El sexo durante mi embarazo

Durante mi embarazo, la única vez que mi marido (ahora ex marido) me acompañó al médico fue cuando ya había entrado en el octavo mes y tenía una panza considerable. Lo tomé como un hermoso gesto, aunque los que leyeron mis relatos anteriores saben que él es un perverso, un morboso, así que no debía descartar alguna jugarreta de su parte. En ese entonces estaba enamoradísima de él (y aun lo estoy, después de todas las maldades que me hizo) y le perdonaba todo.
El motivo de la consulta era que yo sentía ganas de orinar todo el tiempo. El médico me pidió que me ubicara en la camilla ginecológica para una revisión externa.
Se sorprendió al comprobar que debajo de la minifalda yo no llevaba ropa interior. Así es, mi ex me pedía que usara minifaldas todo el tiempo, incluso en mi estado, y le encataba hacerme salir a la calle sin nada debajo porque sabía que yo me moría de vergüenza (y de morbo).
-Es que la ropa interior me irrita un poco -dije al médico inventando una explicación.
Se colocó guantes de látex y revisó discretamente los labios de mi vagina.
-No veo ninguna irritación -dijo mientras me examinaba.
Entonces mi ex marido tuvo su primera intervención típica de su estilo:
-Ella se queja de ardor interno.
Lo fulminé con la mirada. El médico, muy profesional, me dijo:
-Voy a hacer una revisión un poco más profunda. Indíqueme si siente malestar.
Con mucha cautela, me introdujo un dedo en la vagina y lo movió lentamente.
El embarazo, como nos suele suceder a muchas mujeres, me tenía particularmente sensibilizada. Para decirlo con franqueza, me tenía caliente, y me excitaba con gran facilidad. Ese dedo hurgando en mi intimidad provocó en mí un terrible efecto. Me dí cuenta de que me estaba mojando, y eso me avergonzó.
Mi marido, que para entonces ya me había compartido con otros como cuento en otro relato, gozaba la situación.
El médico terminó de revisarme como si nada pasara, se quitó los guantes mojados por mi flujo vaginal y confirmó que no veía ningún síntoma de irritación. De todos modos dijo que me recetaría un medicamento y que me debía hacer unos análisis para descartar una infección.
Volvió a su escritorio, y mientras escribía la prescripción de los análisis mi entonces marido le preguntó:
-¿Hay algún problema con que sigamos teniendo sexo?
Me puse roja de vergüenza. El médico sonrió amablemente sin dejar de escribir y contestó:
-Bueno, con ciertas precauciones, no habría problemas.
Y entonces mi marido volvió a preguntar:
-¿Eso incluye el sexo anal?
Me puse más roja todavía. El médico levantó la vista y lo miró como para comprobar si se lo preguntaba en serio o en broma.
Mi ex marido tenía su sonrisa perversa de siempre. Muy profesional, el médico dijo:
-Bueno, esa es una decisión que deben tomar en pareja, sin que nadie se sienta incómodo. Y con las precauciones del caso.
Mi marido me miró como diciendo “te lo dije”.
El médico me dio la prescripción y me pidió que regresara a verlo en cuanto tuviera los resultados.
Salimos del consultorio y mientras caminábamos hacia el auto le reproché a mi marido:
-Sos un desubicado, ¿cómo le vas a preguntar eso?
-Para callarte a vos, que siempre andás poniendo peros para que cojamos.
-Es riesgoso.
-No, no, no, el médico dijo que no.
-Dijo que había que tener cuidado.
-No dijo eso.
-Dijo eso.
Entonces mi marido se puso agresivo, como siempre (ese fue uno de los motivos de nuestra separación).
-Escuchame querida, yo estoy harto de que desde que estás embarazada me chupás la pija y nada más.
-¿No te alcanza?
-No. Yo quiero cojer. Co-jer, ¿entendiste?
Yo tenía miedo de mantener relaciones en mi estado. Logré ganar tiempo: lo postergaríamos hasta conocer los resultados de los análisis.
A los pocos días regresé al consultorio. El médico miró el informe bioquímico y sonrió con satisfacción.
-Está todo perfecto, no debemos temer nada.
-Qué alivio.
Me preparé para despedirme y él me dijo:
-Discúlpeme si le hago un comentario… lo que preguntó el otro día su marido, ¿lo preguntó en serio?
Bajé la vista y sentí que mis mejillas se ruborizaban. No hacía falta que contestara.
-Mire señora, no quiero meterme en su privacidad, usted es libre de responderme o no, pero como médico necesito saber para poder aconsejarla. ¿Usted está habituada al sexo anal?
Mis mejillas enrojecieron más.
-No me malinterprete. Cada pareja es un mundo y sabe lo que hace. Usted es una mujer muy bella, muy sensual, yo entiendo que su marido… bueno, es lo que yo haría si estuviera en su lugar. Pero el tema me preocupa porque si usted no tiene experiencia, no es un buen momento para empezar con esa práctica.
-No… sí… está bien… le agradezco su preocupación.
-El sexo anal en el embarazo… no está contraindicado, pero requiere de cierta práctica previa.
-Sí, comprendo -dije sin levantar la vista.
-¿Usted quiere una opinión profesional sobre si está en condiciones de practicarlo?
-¿A qué se refiere?
Me pareció que el médico ya no tenía la actitud profesional del otro día. Cierto brillo en sus ojos lo delataba.
-A que podría revisarla y darle mi diagnóstico.
-¿Revisarme?
-Sí, revisar por ejemplo si tiene la dilatación suficiente.
El sólo hecho de tener que mostrarle el ano me llenó de vergüenza. Me pregunté si me estaba diciendo la verdad o se aprovechaba de la situación.
-No, no es necesario -dije.
-Yo me quedaría más tranquilo si la revisara.
Bajé la vista otra vez. Soy muy dócil, débil de carácter, y me costaba decirle que no.
-Es un minuto nada más -insistió, ya con los guantes de látex en la mano.
Saqué fuerzas de donde pude y me negué.
-No doctor, no hace falta.
Pareció decepcionado. Guardó los guantes en un cajón y me dijo:
-Bueno, entonces permítame que le entregue esto.
Buscó en un cajón y sacó un pequeño frasquito con un largo pico.
-Esto debe usarlo antes, ¿me entiende? Está diseñado especialmente. Usted se introduce este pico y se lubrica perfectamente por dentro.
-Gracias -dije tartamudeando.
-Interpreto que usted está habituada al sexo anal, pero ninguna precaución es poca. Prométame que lo usará.
-Sí, sí.
-Y una cosa más. ¿Lleva ropa interior?
Volví a enrojecer sin poder contestar.
-Se lo pregunto porque es aconsejable que la use, como primera barrera para evitar infecciones.
-Lo tendré en cuenta.
Salí rápidamente del consultorio. El frasco lo tiré en el primer tacho de basura que encontré.
Esa noche durante la cena mi ex me preguntó qué tal me habían resultado los análisis.
-Bien, estoy perfecta -sonreí.
-Muy bien, muy bien, me alegro mucho.
Me dio un beso y me permití festejar con una copa de vino.
Después me fui a la cama y él se acostó un rato después, completamente desnudo.
Su mano fue directo a mi entrepierna.
-Qué bueno es saber que tenés la conchita sana, sin nada raro.
Me humedecí de inmediato al contacto con sus dedos y comencé a jadear.
Mientras me besaba el cuello, me preguntó:
-Decime… ¿te calentaste cuando el médico te metió el dedito?
-No empieces… -dije entre suspiros de placer.
-Vamos, a mí podés contarme todo… ¿te calentaste?
-Sos un perverso… le dijiste a propósito…
-Claro que se lo dije a propósito. Me encantó ver que te metía el dedito y vos te ponías nerviosa…
-¿Y si me calentaba más que con vos?
-Imposible -dijo hundiéndome dos dedos en la concha.
Me arrancó un gemido profundo de placer, mi cuerpo vibró.
Me hizo una paja suave diciéndome al oído:
-No sabés cómo me calentás así embarazada.
Yo también estaba muy excitada. Intenté tomar su miembro con una mano pero me esquivó con una sonrisa perversa.
-Epa… no te apures… tenemos toda la noche… hoy no va a haber mamadera, vamos a probar otra cosa.
Se deslizó por la cama hacia abajo, se ubicó entre mis piernas abiertas y empezó a chuparme.
Jugó con mis labios vaginales, con mi clítoris, y no tardé en tener un orgasmo entre gemidos de placer.
-Uy qué caliente que estás mami… mejor… me voy a sacar todas las ganas que tengo acumuladas.
Suavemente me hizo ubicar de costado y levantar una pierna. Volvió a chuparme la concha, y luego se concentró en mi ano.
Mi ex marido tiene una lengua sorprendentemente larga y me penetró con ella. Pasé de los suspiros a los gemidos y los jadeos a medida que él intensificaba la lamida y me llenaba de saliva.
Incluso dentro de mi calentura, que me hacía perder la cabeza, imaginé lo que se venía.
-Ah…. qué me vas a hacer…
-Voy a darte placer -respondió y siguió chupándome y dilatándome. Me abrió las nalgas con las manos para penetrarme más profundamente con su lengua.
Yo estaba fuera de mí. Loca de excitación, me apretaba los pezones y me frotaba la concha. Mi marido tomó delicadamente mi mano, la llevó hacia atrás, eligió mi dedo mayor y lo apoyó en mi ano.
-No… -dije débilmente.
-Sí -sonrió él- Pajeáte el culo… dale, pajeáte el culo como te enseñé, que me gusta verte…
Sabe que esas cosas me llenan de morbo.
Con su ayuda, me introduje el dedo lenta y profundamente. Luego comencé a meterlo y sacarlo.
-¿Te gusta? -me preguntó acariciándome la panza.
-Ah… sos un hijo de puta… las cosas que me hacés hacer…
-Vamos… metete otro dedo… te quiero con la cola bien abiertita…
-No… por atrás no por favor…
-Mi amor… el sueño de mi vida es hacerle el orto a una embarazada… ¿no me vas a dejar?
-Me va a doler…
-No, no te va a doler…
-Sí…
-¿No me amás?
-Sí, te amo… sabés que te amo…
-Y bueno, entonces entregame el culo… es un acto de amor lo que te pido…
-Me va a doler…
-Vas a ver que no.
Se acostó de lado detrás de mí, en la posición cucharita. Me hizo levantar más una pierna y comenzó a frotarme la cabeza de la pija por el ano.
-Tené cuidado -le rogué.
-Sí… te voy a romper el culo con mucho amor.
Apoyó la ancha cabeza de su pija en la entrada de mi ano y la dejó allí un momento. De pronto hizo presión para meterla.
-Agggghhhh….
-Shhhh… tranquila… vos flojita… relajate…
Dio un nuevo empujoncito y sentí entrar otro pedazo.
-Ayyyyy….
-Tranquila… va muy bien… -dijo sin dejar de acariciarme la panza.
-Ay mi amor… ay mi amor… me duele mucho…
-Haceme caso… relajá el culo…
-Ahhhh… mierda… qué dolor…
-Ya está casi toda… ya casi…
Dio un nuevo empujón y me la enterró hasta el fondo. Literalmente me hizo ver las estrellas.
-Aaaggggghhhh…. Aahhhh… basta… sacala… aaggghhhhh
-Aguantá… relajate… ya la tenés toda adentro del orto… ahora aguantá que se dilate solo… no hagas fuerza…
Yo no estaba fingiendo. El dolor era tan intenso que hasta se me cayeron algunas lágrimas. Era como si me estuviera desvirgando otra vez.
-Ah… sacala un poco…
-No mi amor… no te la voy a sacar… esto es lo más hermoso que hay… te amo… te amo…
-Yo también te amo pero…
-Si me amás, bancá. Bancá mi amor.
Empezó a bombear suavemente. Desesperada, clavé las uñas en la cama, abrí la boca buscando aire.
-Uggghhhh… me destrozás…
-Sí mi amor… te estoy rompiendo el culo… ah… cómo me apretás la pija… me la vas a cortar hija de puta…
Cosas de la naturaleza del cuerpo humano, mis entrañas se abrieron al monstruo que tenía metido dentro, y ya más dilatada, la penetración se hizo más fácil. Me seguía doliendo, pero ahora era más soportable.
Mi marido lo percibió de inmediato.
-Estás mejor, ¿ves? Ahora entra y sale más fácil. ¿Te gusta sentir una pija en el culo no?
-Ay mi amor… siento toda tu pija…
-Claro que sí… y te gusta entregar el culo ¿verdad?
-Ah… sí mi amor… me gusta… me gusta… soy tuya… toda tuya… -dije, otra vez fuera de control por la excitación.
-Es una maravilla cojerte embarazada… un sueño…
-Mi amor… ¿te gusta?
-Me encanta… con el bombo que tenés… me encanta que seas así de perra…
-Soy lo que me pidas…
Presas de la excitación, hasta probamos en varias posiciones. Cuando yo fui arriba a cabalgarlo me apretó tan fuerte las tetas que unas gotas de leche salieron de mis pezones. Las bebió con avidez.
Tuve una serie de orgasmos en cadena que me dejaron al borde del desmayo.
Para completar su fantasía me ubicó boca arriba en la cama, se masturbó arrodillado a mi lado y arrojó su acabada sobre mi panza.
Terminé agotada, dolorida, pero en esa época era feliz.
A los que estén interesados los invito a leer mis otros relatos.

18 comentarios - El sexo durante mi embarazo

pupylon
El sexo durante mi embarazo Muy lindo relato, gracias por compartir.
Fachelo
Eras...eso que sos...y lo disfrutabas eh? 🙎‍♂️
llkdie +1
yo pensé que terminaba de partuza en el consultorio!!! pero bueno de todas maneras
Guybrush_threep
Muy buen relato, se notan cuando los relatos son ciertos!!!
posdiv
muy buen relato
gustavosnk
muy bueno 😉 😉 😉 :buenpost:
adonisarg
mmmmhhhhhhhhhhh. me dejaste al repalo! me encanto tu relato y ahora leo los otros. lee los mios cdo puedas
ferchus2008
me dejaste recaliente sos divina como me gusta hacer la colita 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 me gustaria tener tu hotmail 🤤 🤤 🤤 y chupar la conchita 🤤 🤤 🤤
rex889
me gusto mucho
dico77
Exelente!!! Como todos tus relatos. 😉
nikanorgato
Es el momento mas hermoso, hacerlo cuando la mujer esta embarazada !!!
raparigo56
Muy bueno!! alguna foto tuya;estaria bueno.
1Marite +1
Hermoso , te calentas como yo en mis embarazos
MINIONES +1
divino, siempre lo hicimos en el embrazo
gust7387
Que buen relato. Gracias por compartir