Cogi en mi lugar de trabajo ( Palermo )

Mi nombre es Ana y tengo 30 años. La historia que les voy a contar me pasó hace 1 año cuando solo llevaba 6 meses trabajando. Yo soy morocha con el pelo largo y rizado, delgada, mido 1.69 y un cuerpo bastante proporcionado. Buenas tetas y buena cola.
Yo era secretaria de una empresa, allí tenía bastante tiempo libre y mi mayor ocupación era atender el teléfono. Había un chico de una empresa de transportes que casi siempre venía a traer paquetes y yo firmaba la recepción. El chico estaba, pero que muy bien, casi siempre estaba esperando a que llegara la hora para verlo. Creí que el no se fijaba en mi, pero un día cuando me agaché para abrir un cajón vi reflejado en un espejo que el se estaba fijando en mi culo y la verdad es que me gustó. Así que intenté estar todos los días arregladita para que se siguiera fijando. Cuando llegó el mes de Enero, la empresa cerró por vacaciones pero yo tuve que estar allí una semana para atender el teléfono y para recoger los paquetes que nos mandaban. Así que se me ocurrió la idea de atacar (en el buen sentido de la palabra) a ese chico tan lindo que venía casi todos los días. El martes por la tarde vino a traerme un paquete y empecé a interrogarle para ver a que hora salía del trabajo, el me dijo que era su última entrega del día y que luego se iba para su casa. Entonces yo empecé a darle conversación. Yo me había puesto una minifalda ajustadita y bastante corta y una camiseta también bastante ajustada y con un buen escote, así que decidí emplear mis armas de mujer a fondo. Y empecé a insinuarme un poquito, y a el parece que no le parecía del todo mal.- ¿Y vos a qué hora salis? - Me preguntó Juan - yo la verdad es que estoy solita y me puedo ir cuando quiera- le dije - Vaya suerte - Por una parte si, pero la verdad es que me aburro muchísimo - Claro no tienes con quien hablar – Me dijo él - Seguro que si estuvieras tú aquí conmigo no me aburría. Al decirle yo esto, Juan se ruborizó un poco - No te pongas rojo, que no te iba a comer – Le dije mientras sentada en la silla, volvía a cruzar las piernas en el otro sentido. Comprobé que esto le ponía más nervioso - No disimules – le dije – que ya veo que te estás fijando en mis piernas el se puso colorado, pero me dijo: - Cualquiera no se fija, la verdad es que eres muy linda, -tú tampoco estás nada mal – le dije mientras le recorría con los ojos El seguía sentado delante de mí y yo me levanté para juntar una cosa en la mesa, agachándome y dejando mi escote muy cerca de su cara. - Caramba- me dijo- te aseguro que yo aquí contigo no me iba a aburrir - Ah, no ¿y qué ibas a hacer? – y te iba a mirar trabajar. ¿Solo mirar ?- le dije – Pues si estuviéramos aquí los dos solos, a lo mejor hacíamos algo más que mirar... Mientras le decía esto me acerqué a su oído para susurrarle: - Bueno solo si tú quieres – Estaría encantado en complacerte – me dijo él - Ah, si ¿y qué harías? - Todo lo que tú me pidieras – Me respondió.
- Pues déjame ver de que color son tus calzoncillos – le dije para probarlo - Antes déjame ver tú qué bombacha llevas - dale,- le respondí. Y sentada en la silla, descrucé las piernas y las abrí un poco para que él la viera, mientras me metía un dedo en la boca. Juan no apartaba su mirada de entre mis piernas - ¿te gusta lo que ves? – Le pregunté - Está, pero muy bien – me dijo - si te portas bien, puedes ver más - Lo que tú quieras – me dijo- hago lo que tú quieras Siempre tuve una fantasía sexual, y vi que aquel era el momento de hacerla realidad, así que me levanté, me acerqué a su orejita, le di un pequeño mordisquito y le dije: - Me gustaría que te hagas una paja mientras yo te hago un striptease.
- Vos empeza a quitarte la ropa, que me haré una paja con mucho gusto Así que me empecé a quitar la camiseta y Juan se desabrochó su pantalón, se sacó la pija y empezó a tocarse. Ya estaba empalmado y no quitaba ojo de mis pechos que estaban tapados por un corpiño de encaje negro. Continué por quitarme los zapatos, y empecé a moverme alrededor de su silla haciendo movimientos sensuales. Me puse delante de él, le di la espalda y empecé a agacharme hasta que mi culito llegó muy cerca de su pija. Me di la vuelta y me empecé a quitar la minifalda. El seguía pajeándose, tenía una erección tremenda. Al quitarme la pollera, me quedé solo con la tanguita de encaje negro y el corpiño. - ¿Que te parece lo que estás viendo? – Le dije - Es la mejor paja de mi vida, te lo aseguro - aún te queda lo mejor Me puse de espaldas a él y me desabroché el corpiño, me di la vuelta tapando los pechos con mis manos. Me acerqué a él y dejé mis pechos al descubierto, muy cerca de su cara. - Ahora te toca quedarte desnudo de todo – Le dije yo El me obedeció como un corderito, se quedó completamente desnudo y empezó a dirigirse a mí.
- Quieto – le dije- Que todavía no me quité la tanga. Así que me senté en la silla enfrente a él y me quité la tanguita. Con la tanga en la mano me levanté y me encaminé hacia Juan. Yo estaba completamente desnuda y muy caliente, mis pechos estaban más grandes que nunca, quería que me cogiera. Pase mi tanguita por su cara y me arrodillé entre sus piernas, agarre su pija y le dije: - Tengo un poco de hambre, ¿te importa que me coma algo? - Cómetela toda, métela hasta el fondo. Agarré su pija y me la metí en la boca. Estaba dura y muy, muy caliente. Juan no paraba de emitir gemidos. Puso sus manos sobre mi cabeza y empezó a marcar el ritmo. Se la chupé como nunca se la había chupado a nadie. Me levanté y le empecé a besar. Nuestras lenguas se acariciaban mientras el pasaba una de sus manos por mi culo y con la otra me tocaba una teta.
Yo estaba ardiendo, quería que me penetrara ya, así que sin decirle nada me senté sobre él y me
introduje su pija. Entró suavemente, puesto que yo estaba muy mojada y él llevaba un buen rato pajeándose y mi mamada también le había ayudado. Empezamos a coger como locos. Quien me lo iba a decir, en el lugar donde trabajaba y tan malos ratos pasaba, ahora me lo estaba pasando de maravillas. Que manera de coger, y aún encima casi ni nos conocíamos, eso le daba todavía más morbo. Juan se detuvo y me dijo: - Ahora vas a hacer lo que yo te pida.
Me pidió que me sentara encima de la mesa, a lo que yo accedí. Me senté y él se acercó a mí, me agarró las piernas tiró de ellas hasta que su pija quedó en la entrada de mi vagina, entonces me penetró allí encima. Encima de mi mesa de trabajo, eso me daba todavía más morbo. El me cogia mientras me tocaba las tetas, me sobaba como quería y me comía con la vista. Yo para esto pensaba que no suba nadie por ese maldito ascensor, igual tenia todo cerrado, el barrio de Palermo era testigo de la cogida que me estaban dando. Luego nos levantamos y me dijo que me quería penetrar desde atrás. Yo me puse de pie y con las piernas ligeramente abiertas y me agache apoyándome en la silla. El se situó detrás de mí y empezó a pasar su pija por mi culo. Yo me agaché más y él colocó su pija sobre la entrada de mi conchita, pegó un empujón y mi vagina se volvió a llenar con su enorme pija. Puso sus manos sobre mis caderas y empezó a cogerme apasionadamente, mientras me daba pequeños chirlos en mi culo. La intensidad fue subiendo y los dos cogíamos como loco, le pedi por favor que me avise cuando estaba por acabar al rato de 5 minutos me aviso, me arrodille delante de el, y me acabo en mi cara, pelos, pecho, me pase la lengua por toda esa hermosa pija y la limpie toda.
El se vistió y se fue sin decirme ni gracias, cuando baje, Palermo ya era de noche. Como cogi en mi trabajo, eso no me lo quita nadie.
Besitos. Ana

5 comentarios - Cogi en mi lugar de trabajo ( Palermo )

drvergantieza
ajaja muy buen relato anna se me paro la pija saludos
Emmanuel2305
Joder ana, me has puesto la pija a todo dar, no me cabe en los boxers y mira que mi chica no esta aqui conmigo.... Saludos y buen post, espero ver fotos tuyas pronto.
leandro_menendes
genia ana!!!! decime donde laburas yo tambien laburo en palermo jajajaj besos buena historia