Capítulo 5: Venganza

Hola Poringueros!
Vuelvo con el libro que estoy escribiendo. Tengo varios capítulos, pero decidí no subirlos todos en una misma noche, para que lo vayan disfrutando de a poco. Acá les traigo el capítulo 5, nuevamente narrado por Germán. Para los que no vieron los otros post, estoy escribiendo un libro donde 5 amigos (Germán, Martín, Luciano, Federico y Rodrigo) pasan una noche contándose distintas historias de sexo que tuvieron. Acá les dejo los otros capítulos:
Cap 1: http://www.poringa.net/posts/gay/2351515/Capitulo-1-Ex-novio-amante-nuevo.html
Cap 2: http://www.poringa.net/posts/gay/2367338/Capitulo-2-Viejos-amigos-que-vuelven.html
Cap 3: http://www.poringa.net/posts/gay/2426520/Capitulo-3-La-espera.html
Cap 4: http://www.poringa.net/posts/gay/2462978/Capitulo-4-La-despedida.html

Capítulo 5: Venganza
Luciano nos hizo reír a todos con ese comentario. Lo conocíamos bien y lo que él había dicho era exactamente así, antes de Sebas, cogía de 3 a 4 veces por semana y muchas veces con gente distinta. Pasó por algunos chicos varias veces, pero cambiaba constantemente. Por eso nos sorprendió y hasta nos dio risa que dijera que quiere coger.
- ¡No se rían hijos de puta!- Nos dice riéndose él también.- Ojalá nunca les pasé extrañar tanto a alguien que no puedan olvidarse.
- A mí ya me pasó.- Dice Martín.- Cuando corté con Juan Pablo la primera vez, estuve 3 meses sin hacerlo con nadie hasta que volvimos.
- Si, pero no lo hiciste con nadie porque estabas histriquenado con Juan Pablo.- Le dice Fede.- Aparte te cogiste a la hermana 2 días después de cortar.
- Eso fue la segunda vez que cortamos, la definitiva.- Le responde Martín.
- Y yo tardé varios meses en querer estar con alguien después de Joaquín.- Le digo a Luciano.
- ¡Germán! ¡Te cogiste a ese otro flaco al día siguiente!- Me dice un poco molesto.
- ¡No, no no!- Le digo. No era así.- A Ramiro me lo cogí cuando Joaquín me metió los cuernos. Eso fue unos meses antes de que cortemos. Y en esos meses lo hicimos varias veces más con Joaquín.
- Bueno estamos discutiendo estupideces.- Nos dice Rodrigo.- O la cortamos, o cambiamos de tema.
- Yo quiero escuchar tu historia.- Le dice Fede.
- ¡Pará!- Le dice Luciano.- ¿Te cogiste a Ramiro?- Me pregunta a mí.
- Sí.- Le respondo con obviedad. Ellos sabían esa historia.
- ¿A Ramiro el ex vecino de Joaquín que en ese momento era tu novio?
- ¡Sí! Pero ustedes ya sabían eso.
- Yo no.- Dicen al unísono Luciano, Fede y Martín.
- Yo si.- Dice Rodrigo matándose de la risa. Obvio, era amigo de mi ex.
- Germán, dejá de hacerte el boludo y contanos la historia esa ya.- Me dice Fede en tono histérico.- Porque lo único que sabemos es que te habías cogido a otro loco al día siguiente que Joaquín te metió los cuernos.
Y por algo era. Me había olvidado completamente, pero había evitado mencionar que ese “otro loco” era Ramiro. Ramiro, como bien dijo Luciano, era ex vecino de Joaquín, y como era casi obvio que pasara entre dos vecinos, de la misma edad y gay, tuvieron una historia un tanto complicada.

En resumen: cuando Joaquín tenía 21 se mudó solo, a un depto en el centro, en la casa de al lado vivía Ramiro. Se conocieron y se hicieron amigos. Cuando los dos se dieron cuenta que eran gay y que se tenían ganas, no tardaron en coger. El problema es que les daba vergüenza admitirlo, así que solo lo hicieron muy pocas veces. Después de eso se pelearon, vaya uno a saber porque, pero se dejaron de hablar, de verse, de juntarse aunque sea a tomar una cerveza. Medio año de eso, Ramiro muy borracho, le toca el timbre a Joaquín, y en la calle y a los gritos le dice que está enamorado de él y que quiere volver a hacerlo como antes. La mitad de los vecinos se enteró, y a Joaquín se le hizo muy incomodo vivir ahí, así que se tuvo que mudar, pero antes se hizo cargo de dejarle bien en claro a Ramiro que no se lo bancaba y que lo despreciaba.
Yo conocí a Ramiro en una fiesta de cumpleaños de Joaquín. Él calló de rebote y yo, sin saber toda esta historia, estuve hablando un buen rato con él y quedamos con la mejor onda. Cuando Joaquín me metió los cuernos, una noche que nos habíamos peleado por culpa de su relación con su madre, no se que se me pasó por la cabeza, pero lo único que hice fue pensar en que Ramiro era mi mejor opción.
- Igual a Joaquín no le molestó como él había pensado.- Les dice Rodrigo a los otros chicos.- ¿Verdad?
- Si es verdad.- Le respondo.- Después de cogerme a Ramiro lo primero que hice fue decirle a Joaquín. Todo lo que me dijo fue “está bien, te entiendo”.
- No nos importa eso.- Me dice Fede casi a los gritos.- Nos interesa saber cómo lo convenciste, y obviamente, como cogía.
- Bueno está bien.- Digo algo indignado y algo contento, porque parte de mí quería contarles la historia.

Después de que Joaquín me dijo en su casa de que me había metido los cuernos me fui corriendo hasta mi casa y lo único que se me ocurrió fue llorar. No le hablaba por facebook, no le respondía los mensajes o las llamadas por cel, no tenía ganas de saber nada con respecto a él. Así que pensé que lo mejor para sacármelo de la cabeza por ese momento era ir a un boliche gay y bailar y ponerme en pedo hasta que pensara en otra cosa. El plan que tenía se desvirtuó un poco cuando vi a Ramiro en el boliche.
No se me había ocurrido estar con alguien para “vengarme”, para devolverle lo que él me había hecho, pero en ese momento estaba tan enojado, que no se me cruzó por la cabeza otra idea al ver a la persona que le había complicado la vida a mi novio.
Así que me le acerqué a Ramiro y estuvimos hablando un buen rato. Trago que va y trago que viene, nos fuimos soltando. Él me preguntó por Joaquín y yo le dije que no tenía ganas de hablar de él, y ahí se dio cuenta de que no iban muy bien las cosas y me sacó a bailar. No tardamos ni dos minutos en empezar a besarnos y a mandarnos mano por todos lados.
- ¡Quiero que vayamos a coger!- Le digo sin vueltas.
- Pero pará,- Me dice él.- vos sos el novio de un amigo, y no da…
- Joaquín no es tu amigo.- Lo interrumpo. Entre lo borracho, lo enojado y lo caliente, no pensaba ni una sola palabra que decía.- Y sé que vos me tenés ganas. Así que vamos a coger y punto.
- No se Germán.- Me dice.
Yo sin darle alternativa, le metí la mano adentro del pantalón y le agarré la pija con muchas ganas. No la tenía dura, pero con unos masajitos, se le terminó de parar.
- Vamos a ir a mi casa, y vamos a coger.- Le digo haciéndome el dictador. Estaba enojado en parte con él también, no sé por qué.- ¿Se entendió?
- Pará Germán.- Me dice sacándome la mano de su pantalón y dando un paso atrás.- ¿Quién te pensas que soy? Sí, me gustas, eso es verdad. Y sí, terminó muy mal mi relación con Joaquín. Pero no voy a coger con vos así. Estás muy mamado y aparte, a mi no me vengas con órdenes.
En ese momento caí en la cuenta de que estaba haciendo las cosas por culpa del alcohol. Le pedí perdón y le propuse de ir a tomar algo más tranqui. Salimos del boliche y como no se nos ocurrió nada, terminamos en el bar de una estación de servicio tomando una coca mientras un viejo tomaba un café a unas pocas mesas de nosotros. Nos quedamos hablando un buen rato, mayormente de cosas de él. Yo no tenía muchas ganas de hablar, no quería estar ahí, quería estar cogiendo.
- Mirá,- Le digo interrumpiéndolo.- se que antes en el boliche me porté como un pelotudo. Te pido perdón. Pero la verdad es que no tengo ganas de estar acá con vos tomando una coca y hablando. Para eso me voy a mi casa a mirar una película. Tengo ganas de coger. Entonces si no vamos a hacer nada, me voy.- Me di cuenta que el comentario sonó un poco violento así que agregué:- Perdón que te lo diga así muy directo, pero es la verdad. Y no quiero que pienses que busco algo más con vos.
Ramiro se quedó callado mirándome. Tardó en responderme, pero cuando lo hizo habló tan firme como yo:
- Vamos a tu casa.- Me dice.

Nos levantamos, nos subimos al auto, y a los pocos minutos ya estábamos en el sillón de mi casa besándonos como dos calentones que no cogían hacía meses. Él estaba sentado abajo, con la espalda en el sillón, yo estaba arriba, con una pierna a cada lado de si cintura. Ramiro aprovechó para sacarme la remera.
- No ando con ganas de que me cojan,- Me dice un poco serio.- así que voy a cogerte yo a vos.
- No hay problema.- Le dije y lo seguí besando.
Él me hizo una seña como para que bajara, y yo obedecí. Le abrí el pantalón y le salió la pija disparada hacia mi cara. Una pija de unos 18 cm que muy rápido entró en mi boca. Tenía muchas ganas de chupar una pija distinta a la que venía probando hacía mucho tiempo, así que saboreé la de Ramiro con muchas, muchas ganas.
- Andá sacándote la ropa.- Me dijo. Joaquín siempre me contaba que Ramiro era de esos que hablaban mucho durante el sexo.
Como pude, ya que estaba arrodilladlo delante de él, me fui sacando las zapatillas y el pantalón hasta quedar solo con el bóxer, que ese día era rojo.
- Lindo bóxer te pusiste bebé.- Me dice cegándose de la risa.
- Viste.- Le digo sacándome su pija de la boca, pero agarrándola con la mano para hacerle una paja mientras le contestaba.- Rojo pasión.
- Para mí ese bóxer habla.
- ¿Y qué dice?- Le pregunto intrigado.
- Rompeme la cola, me está diciendo.- Me contesta con una sonrisa casi malvada.
Yo le seguí chupando la pija, mientras que con la mano derecha le hacía la paja. Él no se movió a pesar de lo que había dicho y esperó a que yo decidiera cuando era tiempo de que me “rompiera la cola”. Así que me tomé mi buen tiempo para disfrutar un poco más del sabor de su verga, hasta que estaba tan caliente, que lo único que quería era que me abriera la cola de par en par. Así que me paré, me senté al lado de él y levanté las piernas dándole a entender que podía romperme todo. Ramiro se pasó al instante.
- ¿Querés que te lo chupe un poquito así no te duele putito?- Me dice con todo de burla.
- Como vos quieras.
- Entonces voy a disfrutar de tu cola un ratito.
Así que se agachó y desapareció de mi vista. Pude sentir como me abrió con las dos manos los cachetes de par en par y como metió la lengua sin dudarlo. La cola se me abrió sin que Ramiro tuviera que meter ni un dedo y la punta de la lengua entró unos pocos centímetros. Fue algo increíble, completamente excitante.
- ¡Ah pero estas re abierto Germán!- Me dice algo sorprendido.
- ¡Ponemela ya!- Le digo casi dándole una orden. Estaba muy excitado.
- Si vos decís.
Ramiro se acomodó adelante mío y preparó la pija con una mano, mientras con la otra me tiraba mi pija para atrás, cosa de que chocara contra mi panza. Se tiró algo de saliva a la cabeza de la verga y de a poquito fui sintiendo como la metía adentro mío. Asía mucho que no me cogían, y casi que no me acordaba de lo agradable que era la sensación de sentirte vulnerable frente a esa situación. La sensación de ser el dominado, de ser el que no tiene el poder. Esa sensación que a veces no queremos, ese día la estaba disfrutando a más no poder.
Los casi 20 centímetros de Ramiro me entraron en la cola de un solo intento. Estaba increíblemente abierto. Excitado a más no poder. Me encantaba lo que estaba haciendo solo por enojo, solo porque Joaquín ya lo había hecho antes. Y con una de las personas a las que más odiaba.
- Que colita divina que tenés.- Me dice.
Ramiro entraba y salía de mi cola muy rápido. Me estaba cogiendo excelente. En la cara se le notaba la excitación y el placer que sentía de estar conmigo. Se mordía los labios, tenía los ojos cerrados y respiraba profundo cada vez que me la volví a meter. Era hermoso verlo así, cogiéndome con tantas ganas. Y lo bien que la estábamos pasando.
Después de un rato en esa pose me pidió que me diera vuelta y lo hice. Me puse en cuatro y sin esperar ni un segundo me la volví a poner y me volvió a coger con una furia increíble. Estaba desacatado y eso hacía que yo la pasara increíblemente bien. Sus manos me agarraban de la cintura y sus muslos golpeaban en mi cola cada vez que su pija entraba y salía. ¡Qué bien la estaba pasando!
- ¡Ahh que puto que sos!- Me dice acercándose a mi oído para tratar de decirlo en voz baja. Pero la excitación del momento hizo que fuera más un grito que un susurro.
- Viste.- Le dijo entre cortado por que los movimientos que hacía me complicaban hablar.- Y vos que no me querías coger.
- Siempre te tuve ganas.- Me confiesa.- Y no sabes las veces que me toqué pensando en vos, en esta cola.
No puedo negar que eso me encantó. Que me dijera que se tocaba pensando en mí, me volvía loco. Y me di cuenta que lo que me decía era verdad por la forma en la que me cogía. Como me agarraba de la cintura. Como me la metía lo más a fondo que podía. Como gemía de placer cada vez que me la sacaba.
- Vení Ger.- Me dice y se para.- Movete un rato vos, que me dijeron que haces magia con la cola.- Se sentó en la silla y me llamó con las manos.
- Así que te dijeron que yo hago magia con la cola.- Lo miro riéndome.- Bueno espero no desilusionarte.
- Para nada.- Me dice con una sonrisa.- Vení sentate que estoy re caliente.
Me vuelve a llamar y yo obedezco. Me acomodé de espaldas a él y me senté arriba suyo, mientras él acomodaba la pija para que entrara. Y lo hizo sin problemas. Tenía la cola tan abierta del placer que no hizo falta acomodarla. Una vez con la pija adentro, me senté bien cómodo, tiré la espalda para apoyarme en su pecho y me empecé a mover.
El movimiento no era sacarla y meterla, sino de un lado a otro, de arriba para abajo, siempre con la pija bien adentro.
- Uhh que bien que te moves.- Me dice Ramiro.
¡Qué caliente que estábamos! Puse mi cabeza a un lado de la suya y él me empezó a besar en el cuello, lo que me volvió más loco. Podía sentir su respiración bien fuerte en mi oído. Sus gemidos de placer. ¡Mis gemidos de placer! Él me abrazó y con una mano me tocaba la pija al principio solo moviéndola para los costados y después haciendo una paja que me volvía loco.
- Después te quiero acabar en la boca.- Me dice al odio, esta vez en un susurro.
No le dije nada. Estaba en mi momento de éxtasis total. La paja que me estaba haciendo me volvía loco. Su pija, bien dura, adentro de mi cola era un placer de los dioses. Sus besos en el cuello me prendían todo. Como pude puse mis manos en su nuca y agarrándole bien fuerte el pelo y el cuello, me llené el pecho de mi semen. Acabé una cantidad increíble. Saltó en todas direcciones, a mi pecho, al piso, a la mano de Ramiro, a las piernas de los dos. Y a pesar de eso, no paré de moverme. La exitación que tenía adentro seguía viva. Todavía quería más.
- ¡Uhhh cuanta leche que tenías putito.- Me dice sacando su mano de mi pija y mirándosela.- A ver, cométela.
Me acercó la mano a la boca y sin decirle nada, se la empecé a chupar. Era mi leche, y no era la primera vez que la había probado. Pero esta vez era de la mano de otro que no era Joaquín. Me metió primero un dedo, después dos y al final el tercero, bien llenos de mi semen calentito, que recién me habían salido de la pija.
-Vení.- Me dice levantándome.- Arrodillate.
Él se levanta, se saca el forro y se empieza a pajear adelante mío. Yo abro la boca y saco la lengua esperando que me la llenara de su leche. Ramiro se hacía la paja con unas ganas increíbles, y se la hacía con la mano que todavía tenía un poco de leche mía. Ponía cara de placer. Yo arrodillado, con una mano me tocaba la pija, que todavía la tenía dura, y con la otra, me metía dos deditos en el culo. Quería sentir placer todavía.
La pija de Ramiro empezó a lanzarme la leche. Y aunque no fue mucha (se ve que hacía poco que había tenido sexo y no se llenó todo el tanque jaja), fue directo a mi boca. Cada gota. Estaba calentita y me llenó toda la garganta. Cuando vi que no salía más, cerré la boca y me la tragué.
- ¿A ver?- Me dice Ramiro.- ¿Te la tragaste toda?
Le abro la boca para que vea que no me quedaba nada de semen en la lengua.
- ¡Que puto increíble que sos!- Me dice sonriendo.- ¡Coges como los mejores!
Le agarré la pija con una mano y me la metí en la boca. Se la seguí chupando hasta que ya no la tenía más dura y cuando los dos estábamos acabados de placer, me cambié y decidimos dejarlo ahí. Él me abrió y yo me fui a mi casa, con su sabor a semen en la boca y con la cola bien abierta, por uno de los ex de mi novio.

- No volvimos a hablar mucho después de eso. De hecho él hizo como si esa noche nunca hubiese existido, lo que me enojó un poco.- Le digo a los chicos con naturalidad.
- ¿Y que pensas cuando pensas en esa noche?- Me pregunta Luciano.
- Fue una buena noche de sexo cualquiera.- Le digo como si nada hubiese pasado.- Trato de no pensar en Joaquín.


Espero que les haya gustado!

PabloG

0 comentarios - Capítulo 5: Venganza