Veronica (3)

Una tarde se dio la casualidad que nos quedamos los dos solos. Fue ella quien se sabía que no vendría nadie puesto que Luis le había dicho que se iban al cine y a cenar por ahí después. Ajeno a todo aquello estaba en mi cuarto repasando unos apuntes en la cama cuando desde fuera Verónica me dijo que cerrara los ojos.

Y- para que quieres que los cierre.

V- Si te lo digo pierde la gracia.

Sin darle mayor bola accedí a la espera de alguna broma que quisiera hacerme. Cuando me dijo de abrirlos la broma se convirtió en una diosa vestida con un vestido negro ajustado, con medias y tacones y el pelo perfectamente recogido en una coleta. Me pregunto que como le sentaba el vestido y aunque una vez más el principio de mi erección era evidente le respondí que estaba para comérsela.

V- El otro día me quede esperando a que entraras en el cuarto de baño para ver como me duchaba. Pensaba que tenías ganas de verme desnuda.

Ante aquella declaración mi verga salto como un resorte poniéndose completamente lista para la acción. Dejo la puerta abierta para que la viera y deje pasar la oportunidad como un idiota. Aquello me prometí que no volvería a pasar.

Y- Pensé que fue simplemente un descuido.- Le dije para salir del paso.

V- Pues yo creo que es que no me quieres ver desnuda.- Me decía mientras se subía un poco la falda para mostrarme que eran medias lo que llevaba puesto en vez de pantis.

Y- De ninguna manera, si lo hubiera sabido hubiera estado allí sin dudarlo.- Como me subía la excitación de verla insinuante, sabiendo que me provocaba y el efecto que eso causaba en mi.

V- No te creo. Hablas mucho pero no tienes tantas ganas como dices de vérmelas.- Se refería a sus pechos que en ese momento acariciaba con sus manos.

Y- Si me las quisieras enseñar ahora me encantaría verlas.

V- Quizás lo haga, pero si te perdono la falta del cuarto de baño, como se que no volverá a pasas?- Como jugaba conmigo y como me gustaba que lo hiciera.

Y- Que puedo hacer para demostrarte que hablo en serio.- La muy picara se mordía un dedo mientras que le decía esto.

V- Tu me vas a ver desnuda cuando termine, lo justo es que tu estés desnudo para mi mientras lo hago.- Me miraba a la verga mientras me decía esto y la verdad es que me parecía bien. Ella ya sabia que me ponía cachondo viéndola y pensando en ella, incluso veía como en mis pantalones aparecían bultos a su paso por que no mostrarle mi cuerpo, máxime cuando a cambio tendría el suyo.- Pero no será tan sencillo, además quiero que te masturbes para mi y no te puedes correr, por que si te corres o paras dejare de desnudarme y me iré a mi cuarto.- Como tantas otras cosas no le respondí, no sabia que pensar pero si sabia lo que quería y la posibilidad de verla quitarse la ropa para mi no dejaba lugar a dudas. Me desnude tambandome en la cama con la verga preparada, sabiendo que no debía forzar mucho la maquina si no quería correrme demasiado rápido.

Al mismo tiempo que puse mi mano sobre la verga Verónica empezó a moverse contoneándose para mí. Lo primero que se quito fue su vestido dejándome ver que efectivamente llevaba medias hasta un poco más de la mitad de sus muslos. También tenía puesto un finísimo tanga transparente de color negro y un sujetador a juego de encaje. Tras algún que otro movimiento que hacia para deleitarme con su magnifico vientre liso y sus largas piernas cubiertas por las medias fue precisamente el sujetador la siguiente prenda en caer al suelo. Era delicioso ver sus pechos moverse al ritmo de su cuerpo, ver como desaparecían entre sus manos cuando los acariciaba y los apretaba hasta terminar pellizcando sus pezones. Que trabajo más arduo el mío al no poder dejarme llevar y saltar para llevarme a la boca sus pechos ni poder terminar la agonía que me causaba estar tan excitado sin poder correrme aun.

Como estaba cumpliendo con mi parte de castigo el estriptis continúo. Se decidió por juguetear con su tanga antes de quitárselo, lo mismo se lo subía haciendo que se perdiera entre los pliegues de sus labios que poniéndose de espaldas y en pompa se lo bajaba hasta debajo de su cachete volviéndoselo a subi a continuacionr. No se como pude aguantar todo aquello sin correrme, varias fueron las veces que sentía que estaba apunto pero me daba pánico pensar que aquello se acabara sin que Verónica me enseñara todo su cuerpo.

Por fin se decidió a bajar por completo su tanga dejando su coñito totalmente al descubierto. Ciertamente tenia pocos pelos y recortados pero lo que no había podido saber es que la parte de los carnosos labios si que la tenia totalmente depilada, lista para que una lengua la recorriera a placer. Siguió moviéndose y tocando su cuerpo dejando alguna vez las piernas bien abiertas para que pudiera contemplar completamente aquella raja tan deliciosa. Ya no podía soportarlo más, tenía que correrme sin poder retrasarlo por un solo segundo. Ella se debió de dar cuenta por que de inmediato se acerco a la cama poniendo su cara muy cerca de mi verga. Iba a darle las ultimas sacudidas a mi verga cuando sentí que ella rodeo la mano con que me masturbaba con sus dos manos pero sin que me tocara en ningún momento la verga. De esta forma, apretando mis manos fuertemente, me ayudo a subir y bajar a lo largo de todo la extensión del miembro haciéndome tener una inmensa corrida que bien nos salpico a los dos. Incorporándose se dispuso a recoger su ropa y a salir del cuarto, no sin antes lamer sus dedos completamente cubiertos por mi leche y decirme que también yo estaba muy rico.

Los juegos entre nosotros se seguían sucediendo, siempre teniendo cuidado de no ser pillados en una situación que seria bastante difícil de explicar. Luis y Marta seguían a lo suyo sin darse cuenta de nada, si acaso era Marta la que notaba algo raro pero solo lo enfocaba en que yo le hacia menos caso a sus modelitos y mi prima se ponía prendas algo más atrevidas, a lo que ella respondía con otras que a veces dejaban nada a la imaginación. Verónica seguía cumpliendo con su novio manteniendo en casa esa doble impronta para mi, recatada en el vestir pero fogosa en la cama, y yo por mi parte, aunque mi cada vez mayor obsesión por Verónica me hacia desearla a ella más que a cualquier otra persona, tenia que satisfacer ciertas necesidades y de vez en cuando salía a ver si conocía a alguien que quisiera ayudarme o echaba mano de la agenda de teléfonos para alcanzar el mismo fin.

Los juegos en casa entre nosotros subieron un pequeño peldaño, siempre sin sobrepasar una línea que sin apenas decirlo nos habíamos marcado por nuestros lazos de sangre. Además de los besos que nos dábamos a escondidas Verónica me había designado su critico de moda personal, cuando la ocasión era propicia para ello no dejaba la oportunidad de preguntarme si el modelito que tenia para salir ese día a la calle le quedaba mejor o peor, incluso cuando tenia tiempo y no había moros en la costa se iba cambiando distintas prendas para que decidiera cual combinaba mejor, demorando la decisión lo más posible para que no terminara aquello nunca. Cuando se cambiaba de una prenda a otra se cuidaba mucho de solo dejarme ver su ropa interior, casi nunca la veía desnuda, pero no os penséis que era por pudor, al contrario como veréis en un momento, formaba parte de la tortura a la que me sometía pues si era fácil enseñarme su cuerpo al natural que placer encontraría en ello, estaba claro que lo mejor era la provocación. Mis momentos preferidos eran cuando se vestía para salir con las amigas o para algo más formal. Gustaba de ponerse minifaldas y faldas para una y otra situación. Entonces era directamente ella quien tiraba más de armario para hacerme ver como se probaba mil combinaciones distintas llegando a cambiar hasta cinco o seis veces por completo de ropa, desde su tanga hasta los zapatos, todo, claro está, únicamente para ir bien conjuntada. Además, bien que podía decir que los días que me enseñaba modelito iba más sexy que los que no, aunque a estas alturas mal no la veía ninguno de los días, si acaso mal por llevar ropa, por no estar desnudándose para mi.

Respecto del pudor ya dije que ella ya no lo tenía para enseñarme su cuerpo. En su repertorio de provocaciones en la casa cuando había más gente bien que había añadido mostrarme un pezón en cualquier momento o cuando se estaba acariciando el pecho. Tampoco me cortaba yo tanto y a la menor ocasión le pellizcaba las nalgas o me metía en el baño mientras sabio que era ella quien estaba en la ducha y otras cosas por el estilo. Cada vez era mayor la complicidad que había entre nosotros, cosa que se podía notar en que algunos días esos picos que nos dábamos pasaban por ser unos besos de pocos segundos pero con una pasión escondida en ellos que nos iba arrastrando inexorablemente.

Por las noches rara era la ocasión que estando los dos solos, cada uno en su cuarto, no nos masturbáramos al mismo tiempo siguiendo la voz proveniente del dormitorio contiguo. Esa costumbre que fuimos tomando junto con la idea de que mi prima si me había visto tocarme pero yo a ella no fue formando una bola que se fue agrandando hasta hacerse insoportable no poder ver como se tocaba mientras que la estaba escuchando. Tenia que ver como se acariciaba, como los dedos pasaban por entre los pliegues de los labios humedecidos por sus propios fluidos y como los hundía en su interior. Tenía que verla y ya no podía esperarme mucho más.

Con esta resolución me tarde poco en decidirme a profanar su dormitorio una noche que fuera tarde y estuvieran ya todos bien dormidos y ella ya en faena. Como era de esperar aquella noche no tardo en llegar. Verónica empezó a gemir en el dormitorio de al lado. La deje disfrutar por unos minutos, pensaba que seria mejor que si entraba desde el principio. Solo me puse unos pantalones para disimular por si salían Luis o Marta al pasillo. Temblando de arriba abajo ante su puerta me arme de valor y sin avisar me metí en su dormitorio. Normalmente entraba allí para los pases de modelos que me hacia Verónica pero ahora para mi todo era diferente. El cuarto esta a oscuras, apenas si había un poco de luz que entraba por la ventana. Sobre la cama tumbada estaba Verónica, desnuda, magnifica, callada, atravesándome con la mirada y sin moverse lo más mínimo. Sabia que la había profanado en lo más intimo de su ser, su mano permanecía sobre su raja expectante a que su cabeza le diera la orden de continuar o de dejar su labor, y su cuerpo solo estaba arropado por ese tenue luz que lo hacia brillar por completo al mezclarse con el fino sudor que se había escapado por el calor que sin duda estaba desatado en su interior.

No quise besarla por miedo a que me rechazara en aquel momento pero si había entrado en el dormitorio no era para irme sin más, tenia que intentar ver como se tocaba para mi fuera cual fuese el precio que después tuviera que pagar. Encendí una pequeña lámpara que tenia en su mesita para iluminar un poco más el dormitorio, acerque la silla que había junto a su mesa de estudio a la cama y quitándome mi única prenda me senté en frente de ella de forma que pudiera ver perfectamente lo que estaba apunto de hacer. Aunque por dentro estaba helado por el miedo a molestarla y que me rechazara mi verga estaba grande como un mástil esperando a desplegar todo el velamen. Sin pensarlo mucho empecé a masturbarme mirando a su mano por no querer ver su rostro no fuera a encontrarme una mirada de desaprobación en el. Sin embargo su mano permanecía quieta sin moverse en el mismo lugar, en el nacimiento de su raja donde sin duda antes se había estado moviendo libremente. La mano que tenia libre la lleve hasta la rodilla de Veronica que estaba más cerca de mi y con suavidad la intente mover hacia mí para separar sus piernas y poder ver mejor su coño. Ella no reacciono, estaba como una estatua que puedo se puede contemplar pero sin el fuego que me habia venido mostrando que ardia en su interior. Muy desanimado estaba apunto de levantarme e irme del cuarto cuando ella se incorporo, girando su cuerpo hacia mi para quedar sentada al borde de la cama justo en frente de mi. Sin decirme nada me dio un beso. No sabia que pensar por lo que pare de masturbarme. Entonces ella por segunda vez puso su mano sobre la mía y me hizo seguir subiéndola y bajándola a lo largo de mi verga. Cuando se percato de que ya vuelvia a mastúrbame sin su empuje me suelto la mano y se echo un poco para atrás en la cama, lo suficiente para subir también las piernas que de inmediato abrio dejándome contemplar toda su rajita. Sus manos bajaron por los muslos hasta el centro de su cuerpo apoderándose cada una de ellas de uno de los labios, los cuales separaron dejando totalmente al descubierto su rosada vulva. Mientras que un líquido blanquecino se caia desde su interior un dedo se escapo del resto para comenzar a frotar el clítoris. Nunca había visto a una mujer enseñándome de esa manera como se masturbaba y de muchas personas en quien había pensado en como lo harian mi prima no estaba incluida, era toda una sorpresa para mi. Mientras seguía acariciándose el clítoris desde la otra mano un dedo tambien se escapo hasta la entrada del agujero de su vagina describiendo círculos sin llegar a meter dentro más que la primera falange de su dedo. Pero estaba claro que quería más que eso, ya no quería enseñarme más sus labios abiertos, ahora prefería tocarse con mayor intensidad que la que le proporcionaban un par de dedos. Al tiempo que metía por completo un dedo en su interior estaba frotando su clítoris con el resto de dedos de la otra mano. Era todo un espectáculo y aunque estaba más concentrado en no peder detalle de lo que veía mi mano daba buena cuenta de darme ese punto de placer que deseaba me lo diera la mano de mi prima. Una de sus manos paso a sus pechos agarrándolos con una fuerza que antes no le había visto, como si quisiera arrancárselos, la otra alternaba entre recorrer toda la parte exterior de sus labios y meter un para de dedos dentro de si también con fuerza, como con rabia. Era tan excitante que notaba como mi verga estaba a punto de lanzar toda la leche que había estado acumulando y quería que la corrida cayera sobre la piel de Verónica. Sin avisarla me levante y me puse de rodillas en frente suya de forma que mis rodillas tocaban sus glúteos. Ella se paro de golpe bajando sus manos hasta las sabanas de la cama y agarrándolas con fuerza como si temiera que la fuera a penetrar. Nada más lejos de la verdad en aquel momento, mi corrida llego al instante con fuerza, tanta que sus pechos quedaron totalmente bañados mientras que en su vientre caían las últimas gotas. Sus manos se relajaron al descubrir cual era mi intención al ponerme en aquella postura y se dedicaron a extender toda mi leche sobre sus pechos y su vientre, lamiéndose la mano después de haberlo extendido bien. Me levante para irme a mi dormitorio, Verónica también lo hizo abrazándose a mi. Su cuerpo estaba pegajoso y sus pezones siempre reclamaban mi atención, pero nada tenia importancia en comparación del beso que me dio antes de irme. Por primera vez nuestras lenguas se cruzaron. Fue fogoso, húmedo y muy intenso. Cuando se separo de mi me dio la espalda quedándose de pie claramente en señal de que esperaba que me fuera y así lo hice.

Los días siguieron pasando. Cada oportunidad que tenia para estar cerca de verónica no la desaprovechaba para robar algún vistazo a las partes de su cuerpo que tenia reservadas para mí y para que nuestras pieles entraran en contacto ya fuera a través de un ligero roce con las manos como mediante un apasionado beso, de esos que nos dábamos cuando siendo críos aun no habíamos pasado de meterle un poco de mano a la novia de turno siendo cada beso prácticamente la parte más importante de nuestra relación carnal. Así estábamos, como dos críos descubriendo nuestra sexualidad, con el aliciente de no poder ser descubiertos por miedo a que tacharan nuestros juegos de impúdicos.

Las visitas a los dormitorios nocturnas se volvieron naturales entre nosotros. El frio que recorría mi cuerpo la primera vez que profane su cuarto desapareció con el hábito que fuimos adquiriendo de contemplar nuestros cuerpos desnudos mientras uno y otro o solo uno de los dos se masturbaba enfrente del otro. A veces durante el día también ella se acercaba mucho a mi para que notara el contacto de sus pezones y de igual forma yo me pegaba a ella cuando tenía una buena erección y quería que la notara entre sus nalgas a través de la ropa. Estos juegos hicieron que nos atreviéramos a usar nuestras manos para tocar algo más que nuestros propios cuerpos. Todo empezó en una de esas veces que me pegue a ella por detrás para que notara como de recia estaba mi verga. Era tanta el ansia que tenia de que notara como estaba y de restregarme con ella que con mis brazos rodee su cuerpo y como si lo llevara haciendo toda mi vida cogí uno de sus pechos en mi mano acariciándolo mientras que con la otra la apretaba contra mí. Lejos de reprocharme el atrevimiento movía su culo dando mucho más gusto mientras que sujetaba su cabeza con una de sus manos y hundía en sus braguitas la otra mano. Le subí la camiseta hasta dejar al descubierto los dos pechos y empecé a jugar con mis dedos con sus pezones dándole algún que otro pellizco que bien me agradecía con un pequeño empujón de su culo en mi verga bien hinchada. Pena que aquello terminara con el ruido de la puerta de la casa habiéndose. Inmediatamente los dos nos compusimos lo mejor que pudimos. Verónica me brindo una nueva oportunidad de saborear sus dedos empapados por sus fluidos, creo que no era consciente de cómo me gustaba aquello y como alimentaba así el deseo de romper los pocos prejuicios que quedaban en mi cabeza para dejar que mi lengua la penetrara empapando mi boca entera como lo hacían sus dedos. Para cuando asomo Luis Verónica ya estaba en el baño y yo encerrándome en mi cuarto para terminar lo que el culo de mi prima había empezado.

Pasados algunos días de aquello llego el cumpleaños de Verónica para el que organizamos una fiesta antes de que se fuera a casa con sus padres y novio. Por su cumpleaños, cuando supe que podría abrir mis regalos sin que nadie la viera, aparte de los regalos que ya le di en la correspondiente fiesta, le regale un kit de juguetes eróticos en el que iban incluidas un dildo, un vibrador y unas bolas chinas. La noche termino con todos en una discoteca hasta la madrugada. Como era el cumpleaños de Verónica tenía claro que esa noche era para ella aunque solo pudiera dedicarme a mirarla. Estaba preciosa y al tiempo parecía como ida mientras bailaba, ensimismada, parecía que no notaba la gente que la rodeaba. Al llegar a la casa pude entenderlo todo. Luis y Marta se encerraron en su cuarto con más ganas de fiesta como se podía entender dados los ruidos que se oían desde fuera de su dormitorio. Por nuestra parte nos dimos un beso y nos fuimos cada uno a nuestro dormitorio. Sin embargo, en pocos minutos Verónica entro en mi cuarto llevando puesta únicamente la bata con la que me dejo ver por primera vez sus pechos. También la llevaba abierta por el medio dejándome ver su coño totalmente desnudo y parte de la aureola de los pezones. En la mano llevaba algo que no sabía muy bien que era pero parecía que era para mí. Se agacho para darme un beso y acercándose a mi oreja mi dijo "Me ha encantado tu regalo. Muchas gracias." Dejando encima de mi pecho el tanga que sabía que había llevado puesto (lo sabía porque tuve ocasión de verla probarse más de un modelito para la fiesta y fui yo el que se decidió por la ropa que llevaba) y envuelto en el estaban las bolas chinas. Cuando vi lo que me dejaba oí como se marchaba riéndose y al mirarla me guiño un ojo diciéndome "No quiero que vengas, pero no dejes de estar atento"

Creo que no ha habido ninguna mujer en mi vida que haya logrado excitarme como lo hacía Verónica, cada cosa que hacía, cada palabra que depositaba en mis oídos, cada mirada que me brindaba hacia que me encendiera inmediatamente. Ni que decir tiene como me puse yo y como se puso mi verga cuando descubrí que el tanga estaba completamente empapado en la zona de la entrepierna desprendiendo un fuerte olor a ella. Había estado toda la noche llevando metidas dentro de su vagina las bolas chinas que le había regalado. No sabía cuando había abierto su regalo y menos aun como se le ocurrió estrenar así ese juguete pero ya estaba masturbándome mientras disfrutaba de ese olor tan intimo de mi prima pensando en ella en la discoteca, en como cuando estaba moviéndose en la pista de baile su tanga se iba empapando debido a la excitación que le producían las bolas, incluso en cómo era posible que el brillo que note en sus piernas no fuera simplemente sudor si no también parte de sus fluidos que se derramaban por sus piernas al ser incapaz el tanga de absorberlos.

La atención que me reclamo Verónica en la puerta encontró su justificación en el ruido de motorcito que empecé a escuchar a través de la pared. No habiendo tenido suficiente con las bolas parecía que también quería probar el vibrador, y quién sabe si el dildo. El caso es que el ruido en poco tiempo quedo oculto tras los gemidos que escuchaba. Debía de estar super excitada pues no aguanto mucho antes de que cesara todo ruido. Seguramente era mucho para una sola noche. Por mi parte yo sí que continúe tocandome corriéndome más de una vez lamentando únicamente que Verónica no estuviera delante mío para derramar toda mi leche sobre ella.

Puedo dar fe que utilizo todos los juguetes aprendiendo a hacer muy buen manejo de ellos. Por desgracia el curso empezaba a llegar a su fin. Nuestros juegos se empezaron a ver disminuidos por noches de estudio y temporadas alejados por pequeños periodos de ida a nuestras casas. Ambos sabíamos que el curso se acababa, y con el llegaba un verano incierto y próximo curso alejados el uno del otro, puesto que había solicitado una beca Erasmus que me habían concedido y de la que pensaba sacar buen provecho, cosa que ciertamente hice y que sería también digna de contar algún día. No hablábamos mucho del tema, aunque se notaba que ambos estábamos algo de capa caída. Mientras que en nuestros encuentros antes siempre tenían un sabor a pasión ahora por el contrario se sentía melancolía, lo que producía que no nos buscáramos tanto como antes para estar a solas los dos.

Aquella inercia, sin embargo, quedo rota la semana de antes de marcharme de Sevilla por la sorpresa que me preparó Verónica. Dos días antes de aquello me dijo que la tarde del miércoles no hiciera planes puesto que tenía que hablar conmigo a lo cual accedí sin rechistar. Por la mañana me dio un sobre pidiéndome que lo abriera después de comer. Así lo hice. Dentro había una tarjeta de las que se utilizan en los hoteles para abrir las habitaciones y una nota indicándome una dirección con el numero de habitación a que se correspondía la tarjeta y la hora a la que debía de estar allí, añadiendo al final "te espero". Puntual estuve allí y sin llamar a la puerta hice uso de la tarjeta para entrar en el dormitorio. Era una típica habitación de hotel de categoría media alta. Pude ver que las puertas del armario eran grandes espejos donde se veía reflejada toda la enorme cama de matrimonio sobre la que me esperaba sentada Verónica. Iba con un vestido muy ajustado a su piel que no le recordaba de habérselo visto antes. Tenía que ser nuevo puesto que de haberlo visto antes seguro que lo recordaría por cómo se pegaba a su piel perfectamente marcando cada una de sus curvas. Para terminar la descripción debo decir que llevaba medias de las que se ajustaban a sus muslos y unos preciosos zapatos rojos de tacón de vértigo.

Al ponerme a su altura se pudo de pie y me beso largo y profundamente hasta que me pareció una eternidad el tiempo que nuestras lenguas estuvieron entrelazadas. Al separar nuestras bocas me pido que la escuchara sin decir nada.

V- Tú mejor que nadie sabes lo que este año ha significado para mí, sobre todo lo mucho que he ido descubriendo por mi misma y aquello que me has ayudado a descubrir a tu lado. Te juro que no me imaginaba a donde llegaría con esto cuando empezamos nuestros juegos pero hoy por hoy no desearía que fuera de ninguna otra forma y volvería a hacer todo como lo he hecho. En mi cabeza ya no sé si está bien o mal lo que hacemos, pero no puedo dejar de hacerlo. Quiero a mi novio y disfruto mucho con él pero es contigo como se desata mi lujuria y mi cuerpo se desenfrena sin límites. Sin embargo no puedo seguir así, queriendo cada día más de ti, deseándote por completo sin poder tenerte entero. Por mucho que lo ansié no puedo tenerte dentro de mí, pero tampoco puedo estar ya sin ti. Hoy va a ser para nosotros prácticamente nuestra despedida. Tú te vas lejos de mí y no sé si será un punto y aparte o un paréntesis. Sea como fuere te quiero para mi, quiero gozarte y que me goces y no me perdonare si pudiendo no satisfago el deseo que arde en mi interior por mí. Tienes que comprender que lo que no puede pasar es que me penetres, eso no puede ser, ni yo entiendo porque, pero no puedo hacerlo. Sin embargo todo lo demás que quieras hacer conmigo quiero, necesito que lo hagas y tiene que ser hoy, ahora.

Fue entonces cuando se cayó y las paredes son testigos que hasta después de abandonar aquella habitación ninguno de los dos pronunciamos ninguna palabra más. Me abrazo pareciéndome su cuerpo liviano como si le hubieran quitado una pesada carga que venía arrastrando pesadamente. Empezamos a besarnos saliendo fuego de nuestras bocas mientras que nuestras manos recorrían los cuerpos ansiosas por abarcar cada centímetro. Me sentía salvaje y quería arder con el calor que salía del cuerpo de Verónica. Poco tardamos en quitarnos la ropa quedándonos rápidamente desnudos, lo que en su caso no era difícil puesto que tan solo llevaba el vestido y las medias. Se echo a mis brazos subiendo sus piernas de forma que rodeaban mi cintura. El roce del glande con su concha me estaba matando de placer y frustración al pensar que no podía introducir toda mi verga hasta el fondo de su vagina que ya notaba bien humedecida y que me procuraba de tener abierta al tirar de sus nalgas hacia afuera con mis manos al tiempo que la sujetaba.

Desesperado por no poder penetrarla le hice bajar de aquella postura momento que rauda aprovecho para arrodillarse junto a mí cogiendo todo el miembro en su mano. Sin embargo sus intenciones eran otras. Primero empezó a jugar con la lengua en el glande probando la mezcla de sus propios fluidos con aquellos que iban saliendo de la punta. Cuando se dio por satisfecha empezó a introducírsela en la boca suavemente. Que sensación más cálida tenía en su boca y que gusto me daban los juegos que sus labios y lengua me daban en la corana de mi verga, tanto es así que casi me dio pena cuando continuo metiéndosela dentro de su boca que parecía no tener fin. Realmente mi prima no dejaba de sorprenderme. Tal era la excitación que me estaba provocando con sus subidas y bajadas que notaba cerca el momento de soltar toda la leche en su boca. Ella debía de notarlo también porque el saco de su boca sin soltarla moviéndola suavemente, lo justo para no bajar ni un ápice de excitación pero sin que me terminara. Aquella deliciosa tortura no duro mucho y su mano se empezó a mover frenética recorriendo todo la extensión de mi verga haciendo que no pudiera aguantarme ni por un segundo más, momento en el que apunto la descarga hacia su boca sin dejar escapar ni una sola gota fuera de ella.

Para corresponderle la tumbe boca arriba sobre la cama y empecé a bajar por su cuerpo llenándola de besos en todas partes. Me hubiera gustado quedarme más tiempo en sus pechos, chupando y mordiendo los pezones pero eran más las ganas de meter mi cabeza entre sus piernas para poder saborear su coño tanto como quisiera. Así pues no me tarde mucho en seguir bajando por su vientre liso hasta llegar al inicio de sus labios. Fui besando el contorno de sus labios dándole algún que otro lametazo de vez en cuando hasta llegar al final de su raja. Por el hilo blanquecino que salía de sus labios sabía que estaba esperando que mi lengua abriera en dos su vagina para lamerla hasta llevarla al séptimo cielo. En vez de eso empecé a morder la cara interna de sus muslos mientras que con un dedo le acariciaba el clítoris. Los gemidos que tantas veces le había escuchado ahora salían de su boca provocados por mi lo cual me excitaba hasta tal punto que de nuevo volví a tener una erección. Aquel dedo juguetón lo deslice a lo largo de sus rosados labios hasta que lo metí entero dentro de su vagina, acompañándolo de un segundo dedo en apenas un instante. Verónica se retorcía de placer según el movimiento de mis dedos llevando las manos desde mi cabeza hasta sus pechos y de allí a la almohada.

Para saciar mi sed, mientras que mis dedos seguían moviéndose dentro de ella sin descanso, lance mi lengua directa a su clítoris chupándolo como si fuera un bebe con la teta de su madre. Aquello debió de gustarle mucho pues puso todo su cuerpo en tensión arqueándolo de forma en que dificultaba mi labor, pero no estaba dispuesto a permitir que se acabara sin haber alcanzado Verónica un orgasmo. Con las manos cogí fuertemente sus muslos para que no pudiera escaparse comenzando a mover frenéticamente mi boca por todo su coño. Gritaba de placer mientras lo hacia lo cual me animaba a seguir sin darle tregua hasta que soltó el grito más fuerte y seco de los que hasta entonces había entonado y se tumbo en la cama como si su ser en aquel momento estuviera fuera de su cuerpo.

Entendiendo que aquel momento era de los que exigía un reposo me tumbe a su lado abrazándome a ella. Para facilitarme el rodearla se puso de lado dándome la espalda de forma en que no tuve dificultades en colocar mi pecho contra su espalda. Dada mi excitación y el estado en el que se encontraba mi verga de una forma absolutamente natural quedo encajada entre sus muslos, rozándose contra sus vagina, cosa que, aunque me turbaba intensamente, intentaba sacar de mi cabeza pues expresamente me había pedido Verónica que respetara su cuerpo sin penetrarla como un hombre hace con una mujer. Sin embargo a ella sí que le causaba un gran placer sin recatos el roce de nuestros sexos puesto que movía su culo para provocar la fricción entre ambos. Viendo que necesitaba menos tiempo del que imaginaba para recuperarse del orgasmo al que había quedado sometido su cuerpo comencé de nuevo a acariciar sus pechos con mi mano de una forma suave besando a la par su cuello dándole algún que otro mordisquito.

Seguimos así un buen rato, luchando constantemente en mi interior por no moverme de tal forma en que cumpliera mi anhelo de introducirme en su vagina y hacerla por completo mía. Era evidente que ambos lo deseábamos, yo porque mi verga no tenía capacidad de crecer más allá de donde ya estaba y ella porque me tenia completamente empapado como aquel tanga de su fiesta de cumpleaños después de usar mi regalo toda la noche. Sin embargo en nuestro silencio, mientras que movíamos nuestros cuerpos de forma acompasada, se podía sentir como para fundirnos en uno solo no éramos aun fruta madura, nuestras conciencias aun no estaban listas para dar ese paso.

Verónica se levanto de la cama para ir un momento al baño dejándome tumbado en la cama con la verga tan levantada como cubierta por sus flujos. No se tardo mucho en volver del baño y no había escuchado el sonido del wáter o de la ducha, no pudiendo entender a que había ido entonces ella hasta allí. La cuestión era que aunque yo era el mayor de los dos, el supuestamente más experimentado, ella iba conmigo un paso por delante de mí, lo que me hacía sentir a veces su marioneta, pero no os equivoquéis, la marioneta más feliz del mundo cuando su dueña movía los hilos.

Se volvió a tumbar de lado aunque un poco separada de mí y abriendo bastante sus piernas para que pudiera observar perfectamente lo que iba a hacer a continuación. Untando ambas manos en el bote llevo una hasta mi verga cubriéndola de esta nueva sustancia al igual que me había cubierto por completo anteriormente. Su otra mano apenas si empezó a acariciarse su raja cuando la bajo hasta la entrada de su ano donde, tras alguna caricia en su contorno exterior, metió uno de sus dedos. Mi erección, que apenas si había bajado cuando se fue al baño, volvía a tener el mismo esplendor que mientras nos rozábamos, pero no era porque me estuviera tocando, que también ayudaba gracias a la maestría que tenían sus manos, eran mis pensamientos sobre lo que podía pasar lo que me tenían taquicardico otra vez. Por conversaciones sabía que su culo aun era virgen y no me podía imaginar que aunque me negara su vagina me ofreciera tan claramente poder penetrarla por detrás. Mientras que empezó a meterse un segundo dedo seguía pensando en que mi prima no sería la primera persona a la que me follaria por su ano, ni siquiera sería la primera vez que desvirgara a alguien así, pero con ella todo era especial, la idea de poder estar dentro de ella me causaba una alegría que pocas veces había sentido en mi vida.

Sacando sus dedos se acerco a mí, soltó también mi verga para cogerla con su otra mano, encaminándola a descubrir el interior de su cuerpo. Rápidamente pude comprobar cómo ciertamente era totalmente virgen su ano dada la resistencia que ofrecía a dejarme meter la punta de mi verga en ella, aunque también era cierto que no me podía quejar de estar mal dotado y que la excitación que tenia, aun habiéndome corrido ya una vez, me hacían tenerla regrande. No obstante la determinación de Verónica a ofrecérseme era absoluta y nada iba a impedir que aquello sucediera. Tras varios intentos fallidos la invite a ponerse a cuatro patas para facilitar la penetración a lo cual accedió de inmediato. Untando mis dedos en el bote que había sacado aproveche para penetrarla con uno y después dos dedos a fin de dilatar un poco más el ano. Podía notar cómo le causaba dolor todo aquello pero no abandonaba aquella postura, ya dije que su determinación era absoluta.

Dado mi estado tenía mis dudas sobre si continuar o no por el dolor que podía causarle. Verónica noto entonces mi vacilación. Aunque dijera al principio que aquella noche no se dijo nada hasta el amanecer no es cierto, si que hubo una palabra pronunciada por sus labios ante mis dudas "Tómame". Como podía desobedecer aquella orden pronunciada con aquella voz cargada de deseo. Aleje de mi cualquier duda y acercándome a ella logre introducir toda la punta en su interior. Aquello le dolió puesto que era evidente como se agarraba a las sabanas conteniendo las ganas de gritar o de pedirme que me saliera. Con suavidad comencé a moverme dentro de ella, iba muy despacio para no lastimarla pero aun así ella no podía evitar soltar alguna exclamación de dolor. Así continúe sin atreverme a penetrarla demasiado pero extasiado del placer de penetrar aquellas paredes tan estrechas. Quería más y me deje llevar empezando a moverme a cada instante un poco más rápido hundiéndome más en su interior. No es que no me importara ya Verónica, al contrario, notaba como su ano se iba acostumbrando al invitado que acogía y eso le permitía disfrutar más de mi penetración, además con una de sus manos se acariciaba su vagina lo que indudablemente le causaba un placer que ayudaba a mitigar el dolor del desvirgamiento.

Seguía penetrándola hasta que llego el punto en que lo hacía como si de su vagina se tratara, no tenía ningún reparo en meterme hasta el fondo o en darle fuerte acometidas cuya respuesta eran gritos en los que se mezclaban por partes iguales placer y dolor. Pero aquello no podía durar mucho, ya estaba bien excitado por todos los juegos previos que habíamos hecho y la estrechez de aquel agujero no me permitieron aguantar mucho así que nuevamente me dispuse a correrme en su interior con una acometida bestial que la obligo a quedar tumbada en la cama boca abajo mientras que terminaba de depositar toda mi lefa dentro de ella. Al sentir que empezaba a relajarse mi verga me salí de ella contemplando como el agujero de su ano tardaba en volver a cerrarse tras haberme acogido. Me eche a su lado y ella se volcó sobre mi quedando ambos abrazados. Dándonos besos en aquella postura fue como nos quedamos dormidos hasta la mañana siguiente en que me despertó dándome un beso y diciéndome que me quería.

Volvimos a la casa haciendo como si hubiéramos pasado una noche de juerga sin más aunque en nuestro interior supiéramos que habíamos destapado el jarrón de los deseos y que nunca más lo volveríamos a cerrar. La despedida fue normal. Sabiendo lo que nos esperaba al año siguiente nos ahorramos vanas promesas, pero sin cerrar ninguna puerta entre nosotros que impidiera que nuestra historia siguiera teniendo más páginas que rellenar.












4 comentarios - Veronica (3)

pollo97
Excelente relato, se la hubieras mandado por la zorra tambien
titorito28
muy bueno

espero k decidas continuarlo
casedwars
wooooowowowowowowowo exelente
casedwars
wooooowowowowowowowo exelente