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Lesbianas

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Mi vecina caliente

Siempre que la veia me llamaba la atención....
Era una tarde de viernes calurosa en el barrio, de esas en las que el sol pega fuerte.
Yo una mujer de 26 años, soltera y con la rutina de la oficina, acababa de llegar a mí casa con el uniforme del trabajo, cuando la vi, a ELENA, mí vecina una mujer de unos 53 años que parecia desafiar el tiempo con una gracia felina, su cuerpo generoso, pechos grandes y redondos que tensaban la blusa de algodón blanco, sus caderas anchas que se mecían al caminar como un reloj de arena y un culo firme que llenaba su minifalda de mezclilla plísada azul que dejaban ver sus piernas firmes y musculosas, siempre que la veia me llamaba la atención, tenia una belleza de mujer de revista.
Su madurez carnosa y esa piel cetrina salpicada con pecas leves con un pelo negro azabache suelto que caian a ambos costados de sus hombros, esa tarde la encontré en la vereda, cargando bolsas de la compra del supermercado con su cuerpo sudado por el calor.
¡ VECINA ¡
¿me ayudas con esto por favor?
_ si claro te ayudo ELENA respondí rápidamente.
Entra en casa, te invíto algo fresco, hace mucho calor que no se aguanta, dijo con esa voz suave tierna y me guiñaba un ojo, yo no pude negarme ¡ y cómo hacerlo cuando sus labios carnosos se corvaban en una sonrisa picara que me prometia más que una simple bebida¡.
ELENA caminaba delante de mi con una fluidez felina, sus caderas marcando un ritmo hipnótico, cada paso una declaración silenciosa de poder y gracia, entramos a su casa, un lugar acogedor con muebles de madera, con sus cortinas texrurizada que sus tejidos apretado permitia el paso de luz suave y cálida que no oscurecia la sala y un aroma a jazmin que flotaba en el aire por sus plantas en el jardin.
Me indicó que me sentara en el sofa y se dirigio a la cocina, regresó con dos botellas de cerveza medianas pero la cerveza era solo un pretexto, se sentó a mi lado, demasiado cerca, cruzando las piernas de modo que viera sus muslos firmes y suaves, marcados por venas sutiles.
Hablamos del calor, de los vecinos y cómo el tiempo pasa y uno se siente cada vez más sola, pero sus ojos azules oscuros y profundo me observaban con un deseo reprimido, no se apartaban de los mios, y con un movimiento delicado deslizaba sus pantorrillas contra las mías, un roce fugaz, tímido, que prometía más.
" tú eres joven, guapa, ¡ no te aburres el estar sola" me pregunto
Yo a mí edad, echo de menos... ya sabes el placer, el fuego" murmuró, posando una mano en mí rodilla, su tacto fue electrico,cálido con sus uñas pintadas de rojo que arañaban levemente mís piernas, sentí un subidón de calor por todo mi cuerpo, mí respiracion se acelero y mi coño empezo a humedecerse y mis pezones se pusieron duros como piedra, no sé quién se movió primero, quizás fui yo, inclinándome para besarla, o tal vez ella, atrayéndome con su madurez de mujer que sabe lo que quiere.
Nuestros labios se encontraron en un beso hambriento,voraz, sus labios eran suaves pero exigentes, su lengua danzaba con la mía en una coreografía que nos dejó sin aliento, gemi contra su boca mientras sus manos subían por mis pechos, desabotonando mi camisa con dedos apresurados, agarrando mís pechos con fuerza y apretandolos.
"DIOS, QUE MUJER... me dijo ,tocame, por favor,susurró guiando mi mano bajo su falda alli, entre sus muslos, encontré el paraíso, su tanga de encaje negro tapaba el crater ardiente que crecia placer, sentí su aliento caliente tan cerca de mi oreja que comence a derramar mi néctares vaginales como un rio que crecia.
ELENA paso una de sus manos entres mis piernas y comenzó a toquetearme mi vagina por encima de mi tanguita el cual ya estaba húmedo por mis fluidos vaginales, nos masturbamos lentamente, de pronto sentí como ELENA se monto en mi y pegó su pelvis en mi entrepiernas y comenzamos a frotar sutilmente nuestros coñitos yo la tome con deseo de sus caderas e intensificamos la fricción de nuestras vaginas, ELENA aprovechó el momento y chupó mi lóbulo de mi oreja durante algunos segundos que me produjo un rico gemido AAAHHH siii que rico, que me puso a mil.
La desbesti con urgencia, arrancado su ropa como si fuera de papel, sus pechos se liberaron, con aureolas grandes y oscuras, me lancé sobre ellas, chupando un pezón mientras masajeaba el otro, ella se retorcía debajo de mí.
ELENA elevo sus caderas buscando fricción "cogeme ya, no aguanto... quiero sentir tú coñito junto al mío y coger bien durooo.... me dijo.
Me puse de pie para quitarme la ropa y mí coñito depilado salto a la luz, ELENA la miró con ojos desorbitados, relamiendose los labios ¡ MADRE MIA, QUE COÑITO TAN DELICIOSO ¡ dejame probarlo me dijo.
Me acoste sobre el sofa, habrio mis piernas y colocó su boca en mí monte de venus depilado, comenzandó a deborar mi coñito con su boca experta, succionando con una avidez que me hizo ver estrella, su lengua giraba dentro de mi, lamiendo cada rincon de mi caberna mientras sus dedos masajeaban el ano.
Me chupaba el coñito como si fuera su último banquete, yo gemia y sentia vibraciones, que me rrecorrían el cuerpo entero, no pude resistir más, ya cogeme le dije.
ELENA se lebantó abrío mas mis piernas como un libro prohibido y colocó su coño junto al mío sintiendo como su calor me engullia mis labios vajinales hinchados y carnosos que palpitaban de plaser, apretándo con fuerza nuestros chochitos uno contra el otro.
Nuestros coñitos subian y bajaban suavemente como una marea, ¡ay si,así chiquita sigue así jadeó ELENA.
¿Que rica estas, tan húmeda, tan caliente... gruñi yo y ELENA comenzó a embestirme con furia de una veinteañera.
ELLA gritaba, yo le arañaba la espalda, mis uñas dejaban un surco rojo que le ardían deliciosamente, follamos como animales eloquesidos, ignorando nuestra edad, de nuestros coños salpicaban gotas de jugo que empapaban el sofá, sus tetas bamboleándose al ritmo de sus embestidas que en minutos nuestros cuerpos convulsionaron y un grito ardiente lleno la habitacion de plaser de nuestros orgasmo caliente que mojo nuestro coñitos.
Si,si CLAUDIA, OTRA , DAME OTRA.... me suplico ELENA.
La volteé y la tumbé en el sofá, boca arriba,le salive el coñito, levante una de sus piernas me acomodé bien le puse mi coñito bien junto al de ella y me entré a mover lento al principio con roces largos que nuestros clitoris se rosaban con plaser.
¡Alli, si follame que me gusta AAHHH.
Nuestras caderas se movian como un péndulo lento y constante, ritmico como una ola que se mueve del centro hacia afuera, las dos estabamos tan calientes de apagar nuestro deseo carnal yo estaba al limite, montándola sin parar, sus ojos se clavaron en los míos, vidriosos de éxtasis "córrete con migo... quiero sentir tu jugos calentee...y lo hice, cambie el ritmo en nuestros botoncitos femeninos y a un ritmo acelerado,que en cuestión de unos segundos,nos corrimos salvagemente y al mismo tiempo nuestros gemidos fueron como un rugido, que me vine en ella con un flujo potente y espeso que me colapsé sobre su cuerpo sudoroso, nuestros pechos agitados una contra la otra quedamos allí, enredadas, jadentes, el aire cargado de olor a sexo.
CLAUDIA ven cuando tu quieras por más cervezas, murmuró ella con una sonrisa besandonos como amantes, y yo supe que aquello no sería la ultima vez, ya no eramos vecinas si no un incendio que acababa de encenderse en nuestras vidas...

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