Para mi primer día de trabajo, me fui lo más temprano que pude, apenas pasadas las 6 de la mañana, porque quería tratar de limpiar todo rápido e irme. Cuando llegué al restaurante, la única comodidad que tenia era saber que iba a estar solo, pero me molestaba la cámara apuntándome todo el tiempo y la ropa de mujer que obviamente el Maldito me había dejado arriba de una mesa.
Él me había dicho que solo llevara mi tanga y corpiño, que de todo lo demás se encargaría él. Así que arriba de la mesa había una pollera corta, color gris, una remera blanca, escotada que llegaba hasta donde empieza el ombligo, unas medias blancas y unos tacos. Suponía que iba a encontrar cosas como esa pero también había una peluca nueva, rubia y de pelo largo.
Después de vestirme con todo eso. Inmediatamente me puse a ordenar y a buscar las cosas para limpiar, y empezar a barrer. Mientras barría pensaba lo mucho que me afectaba esa cámara, porque seguramente el maldito me estaba viendo.
Cuando pasó más o menos media hora desde que había empezado me llegó un mensaje de texto del maldito diciéndome que cuando terminara me quedara esperándolo. Si bien seguía sintiendo incomodidad, el estar vestido así y saber que en poco tiempo nuevamente me iba a hacer su puta, me excitó un poco.
Cuando llegó lo hizo de golpe, al punto de asustarme. Él estaba en cuero y con un pantalón de jean. Casi sin decir nada me empezó a manosear y me dijo que efectivamente me había estado viendo por la cámara. Me manoseó la cola, las piernas y la espalda, con mucha fuerza y desesperado. Yo simplemente me entregué a su autoridad. Me sacó la remera blanca y se desnudó, dejándome a mi solamente con la pollera y el corpiño que después de un rato también me sacó.
Me hizo chuparle la pija, haciéndome abrir y cerrar la boca mirándolo a los ojos. La sacaba y la volvía a poner. Su pija como ya dije antes era bastante grande así que el mismo se la pajeaba mientras yo se la chupaba. Le encantaba refregarme sus huevos por toda mi cara y de nuevo volver a meterme la pija en la boca. Me agarraba de la cabeza y sin sacarme su pija de la boca la sacudía adentro. Yo se la babeaba toda y el más se excitaba. Me decía que era una putita ideal porque sabia mamar sin usar los dientes.
Por momentos dejaba la pija erecta justo en frente de mi boca y en vez de volverla a meter, me metía sus dedos hasta la mano entera. Decía que era necesario para estirar esa parte y comerme la pija entera por puta. Esto lo hacia varias veces, nunca se sabia si me iba a meter la pija o la mano y por momentos me daba arcadas. El ignoraba eso y seguía con el mismo sistema.
Cuando pareció estar satisfecho, de nuevo me agarró la cabeza y empezó a usarla a su gusto haciendo que le chupara la pija mientras el mismo me movía la cabeza con sus manos. Me dijo que empezara a abrirme la cola mientras me usaba. Así que puse mis manos una en cada nalga, por debajo de la pollera y haciendo lo posible para abrirme la cola mientras seguía sintiendo su pija en mi boca.
Después de esto me hizo pararme frente una heladera de esas para helados, me sacó la pollera y la tanga y me empezó a coger el culo de parado, haciéndome apoyar una pierna sobre la heladera. Me pedia que me siguiera abriendo la cola mientras el me cogía así que lo hice. Me cogía fuerte y más se calentaba cuando me escuchaba gemir. Me decía que no dejara de mirarlo y más se calentaba cuando yo obedecía al segundo.
Después me hizo sentarme en una banqueta, estando yo dándole la espalda a el y todavía apoyando mis manos en la heladera. El parado detrás mío me volvió a coger de nuevo diciéndome que me estaba portando muy bien y que estaba aprendiendo a ser su puta, hecha y derecha. Yo le sonreía y le decía "gracias mi macho" porque recordaba todo lo que a el le gustaba y sabia que si lo decepcionaba se ponía volento. Por suerte esta vez no lo fue, excepto por alguna nalgada que me dejó la colita marcada. El resto fue duro como siempre pero no tan violento.
Cuando me acabó me hizo tomarme toda la leche, incluso la que caía al suelo, me agarraba de la peluca y usaba mi cara como un trapo para limpiar todo lo que estaba en el suelo. Era mucha leche, una de las tantas veces que lo vi acabar tanta cantidad. Si bien esto parece violento no fue tanto como las cogidas anteriores. Estaba siendo más cauto en algunas cosas pero bueno todavía tenia este tipo de actitudes. Como yo obedecía y no me quejaba, tratando de hacerlo bien creo que fue piadoso.
Me imaginaba que la cosa no terminaba ahí y no me equivoqué. Pocos minutos después ya se le había puesto dura de nuevo. Me hizo ir gateando hasta el baño que no estaba tan lejos de la cocina y se pajeaba mientras me manoseaba la cola después de ponerme en cuatro donde estaba la ducha. Cuando terminó de manosearme me volvió a coger otra vez. No lo podía creer. Me hacia gemir mucho.
Me siguió cogiendo así, me levantó y sin sacarme la pija de la cola me hizo ir caminando con él de nuevo a la cocina, volviéndome a poner contra la heladera y cogiendo ahora más fuerte. Mis gemidos, mezclados con mi cansancio sonaban cada vez más femeninos. Era su puta, realmente. Me acabó en la boca otra vez y después de pocos segundos me dijo que le prepare un café con leche. Lo hice y me ordenó arrodillarme con su pija muerta en mi boca teniendo que esperar hasta que terminara el café. Obedecí y aunque no daba más del cansancio, pude sentir como se le iba poniendo dura de nuevo.
Todavía en esa pose me dijo que lamentaba tener que irse, pero me dijo que volviera si o si esa misma noche para seguir cogiéndome. Incluso me dijo que le respondieras sin sacarme su pija de la boca. Así que como pude le dije "Si mi macho". No lo podía creer.
A medida que trabajaba gratis para El Maldito, el me seguia cogiendo a la mañana y a la noche. Tenia que ir si o si y cumplir mi tarea como su puta, sin derecho a quejarme. En total estuve un mes viviendo de esa manera y en algún momento el se puso de socio con otro tipo que se llamaba Osvaldo. Para ese entonces ya había varias chicas trabajando en el restaurante, yo no tenia contacto con ninguna y tampoco con Osvaldo.
De alguna manera me terminé enterando por una charla entre dos chicas que trabajaban ahí, una vez que llegué a limpiar temprano, sin saber que había dos empleadas que habían llegado antes que yo, así que le avisé por mensaje al maldito y me dijo "Limpia igual, no te vistas de nena", así que me puse a limpiar y recién ahí conocí a dos de las chicas. Una tenia más o menos mi edad y la otra tendría unos 35, 40 años, no sé.
Como recién nos conocíamos me ofrecieron mate y empezaron a hacer muchas preguntas. Dije simplemente que yo era el encargado de la limpieza. A medida que pasaron las horas fuimos entrando en confianza y me contaron que había rumores de que el Maldito, a quienes ellas se referían como "El patrón" traficaba droga junto con el tal Osvaldo y que el restaurante era una pantalla. Les dije que me parecía raro pero eso se me quedó en la cabeza. Terminé de limpiar y me fui. Nunca le dije una palabra al Maldito.
El me seguia cogiendo, como siempre hasta que una vez cuando estabamos a punto de empezar a coger, una mañana, tiraron la puerta abajo. Me asusté bastante y el maldito también. La situación para mi fue avergonzante porque yo estaba vestido de nena y de repente había un montón de policías rodeando la escena y haciendo comentarios burlones.
Se llevaron al maldito detenido leyéndole los cargos y al parecer también se llevaron droga de la parte de la despensa. Yo nunca había sospechado de nada. Fue todo muy rápido pero mi vergüenza era muy grande. El policía que estaba a cargo ordenó que todos se retiraran y me miraba con maldad, pero al mismo tiempo con deseo. Era un tipo despeinado, pelo oscuro, bigotes y bastante musculoso. Más o menos de la misma edad que el maldito, a lo mejor un poco más joven.
"Vos sos el putito del narco" me preguntó. Yo le dije que por favor me dejara ir que no entendía nada. Me dijo "mirá hay dos opciones" ... "O vas preso por cómplice" o te comportás como una buena trola y te encargas de esto dijo agarrándose la pija, sacándola del pantalón. Le dije que aceptaba con tal de no ir preso.
Me hizo sentar a upa suyo y empezó a manosearme. Yo tenia una peluca negra y un vestido también negro. Abajo tenia la tanga y el corpiño que venia usando con el Maldito. El oficial me hizo besarlo sin dejar de manosearme y me decía que hacia rato no se cogía un putito. A medida que me tocaba me decía que mi piel era muy femenina. Me preguntó también hacia cuanto que era la puta del maldito y que ahora me olvidara de él porque lo esperaba mucho tiempo en la cárcel.
Después me hizo pararme, pidiéndome que me sacara el vestido y el corpiño. Me dejó solamente en tanga y me empezó a manosear la cola con la tanga puesta. Mientras tanto me seguía haciendo preguntas de como había terminado ahí. Así que le conté todo y mientras lo hacia, el más se calentaba. Me preguntó si alguna vez me habían dicho que mi cola parecía de mujer, le dije que si que varias veces y me dijo "Ahh, entonces sos una putita con mucha experiencia ya". Nuevamente le dije que si.
Después de eso me sacó la tanga y me empezó a meter sus dedos de a poco por la cola, mientras también me pasaba la lengua. Era la primera vez que me chupaban el culo realmente. "Que sumiso que sos, me encanta" decía el. Y tratando de sonreír para no parecer rebelde le dije que no me quedaba otra, que no quería terminar preso. "Los presos se harían un festín con vos" me respondió el oficial.
Me hizo chuparle la pija después de desnudarse por completo el también. Su pija era gruesa, me hizo acordar a la pija de Marcos, porque era muy parecida. Empecé a chupársela de a poquito y a el le gustaba. No dejaba de repetirme que si hacia un buen trabajo me ganaría la libertad. Me gustaba el oficial y su pija también empezó a gustarme mientras la tenia en la boca así que seguí chupando con muchas ganas. El se iba calentando cada vez más.
Cuando ya no pudo más con su calentura me hizo cabalgar arriba suyo, de frente, arriba de una mesa. Se calentó todavía más cuando me empezó a escuchar gemir. "Que linda trola" me dijo varias veces mientras me hacia cabalgar su pija. Puse mis manos en su cuerpo mientras montaba la pija y el estaba todo duro, yo también estaba re caliente. Me entregué por completo y todos los nervios previos se me fueron.
No fue un polvo muy largo, pero fue hermoso. Me puso de espaldas hacia él apoyándome en una silla y me siguió haciendo la cola un buen rato. La cuarentona que trabajaba en el restaurante y a la que mencioné anteriormente, entró al restaurante en ese preciso momento. Supongo que llegaba para trabajar. Cuando vio esa escena yo estaba tan caliente que no me importaba nada, seguía moviendo la cola y gimiendo. Ella ni se inmutó y pude entender que ya conocía al oficial desde antes porque intercambiaron unas palabras. El Oficial le dijo "Quedate por ahí que después te toca a vos" y ella le sonrió. "Disfruten" dijo y se fue a otra parte.
"Me parece que te ganaste la libertad" me dijo mientras me seguía cogiendo agarrándome de la cintura. "Gracias oficial" le dije yo, y pude sentir que ya estaba por acabar. Cuando lo hizo me enchastró toda la cola de leche y respiró aliviado. Le pregunté si me podía ir y me dijo que si, pero que al dia siguiente tenia que ir a un interrogatorio a la comisaria, porque quedaban cosas por verificar. Me lo dijo sonriendo de manera cómplice y le devolví la sonrisa porque era obvio que me iba a coger otra vez.
Cuando pasó todo eso y bajé a tierra me preocupé por el maldito, pero la verdad es que me sentí aliviado de que ya no lo vería. Me había liberado de el para siempre, pero ahora sabia que el oficial era mi nuevo macho y no sabia por cuanto tiempo.
Al día siguiente de que el oficial me usara de nena en el restaurante, me vi obligado y al mismo tiempo entusiasmado de dirigirme a la comisaria donde el me había indicado para el falso interrogatorio, sabiendo que obviamente el motivo de esto era que me volvería a coger.
Me llevé la peluca en la mochila y como siempre, la ropa femenina debajo de mi ropa habitual. Me hicieron pasar a donde estaba él y ya me estaba esperando en su despacho. No me dijo ni hola. Me dijo que iba a ser rápido el "interrogatorio". "Que tengo que hacer" le pregunté y me hizo arrodillarme.
Le empecé a chupar la pija solamente con mi peluca puesta, todavía no me había quedado en tanga y corpiño. El también estaba vestido todavía. "Que buena petera sos" me dijo en esos momentos. A medida que yo le chupaba la pija el se fue desnudando, sacándose primero la camisa y después el pantalón. Después me hizo pararme y sacarme la ropa en frente de él dejándome solamente la tanga y el corpiño y volviéndome a arrodillar a seguir chupándole la pija.
A el le gustaba que se la chupara solamente usando la boca y la cabeza, nada de manos. Me preguntó donde había aprendido a petear de esa manera y le dije que mis machos me habían enseñado así. Me preguntó si había tenido muchos machos y le dije que si. "Llegué tarde" me dijo él, mientras yo seguía concentrado en esa pija, rogando por dentro que me empezara a coger porque me había quedado muy caliente desde el día anterior y quería volver a ser su puta.
Cuando finalmente empezó a cogerme me hizo gozar como una perra y a gemir como siempre, cada vez más puta. Me preguntó si mis machos también me habían enseñado a gemir así y le dije que si. Me cogía de parado haciéndome apoyar las manos en una mesa.
No hubo mucho más dialogo durante la cogida, pero yo mismo me sorprendía de como empecé a mover la cola arriba suyo, una vez que me siguió cogiendo haciéndome sentar en su pija mientras el estaba sentado en una silla. Yo movía la cola totalmente desinhibido cada vez más entregado, más caliente y cada vez más puta.
Lo ultimo que me dijo fue que mis machos me habían enseñado muy bien y yo le sonreí. Olvidé decir que también me dijo previamente "mostrame lo trola que sos" en un momento donde me hizo cabalgar sobre su pija de frente hacia él. Le conté que uno de mis machos (Esteban) me había explicado que cogiéndome de esa forma era como si me cogieran por la conchita y si daba la espalda era porque me estaban haciendo la cola. El se calentaba mientras le contaba ese tipo de cosas pero no preguntó nada más.
Solamente se limitó a mirarme sin hacer movimiento. Yo era quien movía la cola arriba suyo. El me miraba como no pudiendo creer lo trola que yo era. Me encantaba su cuerpo y que me vea de esa manera. Fue, creo la primera vez que me sentí al 100 por 100 como una trola liberada y me gustaba. No podía más de la excitación. Quería complacer a cualquier macho y hacerlo bien.
A diferencia de la vez anterior, el oficial me acabó en la boca. Me preguntó si también me habían enseñado a tomarme la lechita y le dije que eso era lo que más me gustaba. Cuando le dije eso, se le puso dura de nuevo y me cogió apenas unos minutos más hasta que me enchastró la cola con un poco más de leche, no demasiada.
Después de eso, con el polvo terminado cada uno se vistió. Le pregunté si el podía salir antes, porque no quería que me viera como hombre, osea sin la peluca. Me dijo que si, que no había problema. También me dijo que se llamaba Tomás pero que prefería que le dijera oficial y que lo tratara de usted, cosa que yo hacia cada vez que me dirigía a él.
"Y el interrogatorio" pregunté sonriendo y sonando lo más nena posible, más que nunca. El hizo un gesto como que otra vez se estaba calentando. Me dijo "Sabias que tu jefe vendía droga". "No" respondí. "Listo terminó el interrogatorio, podes marcharte".
Dicho esto, se estaba yendo y le dije "Espere, oficial, por favor. No me va a volver a coger en otro momento. Me encanta ser su puta". Le dije todo eso de manera tan efusiva que era obvio que estaba totalmente entregado a él y que ya no iba a poder vivir sin ser la puta de alguien.
El un poco se rió y me pidió mi numero de teléfono. Se lo di y me dijo que me llamaría en unos días pero solo para una ultima vez.
Me mandó un mensaje de texto menos de una semana después y empezamos a mensajearnos para vernos una ultima vez. Me indicó como llegar a su propia casa, pero me aclaró que tenia familia y que no se podía permitir una doble vida, que realmente seria la ultima vez. Le dije que me parecía bien. Él iba a aprovechar su casa al mediodía, un día de semana porque iba a estar solo.
En ese polvo también empecé chupandole la pija, pero ya los dos completamente desnudos y yo como siempre con mi peluca. Le chupaba la pija con muchas ganas y mientras tanto conversábamos. Yo le dije que iba a extrañar mucho ser la puta de alguien, porque realmente pensaba que mi vida como "mujer" se terminaba ahí. Ya no me quedaba nadie que me cogiera. Los que no me habían abandonado estaban presos como el caso del Maldito.
El oficial me ofreció presentarme a compañeros suyos del cuerpo policial. Me iba mostrando fotos mientras yo le chupaba la pija pero ninguno me gustaba. El oficial era un macho varonil, musculoso y mucho más grande que yo y lo que me mostró eran casi todos flacuchos delgados, apenas mayores que yo o directamente viejos desagradables.
Le dije que no me gustaba ninguno y me dijo "Por lo que veo sos una putita delicada". Me dijo, también que si cambiaba de idea se lo hiciera saber pero nunca lo hice.
Yo no sé si fue por sentirme tan entregado por primera vez, osea mientras el me cogía yo me olvidaba de quien era, me sentía una mujer verdaderamente. No me importaba nada y era consiente de que cada vez era más femenino, más mujer y sobre todo más puta, más complaciente.
El me cogía con muchas ganas también, me encantaba. Acabé varias veces con su pija en mi culo, a ese nivel de excitación llegué, probablemente por pensar que nunca más volvería a coger con nadie. Internamente ya había asumido que eso seria así.
Disfruté mucho del polvo, fue más largo que los dos anteriores que habíamos tenido y de nuevo me hizo tomarme toda su leche, que esta vez fue mucho más que la vez anterior. Alguna cayó al suelo , que era de madera y pasé la lengua para no desperdiciar nada, cosa que a él lo volvió loco y me lo dijo. Me dijo que nunca había conocido una putita como yo que lo enloqueciera tanto. "Pero no tanto para seguir cogiéndome" le dije yo con tristeza. Me volvió a explicar muy educadamente que no era posible.
Pensé que era el fin de todo, pero lo que vino después fue peor.
En primer lugar, tuve mucho tiempo de reajustar mi vida, aunque nunca dejé de usar tanga y corpiño abajo de la ropa, pero volví a retomar los estudios que el maldito me había obligado a dejar e intenté seguir con mi vida de a poco. La idea era que con el tiempo también dejaría de usar tanga y corpiño y olvidarme de todo pero necesitaba dejar pasar un tiempo. Alrededor de esa época mi prima se había ido de vacaciones a Córdoba por una semana y yo le estaba cuidando al casa.
Cuando ya estaba más que adaptado al colegio, nuevamente, una noche se organizó una salida con el grupo de amigos/as, de los cuales por supuesto nadie conocía todo lo que estoy exponiendo. Fuimos a un bar y casi me derrito cuando nos encontramos con Esteban!! El primer hombre en hacerme su nena y en indicarme el camino que tantas cosas me había generado.
De fondo, mucho ruido, luces parpadeantes, y mucho alcohol de por medio. Así y todo no fue un reencuentro cómodo. Yo estaba nervioso y el parecía que no. Estaba solo y compartió la mesa con mi grupo que seriamos seis personas más. En algún momento de la noche coincidimos en el baño y noté que se aseguró de que nadie nos escuchaba. Se me acercó y me preguntó si todavía me seguía travistiendo. Le mostré que debajo de la ropa llevaba la tanga y le aclaré que también seguía usando el corpiño.
"Vamos a un telo" me dijo de una. Le dije que no hacia falta, que tenia la casa de mi prima para mi solo, completamente entregado. Nos fuimos los dos, sin que nadie del grupo se percatara, me subió a su auto y fuimos hasta lo de mi prima que quedaba más o menos a 20 minutos en auto. En el viaje intercambiamos besos, manoseos y algunos reproches de mi parte por su abandono sin decir nada. Habían pasado muchos meses ya de eso. El me dijo que sabia que había estado mal.
Bueno, esa noche en lo de mi prima fue hermoso. Hubo muchos mimos de por medio. De nuevo yo era una nena, su nena, la nena de ese hombre que seguía siendo tan perfecto como la primera vez. Me manoseó mucho la cola me hizo probarme casi todas las tangas y vestidos de mi prima mientras me seguía hablando como un macho a su hembra. Una previa hermosa que finalmente terminó en una noche de sexo perfecta. Se quedó a dormir en la cama conmigo.
En eso me dijo que mis compañeros del colegio tras verlo en el bar lo habían invitado a un partido de futbol al día siguiente. Yo no jugaba nunca al futbol pero a veces iba a mirar. Me pidió que vaya y que llevara ropa de mi prima debajo de la mía. El mismo eligió la ropa.
Me aclaró que acusaría lesión antes del partido y que encontraría el momento de cogerme mientras el partido se jugaba. Le dije que era un poco arriesgado que prefería seguir cogiendo en lo de mi prima, pero me dijo que no, que me quedara "tranquila" que iba a salir todo bien.
Le preparé el desayuno a la mañana, me hizo sentar a upa suyo, pero nos terminamos calentando y otra vez me cogió, esta vez en la ducha, un rapidito antes de que tuviera que irse. Yo estaba completamente feliz. De nuevo encontraba un motivo de vida y no podía más de la alegría de saber que al día siguiente de nuevo volvería a verlo.
No me había dado cuenta hasta ese momento lo mucho que lo había necesitado y extrañado todo este tiempo. De todos los hombres que me habían hecho su hembra, el seguía siendo el que más me gustaba y el que mejor me había tratado siempre.
Él me había dicho que solo llevara mi tanga y corpiño, que de todo lo demás se encargaría él. Así que arriba de la mesa había una pollera corta, color gris, una remera blanca, escotada que llegaba hasta donde empieza el ombligo, unas medias blancas y unos tacos. Suponía que iba a encontrar cosas como esa pero también había una peluca nueva, rubia y de pelo largo.
Después de vestirme con todo eso. Inmediatamente me puse a ordenar y a buscar las cosas para limpiar, y empezar a barrer. Mientras barría pensaba lo mucho que me afectaba esa cámara, porque seguramente el maldito me estaba viendo.
Cuando pasó más o menos media hora desde que había empezado me llegó un mensaje de texto del maldito diciéndome que cuando terminara me quedara esperándolo. Si bien seguía sintiendo incomodidad, el estar vestido así y saber que en poco tiempo nuevamente me iba a hacer su puta, me excitó un poco.
Cuando llegó lo hizo de golpe, al punto de asustarme. Él estaba en cuero y con un pantalón de jean. Casi sin decir nada me empezó a manosear y me dijo que efectivamente me había estado viendo por la cámara. Me manoseó la cola, las piernas y la espalda, con mucha fuerza y desesperado. Yo simplemente me entregué a su autoridad. Me sacó la remera blanca y se desnudó, dejándome a mi solamente con la pollera y el corpiño que después de un rato también me sacó.
Me hizo chuparle la pija, haciéndome abrir y cerrar la boca mirándolo a los ojos. La sacaba y la volvía a poner. Su pija como ya dije antes era bastante grande así que el mismo se la pajeaba mientras yo se la chupaba. Le encantaba refregarme sus huevos por toda mi cara y de nuevo volver a meterme la pija en la boca. Me agarraba de la cabeza y sin sacarme su pija de la boca la sacudía adentro. Yo se la babeaba toda y el más se excitaba. Me decía que era una putita ideal porque sabia mamar sin usar los dientes.
Por momentos dejaba la pija erecta justo en frente de mi boca y en vez de volverla a meter, me metía sus dedos hasta la mano entera. Decía que era necesario para estirar esa parte y comerme la pija entera por puta. Esto lo hacia varias veces, nunca se sabia si me iba a meter la pija o la mano y por momentos me daba arcadas. El ignoraba eso y seguía con el mismo sistema.
Cuando pareció estar satisfecho, de nuevo me agarró la cabeza y empezó a usarla a su gusto haciendo que le chupara la pija mientras el mismo me movía la cabeza con sus manos. Me dijo que empezara a abrirme la cola mientras me usaba. Así que puse mis manos una en cada nalga, por debajo de la pollera y haciendo lo posible para abrirme la cola mientras seguía sintiendo su pija en mi boca.
Después de esto me hizo pararme frente una heladera de esas para helados, me sacó la pollera y la tanga y me empezó a coger el culo de parado, haciéndome apoyar una pierna sobre la heladera. Me pedia que me siguiera abriendo la cola mientras el me cogía así que lo hice. Me cogía fuerte y más se calentaba cuando me escuchaba gemir. Me decía que no dejara de mirarlo y más se calentaba cuando yo obedecía al segundo.
Después me hizo sentarme en una banqueta, estando yo dándole la espalda a el y todavía apoyando mis manos en la heladera. El parado detrás mío me volvió a coger de nuevo diciéndome que me estaba portando muy bien y que estaba aprendiendo a ser su puta, hecha y derecha. Yo le sonreía y le decía "gracias mi macho" porque recordaba todo lo que a el le gustaba y sabia que si lo decepcionaba se ponía volento. Por suerte esta vez no lo fue, excepto por alguna nalgada que me dejó la colita marcada. El resto fue duro como siempre pero no tan violento.
Cuando me acabó me hizo tomarme toda la leche, incluso la que caía al suelo, me agarraba de la peluca y usaba mi cara como un trapo para limpiar todo lo que estaba en el suelo. Era mucha leche, una de las tantas veces que lo vi acabar tanta cantidad. Si bien esto parece violento no fue tanto como las cogidas anteriores. Estaba siendo más cauto en algunas cosas pero bueno todavía tenia este tipo de actitudes. Como yo obedecía y no me quejaba, tratando de hacerlo bien creo que fue piadoso.
Me imaginaba que la cosa no terminaba ahí y no me equivoqué. Pocos minutos después ya se le había puesto dura de nuevo. Me hizo ir gateando hasta el baño que no estaba tan lejos de la cocina y se pajeaba mientras me manoseaba la cola después de ponerme en cuatro donde estaba la ducha. Cuando terminó de manosearme me volvió a coger otra vez. No lo podía creer. Me hacia gemir mucho.
Me siguió cogiendo así, me levantó y sin sacarme la pija de la cola me hizo ir caminando con él de nuevo a la cocina, volviéndome a poner contra la heladera y cogiendo ahora más fuerte. Mis gemidos, mezclados con mi cansancio sonaban cada vez más femeninos. Era su puta, realmente. Me acabó en la boca otra vez y después de pocos segundos me dijo que le prepare un café con leche. Lo hice y me ordenó arrodillarme con su pija muerta en mi boca teniendo que esperar hasta que terminara el café. Obedecí y aunque no daba más del cansancio, pude sentir como se le iba poniendo dura de nuevo.
Todavía en esa pose me dijo que lamentaba tener que irse, pero me dijo que volviera si o si esa misma noche para seguir cogiéndome. Incluso me dijo que le respondieras sin sacarme su pija de la boca. Así que como pude le dije "Si mi macho". No lo podía creer.
A medida que trabajaba gratis para El Maldito, el me seguia cogiendo a la mañana y a la noche. Tenia que ir si o si y cumplir mi tarea como su puta, sin derecho a quejarme. En total estuve un mes viviendo de esa manera y en algún momento el se puso de socio con otro tipo que se llamaba Osvaldo. Para ese entonces ya había varias chicas trabajando en el restaurante, yo no tenia contacto con ninguna y tampoco con Osvaldo.
De alguna manera me terminé enterando por una charla entre dos chicas que trabajaban ahí, una vez que llegué a limpiar temprano, sin saber que había dos empleadas que habían llegado antes que yo, así que le avisé por mensaje al maldito y me dijo "Limpia igual, no te vistas de nena", así que me puse a limpiar y recién ahí conocí a dos de las chicas. Una tenia más o menos mi edad y la otra tendría unos 35, 40 años, no sé.
Como recién nos conocíamos me ofrecieron mate y empezaron a hacer muchas preguntas. Dije simplemente que yo era el encargado de la limpieza. A medida que pasaron las horas fuimos entrando en confianza y me contaron que había rumores de que el Maldito, a quienes ellas se referían como "El patrón" traficaba droga junto con el tal Osvaldo y que el restaurante era una pantalla. Les dije que me parecía raro pero eso se me quedó en la cabeza. Terminé de limpiar y me fui. Nunca le dije una palabra al Maldito.
El me seguia cogiendo, como siempre hasta que una vez cuando estabamos a punto de empezar a coger, una mañana, tiraron la puerta abajo. Me asusté bastante y el maldito también. La situación para mi fue avergonzante porque yo estaba vestido de nena y de repente había un montón de policías rodeando la escena y haciendo comentarios burlones.
Se llevaron al maldito detenido leyéndole los cargos y al parecer también se llevaron droga de la parte de la despensa. Yo nunca había sospechado de nada. Fue todo muy rápido pero mi vergüenza era muy grande. El policía que estaba a cargo ordenó que todos se retiraran y me miraba con maldad, pero al mismo tiempo con deseo. Era un tipo despeinado, pelo oscuro, bigotes y bastante musculoso. Más o menos de la misma edad que el maldito, a lo mejor un poco más joven.
"Vos sos el putito del narco" me preguntó. Yo le dije que por favor me dejara ir que no entendía nada. Me dijo "mirá hay dos opciones" ... "O vas preso por cómplice" o te comportás como una buena trola y te encargas de esto dijo agarrándose la pija, sacándola del pantalón. Le dije que aceptaba con tal de no ir preso.
Me hizo sentar a upa suyo y empezó a manosearme. Yo tenia una peluca negra y un vestido también negro. Abajo tenia la tanga y el corpiño que venia usando con el Maldito. El oficial me hizo besarlo sin dejar de manosearme y me decía que hacia rato no se cogía un putito. A medida que me tocaba me decía que mi piel era muy femenina. Me preguntó también hacia cuanto que era la puta del maldito y que ahora me olvidara de él porque lo esperaba mucho tiempo en la cárcel.
Después me hizo pararme, pidiéndome que me sacara el vestido y el corpiño. Me dejó solamente en tanga y me empezó a manosear la cola con la tanga puesta. Mientras tanto me seguía haciendo preguntas de como había terminado ahí. Así que le conté todo y mientras lo hacia, el más se calentaba. Me preguntó si alguna vez me habían dicho que mi cola parecía de mujer, le dije que si que varias veces y me dijo "Ahh, entonces sos una putita con mucha experiencia ya". Nuevamente le dije que si.
Después de eso me sacó la tanga y me empezó a meter sus dedos de a poco por la cola, mientras también me pasaba la lengua. Era la primera vez que me chupaban el culo realmente. "Que sumiso que sos, me encanta" decía el. Y tratando de sonreír para no parecer rebelde le dije que no me quedaba otra, que no quería terminar preso. "Los presos se harían un festín con vos" me respondió el oficial.
Me hizo chuparle la pija después de desnudarse por completo el también. Su pija era gruesa, me hizo acordar a la pija de Marcos, porque era muy parecida. Empecé a chupársela de a poquito y a el le gustaba. No dejaba de repetirme que si hacia un buen trabajo me ganaría la libertad. Me gustaba el oficial y su pija también empezó a gustarme mientras la tenia en la boca así que seguí chupando con muchas ganas. El se iba calentando cada vez más.
Cuando ya no pudo más con su calentura me hizo cabalgar arriba suyo, de frente, arriba de una mesa. Se calentó todavía más cuando me empezó a escuchar gemir. "Que linda trola" me dijo varias veces mientras me hacia cabalgar su pija. Puse mis manos en su cuerpo mientras montaba la pija y el estaba todo duro, yo también estaba re caliente. Me entregué por completo y todos los nervios previos se me fueron.
No fue un polvo muy largo, pero fue hermoso. Me puso de espaldas hacia él apoyándome en una silla y me siguió haciendo la cola un buen rato. La cuarentona que trabajaba en el restaurante y a la que mencioné anteriormente, entró al restaurante en ese preciso momento. Supongo que llegaba para trabajar. Cuando vio esa escena yo estaba tan caliente que no me importaba nada, seguía moviendo la cola y gimiendo. Ella ni se inmutó y pude entender que ya conocía al oficial desde antes porque intercambiaron unas palabras. El Oficial le dijo "Quedate por ahí que después te toca a vos" y ella le sonrió. "Disfruten" dijo y se fue a otra parte.
"Me parece que te ganaste la libertad" me dijo mientras me seguía cogiendo agarrándome de la cintura. "Gracias oficial" le dije yo, y pude sentir que ya estaba por acabar. Cuando lo hizo me enchastró toda la cola de leche y respiró aliviado. Le pregunté si me podía ir y me dijo que si, pero que al dia siguiente tenia que ir a un interrogatorio a la comisaria, porque quedaban cosas por verificar. Me lo dijo sonriendo de manera cómplice y le devolví la sonrisa porque era obvio que me iba a coger otra vez.
Cuando pasó todo eso y bajé a tierra me preocupé por el maldito, pero la verdad es que me sentí aliviado de que ya no lo vería. Me había liberado de el para siempre, pero ahora sabia que el oficial era mi nuevo macho y no sabia por cuanto tiempo.
Al día siguiente de que el oficial me usara de nena en el restaurante, me vi obligado y al mismo tiempo entusiasmado de dirigirme a la comisaria donde el me había indicado para el falso interrogatorio, sabiendo que obviamente el motivo de esto era que me volvería a coger.
Me llevé la peluca en la mochila y como siempre, la ropa femenina debajo de mi ropa habitual. Me hicieron pasar a donde estaba él y ya me estaba esperando en su despacho. No me dijo ni hola. Me dijo que iba a ser rápido el "interrogatorio". "Que tengo que hacer" le pregunté y me hizo arrodillarme.
Le empecé a chupar la pija solamente con mi peluca puesta, todavía no me había quedado en tanga y corpiño. El también estaba vestido todavía. "Que buena petera sos" me dijo en esos momentos. A medida que yo le chupaba la pija el se fue desnudando, sacándose primero la camisa y después el pantalón. Después me hizo pararme y sacarme la ropa en frente de él dejándome solamente la tanga y el corpiño y volviéndome a arrodillar a seguir chupándole la pija.
A el le gustaba que se la chupara solamente usando la boca y la cabeza, nada de manos. Me preguntó donde había aprendido a petear de esa manera y le dije que mis machos me habían enseñado así. Me preguntó si había tenido muchos machos y le dije que si. "Llegué tarde" me dijo él, mientras yo seguía concentrado en esa pija, rogando por dentro que me empezara a coger porque me había quedado muy caliente desde el día anterior y quería volver a ser su puta.
Cuando finalmente empezó a cogerme me hizo gozar como una perra y a gemir como siempre, cada vez más puta. Me preguntó si mis machos también me habían enseñado a gemir así y le dije que si. Me cogía de parado haciéndome apoyar las manos en una mesa.
No hubo mucho más dialogo durante la cogida, pero yo mismo me sorprendía de como empecé a mover la cola arriba suyo, una vez que me siguió cogiendo haciéndome sentar en su pija mientras el estaba sentado en una silla. Yo movía la cola totalmente desinhibido cada vez más entregado, más caliente y cada vez más puta.
Lo ultimo que me dijo fue que mis machos me habían enseñado muy bien y yo le sonreí. Olvidé decir que también me dijo previamente "mostrame lo trola que sos" en un momento donde me hizo cabalgar sobre su pija de frente hacia él. Le conté que uno de mis machos (Esteban) me había explicado que cogiéndome de esa forma era como si me cogieran por la conchita y si daba la espalda era porque me estaban haciendo la cola. El se calentaba mientras le contaba ese tipo de cosas pero no preguntó nada más.
Solamente se limitó a mirarme sin hacer movimiento. Yo era quien movía la cola arriba suyo. El me miraba como no pudiendo creer lo trola que yo era. Me encantaba su cuerpo y que me vea de esa manera. Fue, creo la primera vez que me sentí al 100 por 100 como una trola liberada y me gustaba. No podía más de la excitación. Quería complacer a cualquier macho y hacerlo bien.
A diferencia de la vez anterior, el oficial me acabó en la boca. Me preguntó si también me habían enseñado a tomarme la lechita y le dije que eso era lo que más me gustaba. Cuando le dije eso, se le puso dura de nuevo y me cogió apenas unos minutos más hasta que me enchastró la cola con un poco más de leche, no demasiada.
Después de eso, con el polvo terminado cada uno se vistió. Le pregunté si el podía salir antes, porque no quería que me viera como hombre, osea sin la peluca. Me dijo que si, que no había problema. También me dijo que se llamaba Tomás pero que prefería que le dijera oficial y que lo tratara de usted, cosa que yo hacia cada vez que me dirigía a él.
"Y el interrogatorio" pregunté sonriendo y sonando lo más nena posible, más que nunca. El hizo un gesto como que otra vez se estaba calentando. Me dijo "Sabias que tu jefe vendía droga". "No" respondí. "Listo terminó el interrogatorio, podes marcharte".
Dicho esto, se estaba yendo y le dije "Espere, oficial, por favor. No me va a volver a coger en otro momento. Me encanta ser su puta". Le dije todo eso de manera tan efusiva que era obvio que estaba totalmente entregado a él y que ya no iba a poder vivir sin ser la puta de alguien.
El un poco se rió y me pidió mi numero de teléfono. Se lo di y me dijo que me llamaría en unos días pero solo para una ultima vez.
Me mandó un mensaje de texto menos de una semana después y empezamos a mensajearnos para vernos una ultima vez. Me indicó como llegar a su propia casa, pero me aclaró que tenia familia y que no se podía permitir una doble vida, que realmente seria la ultima vez. Le dije que me parecía bien. Él iba a aprovechar su casa al mediodía, un día de semana porque iba a estar solo.
En ese polvo también empecé chupandole la pija, pero ya los dos completamente desnudos y yo como siempre con mi peluca. Le chupaba la pija con muchas ganas y mientras tanto conversábamos. Yo le dije que iba a extrañar mucho ser la puta de alguien, porque realmente pensaba que mi vida como "mujer" se terminaba ahí. Ya no me quedaba nadie que me cogiera. Los que no me habían abandonado estaban presos como el caso del Maldito.
El oficial me ofreció presentarme a compañeros suyos del cuerpo policial. Me iba mostrando fotos mientras yo le chupaba la pija pero ninguno me gustaba. El oficial era un macho varonil, musculoso y mucho más grande que yo y lo que me mostró eran casi todos flacuchos delgados, apenas mayores que yo o directamente viejos desagradables.
Le dije que no me gustaba ninguno y me dijo "Por lo que veo sos una putita delicada". Me dijo, también que si cambiaba de idea se lo hiciera saber pero nunca lo hice.
Yo no sé si fue por sentirme tan entregado por primera vez, osea mientras el me cogía yo me olvidaba de quien era, me sentía una mujer verdaderamente. No me importaba nada y era consiente de que cada vez era más femenino, más mujer y sobre todo más puta, más complaciente.
El me cogía con muchas ganas también, me encantaba. Acabé varias veces con su pija en mi culo, a ese nivel de excitación llegué, probablemente por pensar que nunca más volvería a coger con nadie. Internamente ya había asumido que eso seria así.
Disfruté mucho del polvo, fue más largo que los dos anteriores que habíamos tenido y de nuevo me hizo tomarme toda su leche, que esta vez fue mucho más que la vez anterior. Alguna cayó al suelo , que era de madera y pasé la lengua para no desperdiciar nada, cosa que a él lo volvió loco y me lo dijo. Me dijo que nunca había conocido una putita como yo que lo enloqueciera tanto. "Pero no tanto para seguir cogiéndome" le dije yo con tristeza. Me volvió a explicar muy educadamente que no era posible.
Pensé que era el fin de todo, pero lo que vino después fue peor.
En primer lugar, tuve mucho tiempo de reajustar mi vida, aunque nunca dejé de usar tanga y corpiño abajo de la ropa, pero volví a retomar los estudios que el maldito me había obligado a dejar e intenté seguir con mi vida de a poco. La idea era que con el tiempo también dejaría de usar tanga y corpiño y olvidarme de todo pero necesitaba dejar pasar un tiempo. Alrededor de esa época mi prima se había ido de vacaciones a Córdoba por una semana y yo le estaba cuidando al casa.
Cuando ya estaba más que adaptado al colegio, nuevamente, una noche se organizó una salida con el grupo de amigos/as, de los cuales por supuesto nadie conocía todo lo que estoy exponiendo. Fuimos a un bar y casi me derrito cuando nos encontramos con Esteban!! El primer hombre en hacerme su nena y en indicarme el camino que tantas cosas me había generado.
De fondo, mucho ruido, luces parpadeantes, y mucho alcohol de por medio. Así y todo no fue un reencuentro cómodo. Yo estaba nervioso y el parecía que no. Estaba solo y compartió la mesa con mi grupo que seriamos seis personas más. En algún momento de la noche coincidimos en el baño y noté que se aseguró de que nadie nos escuchaba. Se me acercó y me preguntó si todavía me seguía travistiendo. Le mostré que debajo de la ropa llevaba la tanga y le aclaré que también seguía usando el corpiño.
"Vamos a un telo" me dijo de una. Le dije que no hacia falta, que tenia la casa de mi prima para mi solo, completamente entregado. Nos fuimos los dos, sin que nadie del grupo se percatara, me subió a su auto y fuimos hasta lo de mi prima que quedaba más o menos a 20 minutos en auto. En el viaje intercambiamos besos, manoseos y algunos reproches de mi parte por su abandono sin decir nada. Habían pasado muchos meses ya de eso. El me dijo que sabia que había estado mal.
Bueno, esa noche en lo de mi prima fue hermoso. Hubo muchos mimos de por medio. De nuevo yo era una nena, su nena, la nena de ese hombre que seguía siendo tan perfecto como la primera vez. Me manoseó mucho la cola me hizo probarme casi todas las tangas y vestidos de mi prima mientras me seguía hablando como un macho a su hembra. Una previa hermosa que finalmente terminó en una noche de sexo perfecta. Se quedó a dormir en la cama conmigo.
En eso me dijo que mis compañeros del colegio tras verlo en el bar lo habían invitado a un partido de futbol al día siguiente. Yo no jugaba nunca al futbol pero a veces iba a mirar. Me pidió que vaya y que llevara ropa de mi prima debajo de la mía. El mismo eligió la ropa.
Me aclaró que acusaría lesión antes del partido y que encontraría el momento de cogerme mientras el partido se jugaba. Le dije que era un poco arriesgado que prefería seguir cogiendo en lo de mi prima, pero me dijo que no, que me quedara "tranquila" que iba a salir todo bien.
Le preparé el desayuno a la mañana, me hizo sentar a upa suyo, pero nos terminamos calentando y otra vez me cogió, esta vez en la ducha, un rapidito antes de que tuviera que irse. Yo estaba completamente feliz. De nuevo encontraba un motivo de vida y no podía más de la alegría de saber que al día siguiente de nuevo volvería a verlo.
No me había dado cuenta hasta ese momento lo mucho que lo había necesitado y extrañado todo este tiempo. De todos los hombres que me habían hecho su hembra, el seguía siendo el que más me gustaba y el que mejor me había tratado siempre.
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