Crónicas de ciudad III

En el GYM


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Acabé mi sesión de ejercicios en el GYM y me fui a los vestuarios, también a esa hora (tipo 14:00hs) terminaba también la sesión de aerobic muy concurrida, por cierto entre los participantes varios afeminados identificados por sus gestos y atuendos deportivos, a uno de ellos, no más de veinte y pico ya lo había fichado hacía algún tiempo, flaco, pelo producido (tipo flogger), hermoso rostro (casi femenino), colita pequeña de nena y una piernas larguísimas del tipo ballerina, brazos finos, cintura regular algo marcada pero no mucho, abdomen súper plano y remera tipo top al cuerpo, vale decir columna del medio total. En varias oportunidades cambiamos miradas en el salón directamente o valiéndonos a través de los espejos, algunas oportunidades le insinué el bulto y la cola, me pareció que otras el había hecho lo mismo, nunca lo pude encarar porque siempre estaba acompañado o él o yo, la única vez que quise encararlo un amigo suyo dio señales de celos enfermizos, razón por la cual arrugué y esperé otra oportunidad en el gato rabioso no estuviera cerca.

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Ese día, volví a fijar mi mirada en él y cómo invitándolo me dirigí hacia los vestuarios, entré, estaba casi vacío, sólo el celador quien se encontraba desparramado en una silla y miraba aburrido la TV, ni siquiera creo se dio cuenta de mi presencia, era un tipo formidable y joven pero siempre estaba cansado pues de noche hacía de barman en un boliche, me acomodé en una de las banquetas, mientras quedaba completamente desnudo, bebía una Red Bull y un gatorade bien fría, me acomodé en la banqueta y me recosté contra uno de los lockers y entrecerré mis ojos en estado de relax total, de pronto una voz suave me dijo: ¿me invitas tu bebida? Abrí mis ojos y casi muero cuando veo al chico divino frente mío sonriente, su piel por el sudor estaba brillosa y tanto la calza como la remera estaba igualmente impregnada de sudor, emanaba un aroma entremezclado de cremas y sudor con fragancia de colonia dulzona, si decirle nada le ofrecí lo que llevaba, como dije estaba completamente desnudo, tampoco busqué cubrirme nada, al contrario procuré hacer de mi cuerpo más tentador, descuidadamente me acaricié los pechos y acomodé mis pelotas, tenía el sitio donde debía estar su bulto a la altura de mi rostro, esa situación me calentó y mi erección no se hizo esperar.

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Al percatarse sin decir nada se sentó a mi lado, acercó su boca a mi cuello cerca de la oreja y dejó escapar una prolongada respiración acompañada de una tímida lamida, me acomodé mejor y mi pija se puso en posición de las 12 en punto, se desvistió a mi lado y me la empezó a sobar, sus gestos se hicieron más amanerados de lo que de por sí eran, se arrodilló y me la chupó como nunca nadie lo había hecho, se la introdujo por completo, luego hizo lo mismo con mis huevos estirándolos y mordiéndolos con una suavidad que sólo él lo podía hacer, me acariciaba con sus dedos el ojete y al cabo de un rato los introdujo, al percatarse de mi reacción y expresión de placer, se incorporó y nos fundimos en un beso ardiente con lenguas que alcanzaban la garganta misma, deshizo de los 2 colaless que llevaba puesta (una para contener el paquete hacia atrás como las travestis y la otra para resaltar su cola) quedé maravillado con su pija, era fina pero muy larga, esbelta y sin venas sobresaliente, brillosa e impactante, la palpé y a esas alturas estaba totalmente impregnadas de líquidos preseminales, no me contuve y la saboreé sin pausas, bebí hasta la última gota de ese líquido exquisito y le introduje toda la lengua en el culo sudoroso, palpitante y rico, nos volvimos a besar con ansiedad mientras nuestras manos recorrían recovecos secretos.

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De pronto se puso de espaldas y empezó a fregarse contra mi cuerpo, yo hacía lo mismo y lo abarcaba con mis brazos para que no se me escapara, resbalábamos en medio de nuestros sudores y del aceite corporal que generosamente había vertido en medio nuestro, no sé en qué momento me calcé el condón pero cuando me percaté ya estábamos en plena cogida, nos besábamos con frenesí y le pajeaba con rabia, no se contuvo por demasiado tiempo y se vino entre mis manos, tomó mis manos impregnadas con su semen y se los llevó a su boca, lo saboreó y luego en medio de besos me los pasó para que también disfrutara de su sabor, en medio de esa pinturita, me corrí copiosamente, quedamos pegados un rato y lentamente nos desacoplamos sin que fueran a para los besos, me quito el condón y vació su contenido en su cara y pecho, se los refregó tanto como pudo, cuando los pulsos volvieron a un estado menos irracional, tomados de la mano fuimos a las duchas y nos aseamos el uno al otro sin que nos importara que alguien nos viera, éramos una pareja feliz, satisfecha y queríamos que todos se dieran cuenta de ello, luego nos percatamos que el celador había presenciado toda la cogida desde primerísima fila, de salida de las duchas abrazados, éste nos guiñó el ojo con una sonrisa cómplice.

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3 comentarios - Crónicas de ciudad III

KaluraCD
Exquisito relato. Muy real, muy caliente y bien relatado.
Nos deja también con la incognita de lo que pasará con el celador, porque es obvio que aquello no terminó en un simple guiño cómplice.
Habría que limar algunos pequeños detallitos para que quedara perfecto.
Dejo premio y recomiendo.
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mu_a2
MUY BUENO EL RELATO GRACIAS . 😉 😉 😉 😉 😉
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