Hola Gente Linda de P!
A continuación les ofrecemos el tercer y último capítulo de esta coproducción internacional con capitales intelectuales rosarinos y del gran buenos aires, que hemos construido entre morochoaltivo19 y morochadel84.
Llevó mucho tiempo construir el relato, pero la verdad que lo pasamos muy bien!!
Muchísimas gracias por todos los comentarios y mensajes que nos brindaron tras leer los dos primeros capítulos, esperamos que esta última parte les guste mucho y los caliente mucho más aún!
Un abrazo, morochoaltivo19 y morochadel84
Pueden leer el primer capítulo en: http://www.poringa.net/posts/relatos/1732510/Una-historia-bien-P_-El-encuentro-de-_El-Altivo-y-la-del-8.html
Pueden leer el segundo capítulo en: http://www.poringa.net/posts/relatos/1738653/Una-historia-bien-P_-_2do-Capitulo_.html
Y si no quieren leerlo todo ahora, o no se acuerdan cómo había terminado, acá les dejamos las imágenes del capítulo anterior:
Ella: "Que perrita que sos", me dijo con un hilo de aliento y le sonreí relamiéndome, haciéndole notar que tenía toda la razón del mundo y que había disfrutado mucho de chupar su linda verga... Pero aun faltaba. Él de pie junto a la cama, yo arrodillada en el borde, con mis piernas separadas y los muslos mojados por dentro... Tomé su hierro caliente con mi mano derecha y con la otra lo tomé del cuello para acercarlo más a mí. Apoyé la cabeza de su pija en el inicio de mi tajo... Mi clítoris ardió con la apoyada y su sexo y el mío se tocaron resbalosamente... Yo estaba descomunalmente mojada y su pija conservaba la saliva de mi chupada... Nuestros cuerpos ya se entendían, pero yo necesité decírselo, era una orden, era un ruego, mi mayor deseo en ese instante eterno: COGÉME. -"¿Qué?" (y empujó un poco su pija hacia mí) -Cogéme (separaba mis piernas e inclinaba mi cadera) -"¿Qué?" (todo el largo de su pene estaba entre mis piernas, mi vagina se abría...) -Cogéme (ese roce podía hacerme acabar, pero no quería adelantarme. La cabeza de su pija encajó en la puerta de mi oasis...) Nos mirábamos fijo, profundo, como analizando cada movimiento y cada sensación de nuestra piel... Sin dejar de mirarme fue entrando en mi cuerpo. Sonrió al ver mi cara de placer y volvió a preguntar -"¿Qué?". Moví mi cuerpo hacia abajo para terminar de encajar su miembro en mi cavidad. -"Que me estás cogiendo! Y me encanta". Mis ojos se cerraron y mi boca se llamó al silencio dirigiéndose a sus besos...
Él: El pedido con el tono imperativo es una de esas cosas que a todo hombre le encanta escuchar cuando está con una chica, ese ‘cogéme’ tiene algo musical, te hace sentir como el macho de la película. Ese ‘cogéme’ que me dice, y cómo me lo dice, me vuelve loco… A duras penas me contengo, la intensidad del pedido cambia mientras por fin la tibieza de su conchita apaga el fuego de mis entrañas, despacio voy llenando el tajo entre sus piernas, ella me mira mientras nuestros cuerpos se funden al fin en uno solo, la beso y mi lengua recorre su boca, su legua me acaricia, y ese sentir el cuerpo del otro vale más que mil palabras. La bombeo firme, ni lento ni rápido, disfrutando la caricia que sus paredes vaginales le dan a mi verga, casi como una vaina a la espada. Veo su carita ruborizada, sus pezones duros apuntándome acusadoramente, probando mi elasticidad los rozo con mi lengua arrancándole nuevos gemidos, se nota que está a punto de llegar al orgasmo, pero me lo hace saber con palabras, tres letras que crecen en intensidad, acompaso el ritmo de la cogida y siento el temblor y el estremecimiento de su vagina. “ASIIIIII”, queda sonando en la habitación mientras cambiamos el ritmo.
Y ahora...
Ella: Su pija hervía dentro mío… Su boca comía mis pezones a la vez que rítmicamente me embestía. El morocho sabía lo que hacía… Manejaba a la perfección su arma del placer, y me estaba matando. Cada vez que clavaba su verga en mí podía sentir su grosor llenando lentamente mi vagina. Él no buscaba solamente descargarse, quería hacerme estallar de placer y lo estaba logrando con maestría. Las sensaciones se multiplicaban en cada rincón de mi cuerpo, de pronto no pude más que entregarme al grito ahogado de mi orgasmo… Cuando recupero el aliento, imagino la cara de perra descontrolada que debería estar teniendo y le sonrió… él me mira con dulzura, acaricia mi pelo peinándome un poco, en su sonrisa puedo ver el placer y el morbo que le da tener ahí a esa chica bastante seriecita con la que chateaba, hecha toda una putita para él. No me lo dice y eso me calienta más. Tanto como la rigidez de su pija que aun tiene mucho para darme…
Él: Ella se sienta sobre mí, cabalga con ganas, como si quisiera quedar empalada en mi palo de carne. Me recuesto sobre la cama, la dejo actuar a ella. Aumenta la intensidad, se podría decir que me está galopando, no puedo evitar sonreírme al verla gozar. “¿Te gusta?”, me pregunta con esa expresión que solo tienen las mujeres cuando han gozado como yeguas. “Me encanta, me partís la cabeza”, le digo incorporándome y ayudando con mi pelvis sus movimientos, casi puedo sentir como mi pene llega hasta su lugar más profundo, no tarda en tener otro orgasmo.
Ella: Perfectamente encajados, sacudiendo nuestros cuerpos, cruzando miradas y comiéndonos las bocas con lenguas y dientes… él gozaba de mis movimientos… mi concha devoraba su pene con pasión, me gustaba elevarme y bajar hasta tenerlo todo bien adentro y contraer mis músculos hasta hacerlo sentir que le iba a estallar la pija… Él se vengaba sacudiéndose en mi interior, llenando cada rincón de mi cueva con su carne. “Me voy a vivir a Rosario” le dije con vos entrecortada antes de empezar a gritarle repetida y enloquecidamente “cogéme-cogéme-morocho-cogéme”. Él respondía dándome maravillosos vergazos, que me llevaron a acabar nuevamente y dejarme caer sobre su pecho…
Él: Quedamos por fin casi rendidos, nos acostamos y nos miramos por un segundo como sin poder creer hasta donde habíamos llegado. Pero faltaba más no podía irme hasta Rosario de nuevo sin descargar todo lo que tenía acumulado.
Ella: Su carne erecta era objeto de mi admiración. El hdp seguía al palo, y parecía que cada vez crecía más… Yo estaba cansada pero ardía en deseo… me provocaba ese glande brillante y enrojecido, mojado por mis jugos, y castigado duramente por los golpes contra el interior de mi vagina… La rigidez del tronco, las venas que parecían estallar, los huevos endurecidos por la tensión, eran una tentación para mí… Mis manos fueron como poseídas…
Él: La besé de nuevo como si recién empezáramos. Ambos estábamos sudorosos y ella tenía en sus movimientos la modorra del que tuvo una larga sesión de sexo. Como una Geisha complaciente ella me siguió el juego, se notaba que quería hacerme acabar de una vez, llevándome a un límite de placer, me pajeaba mirándome a los ojos como preguntando sin preguntar, ‘te gusta?’ Y yo muriéndome de ganas de decirle, pero a esa altura ya las palabras sobran. Ella sola la acomodó en su rayita, como llave en cerradura nueva fui entrando en ella una vez más. Su concha caliente latía mientras bombeaba como poseído, a un ritmo lento constante, ella gemía y sus caderas acompañaban mi cogida.
Ella: Lo sostenía pegado a mí tomando su cuello con mis manos… su transpiración me excitaba… él lamía mi boca cada vez que el empujón de su sexo al interior del mío acercaba su cara a la mía…
Él: Pierdo noción del tiempo y espacio, no sé si pasan minutos, segundos o instantes. Siento que estoy por acabar, ella me abraza fuerte con las piernas, me clava las uñas, me muerde, es una fiera hasta que por fin el orgasmo la apacigua, me salgo de ella aunque quizás no le hubiese molestado que regara sus entrañas con mi semen. Sin mediar palabra me coloco sobre ella casi sentado, su mano busca mi miembro, sus ojos están semicerrados, pero ella dirige mi acabada, los chorros blancos caen uno, dos, tres, intensos, potentes, en su cara, en su pelo, en sus tetas. De su boca entreabierta asoma su lengua, relame los restos alrededor de sus labios con cara de gusto, mientras pasa su dedo índice por la cabeza de mi pene. Se lleva ese dedo a la boca probando el sabor de esa remolona gota que había quedado ahí. Abre los ojos como despertando de un transe. “¿Nos bañamos?” me dice.
Ella: Mientras él abría la ducha yo lo miraba, degustando el sabor de su leche que aún no se había perdido en mi boca… Sentía las gotas de su semen enchastrando mi cara y me encantaba darle ese espectáculo. Masajeaba mis tetas para él, mostrándole el placer que me da sentir la viscosidad de una gran acabada lubricando mis senos… Me fascina sentir mis manos resbalar por mis tetas mientras la leche se va secando y la piel se empieza a poner tirante… Recién ahí acepto limpiarme las huellas del placer...
Él: El espectáculo era sublime, a ver… era como ver una especie de obra de arte, con la firma de uno ahí, ella encima le añadía morbo a la situación sobándose las tetas y relamiéndose, probando mi esencia íntima y mostrándose cada vez más provocativa. Como si todo lo pasado no alcanzara, como si todavía faltara lo mejor. Mi chota se fue endureciendo de a poco mientras la miraba jugar.
Ella: Su pija estaba tan de pie como él, esperándome bajo el agua tibia… Puse el jabón en su mano, y lo abracé y besé… Nuestros cuerpos estaban pegados, y su sexo rozaba mi pubis… Sus besos recorrían mi cuello, yo lo había dejado a su merced… Él enjabonaba mi espalda, mis glúteos…
Él: El tenerla así, completamente entregada, el agua corriéndonos por el cuerpo, mi mano la recorría toda, su piel hervía, ya no era un baño eso, era una suerte de sexo acuático, sus pezones se erizaron al contacto con mis manos, sus jadeos me alentaban a seguir, éramos dos nenes jugando al doctor, ella se apretaba contra mí, era maravilloso sentir como su cuerpo entero respondía a mis caricias, mi verga latía ya deseosa de entrar en acción, como moviéndose con vida propia ante cada roce con su concha glotona.
Ella: Me di vuelta y pegué mi espalda a su pecho… El apretó mis tetas y bajó hasta mi concha, que nuevamente rebosaba de jugos… Apoyé uno de mis pies en el bidet, para facilitarle el acceso (no vaya a ser que no se diera cuenta de lo que yo necesitaba) Metió sus dedos. Sentí su pija dura contra los cachetes de mi cola… Estábamos en la antesala de un nuevo round. Besaba mi cuello desde atrás… No sé cuanto tiempo llevábamos ahí… La tarde-noche de hotel le iba a salir muy cara, o íbamos a terminar limpiando habitaciones para pagar nuestra estadía... No importaba… Tenía su pija en mi mano y la dirigía a mi sexo, así, desde atrás…
Él: De golpe me encontré con su culo franeleando la cabeza de mi pija, es un placer tremendo sentir como mi pedazo duro abre los cachetes de esa hermosura, sé lo que busca y para un hombre eso es como una especie de medalla. Mi boca se apodera de su cuello, con besos tiernos, cortos, con chuponcitos leves, ella jadea al tiempo que se arquea, para sentir toda mi verga, mis manos juegan con sus tetas, sus pezones sensibles son mi blanco predilecto, ella gime con desesperación cuando mis dedos se introducen en su mojada vagina, estimulando su clítoris hasta sentirla palpitar contra mis yemas. Con apenas un leve movimiento la cabeza de mi pija entra en su cuevita, y luego hace el movimiento de pincelada de un orificio a otro con sus propios jugos, ya mis dedos palpan la textura de su raya.
Ella: Llevábamos varios minutos franeleando sin mirarnos… Yo tenía mis ojos cerrados y disfrutaba de sus besos, de sus suspiros en mis oídos, de sus dedos y de su miembro que recorrían mi vagina capturando sus fluidos y llevándolos hacia mi cola… Pero lo que más me excitaba era pensar que sus ojos sí estaban abiertos, gozando de ver el juego que tanto me gustaba, tratando de descubrir el momento justo para empezar a abrir mi culo…
Él: Es un primor ahí apoyada ofreciendo su "tesorito", mis dedos juegan, rozan, casi no resisto la tentación de lamer sus nalgas, mientras mi dedo índice sigue con el movimiento circular alrededor de su ojete, para ir entrando de a poco muy de a poco, su culito es estrecho y caliente, a duras penas contengo mis ganas de penetrarla, todavía no es el momento, mi pene deberá aguardar, ahora es tiempo de prepararla, mi otra mano no abandona un segundo su conchita mojada.
Ella: Sus dedos me volvieron loca, me abrieron como nunca… Necesitaba que me cogiera por el culo y coronar un encuentro perfecto… Sin dejar de jadear (era una perra, estaba fuera de mí) fui a comerme su pija una vez más, simplemente para lubricarla con mi saliva… Cerré las canillas de la ducha (el agua ya era un estorbo!) y arrodillada frente a él engullí su carne, acaricié sus huevos… Lo volví a mirar después de tanto tiempo, mientras dejaba salir su pija bien ensalivada de mi boca… Fue una mirada agridulce, mezcla de furia sexual y conciencia de la inminente despedida. Giré sobre mis rodillas ofreciendo el último plato, y él se abalanzó a lamer mi más estrecho orificio…
Él: Esa pose de sumisión, casi me tiro de cabeza, mi lengua hurga en ese culo que ya palpita lo que vendrá. Me alejo un medio paso para contemplar esa escena dantesca. Por fin mi pija se introduce en ella, es el postre afrodisiaco que faltaba probar, estrecho y caliente su culo va a abriendo paso a mi verga. El bombeo se acentúa, agarrado a sus caderas, ella se mueve como en va y viene. La penetro una y otra y otra vez, sus gemidos se tornan en bufidos y son música para mis oídos. Es demasiado placer el que siento mientras taladro ese precioso culo, quiero expresarlo en palabras pero solo emito sonidos guturales.
Ella: Yo ya no gemía… Era algo más intenso… Como un ruido animal… Ni mi cuerpo sabía como sonar para expresar el grueso placer de sentir su pija penetrándome el culo… Era salvaje, bestial… su carne hirviente colmaba mis entrañas, entraba y salía de mí y cada vez que entraba sentía que me calvaba más… No podía dejar de empujar mi culo hacia su cuerpo… quería tenerlo cada vez más adentro… sentir su cuerpo fundirse con el mío… sus jadeos y mis gritos acompasados, el bamboleo de mi cadera y las embestidas de su verga…
Él: Esa increíble sensación ese golpeteo salvaje de mis huevos contra sus nalgas, todo mi cuerpo está laxo, como si mi sistema nervioso estuviera dopado de tanto placer. Si bien la posición es incomoda no me movería por nada del mundo, quiero disfrutar cada segundo de esta culeada, es el broche de oro para la tarde perfecta, por un momento pienso en decirle que se venga al hotel esta noche conmigo, ya no me importa nada, pero no puedo hablar, no sabría como hacerlo, solo gozo con ese recto hermoso, y una cogida perfecta.
Ella: Nos dolían las rodillas (el piso de un baño no es un lugar muy confortable, pero bueno…), él se acostó y yo me senté encima suyo. Mirándolo a la cara me dejé caer con mi culo abierto sobre su verga dura. Toda su longitud estaba clavada en mí, y parecía recorrer toda mi columna y subir hasta mi cerebro para terminar de enloquecerme de placer… Mi orgasmo era inminente, apenas rocé unos segundos mi vagina estallé en un grito que retumbó en toda la habitación... Rendida, quedé recostada sobre el piso mojado, intentando recuperar el aliento… Diferentes partes de mi cuerpo latían a su propio ritmo y el aire que respiraba parecía no alcanzarme… Por un instante me olvidé del morocho culpable de semejante placer, estaba casi inconsciente… Cuando abrí los ojos él estaba arrodillado frente a mí, su cara denotaba algo de preocupación por mi estado, le sonreí y logré decirle “fue hermoso”, mientras sostenía mis tetas ofreciéndolas para sus última descarga…
A continuación les ofrecemos el tercer y último capítulo de esta coproducción internacional con capitales intelectuales rosarinos y del gran buenos aires, que hemos construido entre morochoaltivo19 y morochadel84.
Llevó mucho tiempo construir el relato, pero la verdad que lo pasamos muy bien!!
Muchísimas gracias por todos los comentarios y mensajes que nos brindaron tras leer los dos primeros capítulos, esperamos que esta última parte les guste mucho y los caliente mucho más aún!
Un abrazo, morochoaltivo19 y morochadel84
Pueden leer el primer capítulo en: http://www.poringa.net/posts/relatos/1732510/Una-historia-bien-P_-El-encuentro-de-_El-Altivo-y-la-del-8.html
Pueden leer el segundo capítulo en: http://www.poringa.net/posts/relatos/1738653/Una-historia-bien-P_-_2do-Capitulo_.html
Y si no quieren leerlo todo ahora, o no se acuerdan cómo había terminado, acá les dejamos las imágenes del capítulo anterior:
Ella: "Que perrita que sos", me dijo con un hilo de aliento y le sonreí relamiéndome, haciéndole notar que tenía toda la razón del mundo y que había disfrutado mucho de chupar su linda verga... Pero aun faltaba. Él de pie junto a la cama, yo arrodillada en el borde, con mis piernas separadas y los muslos mojados por dentro... Tomé su hierro caliente con mi mano derecha y con la otra lo tomé del cuello para acercarlo más a mí. Apoyé la cabeza de su pija en el inicio de mi tajo... Mi clítoris ardió con la apoyada y su sexo y el mío se tocaron resbalosamente... Yo estaba descomunalmente mojada y su pija conservaba la saliva de mi chupada... Nuestros cuerpos ya se entendían, pero yo necesité decírselo, era una orden, era un ruego, mi mayor deseo en ese instante eterno: COGÉME. -"¿Qué?" (y empujó un poco su pija hacia mí) -Cogéme (separaba mis piernas e inclinaba mi cadera) -"¿Qué?" (todo el largo de su pene estaba entre mis piernas, mi vagina se abría...) -Cogéme (ese roce podía hacerme acabar, pero no quería adelantarme. La cabeza de su pija encajó en la puerta de mi oasis...) Nos mirábamos fijo, profundo, como analizando cada movimiento y cada sensación de nuestra piel... Sin dejar de mirarme fue entrando en mi cuerpo. Sonrió al ver mi cara de placer y volvió a preguntar -"¿Qué?". Moví mi cuerpo hacia abajo para terminar de encajar su miembro en mi cavidad. -"Que me estás cogiendo! Y me encanta". Mis ojos se cerraron y mi boca se llamó al silencio dirigiéndose a sus besos...
Él: El pedido con el tono imperativo es una de esas cosas que a todo hombre le encanta escuchar cuando está con una chica, ese ‘cogéme’ tiene algo musical, te hace sentir como el macho de la película. Ese ‘cogéme’ que me dice, y cómo me lo dice, me vuelve loco… A duras penas me contengo, la intensidad del pedido cambia mientras por fin la tibieza de su conchita apaga el fuego de mis entrañas, despacio voy llenando el tajo entre sus piernas, ella me mira mientras nuestros cuerpos se funden al fin en uno solo, la beso y mi lengua recorre su boca, su legua me acaricia, y ese sentir el cuerpo del otro vale más que mil palabras. La bombeo firme, ni lento ni rápido, disfrutando la caricia que sus paredes vaginales le dan a mi verga, casi como una vaina a la espada. Veo su carita ruborizada, sus pezones duros apuntándome acusadoramente, probando mi elasticidad los rozo con mi lengua arrancándole nuevos gemidos, se nota que está a punto de llegar al orgasmo, pero me lo hace saber con palabras, tres letras que crecen en intensidad, acompaso el ritmo de la cogida y siento el temblor y el estremecimiento de su vagina. “ASIIIIII”, queda sonando en la habitación mientras cambiamos el ritmo.
Y ahora...
Una historia bien P!
"El encuentro entre El Altivo y La del 84"
Capítulo III
"El encuentro entre El Altivo y La del 84"
Capítulo III
Ella: Su pija hervía dentro mío… Su boca comía mis pezones a la vez que rítmicamente me embestía. El morocho sabía lo que hacía… Manejaba a la perfección su arma del placer, y me estaba matando. Cada vez que clavaba su verga en mí podía sentir su grosor llenando lentamente mi vagina. Él no buscaba solamente descargarse, quería hacerme estallar de placer y lo estaba logrando con maestría. Las sensaciones se multiplicaban en cada rincón de mi cuerpo, de pronto no pude más que entregarme al grito ahogado de mi orgasmo… Cuando recupero el aliento, imagino la cara de perra descontrolada que debería estar teniendo y le sonrió… él me mira con dulzura, acaricia mi pelo peinándome un poco, en su sonrisa puedo ver el placer y el morbo que le da tener ahí a esa chica bastante seriecita con la que chateaba, hecha toda una putita para él. No me lo dice y eso me calienta más. Tanto como la rigidez de su pija que aun tiene mucho para darme…
Él: Ella se sienta sobre mí, cabalga con ganas, como si quisiera quedar empalada en mi palo de carne. Me recuesto sobre la cama, la dejo actuar a ella. Aumenta la intensidad, se podría decir que me está galopando, no puedo evitar sonreírme al verla gozar. “¿Te gusta?”, me pregunta con esa expresión que solo tienen las mujeres cuando han gozado como yeguas. “Me encanta, me partís la cabeza”, le digo incorporándome y ayudando con mi pelvis sus movimientos, casi puedo sentir como mi pene llega hasta su lugar más profundo, no tarda en tener otro orgasmo.
Ella: Perfectamente encajados, sacudiendo nuestros cuerpos, cruzando miradas y comiéndonos las bocas con lenguas y dientes… él gozaba de mis movimientos… mi concha devoraba su pene con pasión, me gustaba elevarme y bajar hasta tenerlo todo bien adentro y contraer mis músculos hasta hacerlo sentir que le iba a estallar la pija… Él se vengaba sacudiéndose en mi interior, llenando cada rincón de mi cueva con su carne. “Me voy a vivir a Rosario” le dije con vos entrecortada antes de empezar a gritarle repetida y enloquecidamente “cogéme-cogéme-morocho-cogéme”. Él respondía dándome maravillosos vergazos, que me llevaron a acabar nuevamente y dejarme caer sobre su pecho…
Él: Quedamos por fin casi rendidos, nos acostamos y nos miramos por un segundo como sin poder creer hasta donde habíamos llegado. Pero faltaba más no podía irme hasta Rosario de nuevo sin descargar todo lo que tenía acumulado.
Ella: Su carne erecta era objeto de mi admiración. El hdp seguía al palo, y parecía que cada vez crecía más… Yo estaba cansada pero ardía en deseo… me provocaba ese glande brillante y enrojecido, mojado por mis jugos, y castigado duramente por los golpes contra el interior de mi vagina… La rigidez del tronco, las venas que parecían estallar, los huevos endurecidos por la tensión, eran una tentación para mí… Mis manos fueron como poseídas…
Él: La besé de nuevo como si recién empezáramos. Ambos estábamos sudorosos y ella tenía en sus movimientos la modorra del que tuvo una larga sesión de sexo. Como una Geisha complaciente ella me siguió el juego, se notaba que quería hacerme acabar de una vez, llevándome a un límite de placer, me pajeaba mirándome a los ojos como preguntando sin preguntar, ‘te gusta?’ Y yo muriéndome de ganas de decirle, pero a esa altura ya las palabras sobran. Ella sola la acomodó en su rayita, como llave en cerradura nueva fui entrando en ella una vez más. Su concha caliente latía mientras bombeaba como poseído, a un ritmo lento constante, ella gemía y sus caderas acompañaban mi cogida.
Ella: Lo sostenía pegado a mí tomando su cuello con mis manos… su transpiración me excitaba… él lamía mi boca cada vez que el empujón de su sexo al interior del mío acercaba su cara a la mía…
Él: Pierdo noción del tiempo y espacio, no sé si pasan minutos, segundos o instantes. Siento que estoy por acabar, ella me abraza fuerte con las piernas, me clava las uñas, me muerde, es una fiera hasta que por fin el orgasmo la apacigua, me salgo de ella aunque quizás no le hubiese molestado que regara sus entrañas con mi semen. Sin mediar palabra me coloco sobre ella casi sentado, su mano busca mi miembro, sus ojos están semicerrados, pero ella dirige mi acabada, los chorros blancos caen uno, dos, tres, intensos, potentes, en su cara, en su pelo, en sus tetas. De su boca entreabierta asoma su lengua, relame los restos alrededor de sus labios con cara de gusto, mientras pasa su dedo índice por la cabeza de mi pene. Se lleva ese dedo a la boca probando el sabor de esa remolona gota que había quedado ahí. Abre los ojos como despertando de un transe. “¿Nos bañamos?” me dice.
Ella: Mientras él abría la ducha yo lo miraba, degustando el sabor de su leche que aún no se había perdido en mi boca… Sentía las gotas de su semen enchastrando mi cara y me encantaba darle ese espectáculo. Masajeaba mis tetas para él, mostrándole el placer que me da sentir la viscosidad de una gran acabada lubricando mis senos… Me fascina sentir mis manos resbalar por mis tetas mientras la leche se va secando y la piel se empieza a poner tirante… Recién ahí acepto limpiarme las huellas del placer...
Él: El espectáculo era sublime, a ver… era como ver una especie de obra de arte, con la firma de uno ahí, ella encima le añadía morbo a la situación sobándose las tetas y relamiéndose, probando mi esencia íntima y mostrándose cada vez más provocativa. Como si todo lo pasado no alcanzara, como si todavía faltara lo mejor. Mi chota se fue endureciendo de a poco mientras la miraba jugar.
Ella: Su pija estaba tan de pie como él, esperándome bajo el agua tibia… Puse el jabón en su mano, y lo abracé y besé… Nuestros cuerpos estaban pegados, y su sexo rozaba mi pubis… Sus besos recorrían mi cuello, yo lo había dejado a su merced… Él enjabonaba mi espalda, mis glúteos…
Él: El tenerla así, completamente entregada, el agua corriéndonos por el cuerpo, mi mano la recorría toda, su piel hervía, ya no era un baño eso, era una suerte de sexo acuático, sus pezones se erizaron al contacto con mis manos, sus jadeos me alentaban a seguir, éramos dos nenes jugando al doctor, ella se apretaba contra mí, era maravilloso sentir como su cuerpo entero respondía a mis caricias, mi verga latía ya deseosa de entrar en acción, como moviéndose con vida propia ante cada roce con su concha glotona.
Ella: Me di vuelta y pegué mi espalda a su pecho… El apretó mis tetas y bajó hasta mi concha, que nuevamente rebosaba de jugos… Apoyé uno de mis pies en el bidet, para facilitarle el acceso (no vaya a ser que no se diera cuenta de lo que yo necesitaba) Metió sus dedos. Sentí su pija dura contra los cachetes de mi cola… Estábamos en la antesala de un nuevo round. Besaba mi cuello desde atrás… No sé cuanto tiempo llevábamos ahí… La tarde-noche de hotel le iba a salir muy cara, o íbamos a terminar limpiando habitaciones para pagar nuestra estadía... No importaba… Tenía su pija en mi mano y la dirigía a mi sexo, así, desde atrás…
Él: De golpe me encontré con su culo franeleando la cabeza de mi pija, es un placer tremendo sentir como mi pedazo duro abre los cachetes de esa hermosura, sé lo que busca y para un hombre eso es como una especie de medalla. Mi boca se apodera de su cuello, con besos tiernos, cortos, con chuponcitos leves, ella jadea al tiempo que se arquea, para sentir toda mi verga, mis manos juegan con sus tetas, sus pezones sensibles son mi blanco predilecto, ella gime con desesperación cuando mis dedos se introducen en su mojada vagina, estimulando su clítoris hasta sentirla palpitar contra mis yemas. Con apenas un leve movimiento la cabeza de mi pija entra en su cuevita, y luego hace el movimiento de pincelada de un orificio a otro con sus propios jugos, ya mis dedos palpan la textura de su raya.
Ella: Llevábamos varios minutos franeleando sin mirarnos… Yo tenía mis ojos cerrados y disfrutaba de sus besos, de sus suspiros en mis oídos, de sus dedos y de su miembro que recorrían mi vagina capturando sus fluidos y llevándolos hacia mi cola… Pero lo que más me excitaba era pensar que sus ojos sí estaban abiertos, gozando de ver el juego que tanto me gustaba, tratando de descubrir el momento justo para empezar a abrir mi culo…
Él: Es un primor ahí apoyada ofreciendo su "tesorito", mis dedos juegan, rozan, casi no resisto la tentación de lamer sus nalgas, mientras mi dedo índice sigue con el movimiento circular alrededor de su ojete, para ir entrando de a poco muy de a poco, su culito es estrecho y caliente, a duras penas contengo mis ganas de penetrarla, todavía no es el momento, mi pene deberá aguardar, ahora es tiempo de prepararla, mi otra mano no abandona un segundo su conchita mojada.
Ella: Sus dedos me volvieron loca, me abrieron como nunca… Necesitaba que me cogiera por el culo y coronar un encuentro perfecto… Sin dejar de jadear (era una perra, estaba fuera de mí) fui a comerme su pija una vez más, simplemente para lubricarla con mi saliva… Cerré las canillas de la ducha (el agua ya era un estorbo!) y arrodillada frente a él engullí su carne, acaricié sus huevos… Lo volví a mirar después de tanto tiempo, mientras dejaba salir su pija bien ensalivada de mi boca… Fue una mirada agridulce, mezcla de furia sexual y conciencia de la inminente despedida. Giré sobre mis rodillas ofreciendo el último plato, y él se abalanzó a lamer mi más estrecho orificio…
Él: Esa pose de sumisión, casi me tiro de cabeza, mi lengua hurga en ese culo que ya palpita lo que vendrá. Me alejo un medio paso para contemplar esa escena dantesca. Por fin mi pija se introduce en ella, es el postre afrodisiaco que faltaba probar, estrecho y caliente su culo va a abriendo paso a mi verga. El bombeo se acentúa, agarrado a sus caderas, ella se mueve como en va y viene. La penetro una y otra y otra vez, sus gemidos se tornan en bufidos y son música para mis oídos. Es demasiado placer el que siento mientras taladro ese precioso culo, quiero expresarlo en palabras pero solo emito sonidos guturales.
Ella: Yo ya no gemía… Era algo más intenso… Como un ruido animal… Ni mi cuerpo sabía como sonar para expresar el grueso placer de sentir su pija penetrándome el culo… Era salvaje, bestial… su carne hirviente colmaba mis entrañas, entraba y salía de mí y cada vez que entraba sentía que me calvaba más… No podía dejar de empujar mi culo hacia su cuerpo… quería tenerlo cada vez más adentro… sentir su cuerpo fundirse con el mío… sus jadeos y mis gritos acompasados, el bamboleo de mi cadera y las embestidas de su verga…
Él: Esa increíble sensación ese golpeteo salvaje de mis huevos contra sus nalgas, todo mi cuerpo está laxo, como si mi sistema nervioso estuviera dopado de tanto placer. Si bien la posición es incomoda no me movería por nada del mundo, quiero disfrutar cada segundo de esta culeada, es el broche de oro para la tarde perfecta, por un momento pienso en decirle que se venga al hotel esta noche conmigo, ya no me importa nada, pero no puedo hablar, no sabría como hacerlo, solo gozo con ese recto hermoso, y una cogida perfecta.
Ella: Nos dolían las rodillas (el piso de un baño no es un lugar muy confortable, pero bueno…), él se acostó y yo me senté encima suyo. Mirándolo a la cara me dejé caer con mi culo abierto sobre su verga dura. Toda su longitud estaba clavada en mí, y parecía recorrer toda mi columna y subir hasta mi cerebro para terminar de enloquecerme de placer… Mi orgasmo era inminente, apenas rocé unos segundos mi vagina estallé en un grito que retumbó en toda la habitación... Rendida, quedé recostada sobre el piso mojado, intentando recuperar el aliento… Diferentes partes de mi cuerpo latían a su propio ritmo y el aire que respiraba parecía no alcanzarme… Por un instante me olvidé del morocho culpable de semejante placer, estaba casi inconsciente… Cuando abrí los ojos él estaba arrodillado frente a mí, su cara denotaba algo de preocupación por mi estado, le sonreí y logré decirle “fue hermoso”, mientras sostenía mis tetas ofreciéndolas para sus última descarga…
FIN
20 comentarios - Una historia bien P! (3er y último capítulo)
excelente aporte que buen relato
recomendado
tremendo che la verdad detalle por detalle, asi se siente como si fuera yo
terriblemente exitante
te felicito bbe, extraordinario lo tuyo
besitos bebe
me quede re caliente,
Compartamos, comentemos, apoyemos, hagamos cada vez mejor esta maravillosa Comunidad !!!
Uno de los mejores y más calientes relatos que hemos visto en P sin lugar a dudas !!!
Tremenda la culminación de este tercer y último capítulo con un anal que nos hizo sentir como si fuéramos parte de la acción o voyeurs privilegiados que dibujábamos en nuestras mentes lo que la historia nos narraban.
Esperamos que esta no sea la última producción compartida porque el resultado es excelente y, sin dudas, si siguen en este camino seguramente tendrán material más que publicable para cualquier editorial que esté interesada en LITERATURA ERÓTICA (si así escrito con mayúsculas).
Bravo, bravísimo, bravo !!!
A favoritos para volver y recomendado para los seguidores que les interese la lectura y quedarse calientes como una pipa !!!
Gracias por compartir.
Besos y Lamiditas !!!
Compartamos, comentemos, apoyemos, hagamos cada vez mejor esta maravillosa Comunidad !!!
Me encantó de principio a fin ❤️ dejo merecidísimo premio 🙂
BUENA HISTORIA 🙎♂️
GRACCIAS POR COMPARTIR
BESIS LAPRIMA
Ahora soy NFU y puedo comentar esta historia que me vine leyendo desde la primera: Genial, me recalentó, me volvió loco la idea del post y la forma de contarlo.
Genial. Cuando pueda puntuar volveré a dejar algo 🙂
Volvimos con simbólicos puntos de reconocimiento !!!
como tarde en volver,leí de nuevo los dos primeros y llegue a este final tan mojada tan ávida de sexo 🤤 🤤 🤤
absolutamente sublime relato no se como agradecerles la experiencia un lijo mil gracias mis diez y mil besitos
les dejo besoss a ambos!!!