En la playa

Recuerdo que quedamos de vernos en algún sitio publico donde poder platicar y conocernos un poco más, no se una palapa tomando alguna bebida fresca pero embriagante; unos sorbos y unas miradas furtivas, admirando esas piernas preciosas y diciéndote cosas excitantes para que imagines y te sonrojes tratando de no parecer obvia ante los demás.
Tú, haces lo tuyo y entonces aprovechando el calor y la picardía que ya está encarrerada, vas al baño y a sabiendas que te deseo regresas sin sostén, con una blusa blanca que a la luz del sol me deja ver la transparencia de tus pezones de rosados como fresas que el aire de la playa hace erectarse con gracia.
Sabes que te veo porque me miras y me retas a conservar la mirada en tus ojos, así que acepto el reto y nos miramos fuerte sin parpadear, le das un sorbo a tu copa y tiras la servilleta; entonces al intentar agacharme por ella te agachas tú y tu blusa cuelga de forma espectacular enseñándome por fin esos pechos; pequeños pero firmes que me incitan al deseo.
Lo notas y haces tiempo para levantarte y sonrojada me reclamas diciéndome que la mirada era en los ojos, así que lo intentamos de nuevo, te vuelvo a mirar a los ojos pero no puedo más, te digo que si quieres estar conmigo, y decidida me dijiste sí; propusiste un hotel a la orilla de la playa decorado como del siglo pasado, con unas ventanas enormes donde entra el sol y la brisa. Entramos cerramos la puerta con seguro y entonces mirándome a los ojos me retaste de nuevo con esos ojos café claro y esa mirada embrujante y me dijiste en ingles i need you, con una mirada pícara y una sonrisa amplia y sincera.
Yo dije ¡¡wow teacher!! así que sin prisas te bese en la boca acariciando tu talle, besas rico te dije y reíste con una risa picara torcida como diciendo ajaaaaaa canijo y te volví a besar con más pasión pero a la vez con más ternura, fue entonces cuando baje mi mano de tu cintura y toque tu nalga firme, atlética de una mujer delgada pero con todo en su sitio; la tome y la estruje una vez, acariciándola antes de soltarla y comencé a sacar tu blusa, alzaste los brazos y bese todo desde la punta de tus dedos hasta tus hombros y axilas, disfrutando cada parte de ti, la blusa cayó y se aparecieron tus pechos que admire por segundos sin decir nada.
Sentí como te ruborizaste e intentaste taparlos pero sin dejar de mirarme, y no lo permití, tomé tus muñecas y pasé tus brazos hacia atrás abrazándote y besándote de nuevo, sentí como levantabas mi camisa y te ayudé, que placer sentir el tacto de tu pecho con el mío, pasé mis uñas por tu espalda y sentí como te estremeciste, nos fundimos en un largo beso mientras acariciábamos nuestros torsos desnudos.
Desanude el cintillo de tu falda y la bajé dejando al descubierto tu tanga y esas piernas torneadas que tanto me fascinan, sin arranco la tanga que aprisiona tu pubis y te lanzo a la cama en un arrebato de pasión animal, besando cada parte de ti, saboreando el gusto de tu piel a sudor, perfume y sal, y al notar que te gusta lo salvaje, continuo besándote toda, no me detengo ante nada, pasando mi lengua por todo tu cuerpo saboreando cada rincón, parezco un gato lamiendo cada parte de ti, y mientras sigo saboreándote, me desnudo también y haces lo mismo que yo, nos encontramos en el camino y nos besamos, y continuamos besando y lamiendo uno al otro, hasta que nos fundimos en un caluroso 69 presos de la pasión.
Wow teacher, que rico sabes te digo, y solo ríes, sin dejar de hacer tu parte, mmmmmmm el placer nos empuja a hacer ruidos cada vez menos ahogados y a decirnos cosas tiernas y sucias al mismo tiempo, me lavanto y te cargo entre mis brazos y es entonces cuando de sorpresa te dejo colgar boca abajo y seguimos el 69 pero en la posición más inverosímil que te puedas imaginar, aún así lo disfrutamos, comienzo a sentirte cada vez mas húmeda y a detectar cada vez más el sabor de tu sexo, no puedo más, te arrojo a la cama y te aprisiono de las caderas, y en ese momento entro poco a poco en ti, sintiendo cada centímetro de tu piel tocar la mía, hincado soporto el peso de tu cuerpo mientras nos mecemos al compas de la brisa; un poco cansados decidimos cambiar y fue cuando dejé caer mi pecho sobre el tuyo en posición del misionero, besándote y acariciándote mientras seguíamos disfrutándonos, duramos bastantes minutos no sé cuantos pero después nos dolían las piernas y nos reíamos de todo, como dos niños que acaban de hacer una travesura, me viste a los ojos y tapando tus pechos con cara de niña me preguntaste y entonces cuando vienes de vacaciones, y yo te contesté, tengo dos semanas y empiezan hoy, le seguimos?

Ajá, contestaste …

0 comentarios - En la playa