Me pasó algo muy extraño los días siguientes a ser manoseada por un extranjero. Todos los días recibía un buen sexo de mi pareja, pero dejé de llegar al orgasmo. Por más que me concentrase y me esfuerce no lograba acabar, y en mi desesperación, cada vez que mi pareja eyaculaba, yo corría al baño a masturbarme imaginándome ser manoseada por ese negro del Uber. La fantasía era tan grande que el placer llegaba a su punto más alto en solo segundos.
TENÍA QUE HACER ALGO…
Durante varias noches me duchaba y vestía con mi mejor atuendo, un lindo vestido corto, con un escote pronunciado y un buen maquillaje. Luego en mi teléfono inventaba rutas largas por la ciudad y buscaba al chofer perfecto para eso. Había revisado al apps y sabía muy poco del hombre, solo su nacionalidad Haitiana, sus treinta y tantos años de edad y su nombre John. Pero por más que buscaba y buscaba en los viajes, el hombre que yo quería no aparecía.
Después de un par de meses luego de una celebración con la familia de mi pareja, llegaba el momento de irnos cada uno para su casa. Entonces mi novio algo borracho me dice:
No pidas viaje, yo ya lo hice y te está esperando afuera.
Yo con mucha decepción acepté, porque quería ser yo la que pidiera el viaje, era la única manera de encontrar a la persona que buscaba.
Salimos y antes de subirme mi pareja me besa muy apasionadamente despidiéndose con una buena palmada en el culo, mientras le inclinaba para entrar al auto.
Buenas noches! Le dije al chofer y él me responde con ese acento extraño y una voz temblorosa “Buenas Noches”
Ambos quedamos en silencio por algunos minutos mientras el viaje comenzaba. Y luego por fin me salió la voz.
Vivi: Creo que te conozco. Tú fuiste mi chofer hace un tiempo atrás cuando me desmayé en tu auto. Tú me ayudaste esa noche.
John: Siiiii, yo fui el que la ayudó (me responde casi tartamudeando)
Vivi: Yo te quería dar las gracias por todo lo que hiciste por mi esa noche, te había estado buscando.
John: No se preocupe, es solo mi trabajo señorita.
Vivi: No todos los choferes hubiesen hecho conmigo lo que hiciste tú.
Por mi mente surgió una idea bastante loca en ese momento.
Vivi: Siempre me pasan estas cosas, de la nada caigo desmayada por varios minutos, aunque el médico me dijo que no era grave, puede pasar en cualquier momento.
Mientras el me respondía yo fingía un desmayo dejándole de responder la conversación. El chofer me habló unas tres veces con una voz fuerte y luego de eso sentí que la ruta en mi teléfono cambiaba. Yo en la parte trasera del auto fingiendo un desmayo escuchaba el sonido de las ruedas del auto en las piedras, dándome a entender que estábamos fuera de ruta.
El auto se detiene, la radio se apaga y escucho nuevamente “Señorita, señorita” mientras pone su mano en mi pierna moviéndola, intentando despertarme. Yo intentando estar lo más desconectada posible de mi cuerpo para que crea que realmente estoy desmayada. Siento como se abre y cierra la puerta del piloto y luego se abre la puerta trasera del auto, seguido de eso mi chofer sentándose a mi lado en la oscuridad de esa noche.
CONTINUARÁ…
TENÍA QUE HACER ALGO…
Durante varias noches me duchaba y vestía con mi mejor atuendo, un lindo vestido corto, con un escote pronunciado y un buen maquillaje. Luego en mi teléfono inventaba rutas largas por la ciudad y buscaba al chofer perfecto para eso. Había revisado al apps y sabía muy poco del hombre, solo su nacionalidad Haitiana, sus treinta y tantos años de edad y su nombre John. Pero por más que buscaba y buscaba en los viajes, el hombre que yo quería no aparecía.
Después de un par de meses luego de una celebración con la familia de mi pareja, llegaba el momento de irnos cada uno para su casa. Entonces mi novio algo borracho me dice:
No pidas viaje, yo ya lo hice y te está esperando afuera.
Yo con mucha decepción acepté, porque quería ser yo la que pidiera el viaje, era la única manera de encontrar a la persona que buscaba.
Salimos y antes de subirme mi pareja me besa muy apasionadamente despidiéndose con una buena palmada en el culo, mientras le inclinaba para entrar al auto.
Buenas noches! Le dije al chofer y él me responde con ese acento extraño y una voz temblorosa “Buenas Noches”
Ambos quedamos en silencio por algunos minutos mientras el viaje comenzaba. Y luego por fin me salió la voz.
Vivi: Creo que te conozco. Tú fuiste mi chofer hace un tiempo atrás cuando me desmayé en tu auto. Tú me ayudaste esa noche.
John: Siiiii, yo fui el que la ayudó (me responde casi tartamudeando)
Vivi: Yo te quería dar las gracias por todo lo que hiciste por mi esa noche, te había estado buscando.
John: No se preocupe, es solo mi trabajo señorita.
Vivi: No todos los choferes hubiesen hecho conmigo lo que hiciste tú.
Por mi mente surgió una idea bastante loca en ese momento.
Vivi: Siempre me pasan estas cosas, de la nada caigo desmayada por varios minutos, aunque el médico me dijo que no era grave, puede pasar en cualquier momento.
Mientras el me respondía yo fingía un desmayo dejándole de responder la conversación. El chofer me habló unas tres veces con una voz fuerte y luego de eso sentí que la ruta en mi teléfono cambiaba. Yo en la parte trasera del auto fingiendo un desmayo escuchaba el sonido de las ruedas del auto en las piedras, dándome a entender que estábamos fuera de ruta.
El auto se detiene, la radio se apaga y escucho nuevamente “Señorita, señorita” mientras pone su mano en mi pierna moviéndola, intentando despertarme. Yo intentando estar lo más desconectada posible de mi cuerpo para que crea que realmente estoy desmayada. Siento como se abre y cierra la puerta del piloto y luego se abre la puerta trasera del auto, seguido de eso mi chofer sentándose a mi lado en la oscuridad de esa noche.
CONTINUARÁ…
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