Un chico del chat.

Hola Gente!!! Gracias a todos los que me hicieron NFU con un solo post, a los que leyeron, comentaron, mandaron MP. Y a los grandes de esta comunidad que me recomendaron (Angieyruben y bebe23).

Disculpen la tardanza en aportar nuevamente, estuve bastante ocupada, y no fue precisamente teniendo sexo, así que ni tiempo ni inspiración!! Pero apelando a la memoria acá les traigo un relato vivido hace un tiempito, pero digno de ser recordado, y espero les agrade leerlo.

Un abrazo a todos!!!


Un chico del chat

Los domingos me levanto tarde. Por ende me acuesto más tarde aún (aunque el lunes haya que trabajar). Soy bastante pajera, lo debo reconocer, una activista de la autosatisfacción desde muy chiquita, cuando acomodaba mi pieza y me metía una lapicera en mi conchita como para explorar sensaciones, profundidad, etc. Ahora también me dejo explorar por los hombres, y gusto de explorarlos a ellos. Pero dada mi particularmente escasa vida social, uno de los medios para dar con muchachos, es “la interné”. (Y también para no dar con muchachos de carne y hueso sino solo con compañeros de tocamiento pc o tel mediante…)

La cuestión es que ya era lunes por la madrugada y tuve ganas de un poco de compañía virtual para mis automimos… En una sala de chat di con un muchacho de la zona sur, al cual llamaremos Andrés, con el cual pasamos al msn.

Charla hot, me toco, te tocás, me mojé todo el pantalón pajeandome, cosa que nunca me había pasado (había mojado mi bombacha con los fluidos propios de la excitación, pero acabar abundante líquido como par amojar la ropa, era la primera vez). Horas de sacudidas cada uno por su parte. El chico del chat tenía cam, yo no. Igual él se mostró. Su carita, su cuerpito… Todo su cuerpito. Andrés tenía cara de hombre, esas cejas anchas, ese pelo despeinado (a mí no me gusta el tipo que tarda más que yo en peinarse), una boca normal, pero que regalaba sonrisas, gestos frescos, muy espontáneo. No tenía un super lomo, nada de matarse en el gym, pero en buena forma. Bastante peludito. Resumiendo, estaba para darle. Una de las partes de la charla más interesantes, que un año y medio después aun recuerdo a la perfección, fue el momento de fantasear juntos un rato de sexo anal. Andrés me actuó por la cam todo el procedimiento de dilatación, penetración… Y me volvió loca.

“Mirá, este es tu culito”, me dijo y cerró su puño, mostrándome la imagen de su dedo índice enroscadito y su pulgar apretándolo aun más. (Es muy difícil de explicar, por favor, cierren su puño y miren. Pongan muchas ganas e imaginen que eso puede parecerse al cerrado orificio anal).

“Te lo voy besando así.” Y frente a la cámara se puso a chupar ese ficticio culito mío, representado por su puño… El flaco estaba encendido, y a mí no puedo explicarles cómo me calentaba… Yo me frotaba, chorreaba. Me lo imaginaba chupándome así desde atrás, con esa paciencia, ese entusiasmo… Quería verlo ya! Si el pibe le daba con tanta emoción a su puño (y hasta me mostraba una imagen tan ridícula por la cam!), entonces iba a ser un dios con su lengua frente a mi culo, y encima era una persona que le ponía toda la onda…

Luego de ir abriendo con su lengua y sus dedos mi supuesta cola, llevo su puño hasta su pija. Muy linda, rosadita, empapada la cabeza, un miembro del tamaño justo… La pija de Andrés tiene un ojito muy grande, creo que esto no lo vi esa vez por la cam, sino más adelante en vivo, pero ya que la estoy describiendo, se los quiero contar… Nunca vi un pene con esa curiosidad… Al chuparla se ve claramente la abertura del orificio, es como un punto grande donde me encanta presionar con mi lengua, ver asomarse una gotita para lamer…

Bueno, volvamos a donde estábamos… Me representó maravillosamente la cogida de mi culo. Yo acabé como tremenda perra desesperada por concretar la aventura con ese flaco. No siempre pasa que compartís una paja con alguien y tenés tantas ganas de verlo personalmente… Andrés y su teatralización me habían convencido, largué mi celu con facilidad inusitada, él me pasó el suyo. Yo el miércoles a la noche iba a andar por capital, quedamos en que podíamos vernos por ahí…

Al final el miércoles no nos vimos. Quedamos para el sábado. 20 Hs. Era verano, justo ese día había que atrasar el reloj, a las 12 volverlo para las 11. Estaba lindo, pero parecía que se venía la lluvia y que iba a refrescar. Yo me puse una pollera negra larga de esas de tela arrugada, una musculosa celeste, llevé saquito y paraguas. Uso anteojos, y no tienen limpiaparabrisas, así que si llueve, tengo que usar paraguas!

Con Andrés nos encontramos fácilmente, era un chico interesante. Apenas más alto que yo (que soy muy bajita). Empezó a llover. Tuve que abrir el paraguas. Andrés no había traído, así que quedamos los dos bajo mi paraguas, así de cerca a los 3 minutos de habernos visto… ¡Esto venía bien! Caminamos… Desde Irigoyen para el lado del Bajo, unas 5 cuadras… Mirábamos cada lugar a ver si entrabamos a tomar algo… Mis sandalias de vez en cuando resbalaban sobre el piso mojado, así que me planté frente a un Burger King. “Tomemos un café acá, porque si no me voy a caer y me voy a matar”. Fue una gaseosa. Charlamos de la vida, nada de tocar el tema de que hace una semana nos pajeamos por msn como cerdos y probablemente en una hora nos estemos enfiestando en algún telo de por acá nomás… En algún momento nos agarramos las manos y la cosa devino en un beso, mesa de por medio. Besaba lindo.

Nos echaron de esa mesa no sé si porque ese lugar estaba reservado para un cumpleaños o por qué. Fuimos a la parte de abajo, ya a sentarnos uno junto al otro, a matarnos a besos, abrazos… Yo me acuerdo que sentía que mi concha estaba empapada… Luego de un rato, en el cual creo que seguimos hablando de cualquier cosa, salimos. Al besarnos un rato en la puerta del lugar, de pie, sentí la presión de su pene contra me pelvis. Por fin.

Él comenzó a mover suavemente su cadera contra mí, haciéndome sentir su dura pija, que encajaba justo, ya que nuestras alturas eran parejas. Los besos se hicieron más intensos, y de la boca fueron a mi cuello, cosa que me vuelve completamente loca y me hace gemir casi automáticamente. El marco estaba dado y la pregunta no tardó en llegar: “¿Buscamos hotel?”

Yo obviamente dije que sí. Decidimos ir caminando por Av. De Mayo rumbo a la calle Solís, donde él me dijo que había un hotel no tan caro. “Sí, ya sé. Mejor, porque tengo malas experiencias de telos caros” (¿por qué será que siempre hay que irse un poco de boca, no? ) Por suerte no preguntó por esas decepciones pasadas y seguimos nuestro camino. Deteniéndonos cada tanto para unos besos y unas apoyadas, y para divertirnos por sentirnos observados por la gente que paseaba por ahí. Debo confesar que estaba muy atrevida ese día, y en una de esas pausas de la caminata mi mano se fue a manosear su bulto por sobre el pantalón, luego por dentro, Andrés no podía creer estar siendo tocado en plena Avenida…

También le pedí que me tocara a mí, por dentro de mi ropa interior. El elástico de mi pollera era fácil de sortear, él primero dudó y luego llevó su mano a mi pubis. Cuando llegó su carita se iluminó al tiempo que me decía “Estás toda depilada”. Sus dedos siguieron su camino hasta penetrarme, era muy excitante sentir sus dedos dentro de mí y ver por encima de su hombro a la gente pasar por la calle…

La última parada fue a media cuadra del telo, tocándonos mutuamente nuestros genitales como si fuera el único placer posible, como si no pudiéramos luego entrar al telo… Estábamos súper excitados los dos, gimiendo, gozando de las caricias del otro, él sintiendo mi humedad, yo palpando su erección… Podríamos haber estado mucho tiempo así, pero yo, que estaba contra la pared –cosa que me encanta!- vi que muy cerca nuestro rondaba ‘la ley’, cosa que nos hizo aflojar el manoseo y guardar en su lugar lo que estuviera afuera, subir elástico y abrochar botones… No vaya a ser que nos preguntaran qué estábamos haciendo y nos encontraran a cada uno con las manos dentro de la ropa interior del otro…

Entramos al lugar, subimos a la habitación… Él me trataba suavemente pero sin dudar, sabía lo que hacía y lo hacía con delicadeza. Nos desvestimos, nos besamos, nos acariciamos muy dulcemente. Estábamos muy excitados el uno con el otro, pero no por eso nos tratamos de manera fuerte… Él en muchas ocasiones me dijo “amor”, supongo que era una forma de ‘ablande’, innecesaria, pero en vez de rechazar su cursilería la acepté, y hasta creo que la retribuí…

Francamente recuerdo sólo algunos flashes de aquellos memorables 2 turnitos… Besos en la cara interna de antebrazo, por ejemplo, que nunca me habían dado y nunca me volvieron a dar, ni siquiera él… Mucho sexo oral de ambas partes. Andrés me chupa de una forma maravillosa, combinando suavidad e intensidad, con su lengua hurgando en el interior de mi vagina, recorriendo mis labios, friccionando mi clítoris mientras sus labios me lo sostienen… Hay una cosa que hace que es mover mi cadera hacia arriba y hacia abajo, para lamer desde el clítoris hasta la cola… Es una forma muy linda de ir llevando la atención a esa zona, de no dejarla desatendida, aunque falte un rato para llevarle acción.

Yo también lo chupé con suma dedicación. No es que me guste particularmente chupar… Simplemente me encanta!!! Lo hago con devoción y me súper excita tener una pija en mi boca y poder hacer con ella lo que me de la gana, procurando incrementar el placer del hombre y también mi excitación. Pero hay pijas y pijas y hombres y hombres… Con Andrés fue perfecto. Su pene tenía el tamaño adecuado para mi boca, el color, el olor, la textura de esa pija hacían del acto de chuparla una experiencia sumamente placentera… Podría pasar muchísimo tiempo recorriéndola con lamidas, dándole cuponcitos, haciendo círculos alrededor de su cabecita, succionándola o introduciéndola a fondo, haciéndole lugar en lo más hondo de mi boca… Él lo disfrutaba, me lo demostraba con sus gestos, con sus sonidos, algunas palabras pronunciadas con un hilo de voz: “así, así”, “ay, cómo me gusta” , “qué bien que la chupas”… No hacía falta que lo dijera, se le notaba que lo estaba disfrutando, sus gemidos, la rigidez de su miembro, la expresión de su rostro, de sus ojos al mirarme daban cuenta del placer que mi boca daba a su pene… Y él apenas acariciaba mi pelo, no me decía qué hacer, no intentaba cogerme la boca con furia ni imponer ritmo a mi chupada sosteniendo mi cabeza… Gozaba profundamente de lo que yo le hacía tal como yo se lo hacía. Y yo disfrutaba de estar comiendo la pija tan rica del chico tan copado del chat.

Después de coger un buen rato mi concha en diferentes posiciones, yo terminé en cuatro patas y él detrás de mí acariciando y besando el orificio de mi cola, a la vez que intentaba manosear mi concha… Era el momento de hacerme vivir esa escena que me había representado por cam una semana atrás… Venía todo perfecto y yo quería que siguiera así. No sabía si lo volvería a ver, no me importaba demasiado lo que pensara de mí, así que lo frené para explicarle “no es necesario que me toques adelante, me encanta lo me estás haciendo en la cola”. Quería que se dedicara a mi culito, que no se distraiga en nada más… Sabía que él lo iba a hacer a la perfección, y de hecho sus caricias y besos me excitaban mucho, a la vez que me relajaban lo suficiente como para permitir la penetración anal. Andrés continuó alternando besos, lamidas, masajes con sus dedos… Empujaba con su lengua en mi agujerito… Casi sin dificultad metió un dedo y lo movió dentro mío para dilatarme aun más y deleitarme. Yo lo iba provocando y demostrándole que lo estaba disfrutando, le preguntaba si “¿se abrió?” y el me decía que “sí” y movía su dedo dentro mío para demostrarme lo abierto que tenía el culo… Yo movía la cadera buscando más placer, ayudando en la tarea de dilatarme, compartiendo el juego con él…

Al momento de apoyar la cabeza de su pene en mi orificio anal ya no había resistencias, sólo deseo. Hacía una semana que yo quería tener a ese hombre ahí, y la realidad estaba superando a la fantasía, lo que parecía que iba a ser ideal, lo estaba siendo… Su pija me penetró maravillosamente… Andrés parecía saber con exactitud lo que tenía que hacer para darme placer, se movía como si conociera lo que yo quería, lo que mi cuerpo necesitaba… La velocidad, la intensidad, era perfecto… Una vez dentro sus bombeos me hacían estallar de placer, gritaba enloquecida… Ya mis brazos no me sostenían, tenía el torso apoyado en la cama y las piernas flexionadas con la cola bien levantada… Él detrás de mí, con sus manos sosteniendo mi cadera para moverme a su gusto, y su pene clavado dentro de mi cola, moviéndose sin salirse, golpeando con sus huevos cada vez que empujaba… Y arrancándome esos gritos que solo me salen cuando me hacen la cola…

Estábamos los dos a mil, agitadísmos, excitadísimos, gimiendo él, gritando yo… Cuando comenzó a sonar el teléfono!!! Se terminaba el turno. El teléfono sonaba y sonaba y Andrés, lejos de desconcentrarse, se excitaba más y más. Yo le pedía que no parara, quería seguir sintiéndolo… El teléfono sonaba sin pausa, sabíamos que se terminaba pero era nuestro momento, lo veníamos fantaseando hacía una semana… Seguimos unos instantes cogiendo al son del teléfono llamando... hasta que acabamos.

Yo fui al baño, él finalmente atendió. Pidió una hora más. Terminó siendo otro turno...
Después vino la ducha juntos, Andrés acarició cada parte de mi cuerpo y me enajabonó con dedicación, justificando el haberme depilado cada rincón… Combinando sensualidad y humor. Andrés podía lamer mis pezones y al instante enjabonar mis axilas! Además de concretar nuestras fantasías juntos, la estábamos pasando lindo más allá del sexo, porque éramos dos personas llevándose bien…

Nos tomamos el mismo colectivo para volver… Yo bajé cerca de mi casa y el siguió hasta donde termina, para luego tomarse otro hasta su casa. No sabíamos bien qué hora era porque casi todo el país había cambiado la hora mientras nosotros nos entreteníamos…

Al día siguiente chateamos recordando las imágenes de la fantástica noche anterior. Nos vimos varias veces más, las suficientes como para perder la cuenta… Hay cosas que siguieron siendo tan fantásticas como en aquél primer encuentro, otras que no volvieron a suceder: eso de tocarnos por el camino no lo repetimos, el beso en la cara interna del antebrazo tampoco… (Sí volvió a aparecer un teléfono sonando… ¡y nos encontró en la misma posición!) Ahora hace un tiempo que no nos vemos, pero quien les dice, en unos días se da y nos volvemos a disfrutar.