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Compendio III
En el momento en que mis pantalones se deslizaron por mis caderas, los ojos de Cassidy se fijaron en mi verga como un halcón que divisa a su presa. Una lenta y maliciosa sonrisa se dibujó en sus labios, una que prometía travesura y pecado a partes iguales.

o ¡Vaya, qué delicia! - murmuró, extendiendo la mano para acariciarme con reverencia. - No me extraña que Crissy ande tan rara.
(Well, butter my biscuits! No wonder Crissy’s been walkin’ funny.)
Cristina gimió a su lado, cubriéndose instintivamente la boca con la mano mientras Cassidy se inclinaba y le daba un beso con la boca abierta en la punta, pasando la lengua por la hendidura. El sonido que emitió Cristina estaba a medio camino entre un gemido y una plegaria.

Cristina dudó, con los dedos suspendidos en el aire, indecisa, hasta que Cassidy le agarró la muñeca y le guió la mano hacia mi miembro con una delicadeza sorprendente.
o ¡Vamos, princesa! - bromeó Cassidy, con su aliento caliente sobre mi piel. - No sirve de nada mirar cuando puedes saborear.
(C’mon, princess, Ain’t no use starin’ when ya could be tastin’.)
Los dedos de Cristina temblaban, su tacto era ligero como una pluma, hasta que Cassidy le pellizcó el pezón con fuerza, haciéndola jadear y apretar el agarre por reflejo. Gemí, empujando las caderas hacia adelante, y Cassidy se rió.
o ¿Ves? Instintos. - Me guiñó un ojo antes de tragármelo entero, su garganta abriéndose sin esfuerzo alrededor de mi grosor.
(See? Instincts.)

Cristina abrió mucho los ojos y entreabrió los labios con asombro mientras Cassidy se movía con facilidad y experiencia, con la coleta balanceándose con cada movimiento. Cristina intentó imitarla, pero se atragantó casi al instante y se echó hacia atrás tosiendo. Cassidy se detuvo, con los labios brillantes, y le dio una palmadita en la mejilla a Cristina.
o Respira por la nariz, cariño. Y no te resistas, solo deja que te llene.
(Breathe through your nose, darlin’. And don’t fight it—just let it fill ya.)
Volvió a hacer una demostración, lenta y obscena, con la garganta revoloteando a mi alrededor hasta que Cristina gimió.
o Mmm, ¿Ves? - murmuró Cassidy, retirándose con un chasquido. - Ahora tú.
(Mmm, see? Now you.)
Cristina tragó saliva con dificultad y luego se inclinó, con movimientos vacilantes pero decididos. Esta vez consiguió unos centímetros antes de atragantarse, clavándome las uñas en los muslos.
o ¡Así se hace, chica! - Cassidy sonrió.

(Atta girl!)
Gemí al ver cómo se estiraban los labios de Cristina, con el rímel corrido por las lágrimas mientras luchaba. Los dedos de Cassidy se deslizaron entre el cabello de Cristina, guiándola más profundamente.
o ¡Eso es! - ronroneó. - ¡Tómalo como la zorra codiciosa que eres!
(That’s it! Take it like the greedy bitch you are!)
El gemido de Cristina vibró a mi alrededor, sus caderas se sacudieron hacia adelante involuntariamente. Cassidy se rió, con una risa grave y gutural.
o ¡Jo-jo! ¡Crissy tiene una perversión nueva! - Tiró de la cabeza de Cristina hacia atrás lo suficiente como para susurrar: - Apuesto a que has soñado con esto, ¿Eh? ¿Que te llenaran mientras toda la oficina miraba?
(Oh-ho! Crissy’s got herself a kink! Bet you’ve dreamed ‘bout this, huh? Bein’ stuffed full while the whole office watches?)
El gemido de Cristina fue respuesta suficiente. La lengua de Cassidy recorrió la vena a lo largo de mi miembro antes de inclinarse, rozando con los labios los de Cristina, que se estiraban alrededor de mí. El beso fue obsceno, con dientes y saliva compartida, hasta que Cassidy se apartó, sonriendo.
o ¡Tienes sabor a pecado! - exclamó, acariciando con el pulgar el labio inferior hinchado de Cristina. - ¡Y te encanta!
(Y’all taste like sin! And you love it!)
Cristina contuvo el aliento; apretó los muslos, empapando de excitación el encaje entre ellos. Cassidy se dio cuenta y sonrió con aire burlón, introduciendo dos dedos en las bragas de Cristina sin previo aviso.
o ¡Dios mío! - dijo con voz arrastrada, retorciéndolos dentro de ella. - ¡Goteas como un grifo abierto!
(Lord above! Drippin’ like a leaky faucet!)
El gemido de Cristina se interrumpió a mitad de camino cuando de repente se apartó de mí, jadeando. Se limpió la boca con el dorso de la mano, tratando, sin éxito, de estabilizar su voz.
• Yo... yo debería montarte primero. - Las palabras salieron demasiado rápido, con las mejillas en llamas. - Cortesía profesional. Por salvar el departamento.
Cassidy resopló, golpeando juguetonamente los dedos húmedos de Cristina.
o ¡Ajá! ¡Por eso te subes a él como a un árbol! - Cristina la ignoró, sentándose a horcajadas en mi regazo con las rodillas temblorosas, sin la falda, que había tirado hacía rato.
(Uh-huh! That’s why yer climbin’ him like a tree!)
Cassidy puso los ojos en blanco, pero se recostó, apoyándose contra el escritorio. Enganchó los pulgares en las bragas y se las bajó lentamente.
o ¡No me hagas caso, cariño! Solo disfruto del espectáculo. - Sus dedos rodearon perezosamente su clítoris mientras Cristina se hundía en mí con un jadeo.
(Don’t mind me, sugar! Just enjoyin’ the show.)

Demasiado estrecho. Muy estrecho. El sexo de Cristina me apretaba como una prensa, caliente, resbaladizo y castigador, y ella se quedó paralizada a mitad de camino, con los muslos temblando. Su respiración era entrecortada y sus ojos se cerraban rápidamente.
• ¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios!... - Aún no me había tomado del todo y ya me clavaba las uñas en los hombros con tanta fuerza que me dejaba moretones.

Cassidy silbó en voz baja y se acercó más.
o ¡Maldición, Crissy! ¿No te está estirando bien?
(Damn, Crissy! Ain’t he stretchin’ ya good?)
Sus dedos se deslizaron entre los muslos de Cristina, pasando por el desastre que había allí antes de meter dos junto a mi verga. El grito de Cristina se ahogó contra mi cuello.
• ¡Mierda! ¡Mierda!
Sus caderas se sacudieron, empujándose más a fondo, pero los dedos de Cassidy se retorcieron, estirándola aún más.
o ¡Tranquila, cariño! ¡No es un maldito tobogán acuático!
(Easy, darlin’! Y’all ain’t a damn slip ‘n slide!)
El sexo de Cristina latía a mi alrededor, apretándose y relajándose, mientras Cassidy se inclinaba y lamía el sudor del hueso del cuello de Cristina.
o ¡Apuesto a que te dejaría bien preñada! - murmuró Cassidy, mordisqueándole la oreja.
(Bet he’d knock ya up real Good!)
El cuerpo entero de Cristina se tensó. Su sexo se apretó aún más, como si pudiera contenerme físicamente con puro pánico.

• ¡N-no!... - balbuceó, pero sus caderas se movieron instintivamente, haciéndome penetrar más profundo.
Cassidy se rió, curvando los dedos dentro de Cristina, frotando ese punto esponjoso que hacía que Cristina pusiera los ojos en blanco.
o ¡Mentirosa! - Canturreó con voz melosa. - ¡Estás más mojada ahora que cuando entré!
(Liar! Yer drippin’ harder now than when I walked in.)
Los pechos de Cristina se balanceaban con cada frenético rebote, sus pezones enrojecidos y rígidos, pidiendo atención. Atrapé uno entre mis dientes, mordiéndolo lo suficiente como para hacerla gritar. Cassidy me imitó en el otro lado, su lengua girando en círculos lentos y húmedos antes de chupar con tanta fuerza que le dejó un moretón. Cristina arqueó la espalda violentamente, sus dedos arañaban mi pecho para mantener el equilibrio mientras el placer la invadía.
• ¡Los dedos!... ¡Por favor!... - jadeó con la voz quebrada.
Cassidy arqueó las cejas, pero no dudó y llevó la mano de Cristina hacia su propio trasero.
o ¡Dinos dónde, cariño! - ronroneó.
(Show us where, darlin’!)
El gemido de Cristina era casi un sollozo mientras guiaba mi dedo índice hacia su estrecho y tembloroso borde. La sonrisa de Cassidy era francamente salvaje mientras seguía su ejemplo, untando sus dedos más pequeños con la excitación húmeda de Cristina antes de presionarlos junto a los míos. El estiramiento fue inmediato: todo el cuerpo de Cristina se tensó a nuestro alrededor, su sexo apretando mi verga como un guante.

• ¡Oh, maldición! - gimió, con los muslos temblando incontrolablemente.
Cassidy se rió contra la clavícula de Cristina, con el aliento caliente.
o ¿No es acaso codiciosa? – musitó burlona, retorciendo los dedos de esa manera.
(Ain’t she greedy?)
El grito de respuesta de Cristina solo fue amortiguado por sus propios dientes hundiéndose en el labio inferior, con las caderas sacudiéndose erráticamente entre los tres puntos de contacto.
o ¡Siempre fuiste demasiado estricta… en todos los sentidos! - dijo Cassidy con voz arrastrada, acentuando cada palabra con un golpe seco de sus dedos.
(You were always too damn tight… in every damn way!)
Con la otra mano acarició el pecho de Cristina, que se balanceaba, y con el pulgar le acarició el pezón endurecido con facilidad.
o ¿Todos esos trajes de poder en la sala de juntas y esa actitud tan desagradable? - resopló. - ¡Chica, apestabas a necesidad de una buena verga entre las piernas!
(All them boardroom power suits and that piss-poor attitude? Girl, you reeked of needing a good cock between your legs!)
El gemido de Cristina era mitad protesta, mitad acuerdo delirante, mientras se apretaba con más fuerza, metiéndome más profundamente con un húmedo golpe de piel. La sonrisa de Cassidy se amplió.
o ¿Y Dios, esos niños ricos de culo pálido con los que solías follar? - Arrugó la nariz. - ¡Ninguno de ellos podía manejar todo esto!
(And Lord, those pasty-ass trust fund babies you used to fuck? Not one of ‘em could handle all this!)
Sus dedos se curvaron bruscamente, haciendo que Cristina se convulsionara con un grito ininteligible.
o ¿Pero este bastardo de verga grande? - Cassidy asintió con aprobación, balanceando su coleta. - ¡Él tiene la resistencia necesaria para seguirle el ritmo a tu sexo hambriento!
(But this big-dicked bastard? He’s got the stamina to keep up with that needy cunt of yours!)
Los muslos de Cristina temblaban violentamente, sus paredes resbaladizas se agitaban a mi alrededor con pulsaciones erráticas. Cassidy se dio cuenta y chasqueó la lengua, inclinándose para susurrarle directamente al oído a Cristina, lo suficientemente alto como para que yo lo oyera.
o Apuesto a que es el primero que te llena de verdad, ¿No? - Sus dedos se retorcían más profundamente, presionando sin descanso contra ese punto dulce en el interior.
(Bet he’s the first to really fill ya up, ain’t he?)
Cristina arqueó la espalda aún más, imposibles, y todo su cuerpo se tensó cuando el placer la invadió.
• ¡Mieerda!

La palabra se convirtió en un gemido agudo cuando el clímax la atravesó, y su sexo me ordeñó con espasmos frenéticos y rítmicos. Cassidy se rió, con una risa grave y gutural, sin aflojar la presión.
o ¡Ahí está! - declaró triunfante. - ¡Tu primer orgasmo real con un hombre dentro de ti! (Le mordió el lóbulo de la oreja a Cristina.) ¡Apuesto a que no será el último!
(There it is! First real orgasm with a man inside ya! Bet it won’t be the last! )
Cristina se desplomó hacia delante, con la frente apoyada en mi hombro y jadeando entrecortadamente. Sus muslos, aún resbaladizos por el sudor y la excitación, temblaban contra mis caderas.
• ¡No puedo!... - dijo con la voz quebrada por los gritos.
Cassidy resopló y se limpió la humedad de Cristina de los dedos en mi pecho.
o ¡Tonterías! - dijo con lentitud, colocando una palma entre los omóplatos de Cristina y empujándola hacia arriba. - ¡Te lo vas a tomar todo, cariño! ¡Te guste o no!
(Bullshit! You’re takin’ every inch, darlin’! Whether ya like it or not!)
Sus dedos se clavaron en las caderas de Cristina, obligándola a frotarse de nuevo, con movimientos lentos y obscenos que arrancaron un gemido de los labios rojos y mordidos de Cristina. La mano libre de Cassidy agarró la mía y guió mis dedos entre sus muslos con una sonrisa burlona.
o ¡Te toca! - murmuró, presionando mi dedo medio contra su húmeda raja antes de besarme, lenta y deliberadamente, con su lengua recorriendo mi labio inferior.
(Your turn!)
El contraste era vertiginoso: los jadeos frenéticos de Cristina, sus muslos temblando mientras luchaba por seguir cabalgándome; los besos perezosos y con la boca abierta de Cassidy, sus caderas balanceándose contra mi mano. Se separó con una sonrisa, chupando mi dedo hasta dejarlo limpio con un exagerado pop.
o ¡Mhm! ¡Ahora sabes a nosotras!
Cristina gimió entrecortadamente sobre nosotros, sus uñas arañando mi pecho mientras se apretaba contra mí de nuevo. No pude contenerme más: agarré a Cristina por la cintura y la empujé hacia mí mientras mi orgasmo me atravesaba, con las caderas sacudiéndose incontrolablemente. La primera y espesa descarga de semen la hizo gritar, arqueando la espalda como la cuerda de un arco. La segunda la hizo sollozar, con los dedos buscando apoyo en mis hombros. Para la tercera, sus muslos temblaban violentamente y sus gemidos se disolvían en llantos sin palabras y entrecortados. Cada chorro caliente y pesado le arrancaba otro gemido impotente de la garganta hasta que el quinto, el más profundo, la hizo desplomarse contra mi pecho, con la respiración entrecortada en algo peligrosamente parecido a un sollozo.

• ¡Te... te amo!... - jadeó, presionando su frente contra la mía, con las pestañas húmedas por las lágrimas.
Cassidy resopló desde donde estaba recostada contra el escritorio, con los dedos aún rodeando perezosamente su clítoris.
o ¡Qué momento tan delicado! - comentó con tono burlón, poniendo los ojos en blanco, pero su sonrisa se suavizó cuando Cristina acurrucó la cabeza en mi cuello, con el cuerpo flácido y flexible.
(Such a touchy moment!)
o ¡Ay, demonios! - murmuró Cassidy, apartándose del escritorio. Se acercó y agarró a Cristina por la barbilla, obligándola a mirarla a los ojos. – ¡Más te vale que no te conviertas en una llorona y pegajosa…!
(Aw, hell! Y’all better not turn into some weepy, clingy)

Sus palabras se interrumpieron cuando Cristina se abalanzó sobre ella para besarla, con fuerza, desordenadamente, con los dientes y la desesperación. Cassidy se tensó durante medio segundo antes de derretirse, enredando sus manos en el pelo de Cristina.
Cuando se separaron, los labios de Cristina estaban hinchados por los besos y su delineador de ojos se había corrido formando unas rayas oscuras.
• ¿Todavía crees que soy llorona? - desafió, sin aliento.
Cassidy soltó una carcajada y le dio una palmada en el trasero.
o ¡No, cariño! Solo insaciable.
(Nah, darlin’! Just insatiable.)
Cristina se movió en mi regazo, haciendo una mueca de dolor cuando sus músculos internos se tensaron alrededor de mi verga, que se estaba ablandando, todavía atrapada dentro de ella, todavía pegajosa por mi semen. Se inclinó, rozando mi oreja con los labios en un susurro que me hizo estremecer.
• ¿Qué quieres de mí? - preguntó, con palabras que rezumaban una ternura inesperada.
o ¡Dios todopoderoso, jefe! ¡La has convertido en una gatita sumisa! - Cassidy resopló y puso los ojos en blanco mientras se apoyaba en el escritorio.
(Lord Almighty, boss man! You done turned her into a submissive kitten!)

Me reí despacio, trazando círculos cariñosos en la espalda sudorosa de Cristina.
• Nada en particular. - mentí con naturalidad. - Solo el apoyo total del departamento de informática para arreglar el desastre del software financiero.
o ¡Maldición! ¡Eso sí que es una negociación de primera! ¡Fóllatela hasta dejarla sin sentido y entonces, golpéala con el papeleo! - Cassidy se echó a reír, balanceando su coleta mientras se daba una palmada en el muslo.
(Damn! That's some grade-A negotiation right there! Fuck her brains out, then hit her with the paperwork!)
Cristina se movió ligeramente, mordiéndose el labio, y el movimiento hizo que mi verga, medio dura, se estremeciera dentro de ella.
• Podemos... vernos más a menudo. - susurró, acariciándome la clavícula con una suavidad inusual. - Para discutir estos asuntos.

El doble sentido flotaba entre nosotros, tan denso como el aroma del sexo en el aire. Le cogí la barbilla y la besé, lento, deliberadamente, saboreando la sal de sus labios.
- ¡Trato hecho!
Cassidy gimió dramáticamente desde el borde del escritorio donde estaba sentada, poniendo los ojos en blanco con tanta fuerza que era un milagro que no se le quedaran pegados.
o ¡Dios me ayude, Crissy! - exclamó arrastrando las palabras, dando patadas con los pies descalzos como una niña malcriada. - ¡Te estás convirtiendo en una de esas chicas de las portadas de las novelas románticas, toda soñadora y eso! (Le lanzó una nota adhesiva arrugada a la cabeza de Cristina) ¡Deja de acaparar al hombre y termina con esto! ¡Algunas tenemos trabajo de verdad que hacer!
(Lord help me, Crissy! Yer turnin' into one a' them romance novel cover girls, all swoony and shit! Quit hoggin' the man and wrap this up! Some of us got actual work to do!)
Cristina, recostada sobre mi regazo como un gato satisfecho, ni siquiera se inmutó cuando el papel rebotó en su frente. Simplemente arqueó una ceja perfectamente esculpida, un gesto que habría puesto nerviosos a los programadores novatos tres días antes, y flexionó deliberadamente los músculos internos alrededor de mi pene, que se estaba ablandando. La presión resultante me arrancó un gemido entrecortado de la garganta y mis caderas se sacudieron involuntariamente. Su sonrisa burlona era puro pecado.
• ¡Tú fuiste quien dijo que primero debía probarlo! - murmuró, lamiéndome lentamente el cuello. - ¡Cortesía profesional!
Cassidy resopló, dando una patada más fuerte con sus pies descalzos contra el borde del escritorio.
o ¡Cortesía profesional de mierda! - corrigió, estirando los brazos por encima de la cabeza con un bostezo, flexionando su abdomen bronceado y moviendo seductoramente sus pechos pecosos contra el calendario de escritorio que había torcido.
(Professional bullshit!)
o ¡Tu turno se acabó, jefa! - Enganchó un tobillo alrededor de la cintura de Cristina y tiró con fuerza, sonriendo cuando Cristina jadeó por la repentina fricción.
(Yer turn's up, boss lady!)
Cristina dudó, lo suficiente para que Cassidy pusiera los ojos en blanco y se apartara del escritorio, avanzando con la gracia depredadora de un gato de granero que acecha a un gorrión. Agarró a Cristina y la tiró hacia atrás con un húmedo pop cuando mi verga se deslizó libremente. El jadeo de Cristina se convirtió en un gemido a mitad de camino, con los dedos arañando la muñeca de Cassidy, no para apartarse, sino para agarrarse mientras Cassidy la obligaba a arrodillarse junto a la silla.
Ambas me miraron fijamente. Mi verga estaba erecta, reluciente por la excitación de Cristina, temblando visiblemente bajo sus miradas gemelas.
- Yo, eh... - Me aclaré la garganta, sintiéndome de repente cohibido bajo el peso de su deseo. - ¡Lo siento! Supongo que solo estoy...

o ¡Cristo vive! - susurró Cassidy, interrumpiéndome. Sus ojos verde uva estaban muy abiertos, con las pupilas negras. - ¡No hay nada que pedir perdón, cariño! (Se humedeció los labios, lenta y deliberadamente.) ¡Tienes el cuerpo de un maldito semental!
(Christ alive! Ain't no sorry in that, sugar! You’re built like a damn stallion!)
Sus dedos recorrieron la gruesa vena que recorría mi miembro, con un tacto ligero como una pluma en comparación con el agarre de Cristina, que era como un embudo. Cassidy se sentó a horcajadas en mi regazo con la confianza de una mujer a la que nunca le habían negado nada, hasta que sus muslos tocaron los míos y su sonrisa se desvaneció. Se movió, balanceando las caderas con cautela, y su respiración se entrecortó cuando la ancha cabeza de mi pene rozó su resbaladiza entrada.
o ¡Oh! - Logró decir, con la voz repentinamente más baja.
Sus dedos se clavaron en mis hombros mientras se bajaba centímetro a centímetro, con la coleta balanceándose con cada exhalación temblorosa. Cristina observaba con deleite depredador, mientras sus dedos trazaban patrones ociosos sobre la espalda sonrojada de Cassidy.

• ¿Algún problema, vaquera? - ronroneó, presionando con el pulgar el hoyuelo situado en la base de la columna vertebral de Cassidy.
La bravuconería de Cassidy se disolvió en un gemido sin aliento mientras se hundía más profundamente, con los muslos temblando violentamente.
o ¡Dulce Jesús!... - jadeó, con las caderas temblando cuando finalmente llegó al fondo.
Su sexo se apretó alrededor de mí como una laminadora de acero, caliente e increíblemente apretado, con sus músculos internos palpitando frenéticamente.
Cristina no le dio tiempo para adaptarse. Con una sonrisa burlona, agarró las caderas de Cassidy y la empujó hacia abajo con fuerza. El grito de Cassidy se quebró a mitad de camino, sus dedos arañando mi pecho cuando de repente fue penetrada hasta el fondo.
o ¡Carajos! - gimió, con los dedos de los pies curvándose contra la alfombra.
Cristina se inclinó, rozando con los labios la oreja de Cassidy.
• ¿Todavía crees que yo soy la estrecha? - Acompañó la pregunta con un fuerte movimiento de cadera de Cassidy, arrancándole un sollozo de la garganta.
El sexo de Cassidy era un horno: resbaladizo, pero tan estrecho que rayaba en lo doloroso. Cada contracción de sus músculos internos parecía como si intentara ordeñarme hasta dejarme seco. Sus muslos temblaban violentamente, su respiración era entrecortada mientras intentaba levantarse, solo para que Cristina la empujara hacia abajo con una risa cruel.
• ¡Ay, vaquera! - se burló Cristina, clavándole las uñas en la cintura. - ¿Dónde están ahora todos esos comentarios?
La respuesta de Cassidy fue un gemido ahogado, con la cabeza echada hacia atrás contra el hombro de Cristina mientras su cuerpo la traicionaba, con las caderas retorciéndose en círculos desesperados e involuntarios. Pero entonces, lentamente, sus dedos temblorosos recorrieron mi mandíbula y sus ojos verde uva se suavizaron hasta convertirse en algo devastadoramente tierno.
o ¡Sabía que me llenarías justo como debía! - susurró con su acento tejano cargado de emoción. Su pulgar rozó mi labio inferior y su respiración se entrecortó cuando lo mordí. - He estado soñando con esto desde... desde que entraste en la sala de servidores durante el ataque.
(Knew you’d fill me out just right! Been dreamin’ ‘bout this since… since you logged into that server room durin’ the attack!)
Le agarré la muñeca y le di un beso en la yugular.
- Fuiste en lo único en lo que pensé durante semanas. - admití con voz ronca. - Esa sonrisita presumida tuya, esos pantalones cortos ajustados y esas camisetas escotadas que llevabas, la forma en que me coqueteabas constantemente, aunque yo fuera tu superior...
Cassidy se sonrojó, sus pecas resaltaban claramente sobre su piel enrojecida.
o ¿Te diste... cuenta de todo eso? - Sus muslos me apretaron, su sexo palpitaba al ritmo de sus jadeos agitados.
(Y’al …y’all noticed that?)
Cristina resopló desde donde estaba recostada contra el escritorio, poniendo los ojos en blanco con tanta fuerza que pude oírlo.
• ¡Por Dios, Cassidy! - murmuró, sacudiendo una tira de bragas que se le había salido de la espalda. - ¡Ahora eres tú la que se pone sentimental!
Se apartó del escritorio con gracia depredadora, contoneando las caderas mientras se acercaba a nosotros.
• Por muy conmovedor que sea esto… - dijo arrastrando las palabras, agarrando la coleta de Cassidy y tirándole de la cabeza hacia atrás. - tenemos un software que arreglar.
Su sonrisa era maliciosa mientras se inclinaba, con su aliento caliente en la oreja de Cassidy.
• Así que, a menos que quieras que sea yo la siguiente en montarlo... - los dedos de Cristina se clavaron en la cintura de Cassidy. - te sugiero que te muevas.

El gemido de Cassidy se ahogó contra mis labios cuando las manos de Cristina se deslizaron por sus costillas hasta cubrir sus pechos, con los pulgares frotando círculos sobre sus pezones endurecidos. La sensación hizo que Cassidy se arquease contra su tacto, sus caderas frotándose contra mí en lentos y obscenos movimientos que me arrancaron un gemido de la garganta. Cristina se rió oscuramente, sus labios recorriendo el hombro de Cassidy antes de morderlo, con suficiente fuerza como para dejar una marca.
• ¡Eso es! - murmuró, con voz llena de condescendencia. - ¡Enséñale cómo montan las tejanas!
Cassidy contuvo el aliento cuando los dedos de Cristina le pellizcaron los pezones, y sus muslos temblaron alrededor de mí mientras el placer y el dolor le recorrían la columna vertebral. Pero en lugar de apartarse, se retorció en las manos de Cristina, con la coleta balanceándose salvajemente mientras se abalanzaba sobre la boca de Cristina. Su beso fue desordenado, con dientes y lengua, las manos de Cristina aun amasando los pechos de Cassidy, mientras las caderas de Cassidy no dejaban de moverse, cada empuje hacia abajo empujando mi verga más adentro, cada retirada arrancando un gemido de sus labios hinchados. Solo podía mirar, hipnotizado, mientras la lengua de Cristina lamía la boca de Cassidy y sus dedos se apretaban posesivamente.
• ¡Te dije que lo suplicaría! - se burló Cristina contra los labios de Cassidy, sonriendo cuando la única respuesta de Cassidy fue frotarse con más fuerza, su sexo palpitando a mi alrededor con frenéticos latidos.
La sonrisa burlona de Cristina se suavizó cuando Cassidy gimió, enredando sus dedos en el cabello de Cristina para acercarla más, no para dominarla, sino para adorarla. Sus frentes se unieron, sus respiraciones se mezclaron, mientras las caderas de Cassidy se movían más lentamente, con movimientos superficiales y necesitados.
o ¡Crissy! - susurró con voz quebrada, mientras sus dedos trazaban la curva de la mandíbula de Cristina.

Cristina contuvo el aliento, solo por un segundo, antes de lanzarse hacia adelante y besar a Cassidy como si estuviera hambrienta, deslizando las manos hasta la cintura de Cassidy para guiar sus movimientos. Cassidy gimió en la boca de Cristina, arqueando el cuerpo mientras alcanzaba el clímax, no solo por mi verga, sino por los labios de Cristina, su tacto, la forma en que sus pulgares rodeaban los rígidos pezones de Cassidy al ritmo de cada embestida.
Apreté con más fuerza la cintura de Cassidy, tirando de ella con más fuerza hacia mí, pero ella apenas se dio cuenta, demasiado perdida en el beso de Cristina. Sus lenguas se entrelazaron, sus gemidos se armonizaron, mientras el sexo de Cassidy se apretaba alrededor de mí en pulsaciones rítmicas y desesperadas. Cristina rompió el beso solo para susurrar:
• ¡Córrete para nosotras! - antes de morder el labio inferior de Cassidy, y Cassidy se derrumbó, con un grito ahogado contra la boca de Cristina, los muslos temblando violentamente mientras el orgasmo la atravesaba.
Su sexo me ordeñaba sin piedad, caliente y apretado, arrastrándome hacia mi propia liberación con cada espasmo.
Cassidy se inclinó hacia delante, con la mejilla apoyada en mi pecho, su aliento entrecortado y cálido contra mi piel. Cristina sonrió con aire burlón, limpiando la saliva de Cassidy de sus labios antes de inclinarse para besarme, esta vez más suave, más lento, con los dedos entrelazados en mi cabello.
o Podríamos… - murmuró entre besos, con voz ronca y prometedora. - simplemente cerrar la puerta con llave. Nadie nos...
(We could… just lock the door. No one would…)
El agudo zumbido del teléfono de mi oficina la interrumpió, con la luz roja parpadeando insistentemente. Cassidy gimió, medio riendo, moviendo las caderas perezosamente, todavía empalada en mí.
o ¡Malditos jefes corporativos! - rechistó, acurrucándose en mi clavícula. - ¡Siempre matando el momento!
(Damn corporate overlords! Always killin’ the mood!)
Cristina puso los ojos en blanco, pero se apartó a regañadientes, recorriendo mi mandíbula con el pulgar.
• Son ellos los que nos pagan. - señaló secamente, aunque sus dedos se demoraron en mi pecho, con las uñas arañando ligeramente a través del sudor.
Cassidy resopló, dejándose caer hacia atrás de forma dramática, solo para jadear cuando el movimiento empujó mi verga más adentro de ella.
o ¡Carajos! (Fuuck!) - jadeó, con los muslos temblando.
Cristina sonrió con aire burlón y se inclinó para pellizcar el pezón de Cassidy, haciéndola gritar.
• Cuida tu lenguaje, vaquera. Somos profesionales.
- Lo siento, chicas, pero Cristina tiene razón. - dije, pulsando el botón y enviando la llamada al buzón de voz. - Me encantaría seguir follándome a las dos, pero tenemos que trabajar y esto es mi oficina. Mi lugar de trabajo, no un motel.
Cristina se rió burlona.
• ¡Mentiroso! Te has estado follando a Maddie, a Ingrid... ¡Maldición! Incluso a tus nuevas contrataciones impulsivas, aquí, en tu linda y acogedora oficina. Así que no me vengas con que no puedes follarnos en tu oficina. – exclamó desafiante y victoriosa.
o ¡No provoques a mi gran bronco blanco! - dijo Cassidy, con la voz amortiguada por mi hombro. - Si él dice que no puede follarnos, no puede follarnos, Crissy, por muy bueno que sea.
(Don't tease my big white bronco! If he says he can't fuck us, he can't fuck us, Crissy, no matter how good he is.)
Cristina se sobresaltó, con los dedos congelados en el aire, donde habían estado trazando círculos lujuriosos en mi muslo. Para ser una mujer que me había estado montando hacía unos momentos, de repente parecía como si le hubieran dado una bofetada: sus ojos oscuros se abrieron de par en par y sus labios se separaron en algo peligrosamente parecido al pánico.
• ¡Mierda! -susurró, esforzándose por sentarse más erguida. - No fue mi intención...
Le agarré la muñeca antes de que pudiera retirarse por completo y le di un beso en los nudillos.
- ¡Tranquila! - le susurré al oído, saboreando la sal y su perfume. - ¡No te preocupes!
Su pulso se aceleró bajo mis labios, rápido como las alas de un colibrí, antes de ralentizarse cuando mi pulgar acarició los delicados huesos de su muñeca. Cristina exhaló temblorosamente, encogiendo los hombros, y luego se sobresaltó cuando Cassidy se inclinó hacia delante y me besó, con fuerza y de forma posesiva, introduciendo su lengua en mi boca antes de retirarse con un húmedo pop.
o ¡Encontré el maldito problema! - anunció Cassidy, con su acento tejano cargado de satisfacción presumida. Me mordió el labio inferior antes de continuar, sus dedos trazando círculos ociosos en mi pecho. - Resulta que tu sistema financiero tiene el cerebro de un adolescente cachondo: funciona bien uno a uno, pero se vuelve realmente estúpido en grupos.
(Found the damn problem! Turns out your finance system’s got the brains of a horny teenager: works fine one-on-one, but gets real stupid in groups.)

Cristina resopló, su tensión anterior disolviéndose en una curiosidad divertida mientras Cassidy explicaba: las solicitudes de un solo sitio funcionaban sin problemas, pero al escanear cinco o más se activaba un bucle de verificación de consistencia.
o ¿Y si pruebas con veinte? - silbó Cassidy, moviendo las caderas de forma provocativa alrededor de mi verga. - Colapso total. Necesita operadores virtuales para manejar la carga, como yo les podría haber dicho hace seis meses.
(And if y’all try twenty? Total meltdown. Needs virtual operators to handle the load like I coulda told ‘em six months ago.)
Cristina arqueó una ceja y sus labios se crisparon a pesar suyo.
• Así que por eso hubo un fallo en la nómina departamental durante la fusión del año pasado que todo el equipo tuvo que arreglar. - reflexionó, jugando con la trenza de Cassidy.
No se le escapaba lo absurdo que era hablar de arquitectura de sistemas en pleno coito, algo que quedó patente cuando la siguiente embestida de Cassidy nos arrancó un grito ahogado a las dos.
• ¡Dios! - comentó Cristina, mordiéndose el labio mientras los músculos internos de Cassidy se contraían a mi alrededor. - ¡Estamos depurando, literalmente, la infraestructura de nuestra empresa mientras estás dentro de ella!

Cassidy sonrió, sin arrepentirse, y me arañó el pecho con las uñas mientras se balanceaba hacia delante para enfatizar su argumento.
o Los operadores virtuales…- jadeó, moviendo las caderas en un círculo lento y obsceno. -dividen la carga, como Crissy y yo te dividimos a ti.
(Virtual operators, split the load—like me n’ Crissy splittin’ you!)
Cristina puso los ojos en blanco, pero se le cortó la respiración cuando Cassidy le agarró la mano y la presionó contra mi abdomen.
o ¿Lo sientes? - susurró Cassidy, guiando los dedos de Cristina hacia abajo. - Eso es una sobrecarga de ancho de banda, justo ahí.
(Feel that? That’s bandwidth overload, right there!)
Cristina se rió sin aliento, con los dedos temblando contra mi piel.
• Entonces, lo que dices… - murmuró, recorriendo los tensos músculos de mi estómago. - es que tenemos que distribuir la potencia de procesamiento. (Sus uñas se clavaron de repente cuando Cassidy se apretó contra mí, arrancándome un gemido.) ¡Mhm, eficiente!
- Para eso sirven estas reuniones. - Me reí, con una voz más ronca de lo que pretendía. - Nos inspiran para resolver estos problemas.
La risa de Cassidy vibró en mi pecho, mientras sus caderas se movían perezosamente, aún clavadas en mí.
o Bueno, vaquero... creo que tienes una inspiración realmente grande aquí, entre tus piernas... - Me mordisqueó el lóbulo de la oreja, con su acento tejano rebosante de picardía. - Apuesto a que todas las mujeres de la junta vendrán y se irán para recibir tus comentarios, aquí mismo...
(Well, cowboy... you got sum reaaally big inspiration right here 'tween your legs, I reckon'... Bet ya all the board ladies'll be comin' and goin' for your feedback, right here...)
Sus dedos recorrieron mi esternón, con las uñas rozando ligeramente mi piel sudorosa. Todos nos reímos y bromeamos un rato, hasta que finalmente pude separarme de Cassidy. Cuando se apartó de mí, ambas miraron con interés mi verga brillante, húmeda por sus fluidos y alta y dura como una montaña.
- ¡Sí!... ¡Lo sé! - suspiré, ligeramente molesto conmigo mismo. - Puedo dar dos rondas más.
Sus ojos se abrieron como platos, sabiendo ya que no les estaba mintiendo. Cristina se humedeció los labios y Cassidy soltó un silbido lento, deslizando de nuevo los dedos por mi pecho mientras me miraba con una mezcla de asombro y deseo.
Cristina se inclinó primero, rozando mi oreja con los labios.
• ¿Quieres decir?… - murmuró despacio, con su aliento caliente sobre mi piel. - ¿…que sigues duro después de todo eso?
Sus dedos se deslizaron hacia abajo, rodeando mi verga con un apretón posesivo, confirmando la respuesta antes de que pudiera siquiera hablar. Cassidy gimió, apartando a Cristina de un empujón juguetón.
o ¡Dios mío, ayúdame! - dijo arrastrando las palabras, sacudiendo la cabeza mientras se arrodillaba entre mis piernas. - Ningún hombre debería estar así de listo.
(Lord, help me! Ain't no man supposed to be this damn ready!)
Su lengua se deslizó rápidamente, lamiendo lentamente mi miembro, sus ojos verde uva clavándose en los míos con intención maliciosa. Tuve que apartarme.
- ¡Chicas, basta! - dije, alejándome.
Ambas se sorprendieron, pero entonces Cassidy empezó a reír.
o ¡Eres todo un vaquero, Marco! - dijo, lamiéndose los labios. - ¡Tienes esa enorme bestia entre las piernas y eres capaz de mantenerla en los pantalones incluso cuando dos guapas mujeres están hambrientas de ella! ¡Sin duda eres todo un semental!
(You're sum cowboy, Marco! You' got that huge, meaty beast 'tween your legs and you're capable of keepin' it in your pants even if two pretty ladies are hungry for it. You sure are sum stud!)
Nos vestimos y, tras comprobar que estaban impecables, Cristina me preguntó tímidamente:
• Entonces... ¿Ahora estamos bien?
Le respondí tirando de ella por la cintura y besándola.
- ¡Sí! ¡Has sido una buena chica! ¡Sigue así y te daré por el culo!
Se sonrojó y se tensó ante mi comentario.
o ¡Ay, caramba! - gimió Cassidy, poniendo los ojos en blanco con exagerada exasperación. - No te ofendas, Crissy, pero aunque me lo he pasado muy bien contigo, tengo muchas, muuuchas ganas de follarme a Marco yo sola.
(Aww, shucks! No offense, Crissy, but although I had my fun with ya, I really, reaally wanna fuck Marco by myself.)
Cristina se detuvo a medio paso, apretando inconscientemente el dobladillo de su falda con los dedos.
• Bueno... ahora que lo pienso… - admitió lentamente. - …a mí también me gustaría.
Ambas se volvieron para mirarme con expresiones idénticas, en parte suplicantes, en parte depredadoras, como dos gatitos que miran el último trozo de atún. Exhalé por la nariz y me ajusté los gemelos con más fuerza de la necesaria.
- No podemos levantar sospechas aquí. - protesté, señalando la puerta de la oficina. - Mi oficina está insonorizada, pero ver a mujeres entrando y saliendo dará lugar a rumores.
Cristina soltó una carcajada y sacudió su elegante cabello.
• Marco, ¡Ya hay rumores de que eres el “Príncipe de la junta”, tonto!
Cassidy se atragantó y se llevó la mano al pecho.
o Espera, ¿mi llanero solitario es ese príncipe de la junta tan inquieto? - Silbó en voz baja y negó con la cabeza. - ¡Y yo que pensaba que podías darle una paliza a ese tipo!
(Wait! My lone ranger is that antsy-pantsy Board Prince? An’ I thought you could kick that fella’s ass! )
• ¡Hum! - reflexionó Cristina para sí misma, con sus agudos ojos brillando mientras se le ocurría una estrategia. - ¿Y si hacemos esto cada semana?
Cassidy parpadeó, balanceando su coleta mientras ladeaba la cabeza.
o ¿Cómo dices? - La voz de la tejana rezumaba escepticismo esperanzado, y sus dedos tamborileaban contra su muslo.
(Come again?)
Cristina sonrió con aire burlón, cruzando los brazos bajo su generoso pecho, un movimiento que tensó peligrosamente su blusa.
• ¿Y si le entregamos a Marco informes semanales? -Sus ojos oscuros se clavaron en los míos, brillando con astucia corporativa. - ¡Piénsalo! Edith ya nos ha ordenado que colaboremos en la supervisión del software. Nadie se extrañaría si Cassidy, Ingrid o yo nos reuniéramos contigo todos los miércoles a las... (Fingió mirar su reloj inexistente.) Digamos, ¿a las 4:45 p. m.?... para explicarte personalmente nuestros avances. Justo cuando los directivos de la junta dejan de prestar atención.
La sonrisa de Cassidy se amplió como la de un niño al que le dan las llaves de una tienda de golosinas.
o ¡Maldición, qué ingenioso! - exclamó arrastrando las palabras, mientras le daba un codazo a Cristina en la cadera con la zapatilla. - Y si alguien pregunta, solo somos muy minuciosas con nuestra documentación.
(Shit, that’s slick! An’ if anyone asks, we’re just real thorough with our documentation.)
Sus dedos imitaron el movimiento de escribir con un énfasis exagerado, y sus uñas brillaron con un color rosa bajo las luces de la oficina. Pero entonces, Cristina reveló la guinda del pastel de su plan...
• Y tal vez… - ronroneó, trazando lentos círculos con el dedo en mi antebrazo. -…podríamos organizar algún tipo de reunión mensual para *fomentar el espíritu de equipo*... (Su sonrisa era puro veneno corporativo, rebosante de insinuaciones.) … Ya sabes, como una revisión mensual del rendimiento de nuestro departamento... conmigo y Cass, o conmigo e Ingrid... (sus uñas se clavaron ligeramente) ... e incluso Cass e Ingrid también... para que podamos *discutir* el tema aún más a fondo. (Sus pestañas revolotearon, fingiendo inocencia.) ¿No estás de acuerdo, Cass?
Las zapatillas de Cassidy chirriaron contra el suelo mientras daba vueltas, con su trenza azotando el aire como un lazo.
o ¡*Maldición, Crissy, eres una puta genio*! - se rió, dándole una palmada en el culo a Cristina con tanta fuerza que la hizo gritar.
(Plum-fuckin'-genius, Crissy!)
El sonido de la piel contra la piel resonó en la oficina, tan agudo como el chasquido de un látigo, seguido por el grito escandalizado de Cristina y mi risa ahogada. Tragué saliva y mi verga se estremeció, con gotas de sudor resbalando por mi espalda. Me sentí como si estuviera entre dos gatas salvajes hambrientas (y sexys) listas para abalanzarse sobre mí...

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