se había casado no hacía muchos meses y para mitigar la soledad, trajo los animalitos. Era divorciada y tenía un negocio de ropa femenina en un shopping. Era muy charlatana y risueña, con gran sentido del humor, y enseguida entró en confianza como para darme palmadas en la rodilla o pellizcarme la mejilla ante mis comentarios compradores.
Llegamos a su casa, un Chalet super paquete, me condujo a una habitación en el primer piso, donde estaba la camilla, una cinta caminadora, colchonetas y algunas pesas, todo un mini-gym.
-Me voy a poner cómoda.- Me avisa.- ¿Querés tomar algo?.- Pregunta.
-No gracias.- Le respondo mientras preparo mi equipo.
Tardó unos 15 minutos. Cuando volvió estaba envuelta en una bata corta, que tapaba un poco mas alla de sus nalgas. Se había duchado, tenía el pelo húmedo y un perfume que me cachondeó al instante. Quise ponerle onda al lugar, generar el clima para que se aflojaran sus tensiones. Pregunté si podía poner música y ella asintió. Tenía en el bolso un cd con temas lentos (que vuelvan los lentos carajo!) y lo puse a un volumen suave.
La invité a acostarse en la camilla, boca abajo, ya que me había comentado que su contractura era en el cuello, por lo cual le deslicé la bata hasta la cadera, dejando su espalda pecosa al desnudo. Embadurné mis manos en la crema analgésica primero, para aliviarla lo mas rápido posible y luego relajarla con aceite. Ni bien comencé ella dejó oir pequeños quejidos.
-Relajate lo mas que puedas.- Le aconsejé.
-Si, si.- Responde.- Tenés buenas manos.- Agrega cerrando los ojos.

verga


Masajeé la zona con delicadeza, frotando mis manos en su piel, para aumentar la temperatura y asi aflojar la contractura. Poco a poco cambió los quejidos por débiles gemidos, lo estaba disfrutando y a mi me empezaba a calentar.
-Estabas realmente tensa.- Le comento.-Tenés unos nudos bárbaros.-Insistí.
-Viste?.-Me responde sin abrir los ojos.-Es que me tensiono mucho con el trabajo nene.- Me explica.
Poso las palmas abiertas de mis manos y transito su espalda con delicadeza, y la siento estremecerse bajo la yema de mis dedos. La froto alternando enérgicas friegas con sutiles roces.
Varias veces, como al descuido, mi verga, que pugnaba bajo el pantalón blanco tipo náutico, rozó su mano. Traté de utilizar la técnica "Barnie" (piensa en algo feo, piensa en algo feo) para que mi erección bajara, pero Miry incrementó sus gemidos y, con mas confianza soltaba;
-Seeee, asiiii, me encantaaaa...
Imaginen la frase, pero dicha en un ronroneo de satisfacción y deleite. Ahora pónganse en mi lugar; ¿Cómo podía bajarle los decibeles a la chota con una banda sonora de tal calibre?
Bajé por la espalda, recorriéndola hasta casi el inicio de la raya. Derramé abundante aceite sobre su piel y continué mi labor. El aire se llenó de un aroma embriagador, ella tomó la bata y la fue subiendo, dejando sus piernas desnudas y su cola semitapada.
-Me atendés las gambas también Rockyto?.- Me preguntó en ese tono de nena traviesa que tan bien manejaba.
A esa altura mi verga podía usarse como martillo tranquilamente, tal era la dureza que había alcanzado.
-Si Miry, no hay problema.- Respondí con un nudo en la garganta.
Comencé desde los tobillos, y fuí ascendiendo con masajes circulares, poniendo énfasis en los músculos, iba y venia lentamente hasta las rodillas. Levanté un pie, y le apliqué un masaje que le dió cosquillas, pero que enseguida agradeció:
-Hay que bueno! No sabés como tengo esos pies! Sos un amor Rock...-
Me encantaba la veterana. Su voz era sumamente seductora. Sus gambas, a pesar del rastro de la celulitis, estaban tonificadas, y su culito, donde se amontonaba la bata desordenada, tentaba a mis mas bajos instintos a saltarle encima y taladrarlo salvajemente.
Pero no podía malinterpretar su buena onda con una invitación a cogérmela. Entonces, con grandes esfuerzos, intentaba concentrarme en mi tarea, pero era una situación abrumadoramente libinidosa.

Garchada


Todo empeoró cuando movió los brazos que descansaban a su costado, dejándolos caer a ambos lados de la camilla para reacomodarse. Esa postura me obsequiaba un sensacional panorama de sus pechos, que escapaban como globos aplastados. Continúe con el masaje de pies y ella continuó con sus suspiros y ronroneos.
De los pies pasé a los muslos, subiendo lento por los tobillos y las pantorrillas, sentí su piel erizarse y soltó un gemido de complacencia infinitamente erotizante.
-"Piensa en algo feo, piensa en algo feo".- Me repetía mentalmente. No podía dejarme llevar por la tentación. Derramé mas aceite y proseguí. Me encantaba verla y sentirla disfrutar asi, pero me limité a llegar hasta unos diez centímetros antes del nacimiento de las nalgas y volver, una y otra vez.
Ya habían pasado 45 minutos y era hora de dar por terminada la sesión.
-Mejor Miry?.-Pregunté.
-Siiii Rocky, me dejaste hecha una sedita.-Me tira.
-Bueno Miry, ya terminamos entonces.-Le digo con la anagustia del que no se quiere ir pero tampoco sabe si se puede quedar.
Ella se acomoda la bata despacito, acomoda el culo para que resbale mejor, un espectáculo que no hace mas que intensificar la baba que chorrea mi glande inflamado. Le doy la espalda para que pueda arreglarse cómodamente y de paso ocultar mi erección. Mirtha se incorpora y anuda la bata. Sus rostro evidencia el agrado que le provocó el masaje.
-Vení, vamos a tomar algo.-Me invita.
Tomo mi bolso y la estoy por seguir, cuando miro la sábana que cubre la camilla. Miro sorprendido, es un segundo y sigo caminando tras sus pasos, hacia la escalera.
Al salir apago la luz, pero la claridad que entra desde el pasillo me devuelve la imagen de esa región de la sábana, donde hace instantes reposaba la zona genital de Mirtha, empapada, inequívocamente con sus jugos vaginales.
Me doy cuenta que no fui el único que se calentó en esa habitación, mientras ella me menea el culo caminando a pocos pasos de mi falo entumecido.

conchita



Me conduce hacia la cocina, donde me invita a tomar asiento en unas banquetas altas, junto a una pequeña barra de madera lustrosa. Me sirve una copa de vino espumante y me suelta:
-Brindo por esas manos.-señalándomelas.-Que me han hecho maravillas!.-sonríe con un mohín picaresco.
Pienso en la sábana mojada. Pienso en cuán húmeda estará su vagina en este instante. Pienso en como luciría mi verga en esa boca que se abre, apoyándose en el borde de la copa de cristal y recibiendo el líquido. Pienso en que ahora el tenso soy yo. Pero sólo sonrío, y agradezco el cumplido;
-Muchas gracias Miry, Un placer hacerte sentir mejor.
Ella deja la copa en la barra y se retira;
-Voy a buscar mi cartera.-Me avisa.-Necesito los lentes.
Al pasar junto a mi, la miro de reojo y veo como me mira y se mordiéndose el labio inferior pone los ojos en blanco. Es la señal que necesitaba. En ese momento mi brazo se dispara, la tomo por la cintura y la atraigo hacia mi. Ella se deja hacer.
Me juego entero. O terminamos encamados, o en un par de horas soy placa roja de CRÓNICA TV, donde se me acusará de intento de abuso sexual. No le digo nada. Simplemente, mi boca busca la suya y cuando se encuentran, abiertas, las lenguas se funden con ansias. Otra vez el aire se llena de sus micro gemidos. Abro mis piernas aún sentado en la banqueta y la aprieto contra mi cuerpo. Ella se pega a mi con fuerza, y me abraza. Sin dejar de comernos las bocas, mis manos bajan a su culo, mis dedos investigan en la rayita y se colan buscando la humedad de los labios que arden centimetros mas abajo.
Mirtha me besa con frenesí. Sus gemidos aumentan e intensifican su volumen, sus besos son exquisitamente mojados.
Siento su saliva correr barbilla abajo, lo cual ella advierte y rápidamente detiene de un certero lenguetazo, para regresar a chuponearme, morderme y empaparme, labios, lengua y boca. En mis manos rebalsa su culo, con las puntas de los dedos logro llegar a sus lubricadísima concha, que se contrae ritmicamente cuando el índice se abre paso en sus profundidades aguachentas.
La siento frotarse cada vez mas salvajemente. La levanto en el aire sin dejar de comernos las bocas y la acomodo encima, con sus piernas abiertas envolviéndome la cadera. Mis dedos se amontonan en la entrada de su sexo. Juegan, acarician, penetran, se revuelven como bobinas enloquecidas. Miry ahoga sus gemidos mordiéndome entre el hombro y el cuello, sus manos luchan procurando bajarme el pantalón, me muevo para ayudarla hasta que siento brincar mi pija, tiesa y a punto caramelo. Ella la manotea y la aprieta con su delicada mano, la recorre a lo largo del tronco y al llegar al glande juega con las babas que lo humedecen. La yema de sus dedos mayor, pulgar e índice rodearon la cabeza cual capullo y alternaba caricias con deliciosos apretones, mientras mis dedos batallaban aún en su cada vez mas resbaladiza cuevita.
Miry puso su boca pegada a mi oído y jadeó de tal manera que se me erizaron los pelos de la nuca. Entonces la escuché pedirmelo.
-Cogeme Rocky.-Bramó separándose un poco y mirándome a los ojos. Asi, con el pelo revuelto, los labios mojados y la mirada incendiaria de una hembra en celo.
No respondí. Simplemente la levanté y la penetré atrayéndola salvajemente hacia mi.
Mi miembro resbaló maravillosamente en su concha.
-Ahhhhhhhhhhhhhhh!!!.-Su grito resonó en toda la casa. No nos dimos tiempo a recuperar el aliento y ella inició la cabalgata. Mis manos regresaron a tomar esas nalgas con firmeza y ayudaban en el mete-saca que cobraba mayor velocidad. Sus tetas se bamboleaban frente a mi rostro. Aprovechaba para lamer sus pezones a la pasada, dejaba mi lengua deslizarse hasta su cuello y volvía a buscar sus pechos.
-AHHH! OHHH!!! SIIIII!!! ASI MI AMOR, ASEEE!!!.-gritaba descontrolada.
Sus uñas rasguñaban mi espalda y se enredaban en mi cabello con furia. La sentía temblar, contraer los músculos de la vagina en incontenibles espasmos. Acababa violentamente, hundiéndome apenas los dientes en el pecho, en el hombro, tratando en vano de ahogar el escándalo que brotaba de su garganta.
-AHHHHHHHHH!!! AHHHH!!! SEEEEEEEEEEEE!!! AHHHHHHHHHH!!!
Por poco caemos de la banqueta, pero pude sostenernos en medio de sus alocadas embestidas. Yo luchaba para no dejarme arrastrar en ese torrente desenfrenado de lujuria. Quería que durara mas, quería que la locura se prolongara en el tiempo y continuar gozando a esta mujer insaciable. Miry no disminuyó sus embates, seguía rebotando en mi entrepierna bañada en sus jugos. Rodeó mi cuello con sus manos, entrelazando los dedos casi en mi nuca y se echó hacia atrás. La veía difusa, con los ojos entrecerrados, sus tetas oscilando desordenadas con los pezones erectos, su cabello cubriendo la mitad de su rostro y la boca abierta, jadeando a todo dar.
Gocé viendo mi verga entrar y salir de su argolla, perderse en las profundidades de su pubis como un ariete impiadoso, con las venas hinchadas, lustrosa de humedad genital, en la plenitud de su robustez, groda, recia, implacable.
Sentí el hormigueo conocido que precede a la explosión. Ya no podía frenarlo.
-Te lleno bebé! Te lleno! Ahhhh!!!.- Fue todo lo que alcancé a gritar antes de claudicar en mi esfuerzo por no acabar. Miry aceleró enloquecida, gritándome;
-Llename de leche mi amorrrr!!! AHHHH!!! AHHH!!!
El chorro ascendía impetuoso, y salió disparado en sus entrañas envolviéndonos en una marea de placer.
Ella se arqueó estremeciéndose, alcanzando nuevamente el clímax. Ambos bramábamos apretándonos con el ímpetu del deseo mas ardiente, abandonándonos en ese torbellino llamado orgasmo.
Se desplomó encima mío, laxa, satisfecha, temblando en estertores intermitentes. Resoplábamos fatigados por la intensidad de ese garche. Tardamos en recuperarnos, pero a medida que recobrábamos fuerzas, nos mimábamos con besos y caricias de lo mas dulces.
-Ni bien me pusiste la mano encima me mojé como una pendeja.-Confesó ella.
-Y a mi se me puso dura como a un adolescente calentón.-Le respondí.
Mas besos. Mas de su lengua adentrándose en mi boca. Mi semen resbalaba de su conchita y empapaba mis huevos, goteando en la banqueta. Le acaricié el culo y dejé mi dedo dibujar circulos presionando suavemente su
amarronado asterisco.
-Otra dia papito.-Me advirtió guiñándome un ojo, con esa sonrisa pícara y desinhibida.
-Una dama no entrega el culo en la primera cita mi amor.-Agregó.
No me dió tiempo a responder, su boca selló la mia en otro de esos besos jugosos, que tanto me empezaban a gustar.
Ya les contaré acerca de ello.

coger

veterana


Pasate por mi relato anterior!


masaje

operacion




11 comentarios - Operación Masaje

james_hadley1 +1
Buenisimo, me encató el relato y me encantan las cincuentonas. Mira que tengo 38, pero me pasa de ver la madre de 50 y la hija de 20, y si las dos están buenas, no dudo de con cual quedarme. Un abrazo y mañana vuelvo con algunas rupias.
fissura +1
loco muy buen laburo keres un ayudante besos genial
EL_PROFE25 +1
Excelente y caleinte relato!
Muy bien escrito!
Gracias por compartir.
james_hadley1 +1
Gracias por tus conceptos, seguimos en contacto, y ahí fueron los 5 mangos que me dan lo de la P!
rikireygarcia +1
Excelente relato, me sentia como si yo fuera el Masajista, Q buena Historia... La disfrute mucho...Estuvo bien calientico el relato... Sale Reco....Y regreso a tu proximo cuando volvas a publicar.. 😉
rikireygarcia +1
Regreso mañana para dejar mis 5 points, los de hoy ya los gaste, Me gusto mucho, gracias por compartir... Asi q +5..... 🆒
rikireygarcia +1
Volvi con puntitos, no pude pasar ayer, Q pena... Segui publicando que escribes bn....Exitos.
masitasexxx +1
Muy buen relato...te dejo puntos.